La líder de las madres buscadoras de Sonora, Cecilia Flores, denunció que durante un recorrido fueron amenazadas por personas armadas, quienes les advirtieron que se retiraran de la zona del Cerro de la Virgen en Hermosillo.
A través de sus redes sociales, Flores publicó que alrededor de las 12:20 de la tarde se encontraban esperando a la Guardia Nacional tras solicitar apoyo, pues estaban realizando labores de búsqueda sin seguridad.
“Hay 6 personas arriba de un cerro, las cuales están gritando palabras obscenas a las compañeras, ya tiraron detonaciones, por lo que estamos reagrupándonos para retirarnos del sitio”.
La solicitud fue hecha tanto a la GN como al gobernador de Sonora, Alfonso Durazo; sin embargo, denunció que nadie había respondido a su llamado.
El colectivo pidió a las autoridades cambiar los protocolos de seguridad durante las jornadas de búsqueda de sus desaparecidos pues estas se realizan en baldíos o zonas alejadas de la ciudad.
En un comunicado, la Comisión de Búsqueda de Sonora informó que pese a las denuncias de Cecilia Flores, en el cerro de la Virgen había “un par de personas en estado de indigencia quiénes gritaban mensajes indescifrables, las cuales fueron retiradas por parte de las autoridades sin que representaran peligro para las personas que participaban en la búsqueda”.
Mencionaron que las acciones de búsqueda en el lugar continuaron sin conflicto una vez que las personas fueron retiradas y la dependencia aseguró que sí contaban con seguridad, pues participaron la Policía Estatal de Seguridad Publica y de la Agencia Ministerial de Investigación Criminal.
Tras el mensaje de la Comisión, Cecilia Flores respondió que la información era falsa pues había seis personas amedrentando a las madres buscadoras.
“Esto es falso eran 6 personas que ofendieron a las madres buscadoras con palabras obscenas y tirando un balazo amedrentando si no van a publicar la verdad no publiquen mentiras porque las autoridades que nos acompañan confirman lo que dicen las madres”.
El Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNL) al 18 de noviembre detalla que hay un total de 113 mil 248 personas desaparecidas y no localizadas en México.
Del total, 100 mil 510 están en condición de desaparecidas y 12 mil 738 de no localizadas.
Las entidades con la mayor cantidad de personas desaparecidas son Jalisco con 14 mil 913; Tamaulipas con 12 mil 984, Estado de México con 11 mil 854 y Veracruz con 6 mil 990 personas.
En el caso de Sinaloa, donde desaparecieron las tres niñas en Mazatlán se contabilizan 5 mil 477 personas desaparecidas y no localizadas.
Recientemente el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, descartó en que en el país existan más de 126 mil personas en calidad de desaparecidas, de acuerdo con datos proporcionados por la excomisionada Nacional de Búsqueda del Gobierno Federal, Karla Quintana Osuna, quien renunció al cargo bajo el argumento de que el gobierno mexicano quiso reducir la cifra mediante un censo.
El mandatario anunció la realización de un censo para el que personal gubernamental acudirá a las casas de quienes reportaron desapariciones para asegurarse que no estén ahí, además de verificar si el número de identificación oficial de esa persona se ha utilizado recientemente.
Tenemos la capacidad de habituarnos al ruido ambiental crónico, lo que reduce el estrés psicológico, pero el impacto fisiológico es inevitable y puede causar varios problemas de salud.
Hace ya más de cien años, el médico, microbiólogo y ganador del Premio Nobel Robert Koch advirtió: “Un día la humanidad tendrá que luchar contra el ruido tan ferozmente como contra el cólera y la peste”.
Quizás ese momento ha llegado, ya que hoy en día el ruido ambiental se considera el segundo factor de riesgo ambiental para la salud, solamente por detrás de la contaminación atmosférica.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que 22 millones de personas sufren de molestia crónica al ruido en la Unión Europea, causando la pérdida de más de 1 millón de años de vida saludables, 12 mil muertes prematuras y 48 mil casos de enfermedades coronarias al año.
Mira: ¿Se te salió de las manos la fiesta? Estos psicólogos y psiquiatras te acompañan en festivales
El ruido ambiental se define como cualquier sonido no deseado o dañino derivado de la actividad humana. Puede provenir de una variedad de fuentes, como el tráfico rodado, la actividad industrial, la construcción o la música muy alta. Pero ¿cuándo se considera un ruido nocivo para la salud?
De acuerdo con la Directiva Europea de Ruido, exposiciones mayores a niveles de ruido equivalentes al periodo día-tarde-noche mayores de 55 dB son perjudiciales.
En otras palabras, estar las 24 horas del día, durante 365 días al año, bajo la exposición de un ruido equivalente al emitido por una conversación causa efectos adversos en la salud.
Sorprendentemente, unas 10.137.000 personas en España están expuestas a niveles de tráfico rodado por encima de este umbral.
Y eso supone un problema de salud pública.
