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Negligencia y omisiones en Axe Ceremonia, detrás de muerte de fotógrafos Berenice y Miguel; exigen cancelar permisos del festival
Negligencia y omisiones en Axe Ceremonia, detrás de muerte de fotógrafos Berenice y Miguel; exigen cancelar permisos del festival
Protesta por la muerte de Berenice y Miguel. Foto: Lizeth Ovando
5 minutos de lectura

Negligencia y omisiones en Axe Ceremonia, detrás de muerte de fotógrafos Berenice y Miguel; exigen cancelar permisos del festival

Una grúa que colapsó, el silencio durante horas de los organizadores y la suspensión del festival Axe Ceremonia hasta el día siguiente, son parte de las negligencias y omisiones que envolvieron la muerte de los fotógrafos Berenice y Miguel.
07 de abril, 2025
Por: Neldy San Martín

Berenice y Miguel amaban la música y tomar fotografías de conciertos, hasta que fueron víctimas de la negligencia de los organizadores del Festival AXE Ceremonia 2025 en el Parque Bicentenario de la Ciudad de México.

El pasado sábado 5 de abril alrededor de las 6 de la tarde, los jóvenes fotoperiodistas Citlali Berenice Giles Rivera y Miguel Ángel Rojas Hernández cubrían el festival de música indie cuando quedaron sepultados debajo de una estructura metálica que colapsó debido a las fuertes rachas de viento. Berenice y Miguel fueron trasladados de emergencia al Hospital General Dr. Rubén Leñero, pero llegaron sin signos vitales.

A pesar del accidente, el festival continuó por horas con las presentaciones programadas, incluyendo las de Natanael Cano y Charli XCX. ​Siguió pese a que dos personas habían fallecido. Los asistentes, en su mayoría, supieron la noticia hasta que salieron del festival. 

Lee | Mueren dos personas tras colapso de estructura en festival AXE Ceremonia; conciertos continúan pese a suspensión

Axe Ceremonia 2025 berenice miguel muerte negligencia permisos omisiones
Foto: Lizeth Ovando

 

Las cuentas en redes sociales de AXE Ceremonia continuaron activas con lo que acontecía en el escenario. Hasta las 9 de la noche informaron sobre el incidente, pero no mencionaron a los fallecidos, solo hablaron de dos heridos, aunque el IMSS informó que los dos jóvenes llegaron sin vida al hospital.

Protesta en Parque Bicentenario por la muerte de Berenice y Miguel en el AXE Ceremonia 2025

Contrario a lo que pasó un día antes, cuando los organizadores del festival decidieron guardar silencio y que el show debía continuar hasta que terminaran los conciertos, al día siguiente con los sellos de clausura de fondo, los nombres de Berenice y Miguel se escucharon fuerte. Fotógrafos, periodistas, estudiantes y amigos colocaron un altar en la entrada del Parque Bicentenario.

Veladoras, flores y letreros con frases tan dolorosas como ciertas: ‘Ninguna pasión debería costar la vida’ o ‘Nadie merece morir por hacer lo que ama’, destacaron durante el homenaje a los jóvenes fotógrafos.

Axe Ceremonia 2025 berenice miguel muerte negligencia permisos omisiones
Foto: Lizeth Ovando

 

En un pronunciamiento, periodistas exigieron que se cancelen los permisos y concesiones de las empresas ECO Live, organizadora del festival, y Operadora de Proyectos de Entretenimiento NLP, concesionaria del Parque, y las siguientes ediciones del festival AXE Ceremonia.

“Que nunca más haya un evento sin protocolos de seguridad suficientes y que prioricen el dinero por encima de la seguridad de sus asistentes y los trabajadores”, demandaron.

