La distribución de agua contaminada en la alcaldía Benito Juárez continúa a mes y medio de que se dieron los primeros reportes de domicilios afectados, y se ha extendido a colonias donde hasta hace unas semanas no había casos, de acuerdo con análisis realizados por el Maestro en Ciencias Pablo César Morales Rico, a petición de los vecinos.
El análisis, elaborado a partir de una prueba denominada Demanda Química de Oxígeno (DQO) encontró que en los domicilios de la Benito Juárez se mantiene la presencia de contaminantes por encima del parámetro definido en la NOM-001-SEMARNAT-2021.
La prueba DQO también arrojó que el área afectada, que inicialmente era de 2.6 kilómetros de radio, pasó a 3.7 kilómetros, ya que se analizó una muestra tomada en un domicilio de la alcaldía Miguel Hidalgo, en la que se detectó la presencia de contaminantes.
El investigador explicó que el análisis se realizó con 19 muestras de agua que fueron tomadas el pasado 10 de mayo por vecinos, quienes siguieron un protocolo de preservación de los líquidos y posteriormente los entregaron con él para su estudio.
A partir de esta prueba, se encontró que en un domicilio de la calle Pensilvania, en la colonia Nápoles, hay 210 mg/l de contaminantes en el agua, lo que está por encima de los 60 mg/l que la NOM-001-SEMARNAT-2021 establece como límite máximo permisible para el agua para uso en riego de áreas verdes.
En otras cinco muestras, tomadas en domicilios ubicados en la calle Sebastián del Piombo, colonia Nonoalco, los valores obtenidos fueron de 47 mg/l, aunque el conjunto habitacional ya había lavado su cisterna, “y previamente declarado libre de contaminación”, comentó Morales.
“Dada la naturaleza de otros reportes, que han encontrado con análisis por cromatografía que la sustancia contaminante es un tipo de hidrocarburo, lo que encontramos con este análisis es que la contaminación persiste“.
“Es importante destacar que yo tengo datos previos a que se lavaran las cisternas por parte del personal enviado por las autoridades y después de que esto ocurrió, y la concentración que estamos encontrando es prácticamente la misma”, agregó el investigador.
“Mediante el uso de sistemas de información geográfica, con la información disponible del muestreo realizado y con los nuevos reportes de los vecinos es importante destacar que se amplió a 3.7 kilómetros aproximadamente el radio de afectación”, se lee en el documento con los resultados del análisis.
En una muestra tomada en un domicilio de la calle Agricultura, en la colonia Escandón, ubicada en una alcaldía distinta a la Benito Juárez, se encontró una concentración de contaminantes de 15 mg/l, aún cuando el agua no presentó cambios en la coloración o el olor.
“Es una problemática muy compleja de tratar, y las autoridades no han sabido manejar de manera correcta, ya que la versión que han difundido es que se cerró el pozo Alfonso XIII y con ello se solucionó el problema, como si la contaminación estuviera aislada, pero ahora tenemos evidencia de que no es así”, comentó el investigador encargado del estudio.
Asimismo, lamentó que con la información disponible, que no precisa el tipo de sustancia contaminante que se encuentra en el agua, se limita a los vecinos a saber qué tipo de limpieza requieren sus tinacos y cisternas, y si la presencia de olor a cloro en el agua que llega actualmente a algunos domicilios podría ser de mayor riesgo, por la mezcla de los químicos.
“La transparencia es vital en este tipo de casos, hay que atacar el problema con datos técnicos y no con propaganda”, subrayó.
Un sondeo realizado por los vecinos de la alcaldía Benito Juárez organizados en el grupo “Guardianes del Agua” indicó que en 66 domicilios persiste el mal olor en el agua de la llave y en 11 presenta una consistencia turbia con coloración amarilla o café.
En 65 casos, los vecinos reportaron que el agua que reciben por la red de distribución del SACMEX tiene un olor fuerte a cloro, y 53 de ellos señalaron que aunque el líquido no presenta aromas extraños les provoca irritación en la piel.
