El lunes 9 de junio, la señora Graciela Lara, una mujer de 70 años que mantiene una demanda por despojo en contra de su hermano, llegó a las instalaciones del Poder Judicial de la CDMX con el corazón agitado.
“Venía casi corriendo desde Balderas y casi me da un infarto… y me salen con que no hay servicio”, narra con molestia.
Desde el pasado 29 de mayo, días antes de la “histórica” elección judicial, los trabajadores del Poder Judicial de la capital del país se encuentran en paro, en demanda de mejoras en sus condiciones de trabajo.
Por esta razón, la cita a la que estaba convocada la señora Graciela –en el edificio del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, ubicado en Avenida Niños Héroes 119, en la colonia Doctores– quedó pospuesta indefinidamente.
La cita de esa mañana tenía el objetivo de verificar la autenticidad de las firmas estampadas en documentos que, tal como afirma Graciela, fueron falsificados por su hermano, para adjudicarse una propiedad que pertenecía a varios familiares, a quienes ella ha ido comprando sus respectivas partes.
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En la actualidad, detalla, su hija tiene el 66 % de la propiedad, legalmente. “Pero mi hermano se quiere quedar con todo, y yo no lo voy a permitir”, añade.
La disputa por esta propiedad ha durado ya un año y medio, tiempo en el que la señora Graciela tuvo que lidiar de forma constante con lo que considera un trato negligente por parte la juez civil que lleva el caso.
“Desde el momento en que vi mi firma (en el documento con el que su hermano afirma haber obtenido la cesión del predio), supe que no era mía. Le dije a la juez: ‘Esa no es mi firma, su señoría’ y le llevé un grafólogo. Pero no me lo aceptó. Esa juez no quiso aceptar nada. Todo lo que yo decía lo desechaba. Mi hija me ayudó con un amparo porque, si no, ya nos habrían sacado del departamento”, comenta.
Ahora, lamenta, al lento avance de su caso, derivado de la tardanza con la que funciona el sistema de justicia local, deberá sumarse el retraso generado por el paro indefinido de labores.
El paro laboral en los juzgados del Poder Judicial de la Ciudad de México no sólo ha paralizado audiencias y trámites. También ha puesto contra las cuerdas a los abogados litigantes, especialmente a quienes trabajan por su cuenta y viven exclusivamente de los honorarios que cobran cuando un caso avanza. Sin audiencias, no hay pago. Sin resoluciones, no hay ingresos. Y la incertidumbre crece con cada día que pasa sin que se reabran las oficinas judiciales.
“Nosotros no podemos siquiera ver un asunto. Tenemos audiencia y de repente paran el juzgado. Eso nos retrasa dos o tres meses, dependiendo”, dice el abogado Gregorio Rodríguez, de 75 años, con más de cinco décadas de experiencia en juicios familiares. “Y lo peor es que no avisan. Nada más llegamos y nos dicen: ‘ya están en paro’. Y nosotros, ¿qué hacemos? ¿Cómo trabajamos así?”, cuestiona.
Desde que inició el paro en los tribunales capitalinos, Gregorio ha vuelto una y otra vez a las instalaciones del Poder Judicial en la colonia Centro, sólo para confirmar que no hay calendario oficial de audiencias. “Ni los trabajadores saben qué pasa, porque ni ellos pueden entrar. Están desorganizados. Algunos nos dicen una cosa, otros otra. Y, mientras tanto, nosotros estamos parados, sin poder trabajar”.
En su portafolio, Gregorio carga expedientes de juicios sucesorios de distintos clientes que necesitan ser reconocidos como albaceas; o como beneficiarios, para poder cobrar una pensión; o para tomar posesión de una herencia.
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“Tengo una cliente que viene desde Oaxaca y ella ya lleva una semana aquí, y nada. No puede ni ver su expediente. ¿Cómo le explicas eso? ¿Cómo le dices que todo está parado y que no sabemos hasta cuándo?”, se queja.
Gregorio recuerda el caso de otro expediente que estuvo buscando durante dos meses. El último día que los juzgados estuvieron abiertos, fue a insistir. La respuesta: se fue ayer al archivo.
“¿Cómo que ayer? Llevábamos semanas buscándolo y nadie nos decía nada. Ahora hay que meter un escrito para que lo manden de vuelta. Y eso se tarda entre 20 y 25 días… si tienes suerte”.