Lee más | Berenice Giles y Miguel Hernández, los fotógrafos que murieron en el AXE Ceremonia 2025; convocan a protesta para exigir justicia

AXE Ceremonia 2025: negligencias y omisiones

La indignación tiene motivos de sobra. Los organizadores del festival colocaron osos decorativos sobre grúas de tijera para que los asistentes se ubicaran en el parque, para que tuvieran un punto de “encuentro seguro”. Sin embargo, esas grúas no deben ser usadas para colocar carteles, lonas o ninguna otra cosa. Uno de los fabricantes señala en uno de sus manuales que si se colocan carteles en una plataforma de tijera se genera “un efecto velero” que puede provocar que vuelquen.

Las autoridades se señalaron unas a otras. Mauricio Tabe, alcalde de Miguel Hidalgo, aseguró que hicieron una inspección el viernes, previo al festival de música, y la grúa que causó la muerte de los jóvenes no estaba colocada ni tampoco estaba contemplada en el programa especial de protección civil.

Mientras que la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil de la Ciudad de México responsabilizó a los organizadores y a la alcaldía en un comunicado. “Estos lamentables hechos fueron el resultado de una deficiente supervisión de medidas preventivas por parte de los organizadores y las áreas operativas de la Alcaldía Miguel Hidalgo”, indicaron.

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Foto: Lizeth Ovando

 

Lee también | Gobierno de CDMX señala a alcaldía Miguel Hidalgo por supervisión insuficiente en el AXE Ceremonia; Tabe rechaza acusaciones

Horas después, alrededor de las 01:30 de la mañana del 6 de abril, cuando ya había terminado el primer día de conciertos, la alcaldía Miguel Hidalgo colocó sellos de suspensión en el Parque Bicentenario.

Qué empresa tiene la concesión del Parque Bicentenario y cuál organiza el festival AXE Ceremonia

Por ello, durante la jornada de protesta, los manifestantes también reclamaron a las autoridades no haber realizado una suspensión inmediata de las actividades del festival, así como la falta de protocolos de desalojo y el número insuficiente de personal de seguridad para poder cancelar el evento masivo.

Lee | Protestan por la muerte de Berenice y Miguel en el AXE Ceremonia; fotógrafos exigen condiciones dignas de trabajo

Tras la muerte de los jóvenes fotógrafos, el Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales (Indaabin) informó que revisará la concesión del Parque Bicentenario. Esto pese a que en 2023 ya había muerto un fotógrafo en ese lugar. Alberto Clavijo murió también en un accidente en el Parque Bicentenario, pero durante un concierto de RBD.

Axe Ceremonia 2025 berenice miguel muerte negligencia permisos omisiones
Foto: Lizeth Ovando

 

Desde el 1 de marzo de 2018 y hasta por 25 años, la concesión del Parque está en poder de Operadora de Proyectos de Entretenimiento NLP S.A. de C.V. cuyo representante legal es Charles Edward Mc Phail Trouyet.

Mientras que Grupo Eco pertenece a Diego Jiménez Labora Prieto, quien es el organizador del festival AXE Ceremonia. Actualmente la marca Ceremonia está registrada bajo La Agencia de los Socios, donde Jiménez Labora Prieto también tiene participación. 

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Por su parte, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México abrió una carpeta de investigación.

Durante la velada en memoria de Bere y Mike, también se exhortó a la Fiscalía a realizar “una investigación que considere el encubrimiento de las muertes”, “que se finquen responsabilidades por los homicidios dolosos y la destitución de los funcionarios que permitieron la realización y continuación del festival a pesar del accidente”.

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Foto: Lizeth Ovando
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Imagen BBC
¿Por qué ‘Requiem por un sueño’ sigue causando polémica a 25 años de su estreno en el cine?
9 minutos de lectura

Esta película sobre la adicción a las drogas fue muy aclamada y criticada cuando se estrenó en 2000. Hoy, no es menos polémica.

10 de junio, 2025
Por: BBC News Mundo
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Cuando el filme Réquiem por un sueño se estrenó hace 25 años, generó excelentes críticas y una acalorada polémica.

La proyección de medianoche en el Festival de Cine de Cannes culminó con una efusiva ovación de pie por parte de los 3 mil espectadores del auditorio.

