Fallas en los trenes, escaleras eléctricas sin funcionar, goteras, filtraciones y elevadores descompuestos, la deuda para la rehabilitación integral de la Línea 1 y trabajos de mantenimiento de otras dos líneas, son las necesidades y pendientes del Metro de la CDMX en 2025.
Para ello, se destinará un presupuesto histórico de 23 mil millones de pesos, sin embargo, en términos reales, significa un aumento de 6.8 % con respecto a los 20 mil 551 millones que se aprobaron para 2024.
Estos recursos se destinarán no solo al mantenimiento de las instalaciones y los trenes, sino también al pago de la deuda generada por la rehabilitación integral de la Línea 1, cuyo costo asciende a 38 mil millones de pesos y cuya entrega ya acumula un retraso de 16 meses. Lo anterior implica pagos anuales de aproximadamente 2 mil millones de pesos durante 19 años.
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La deuda se cubrirá tanto con recursos del presupuesto del Metro como del Fideicomiso Maestro, que se creó en 2014 después de que la tarifa subió de los tres a los cinco pesos.
Con el presupuesto aprobado también se prevé arrancar con los trabajos de mantenimiento integral de otras dos líneas del sistema: la 3 que va de Universidad a Indios Verdes y la Línea A que corre de Pantitlán a La Paz, ya en el Estado de México.
“El Metro es la columna vertebral de la movilidad en nuestra #CapitalDeLaTransformación, por ello el próximo año invertiremos 23 mil mdp en su mejoramiento, el mayor presupuesto en la historia de la CDMX. Acabamos de sustituir 18 escaleras eléctricas con modelos de última generación, con una inversión de 151 mdp, y sustituiremos 120 a lo largo del sexenio, con una inversión de mil 200 mdp”, informó la jefa de Gobierno, Clara Brugada, a través de sus redes sociales.
En 2025 también se destinarán mil 835 millones de pesos para instalar elevadores que faciliten el acceso de personas con discapacidad, según la jefa de Gobierno.
En 2024, las fallas más reportadas por los usuarios del Metro de la Ciudad de México fueron retrasos constantes en la llegada de los trenes, problemas en el sistema de ventilación, apagones, inundaciones o interrupciones del servicio en varias líneas. También averías en escaleras eléctricas y elevadores, así como la falta de mantenimiento en trenes.
A pesar de que los usuarios enfrentan diariamente las fallas en la red, las autoridades del Metro atribuyen los retrasos en la Línea 3, que conecta Universidad con Indios Verdes y está próxima a ser intervenida integralmente, a las condiciones del suelo capitalino.
“Le comunico que durante el año 2024 la principal razón de las fallas presentadas en la Línea 3 se derivaron de las condiciones en las que se encuentran los suelos de la Ciudad de México, esta situación se ve reflejada en los levantamientos y/o hundimientos del suelo. Dada la situación se han implementado reducciones de velocidad de la estación Potrero a la terminal Indios Verdes”, respondió el Metro vía transparencia a la solicitud de una persona quien preguntó las razones de las continuas fallas en la L3.
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De acuerdo con la respuesta a la solicitud 090173724001126 de noviembre de 2024, se ha implementado un programa de mantenimiento continuo para atender la problemática del suelo, aunque omitió brindar detalles y estadísticas de las fallas presentadas, trenes fuera de circulación, conatos de incendio, ponchadura de llanta y demás problemáticas que a diario retrasan el servicio y que son confirmadas por ellos mismos en fichas informativas y a través de su cuenta oficial de X.
En una respuesta de transparencia anterior, con fecha de septiembre de 2024, el Metro aceptó que la principal avería registrada se debe a problemas con los equipos de generación eléctrica, seguidos de problemas con el sistema de pilotaje automático, el sistema de puertas de los trenes y los equipos de mando y control.
Aunque la hoy presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que la rehabilitación integral de la Línea 1 del Metro -la más antigua de la red- estaría concluida para agosto de 2023, la ahora jefa de Gobierno, Clara Brugada, insiste en que la rehabilitación integral de la línea se entregará en algún momento del primer semestre del 2025.