Los principales efectos no auditivos reconocidos por la OMS y la Agencia Europea de Medio Ambiente incluyen problemas para dormir y sus consecuencias a corto y largo plazo: deterioro del desarrollo cognitivo, alteraciones metabólicas, problemas cardiovasculares…
Y molestia, mucha molestia. De hecho, si le preguntásemos a un experto en ruido ambiental cuál es el principal efecto del ruido, probablemente la respuesta sería “molestia”.
Es más, el reciente modelo de reacción al ruido, donde se caracteriza el mecanismo por el que el ruido afecta a la salud, pone énfasis en una vía indirecta.
Esta vía indirecta implica la percepción cognitiva del ruido, que conduce a la activación cerebral y la respuesta emocional de molestia.
Es decir, somos conscientes de que hay ruido y nos molesta. Si esta sensación se prolonga en el tiempo, puede causar estrés.
El estrés psicológico derivado del ruido depende de la sensibilidad individual y la capacidad de cada persona para afrontar situaciones de estrés. Se cree que nuestra mente tiene un mecanismo para no sufrir tanta molestia al ruido: la habituación.
Se trata de un mecanismo mediante el cual la percepción de ruido se aleja de la consciencia, y se reduce la activación emocional de la corteza prefrontal. Dejamos de sentir molestia.
De ahí que las personas que viven en entornos ruidosos se acostumbren a vivir con ello. ¿Problema resuelto? En absoluto, porque este mecanismo de habituación psicológica no implica habituación fisiológica.
Aunque sintamos que nos acostumbramos al ruido, la reacción fisiológica continúa. El ruido activa el eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA) y el sistema nervioso simpático.
El eje HPA es un eje neuroendocrino que, entre otros procesos, coordina la respuesta al estrés y el sistema inmunitario. Por otro lado, el sistema nervioso simpático forma parte del sistema nervioso autónomo y prepara al organismo para situaciones estresantes o de emergencia.
La activación simultánea de estos dos sistemas hace que el cuerpo libere hormonas del estrés: el cortisol, la hormona del estrés por excelencia y las catecolaminas, como la adrenalina o noradrenalina.
Cuando llegan a la sangre, estas hormonas provocan el movimiento de la energía almacenada a los músculos.
Como consecuencia, la frecuencia cardíaca, la presión sanguínea y la frecuencia respiratoria se elevan. Al mismo tiempo se inhabilitan procesos metabólicos como la digestión, el crecimiento o la respuesta inmune.
Este conjunto de reacciones es muy importante para la supervivencia y en situaciones agudas de estrés el cuerpo es capaz de autorregularse y volver a los niveles basales de dichas hormonas.
Cuando el estrés se convierte en crónico, en cambio, el cuerpo pierde la capacidad de recuperarse.
Este fenómeno se denomina sobrecarga alostática.
Se ha demostrado que el estrés crónico aumenta la inflamación, suprime la inmunidad y conlleva problemas del sistema vascular. A su vez, esto se relaciona con el riesgo de enfermedades cardíacas, hipertensión, diabetes y enfermedades neurológicas.
Se dice que un mundo sin ruido no es mundo. Pero un mundo sin descanso y sin salud tampoco lo es. Por ello, las intervenciones para reducir la exposición al ruido son vitales.
Entre las intervenciones más efectivas se encuentran el cambio de pavimento para reducir la fricción, la reducción de la velocidad máxima a la que circulan los vehículos en los centros las ciudades, las restricciones temporales y espaciales de los focos de emisión, la construcción de las barreras de ruido y una planificación urbanística eficiente.
Un buen ejemplo de medidas urbanas es el proyecto de las superislas de Barcelona.
Se trata de agrupaciones de nueve manzanas donde el tráfico queda restringido a las calles periféricas, con el objetivo de reducir la contaminación procedente de los vehículos a motor y priorizar la circulación de peatones y ciclistas.
Este nuevo modelo de ciudad reduce la exposición al ruido, mejora la calidad del aire y aumenta el uso público y recreativo de la zona.
En este proyecto, además de la restricción del tráfico, también se fomenta la eliminación del asfalto y el aumento de espacios verdes.
Se sabe que los espacios verdes tienen la capacidad de atenuar el ruido, la contaminación ambiental, las altas temperaturas y la luz artificial. Sin olvidarnos de que fomentan la actividad física y facilitan la interacción social.
Entonces, ¿a qué estamos esperando? Se prevé que para el 2050 el 68% de la población mundial viva en ciudades, y el 75% de la población europea vive ya actualmente en urbes.
¿En qué modelo de ciudad queremos vivir? Yo lo tengo claro, ¿y tú?
*Ane Arregi Otxotorena es miembro del Grupo de Epidemiología Ambiental y Desarrollo Infantil, Facultad de Psicología, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea. Su artículo fue publicado en The Conversation cuya versión original puedes leer aquí.
Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.
También puedes seguirnos en YouTube, Instagram, TikTok, X, Facebook y en nuestro nuevo canal de WhatsApp, donde encontrarás noticias de última hora y nuestro mejor contenido.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.