Cuando se encendieron las luces y se vio a Hubert Selby Jr., autor de la novela de 1978 en la que se basó la película, las lágrimas corrían por sus mejillas.

La admiración de la crítica llegó pronto, y Peter Bradshaw, del diario británico The Guardian, dijo con entusiasmo que el director Darren Aronofsky había alcanzado las legendarias alturas de Orson Welles en cuanto a “energía, consistencia y dominio absoluto de la técnica”.

Sin embargo, la recepción fue muy distinta en el Festival de Cine de Toronto, donde algunos espectadores vomitaron de asco.

Con una clasificación para mayores de 17 años, la película recaudó apenas 7.5 millones de dólares con un presupuesto de 4.5 millones, y fue criticada duramente por algunos detractores por, como expresó Jay Carr en el Boston Globe, “refugiarse en una visión del infierno nacida de la comodidad burguesa”.

Lo que dividió la opinión de la crítica fue la forma en que Réquiem por un sueño retrataba a los drogadictos, con detalles desgarradores y en primer plano.

La película presenta a una viuda, Sara Goldfarb (interpretada por Ellen Burstyn), que se vuelve adicta a las pastillas para adelgazar con el objetivo de participar en un concurso televisivo.

Mientras tanto, su hijo Harry (Jared Leto) y su mejor amigo Tyrone (Marlon Wayans) traman un plan para enriquecerse vendiendo heroína. Cuando las cosas se complican, presionan a Marion (Jennifer Connelly), la novia de Harry, para que intercambie sexo por drogas.

La trama se arremolina como un torbellino que los arrastra hacia sus espantosos destinos: torturas con electrochoques, amputación de un brazo gangrenoso, reclutamiento en una cuadrilla de trabajo penitenciario supervisada por un guardia racista y explotación sexual.

Darren Aronofsky quiso ofrecer al público un bombardeo sensorial que imitara la experiencia de la adicción.

Pero terminó haciendo mucho más, provocando serios debates sobre el libre albedrío del adicto, la línea entre la observación compasiva y el voyerismo explotador, y el tóxico canto de sirena del propio sueño americano.

Veinticinco años después, estos debates siguen latentes.

La idea de la película surgió cuando el productor Eric Watson vio una copia de la novela de Selby en la estantería de Aronofsky en 1998.

“Darren me dijo que había tenido que dejarla a la mitad; era demasiado oscura e implacable, y eso me intrigó”, le dice Watson a la BBC.

“Le pregunté si podía prestármela para leer en un viaje de esquí con mis padres. Me arruinó las vacaciones por completo. Al volver, le dije a Darren: ‘Esta es la indicada; tenemos que hacer esta película’. Así que adquirimos los derechos de la novela por 1.000 dólares, y Darren escribió el guion”.

Jared Leto interpretando a Harry en la película
Alamy
La película provocó ovaciones y repulsión en la misma medida, y lo sigue haciendo.

Aronofsky y Watson enviaron el guion a todos los grandes estudios. ¿La respuesta?

“¡Silencio!”, recuerda Watson. “Nadie se molestó en llamarnos para rechazarlo”.

Sin desanimarse, consiguieron la mitad de la financiación que necesitaban de Artisan Entertainment y contrataron a un productor independiente, Palmer West, para que les ayudara a reunir el resto de un presupuesto ajustado.

El proceso de casting también resultó complicado.

“Tobey Maguire, Adrien Brody, Joaquin Phoenix, Giovanni Ribisi… todos exploraron el proyecto o se presentaron a la audición para interpretar a Harry, pero rechazaron el papel”, recuerda Watson. “Era un riesgo demasiado grande para sus carreras”.

Una vez elegidos, Leto, Connelly, Wayans y Burstyn se esforzaron por lograr autenticidad en sus interpretaciones.

Leto perdió 11 kg y convivió con heroinómanos sin hogar en el East Village de Nueva York.