De hecho, en días pasados, Brugada solicitó al Congreso capitalino autorizar una modificación al plazo de la etapa de implementación del Contrato de rehabilitación integral de la línea y ampliarlo un año más.
Con esto, expuso, se asegurará la culminación exitosa de las obras, pues argumentó que las obras que se realizan en Observatorio para la llegada del tren Interurbano han sido factor de retraso.
“La fecha de apertura de la Línea 1 del Metro se mantiene como les he comunicado: el primer semestre del próximo año. Las modificaciones al contrato son necesarias por interferencias como las obras del Tren Interurbano México-Toluca y la zona de Observatorio”, explicó.
El tren de pasajeros de Toluca a Observatorio es un proyecto que lleva 10 años en ejecución y no ha podido ser concluido, pues aún están pendientes las estaciones Vasco de Quiroga y Observatorio.
“La etapa de implementación, actualmente en curso, incluye la modernización de la Línea 1 en segmentos, un enfoque que busca minimizar las afectaciones para los usuarios durante las obras. No obstante, esta etapa se ha visto afectada por interferencias relacionadas con otros proyectos estratégicos de la Ciudad, como la construcción del Tren Interurbano México-Toluca, que conecta Observatorio con Santa Fe”, explicó la jefa de gobierno al Congreso capitalino.
Y si bien el retraso de la obra podría estar relacionado con las maniobras en la terminal Observatorio, el Gobierno capitalino multó a la empresa china CRRC Zhuzhou Locomotive con mil 500 millones de pesos por el retraso con el que entregaron la rehabilitación de la primera etapa que iba de Pantitlán a Salto del Agua.
Además, aunque la mitad de la “línea rosa” ya da servicio, las fallas en la parte rehabilitada no se han hecho esperar. Filtraciones de agua, baja velocidad de los trenes y escaleras y elevadores con averías son algunos de los reportes cotidianos.
De hecho, a través de una respuesta de información pública, el organismo encabezado por Guillermo Calderón informó a un ciudadano que han tenido que atender 20 averías en las 26 escaleras electromecánicas que operan en el tramo Pantitlán-Balderas que recientemente fue intervenido, además de que dos de los 23 elevadores ubicados en este tramo no ofrecían servicio porque estaban en mantenimiento correctivo, esto aún cuando las autoridades presumieron la rehabilitación integral de todo ese primer tramo.
Un animal muy pequeño y poco conocido que suele venderse como alimento para acuarios ha estado protegiendo silenciosamente nuestro planeta del calentamiento global emprendiendo una migración épica.
Un animal diminuto y poco conocido que suele venderse como alimento para acuarios ha estado protegiendo silenciosamente nuestro planeta del calentamiento global emprendiendo una migración épica.
Según una nueva investigación, estos “héroes anónimos” llamados zooplancton se atiborran y engordan en primavera antes de sumergirse cientos de metros en las profundidades del océano Antártico, donde queman la grasa.
Esto les permite retener carbono que calienta el planeta, equivalente a las emisiones anuales de unos 55 millones de coches de gasolina, e impedir que siga calentando nuestra atmósfera.
Es mucho más de lo que se esperaba. Pero a medida que los científicos descubren este servicio a nuestro planeta, aumentan las amenazas para el zooplancton.
Los investigadores llevan años estudiando la migración anual de este animal en aguas antárticas (el Océano Antártico) y sus consecuencias para el cambio climático.
Guang Yang, autor principal del estudio y miembro de la Academia China de las Ciencias, afirma que los resultados son “extraordinarios” y obligan a replantearse la cantidad de carbono que almacena el Océano Austral.
“Estos animales son héroes anónimos porque tienen un modo de vida muy interesante”, dice la coautora, Jennifer Freer, del British Antarctic Survey.
Pero en comparación con los animales antárticos más populares, como la ballena o el pingüino, el pequeño pero poderoso zooplancton pasa inadvertido y es poco apreciado.
Si alguien ha oído hablar de ellos, probablemente sea como un tipo de alimento para peces que se puede comprar por internet.
Pero su ciclo vital es extraño y fascinante. Tomemos como ejemplo el copépodo, un tipo de zooplancton pariente lejano de los cangrejos y las langostas.