Peor aún: si no aparece, hay que reiniciar el juicio. Y eso cuesta. Hay que pagar 104 pesos por expediente.
Desde que en 2024 comenzó la eliminación de juzgados del sistema tradicional (como parte de la transición al sistema oral de justicia en la Ciudad de México) miles de expedientes han sido redirigidos a las instalaciones que se mantienen en operación, duplicando su carga de trabajo, sin proporcionarles más recursos para desahogralos.
“Mandan 10 mil expedientes a un juzgado que ya estaba saturado, y qué crees que pasa. Colapsa. Si ya estaban atrasados, ahora más. Y si el expediente estaba inactivo, lo mandan al archivo. Y para pedirlo, hay que hacer más trámites. Más papeles. Más tiempo”, lamenta sin disimular su frustración.
La licenciada Eugenia, también abogada independiente, suscribe la frustración de Gregorio: “Yo dependo de honorarios, no tengo sueldo ni prestaciones. Si no hay audiencias, no hay ingresos. Y si no hay ingresos, no hay comida, ni renta, ni luz. Esto no es un tema laboral, es el patrimonio de mi hija lo que está en juego”.
Su hija tiene una discapacidad y depende al cien por ciento de ella. Desde que comenzó el paro, Eugenia ha tenido que suspender varias audiencias. Una de ellas, clave: la cancelación de pensión alimenticia para un cliente que ya no está obligado a pagarla, pero al no dictarse sentencia, le siguen descontando dinero.
“Es injusto para él y para mí, porque tampoco me pagaron. La audiencia estaba agendada. Ya la habían reagendado antes por el paro. Y ahora, otra vez”, explica.
Otra clienta la buscó para revisar su juicio sucesorio. Pero sin acceso al expediente, no pudo darle respuesta.
“Y aunque tenga contrato de servicios, muchos clientes no quieren pagar si no ven movimiento. No entienden que estamos completamente detenidos”.
Eugenia lleva más de 11 años y medio litigando en materia familiar. Sabe moverse en los juzgados, sabe buscar soluciones. Pero esta vez, se topó con un muro.
“Vengo todos los días con la esperanza de que alguien me contrate. Me quedo a dar asesorías afuera, a ver si genero algo. No me puedo dar el lujo de quedarme en casa. Ya estoy usando mis ahorros”, dice.
Sus palabras se cruzan con las de Gregorio, aunque no se conozcan: “Mientras no resolvamos los asuntos, no cobramos. Y sin cobrar, no comemos. Y así estamos todos”.
De acuerdo con el Anuario Estadístico 2023 del Poder Judicial de la Ciudad de México, las materias civil y familiar son las que concentran el mayor número de expedientes ingresados en la capital. Tan sólo en 2022, los juzgados familiares recibieron más de 143 mil asuntos nuevos y los civiles más de 71 mil.
Esta carga de trabajo, sumada a la escasez de personal, la coexistencia de sistemas escritos y orales, así como la eliminación de juzgados, ya provocaba retrasos en la resolución de casos de meses e, incluso, años. A ese tiempo habrá que añadir ahora lo que dure el paro laboral.
Y, posteriormente, la transición entre los jueces aún en funciones y aquellos que acaban de ser electos el pasado 1 de junio.
Más de 400.000 personas asistirán a los 30 conciertos del Conejo Malo en Puerto Rico, lo que ha provocado un boom turístico para la isla.
Bad Bunny comienza este viernes una residencia de conciertos en su natal Puerto Rico con la que pretende retribuir a la isla la inspiración para su más reciente álbum “Debí Tirar Más Fotos”.
Y es que el disco, que tras su estreno en enero se convirtió en el más escuchado a nivel global en Spotify y Apple Music, es un homenaje a la cultura del territorio estadounidense, que resalta los valores nacionales puertorriqueños, y se nutre de géneros como la salsa, bachata, merengue y música jíbara.
Para el artista urbano y su representante, Noah Assad, era “imposible” comenzar una gira sobre el álbum sin antes ofrecer un espectáculo memorable en suelo boricua.
“Teníamos que presentárselo primero a su gente”, dijo Assad, por años uno de los colaboradores más cercanos del cantante, en una entrevista con la revista Variety.