Wayans recorrió sin camisa las gélidas calles de Brighton Beach, en Brooklyn, en febrero.

Al comenzar el rodaje, Burstyn simuló la pérdida de peso poco saludable de su personaje poniéndose un traje de 18 kg para sus primeras escenas, luego cambiándolo por uno de 9 kg y, finalmente, tomándose dos semanas de descanso y perdiendo 4.5 kg con una estricta dieta de sopa de repollo.

Representando la adicción a las drogas

Aronofsky, inspirado por los planos de Spike Lee en “Haz lo que debas”, utilizó tomas SnorriCam (cámaras acopladas al cuerpo del actor) para transmitir una sensación de disolución de la realidad externa.

A esto añadió pantallas divididas, aceleraciones y desaceleraciones, fundidos a blanco, tarjetas de título, espirales de cámara, lentes ojo de pez, planos generales extremos, pixelaciones y puestas en escena surrealistas.

Todas eran herramientas para imitar las distorsiones sensoriales inducidas por los opioides.

Pero aunque estos efectos visuales generaron entusiasmo, la visión de la película sobre la adicción a las drogas generó controversia.

Mientras que Trainspotting (1996) había sido criticada por glorificar la estética de la “heroína chic”, Réquiem por un sueño se percibía como un retrato incesantemente sombrío del consumo de sustancias.

Ewan McGregor, quien interpretó a Renton en la película Trainspotting
Getty Images
Ewan McGregor, quien interpretó a Renton en la película Trainspotting.

La imagen de una “espiral” se convirtió en la metáfora preferida de la crítica para describir la idea de la película de que los adictos, una vez enganchados, son arrastrados casi inexorablemente hacia finales horribles.

“Lamento decir que la forma en la que describe la trayectoria de la adicción a la heroína es notablemente precisa”, afirma David J. Nutt, profesor de neuropsicofarmacología en el Imperial College de Londres.

“La mayoría empieza a consumir por desesperación o desesperanza, pero muchos, como Harry y Tyrone, ven el narcotráfico como una aventura empresarial, como una forma de ganar dinero rápido y luego seguir adelante con sus vidas. Pero rara vez termina bien”.

Por otro lado, el profesor Nutt considera a Sara Goldfarb un símbolo de toda una generación de amas de casa de las décadas de 1950 y 1960 a las que se les recetaron anfetaminas sin supervisión médica adecuada.

En cuanto al destino de Marion, afirma que hoy en día “los proxenetas siguen controlando y abusando de las mujeres explotando sus adicciones”.

Pero lo fundamental de la película, añade Nutt, es que dramatiza la adicción como un trastorno químico cerebral que induce conductas compulsivas.

“No recurres a la reutilización de puntos de inyección extremadamente dolorosos a menos que seas presa de impulsos irresistibles”, afirma.

No todos los expertos en adicciones están de acuerdo.

Gene Heyman, profesor titular del departamento de Psicología y Neurociencia del Boston College, le dice a la BBC que Réquiem por un sueño describe admirablemente la euforia de la iniciación en las drogas, seguida de episodios de abstinencia cada vez más intensos y dolorosos.

Pero ahí termina su precisión.

“Esta película cuenta una historia conocida: una vez adicto, siempre adicto, y es necesariamente una trayectoria descendente de la que nadie se recupera”, dice Heyman.

“Y eso es completamente falso. Todos los datos epidemiológicos muestran que, a los 30 años, la mayoría de los consumidores habituales de drogas maduran y dejan de consumir, no vuelven a consumir, y lo hacen sin tratamiento ni intervención profesional. “Eso son solo los datos, no mi opinión. Están ahí para que todos lo vean”.

El sueño americano

Por su parte, Watson se exaspera al responder preguntas sobre la veracidad de la adicción en Réquiem por un Sueño.

“Hubert Selby fue muy activo en AA y NA [Alcohólicos Anónimos y Narcóticos Anónimos], pero nuestra película nunca tuvo la intención de ser un documental ni un panfleto sobre el camino a la recuperación”, dice.

