Cinco jóvenes de la Universidad Latina de México fueron asesinados en Celaya; sus cuerpos fueron encontrados cerca del Campus Celaya-Salvatierra de la Universidad de Guanajuato.
“Ante los condenables hechos ocurridos en la región Laja-Bajío, donde cobardemente han arrebatado la vida de 5 jóvenes, he instruido a las instituciones estatales de seguridad implementar un operativo exhaustivo con apoyo de las dependencias federales y municipales para reforzar la seguridad en la región y dar con los responsables lo antes posible, estos actos no quedarán impunes”, escribió el gobernador de Guanajuato, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo.
A través de un comunicado, la Universidad Latina expresó su solidaridad con las familias de las víctimas y exigió a las autoridades esclarecer los hechos y castigar a los responsables.
A manera de luto suspendieron todas las actividades contempladas para este 4 de diciembre.
La Universidad Latina, donde estudiaban los jóvenes, dio a conocer el nombre de las víctimas:
José Eduardo Freire Ortega, Pedro Francisco Mateos Puente, Bryan Jesús Amoles Gasca, así como los hermanos Virgilio y Fabián Orozco Mateos.
El alcalde de Celaya, Francisco Javier Mendoza Márquez, confirmó que los jóvenes fueron localizados en un camino vecinal de la comunidad de Crespo, cerca de dicho campus de la Universidad de Guanajuato, y aseguró que coadyuvará para el esclarecimiento de los hechos.
Hasta el momento, la Fiscalía de Guanajuato no ha informado acerca de los detalles de lo sucedido, como las edades de las víctimas, si eran o no estudiantes y la causa de muerte.
La mañana de este lunes 4 de diciembre, la Fiscalía de Guanajuato, a través de la Unidad Especializada en Homicidios y la Agencia de Investigación Criminal informó que inició la investigación del homicidio de los 5 jóvenes en Celaya para identificar a los responsables y lograr su detención.
Detalló que los cuerpos de los jóvenes se encontraron en la colonia Primera Fracción de Crespo, donde acopiaron diversos indicios “que están siendo analizados en los laboratorios forenses” y que conforme la investigación avance se podrán dar a conocer más datos.
Hace un mes, tres civiles armados murieron y dos más resultaron lesionados durante un enfrentamiento con elementos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) en Celaya, Guanajuato.
De acuerdo con la Fiscalía, los hechos ocurrieron tras la detención de un presunto líder criminal y a la altura de la carretera Celaya-Juventino Rosas, en el entronque a la comunidad Roque un grupo intentó realizar el rescate de la persona aprehendida, lo que provocó el enfrentamiento.
Y en León, el 22 de noviembre se informó que Adolfo Enríquez, activista social, fue asesinado a balazos cuando él y un adolescente salieron de cenar de una taquería en la calle 5 de febrero esquina con Dr. Hernández Álvarez.
De acuerdo con el joven de 17 años, interno de un centro de rehabilitación donde Adolfo Enríquez Vanderkam colaboraba, un vehículo se paró junto a ellos, dos sujetos se bajaron y comenzaron a disparar.
Entre enero y junio de este año, Guanajuato registró mil 930 homicidios dolosos, con lo que se ubicó como primer lugar a nivel nacional en este delito, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
La entidad, junto con Estado de México, Baja California, Jalisco, Chihuahua y Michoacán, concentran el 47.8% de los asesinatos en el país.
En 2022 Guanajuato fue el estado con más homicidios dolosos, 3 mil 260, según cifras oficiales.
El primer taquillazo moderno del verano, la película “Tiburón” (Jaws) de Steven Spielberg, cumplen 50 años este 20 de junio.
En el verano de 1926 nadaba mar adentro, cerca de la Costa de Nueva Jersey, un tiburón joven de 2,7 metros de largo que brevemente desplazó a la Primera Guerra Mundial de los titulares de prensa en EE.UU.
Poco conocida entonces por la ciencia, esa criatura marina tendría posteriormente un enorme impacto en los anales de la cultura popular estadounidense, convirtiéndose en la estrella del primer taquillazo moderno del verano, la película “Tiburón” (Jaws) de Steven Spielberg, de cuyo estreno se cumplen 50 años este 20 de junio.
También hizo que el gran tiburón blanco fuese recordado cuando la Gran Guerra ya había sido olvidada.
Todo ocurrió entre el 1 y el 12 julio de 1916, cuando un tiburón blanco joven atacó a cinco personas en la costa este de EE.UU., matando a cuatro de ellas.
El animal protagonista de esta serie de ataques, entonces sin precedentes, creó terror mientras se desplazaba más de 100 kilómetros a lo largo de las playas del Atlántico en plena temporada vacacional.
La primera víctima fue encontrada en Beach Haven, Nueva Jersey. Recién graduado de la Universidad de Pensilvania, Charles Vansant, era hijo de un doctor de Filadelfia.
La noticia pasó casi desapercibida.