En las residencias, un intérprete se presenta durante meses en un solo lugar y sus fans tienen que viajar para verlo. Personalidades como Adele, Britney Spears y Celine Dion han realizado presentaciones similares en ciudades como Las Vegas, en Estados Unidos, con un rotundo éxito.
Benito Martínez Ocasio -nombre real del “Conejo Malo”- decidió romper esquemas y ofrecer 30 conciertos en su tierra que se extenderán hasta el 14 de septiembre, antes de partir a un tour por América Latina, Europa y Asia.
Su idea, una vez más, es consolidar la visibilidad internacional de Puerto Rico.
La música de Benito, durante gran parte de su trayectoria, se ha diferenciado por estar profundamente arraigada a sus raíces caribeñas y latinas en general.
Y en años recientes se ha destacado por denunciar los problemas que se viven en la nación caribeña, como el desplazamiento por la gentrificación, la falta de servicios públicos confiables y una economía en contracción durante las últimas dos décadas.
“Estamos tratando de seguir la naturaleza del álbum y preservar las tradiciones puertorriqueñas en todos los aspectos de lo que hagamos”, añadió el propio Bad Bunny en una conversación también con Variety.
Con más de 400 mil boletos vendidos, cerca de tres cuartos de ellos en solo cuatro horas, el ciclo de conciertos, titulados “No me quiero ir de aquí”, podría generar un impacto aproximado a los 200 millones de dólares para la economía local, según Discover Puerto Rico, una organización sin fines de lucro que recibe dinero público y que se dedica a promover la imagen de la isla a nivel internacional.
Los números, de acuerdo con la entidad, y con una economista consultada por BBC Mundo, son conservadores, y el beneficio podría ser mucho mayor.
Además, de ser exitosa, la serie de conciertos puede posicionar a Puerto Rico como un destino para otros artistas que buscan realizar eventos similares y también servir de “escuela” para una fuerza laboral local dedicada al turismo, industrias creativas y otros sectores que no están acostumbrados a trabajar en eventos de tal magnitud.
El Coliseo José Miguel “Don Cholito” Agrelot, ubicado en San Juan, ha sido escenario de múltiples conciertos consecutivos, incluso de grandes artistas del género urbano, como ha ocurrido en el pasado con Daddy Yankee o el dúo Wisin y Yandel.
Pero lo planificado por Bad Bunny no tiene precedentes, afirman los organizadores. Se espera que, por noche, “El Choliseo”, como dicen los locales, reciba en promedio 14 mil espectadores que disfrutarán de los conciertos del artista.
Según estimaciones de Alejandro Pabón, uno de los productores de la residencia que habló con la revista Billboard, más de 200 mil personas estarán visitando la isla desde el extranjero.
Esto es inusual para julio, agosto y septiembre, que suelen ser meses de poco turismo porque son el periodo pico de la temporada de huracanes.
Discover Puerto Rico tiene registro de que unas 34 hospederías han vendido 37 mil noches de hotel.
En una estrategia considerada “innovadora” en Puerto Rico, estos hoteles ofrecieron un “paquete” de experiencias a quienes tienen boletos para la serie de conciertos. Además de hospedería, tendrán la posibilidad de acceder a piscinas, playas, spas, gimnasios, regalos de edición limitada y fiestas exclusivas.
Fue el propio equipo del cantante urbano, junto a la empresa Vibee y Discover Puerto Rico, quienes ayudaron a pactar estos acuerdos con los hoteles.
“Esta es la base para unos 196 millones de dólares de impacto económico”, dice a BBC Mundo Glorianna Yamín, directora de mercadeo de Discover Puerto Rico.
“Pero solo estamos contando a los hoteles que ofrecen estos paquetes, por eso sabemos que estamos siendo conservadores, y que el impacto económico será mucho mayor”, agregó.
Desde enero, cuando se anunció el espectáculo, la ocupación hotelera tan solo para agosto reflejó un aumento interanual de 75%, señalan los datos de la organización sin fines de lucro.
En el caso de los alquileres a corto plazo, hubo un crecimiento del 174% en noches reservadas solo en San Juan para el mes de agosto y un aumento de 200% para septiembre, refleja la plataforma AirDNA.