Con un tamaño de entre 1 y 10mm, pasan la mayor parte de su vida dormidos entre 500m y 2km de profundidad en el océano.
En las imágenes tomadas con el microscopio se pueden ver largas salchichas de grasa en el interior de sus cuerpos y burbujas de grasa en sus cabezas, explica el profesor Daniel Mayor, que las fotografió en la Antártida.
Sin ellos, la atmósfera de nuestro planeta sería mucho más cálida.
A escala mundial, los océanos han absorbido el 90% del exceso de calor generado por el hombre al quemar combustibles fósiles. De esa cifra, el Océano Antártico es responsable de cerca del 40%, y gran parte se debe al zooplancton.
Se están invirtiendo millones de dólares en todo el mundo para entender cómo almacenan exactamente el carbono.
Los científicos ya sabían que el zooplancton contribuía a su almacenamiento en un proceso diario en el que los residuos ricos en carbono de los animales se hunden en las profundidades del océano.
Pero no se había cuantificado lo que ocurría cuando los animales migraban en el Océano Austral.
Las últimas investigaciones se centraron en los copépodos, así como en otros tipos de zooplancton llamados krill y salpas.
Estas criaturas se alimentan del fitoplancton de la superficie oceánica, que crece transformando el dióxido de carbono en materia viva mediante la fotosíntesis. El zooplancton transforma esta materia en grasa.
“Su grasa es como una batería. Cuando pasan el invierno en las profundidades del océano, se sientan y queman lentamente esta grasa o carbono”, explica Mayor, de la Universidad de Exeter, que no participó en el estudio.
“Esto libera dióxido de carbono. Por la forma en que funcionan los océanos, si se introduce carbono a gran profundidad, el CO2 tarda décadas o incluso siglos en salir y contribuir al calentamiento atmosférico”, dice.
El equipo de investigadores calculó que este proceso —denominado bomba de migración vertical estacional-—transporta 65 millones de toneladas de carbono al año hasta al menos 500 metros por debajo de la superficie del océano.
La mayor contribución corresponde a los copépodos, seguidos del krill y las salpas.
Según una calculadora de emisiones de gases de efecto invernadero de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), esta cantidad equivale aproximadamente a las emisiones de 55 millones de coches diésel durante un año.
Las últimas investigaciones han analizado datos que se remontan a la década de 1920 para cuantificar este almacenamiento de carbono, también llamado secuestro de carbono.
Pero el descubrimiento científico sigue su curso mientras los investigadores tratan de comprender más detalles sobre el ciclo migratorio.
A principios de este año, Freer y Mayor pasaron dos meses en el buque de investigación polar Sir David Attenborough, cerca de la isla Orcadas del Sur y Georgia del Sur.
Utilizando grandes redes, los científicos capturaron zooplancton y subieron los animales a bordo. “Trabajábamos en completa oscuridad con luz roja para no molestarlos”, explica Freer.
“Otros trabajaban en salas mantenidas a 3-4°C. Hay que llevar mucha protección para permanecer allí durante horas mirando por el microscopio”, añade.
Pero el calentamiento de las aguas y la captura comercial de krill podrían amenazar el futuro del zooplancton.
“El cambio climático, la alteración de las capas oceánicas y las condiciones meteorológicas extremas son amenazas“, explica el coautor, el profesor Angus Atkinson, del Laboratorio Marino de Plymouth, en Reino Unido.
Esto podría reducir la cantidad de zooplancton en Antártida y limitar el carbono almacenado en las profundidades oceánicas”.
Las empresas pesqueras de krill capturaron casi medio millón de toneladas de krill en 2020, según la ONU.
Esto está permitido por la legislación internacional, pero ha sido criticada por los defensores del medio ambiente, incluso en el reciente documental de David Attenborough, Océano.
Los científicos afirman que sus nuevos hallazgos deberían incorporarse a los modelos climáticos que pronostican cuánto se calentará nuestro planeta.
“Si no existiera esta bomba biológica, los niveles atmosféricos de CO2 serían aproximadamente el doble de los actuales. Así que los océanos están haciendo un buen trabajo absorbiendo CO2 y deshaciéndose de él”, explica el profesor Atkinson.
La investigación fue publicada en la revista Limnology and Oceanography.
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