
Cinco personas murieron la madrugada de este sábado en un accidente de autobús en Tlanchinol, Hidalgo, sobre la carretera México–Tampico.
La unidad de pasajeros se salió de la cinta asfáltica y volcó a la altura de la entrada a la comunidad de Santa María. El percance ocurrió en una zona de curvas pronunciadas y baja visibilidad.
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El autobús cubría la ruta Pachuca–Huejutla cuando ocurrió el siniestro. Tras el impacto, pasajeros solicitaron auxilio, lo que generó una rápida movilización de cuerpos de emergencia de la región Huasteca. Paramédicos brindaron atención prehospitalaria en el sitio.
De acuerdo con los primeros reportes oficiales, el conductor habría perdido el control de la unidad presuntamente tras quedarse dormido.
El chofer falleció en el lugar, mientras que varios pasajeros quedaron atrapados entre los restos del vehículo, lo que complicó las labores iniciales de rescate.
El saldo preliminar del accidente de autobús en Hidalgo es de cinco personas fallecidas —cuatro hombres y una mujer— además de más de 20 pasajeros gravemente lesionados. Los heridos fueron trasladados a distintos hospitales de la zona para recibir atención médica especializada.
Elementos de Protección Civil, Cruz Roja, policías estatales y municipales realizaron labores de auxilio, rescate y abanderamiento de la vialidad. En tanto, personal de la Guardia Nacional división Caminos tomó conocimiento de los hechos e inició las investigaciones correspondientes para deslindar responsabilidades por el accidente de autobús en Hidalgo.
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La circulación vehicular en la carretera México–Tampico se vio afectada durante varias horas debido a las maniobras para rescatar a las víctimas y retirar la unidad siniestrada. Autoridades exhortaron a los automovilistas a extremar precauciones, especialmente durante la madrugada, cuando el cansancio y la baja visibilidad incrementan el riesgo de accidentes.
Raúl Hernández Hernández, 37 años, localidad Ohuatipa, Xochiatipan
Yedic Ramírez Hernández, 61 años, Ciudad de México
Adanelly Cruz Hernández, 32 años, San Felipe Orizatlán
Brígido Antonio Redondo, 30 años, Huazalingo

Esbeydy Trinidad Ramírez, 32 años, Huejutla de Reyes
Jesús Guadalupe Rodríguez Morales, 23 años, Chicontepec, Veracruz
Eulalio Flores Santos, 38 años, Huejutla de Reyes
José Eduardo Hernández Hernández, 19 años, Tecomate, Platón Sánchez, Veracruz
José Hernández Hernández, 27 años, Huejutla de Reyes
Filemón Martínez Hernández, 56 años, Temazcatitla, Huejutla
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Catalina Hernández Hilario, 49 años, San Pedro Huazalingo
Miguel Marcelo Hernández, 16 años, San Pedro Huazalingo
Esteban García del Ángel, Texcoco, Estado de México
José Manuel Hernández Hernández, Pahuatlán
Maximina Hernández Bautista, Huejutla
María Gregorio Francisco Hernández, Ciudad de México
Bertha Beltrán Hernández, Huejutla
Abraham Mateo Hernández Castillo, 8 años, Ciudad de México
Lorena Villarreal Pérez, Pachuca–Huejutla
Samir Uraga Irepan, Ciudad de México
Las autoridades informaron que la lista podría actualizarse conforme avancen las investigaciones y se confirme el estado de salud de las personas hospitalizadas por este accidente de autobús en Hidalgo.

Aunque se ha dicho muchas veces que es mejor consumir la fruta entera y no su jugo por el aporte de fibras, no faltan estudios que le encuentran virtudes. interesantes a esta bebida.
En concreto, una investigación reciente ha demostrado que el consumo regular de jugo de naranja puede influir en la actividad de miles de genes dentro de nuestras células inmunitarias.
Muchos de estos genes ayudan a controlar la presión arterial, calmar la inflamación y regular la forma en que el cuerpo procesa el azúcar, lo que contribuye a mejorar la salud cardíaca a largo plazo.
Los investigadores realizaron un seguimiento a adultos que bebieron 500 ml de jugo de naranja pasteurizado puro cada día durante dos meses. Después de 60 días, muchos genes asociados con la inflamación y la hipertensión arterial se habían vuelto menos activos.