“No, no es realista. Es surrealista. Relájense”.

El propio Selby siempre insistió en que consideraba la drogadicción solo una manifestación del poder seductor del sueño americano y de lo que consideraba sus efectos tóxicos.

Antes del estreno de la película, escribió un nuevo prólogo para su novela, que decía: “Obviamente, creo que perseguir el sueño americano no solo es inútil, sino autodestructivo, porque en última instancia lo destruye todo y a todos los que lo componen”.

Muchos críticos han llegado a considerar que Réquiem por un sueño está en la misma línea que El gran Gatsby (1925) y Revolutionary Road (1961), obras que exponen el lado oscuro del mito estadounidense.

Con su televisión y su comida basuras, la película se circunscribe en un ambiente de adicciones específicamente estadounidense, afirma Kevin Hagopian, profesor de Estudios de Medios en la Universidad Estatal de Pensilvania.

Los personajes transportando equipos en una calle
Alamy
Tyrone (Marlon Wayans) y Harry (Jared Leto) inicialmente ven el tráfico de drogas como una forma de ganar dinero rápido antes de seguir adelante con sus vidas.

“El concurso televisivo que cautiva a Sara se centra en crear una alegría ansiosa, exagerada y falsa”, dice.

“Aquí hay una búsqueda desmedida de panaceas irrealistas, un atajo hacia una solución rápida para no tener que pensar nunca en el propósito de la vida. Aquí, el sueño americano no es lo que hay que perseguir, sino el villano definitivo. Y esa crítica es tan devastadora para los mitos que nos sostienen que no es de extrañar que mucha gente no la acepte”.

Danny Leigh, ahora crítico de cine del diario Financial Times, elogió efusivamente Réquiem por un sueño en la revista Sight and Sound cuando se estrenó.

“Me cautivó lo que era: sin duda, una obra cinematográfica con estilo, con un crudo brío cinematográfico”, le dice Leigh a la BBC.

Trainspotting había sido un acontecimiento cultural trascendental, que desencadenó un momento de vértigo en la cultura británica del momento, y vi ‘Réquiem por un sueño’ como una poderosa corrección, una advertencia casi paródica que golpeó con fuerza”.

Sin embargo, con el paso de los años, Leigh ha desarrollado recelos sobre la obra de Aronofsky.

“He llegado a sentir que hay cierta lascivia en su cine, como si se entrometiera en situaciones emocionalmente desesperadas y aplicara una condescendencia desagradable, incluso voyerista, a circunstancias trágicas”.

Leigh señala que este impulso alcanzó su extremo más grotesco en La Ballena (2022) de Aronofsky, en la que un profesor de inglés solitario y con obesidad mórbida, interpretado por Brendan Fraser, come hasta morir.

Hagopian, en cambio, considera que Aronofsky ha demostrado una genuina curiosidad por comprender a las personas marginadas de la sociedad.

“Muchas películas experimentales crean lo que yo llamaría ‘pesadillas de distanciamiento psíquico'”, opina.

“Piensen en Terciopelo azul (1986) de David Lynch, La pianista (2001) de Michael Haneke o Tenemos que hablar de Kevin (2011) de Lynn Ramsay; en todas ellas, nunca sabemos qué piensan o sienten realmente los personajes”.

Réquiem por un sueño, añade, adopta el enfoque opuesto al lograr lo que él llama una “pesadilla de intimidad psíquica”.

“Nos vemos tan cerca de los personajes que, en algún momento, su dolor y trauma parecen filtrarse en nuestra conciencia.

“Puede resultar claustrofóbico, incluso invasivo. Pero para mí, ese es el tipo de cine más valiente, y explica por qué esta obra de arte, ya sea que la admires o la detestes, queda grabada para siempre en la mente de las personas”.

*Si quieres leer el artículo en inglés en BBC Culture, haz clic aquí

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