La economista Indira Luciano, profesora en la Universidad de Puerto Rico, dijo a BBC Mundo que el estimado de Discover Puerto Rico es claramente conservador.
La académica analizó datos de un informe del Instituto de Estadísticas de Puerto Rico realizado entre 2023 y 2024, que señala que los viajeros extranjeros que llegan a la isla gastan un promedio de 156 dólares diarios, mientras que los de origen puertorriqueño unos 70 dólares.
Estos montos, que incluyen una proyección de lo que gastan en hospedería, pero también en otros renglones como traslados y comida, supondrían una inyección de 160 millones de dólares a la economía si se considera que la mitad de los 200 mil visitantes de la residencia serán extranjeros.
“Esto es un cálculo muy tímido, que hice con la información que tengo disponible, y pensando que la mitad de la gente que vendrá de afuera no es boricua y se quedará como mínimo tres días”, sostiene la catedrática.
“Pero si Discover Puerto Rico tiene datos directamente del sector hotelero, y calculan que solo en estadías la inversión será de 196 millones de dólaares, no tengo duda de que el aporte económico de la residencia puede ser más de 200 millones”, afirmó.
Aunque aún no hay cifras estimadas, la expectativa es que otros sectores, como el de la producción, los restaurantes y las excursiones turísticas también se beneficien del impacto económico de las presentaciones.
El propio artista le dijo a la revista Variety que como parte de la producción del show contrataron a mil personas localmente.
Y en El Choliseo se espera que los puestos de comida tengan a la venta desde bacalaitos hasta empanadillas, platos locales que se suelen vender de forma ambulante.
Sin embargo, la distribución de las ganancias podría no ser equitativa para todo el territorio.
“El impacto económico será más grande en San Juan, donde se llevará a cabo el grueso de las actividades. Hay que hacer los esfuerzos para que se distribuya al resto de la isla. Porque incluso los locales que asistirán al concierto viajarán de sus pueblos a la capital y allí es donde van a gastar”, comenta la economista Luciano.
Yamín, de Discover Puerto Rico, cuenta que su organización creó una página de internet para que se publiciten todos los actores de la industria turística.
En ese sitio web, los que asistan a los conciertos encontrarán ofertas de recorridos guiados, experiencias turísticas relacionadas con salsa, ron y otros aspectos propios de Puerto Rico que resalta el álbum de Bad Bunny.
La organización, añade Yamín, también ha realizado esfuerzos para “educar” a los visitantes sobre la cultura local, y la importancia de proteger los recursos naturales.
“Nos gustaría aprovechar la cantidad de visitantes que recibiremos, lo que queremos es que vengan a visitar todo Puerto Rico”, comenta.
Para Discover Puerto Rico, el evento “es crucial” para posicionar a Puerto Rico como un “destino turístico al cual regresar”.
Pero también para que el territorio sea visto como un lugar en donde otros artistas puedan realizar residencias.
La revista Rolling Stone ha catalogado a El Choliseo como un escenario que sirve como “rito de paso” para los artistas pop latinos, entre otras cosas por la exigencia musical de la audiencia boricua, y su tendencia a invertir en eventos en vivo.
Lo planificado por Bad Bunny ahora pone a prueba la infraestructura, capacidad organizativa y oferta turística puertorriqueña.
“Todas estas visitas suponen una carga excesiva para los sistemas de transporte, las carreteras, al menos en el área de San Juan. El gobierno y las empresas tendrán que ingeniárselas para que dentro de todo eso, la experiencia para el visitante sea buena y quieran regresar”, indica la profesora Luciano.
Cuando anunciaron los shows en enero, el equipo del cantante decidió que nueve de las 30 funciones debían ser para residentes locales, con el propósito de que los puertorriqueños pudieran disfrutar de un evento que rinde tributo a su cultura.
Esta primera venta de boletos se realizó de forma presencial, en nueve diferentes puntos de la isla.
En Corozal, una pequeña municipalidad del centro de Puerto Rico, miles de personas hicieron filas para comprar boletos.
“Nadie esperaba estos resultados. Pero es el corazón de todo lo que Benito y yo hacemos: comemos, vivimos, tomamos, dormimos y pensamos en la comunidad todos los días”, explica Noah Assad a Variety.
Y añade: “La residencia le enseñará al mundo el valor intangible de nuestro hogar”.
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