Entre ellos, NAMPT, IL6, IL1B y NLRP3, que suelen ponerse en marcha cuando el cuerpo está sometido a estrés.
Otro gen conocido como SGK1, que afecta a la capacidad de los riñones para retener sodio (sal), también redujo su actividad.
Estos cambios coinciden con hallazgos previos que indican que beber jugo de naranja a diario puede reducir la presión arterial en adultos jóvenes.
El hallazgo ofrece una posible explicación a por qué el jugo de naranja se ha relacionado con una mejor salud cardíaca en varios ensayos.
El nuevo trabajo muestra que, a la vez que eleva el azúcar en sangre, esta bebida cítrica desencadena pequeños cambios en los sistemas reguladores del cuerpo que reducen la inflamación y ayudan a relajar los vasos sanguíneos.
Tiene sentido si pensamos que los compuestos naturales de las naranjas, en particular la hesperidina, un flavonoide cítrico conocido por sus efectos antioxidantes y antiinflamatorios, pueden influir en los procesos relacionados con la hipertensión arterial, el equilibrio del colesterol y la forma en que el cuerpo procesa el azúcar.
La respuesta varió en función del tamaño corporal: las personas con más peso tendían a mostrar mayores cambios en los genes implicados en el metabolismo de las grasas, mientras que los voluntarios más delgados mostraban efectos más fuertes sobre la inflamación.
Una revisión sistemática de ensayos controlados en la que participaron 639 personas de 15 estudios descubrió que el consumo regular de jugo de naranja reducía la resistencia a la insulina y los niveles de colesterol en sangre. La resistencia a la insulina es una característica clave de la prediabetes, y el colesterol alto es un factor de riesgo establecido para las enfermedades cardíacas.
Otro análisis centrado en adultos con sobrepeso y obesidad encontró pequeñas reducciones en la presión arterial sistólica y aumentos en las lipoproteínas de alta densidad (HDL), a menudo denominadas colesterol bueno, tras varias semanas de consumo diario de jugo de naranja.
Aunque estos cambios son modestos, incluso las mejoras leves en la presión arterial y el colesterol pueden marcar una diferencia significativa si se mantienen durante años.
A esto se le suma que, según una revisión reciente, el jugo de naranja influye en las vías relacionadas con el uso de energía, la comunicación entre las células y la inflamación. También puede afectar a la microbiota intestinal, que cada vez se considera más importante para la salud cardíaca.
Si nos decantamos por jugo de naranja sanguina, basta consumirlo durante un mes para que aumente el número de bacterias intestinales que producen ácidos grasos de cadena corta. Estos compuestos ayudan a mantener una presión arterial saludable y a reducir la inflamación.
Las personas con síndrome metabólico son las que más pueden salir ganando. Una investigacion con 68 participantes obesos demostró que el consumo diario de jugo de naranja mejoraba el funcionamiento del revestimiento de los vasos sanguíneos (función endotelial), esto es, la capacidad de los vasos sanguíneos para relajarse y dilatarse.
Y eso se asocia directamente con un menor riesgo de ataques cardíacos.
Otro estudio, realizado con 129 trabajadores de una fábrica de jugo de naranja en Brasil, reveló concentraciones sanguíneas más bajas de apolipoproteína B, o apo-B, un marcador que refleja el número de partículas portadoras de colesterol relacionadas con el riesgo de sufrir un infarto.
Sin embargo, un análisis más amplio de las concentraciones de grasas en sangre reveló que, aunque los niveles de lipoproteínas de baja densidad (LDL) –colesterol malo– suelen descender, otras mediciones lipídicas, como los triglicéridos y el HDL, no varían significativamente.
En cualquier caso, parece que beber jugo de naranja no solo aporta azúcar: aunque la fruta entera sigue siendo la mejor opción debido a su fibra, un vaso diario de jugo de naranja puro podría tener efectos beneficiosos para la salud que se acumulan con el tiempo.
Estos incluyen aliviar la inflamación, favorecer un flujo sanguíneo más saludable y mejorar varios marcadores sanguíneos relacionados con la salud cardíaca a largo plazo.
*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia creative commons. Haz clic aquí para leer la versión original.
*David C. Gaze es profesor de Patología Química de la Universidad de Westminster, en Reino Unido.