La gente que escuchó sus gritos en la playa pensó que estaba bromeando. Los científicos dijeron que un tiburón no tenía la “fuerza en la mandíbula” para atravesar los huesos humanos.
Fue el primer ataque mortal de un tiburón registrado en la historia de EE.UU. Sin embargo, no trascendió.
En el caso de la segunda muerte, unos bañistas encontraron un cuerpo mordido ensangrentado en la arena y salieron corriendo de la playa, gritando aterrorizados.
De repente, el “monstruo marino” saltó a la primera plana de The New York Times. Otro bañista horriblemente destrozado fue sacado del estuario de un río. La víctima falleció poco después.
Y otro hombre que intentó luchar con el tiburón también resultó muerto.
Los alcaldes de la zona negaron lo que estaba sucediendo, temiendo perder los ingresos en los balnearios turísticos, hasta que el miedo hizo que cerraran y que los políticos pidieran la ayuda de los científicos.
A un experto del Museo de Historia Nacional de EE.UU. le costó identificar la especie del asesino, pero finalmente dio con el “devorador” de hombres: Carcharodon carcharias, el gran tiburón blanco.
En una ola de pánico, hombres enfurecidos tomaron rifles y tridentes, lanzándose a cazar al tiburón. Finalmente, el escualo murió al atacar el bote de un hombre que lo mató, convirtiéndose en héroe.
¿Suena familiar? Es la verdadera historia de “Jaws” (“Tiburón”), la mítica película de Steven Spielberg de 1975.
En 1974, el escritor Peter Benchley trasladó la historia de los balnearios de Nueva Jersey a Amity, un lugar ficticio de Long Island, en su novela “Jaws”.
El tiburón de Benchley mata a cuatro personas, incluyendo una en un estuario. Un hombre lucha con el tiburón y muere. El alcalde niega lo que está sucediendo y protege los dólares del turismo hasta que el horror lo hace recurrir a un científico.
Al ictiólogo del acuario de Nueva York le cuesta identificar la especie hasta que da con el legendario “come hombres”, el Carcharodon carcharias, el gran tiburón blanco, y advierte a la gente sobre lo sucedido en 1916.
Grupos de hombres enardecidos lideran una caza del tiburón, que, finalmente, muere cuando ataca el bote de un hombre que termina siendo un héroe.
Cuando entrevisté a Benchley, me dijo que la novela surgió de su interés en los ataques de tiburones, incluyendo las proezas de Frank Mundus, un pescador deportivo de Long Island que atrapó un gran blanco de un peso récord de 1.554 kg.
Sin embargo, en un prólogo posterior de “Jaws”, Benchley se refirió a lo sucedido en 1916, enfatizando que los tiburones se quedaban en una sola zona, matando una y otra vez.
“Una y otra vez he asegurado en entrevistas que cada incidente descrito en ‘Jaws’… realmente ocurrió”, apunta Benchley.
Su novela fue una sensación cultural de alcance global.
Fidel Castro dijo que “Tiburón” representaba una metáfora sobre el capitalismo depredador.
Otros señalaron que se refería a Richard Nixon y el caso Watergate. El libro se mantuvo cerca del primer lugar en la lista de best-sellers de The New York Times durante 44 semanas.
Al siguiente verano, en 1975, Steven Spielberg lanzó “Jaws”, la película.
El papel del tiburón de la costa de Nueva Jersey fue interpretado por un monstruo gigante mecánico.
Y, a partir de entonces, salir a nadar nunca volvió a ser igual.
“Jaws” le dio a Hollywood su primer taquillazo de la temporada estival, sirviendo de modelo de negocio para otras películas.
Igualmente, inspiró algunas terribles películas de terror.
Y también horrorizó a los científicos expertos en tiburones, como George Burgess, de la Universidad de Florida, por representar falsamente al “gran blanco” como un vengativo cazador de humanos.
De hecho, los tiburones no atacan a las personas, excepto en contadas ocasiones.
Burgess apunta que la película inspiró decenas de torneos de pesca de tiburones en la costa este de EE.UU., donde los mataban “sin remordimientos”
En las últimas décadas los cazadores de tiburones han contribuido a diezmar casi todas las especies existentes.
Sin embargo, “Jaws” también provocó el crecimiento de un movimiento de conservación de los tiburones y los océanos, con mejor y mayor financiación para las investigaciones.
Y los científicos ahora difunden el concepto de que los tiburones son parte del medio ambiente para que no sean demonizados, dice Burgess.
Burges catalogó al responsable de los ataques de 1916 en el Registro Internacional Oficial de Ataques de Tiburón como un gran blanco, pero otros científicos dicen que fue un tiburón toro. Ese es un misterio que nunca se resolverá.
*Michael Capuzzo es periodista y autor de los best-sellers “Close to Shore” y “The Murder Room”. Esta historia se publicó originalmente en 2016 y fue actualizada con motivo del 50 aniversario de la película “Tiburón”.
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