Debido a que no cuentan con la certeza de que el agua está limpia, aunque esa ha sido la información que les ha dado el Gobierno de la Ciudad de México, 87 vecinos comentaron que continúan utilizando agua de garrafón para bañarse, cocinar y limpiar, mientras 313 indicaron que ya hacen uso del agua de la llave, aunque con temor de que a mediano o largo plazo puedan tener daños a la salud.
Los primeros reportes por esta problemática se dieron a finales del mes de marzo, cuando los vecinos de distintas colonias de la alcaldía denunciaron que el agua que salía de sus tuberías tenía un olor similar al de la gasolina o algún aceite, aunque fue hasta el 6 de abril que el jefe de Gobierno, Martí Batres, informó que se estaba analizando el agua de varios pozos.
Tras el cierre del pozo Alfonso XIII, identificado por las autoridades como la fuente del agua contaminada, el 13 de abril Batres afirmó que el agua que estaba llegando a los domicilios de la alcaldía Benito Juárez “no representaba graves riesgos para la salud”, sin presentar evidencia documental que respaldara sus dichos.
De acuerdo con información entregada por el SACMEX a través de la Plataforma Nacional de Transparencia, entre el 1 y el 23 de abril se presentaron mil 673 quejas por mala calidad del agua en la alcaldía Benito Juárez.
Las colonias con reportes fueron: 8 de Agosto, Acacias, Actipan, Álamos Sección I, Albert, Ampliación Nápoles, Ciudad de los Deportes, Del Valle Centro, Del Valle Norte, Del Valle Sur, Extremadura Insurgentes, General Anaya, Independencia, Insurgentes Mixcoac, Insurgentes San Borja, Letrán Valle, Merced Gómez, Mixcoac, Nápoles, Narvarte Oriente, Narvarte Poniente, Nochebuena, Nonoalco, Piedad Narvarte, Portales Norte, Portales Oriente, Portales Sur, San José Insurgentes, San Juan, San Pedro de los Pinos, Santa Cruz Atoyac, Santa María Nonoalco, Tlacoquemécatl, Vértiz Narvarte y Villa de Cortes.
Luego de que el pasado 8 de mayo, El Sabueso publicara que los documentos con los resultados de las pruebas de laboratorio al agua contaminada fueron reservados por tres años, un juez federal otorgó una suspensión provisional a los vecinos de la alcaldía que obliga a las autoridades de la Ciudad de México a entregarles toda la información disponible sobre los análisis realizados por el SACMEX.
Franco Lammoglia, abogado que representa a los vecinos que interpusieron un amparo para exigir la información, detalló en entrevista que “no basta con que la autoridad, con actitud totalmente paternalista, diga que no va a pasar nada”, por lo que celebró la orden judicial para que puedan conocer cuál es la sustancia contaminante que afectó a varias colonias.
Con esta información, el abogado indicó que los vecinos afectados buscarán que las autoridades emprendan acciones de remediación y que se reconozca la responsabilidad patrimonial del Estado por los gastos que les generó la contaminación del agua.
La suspensión otorgada a los quejosos es de efecto inmediato, por lo que en los siguientes días la SACMEX y el Gobierno de la Ciudad de México tendrán que entregarles la información de las más de cuatro mil pruebas que se han realizado, según los informes oficiales que han sido difundidos en las conferencias de prensa de las autoridades capitalinas.
Cuantas más opciones, más difícil se hace elegir, y el resultado de nuestra elección nunca es demasiado satisfactorio. ¿Cómo lidiar con el exceso de opciones?
¿Alguna vez te ha costado más escoger una película o una serie en una plataforma de streaming que ver directamente algo? ¿O has dado muchas vueltas antes de comprar un producto online solo para seguir dudando después? En una sociedad con más posibilidades que nunca, elegir se ha convertido en una fuente de ansiedad: lo que en principio parecía una ventaja puede acabar siendo una carga.
La psicología lo define como la “paradoja de la elección”: cuantas más opciones hay, más difícil es decidir… y menos satisfacción genera la decisión tomada.
Este fenómeno fue descrito por el psicólogo Barry Schwartz, quien propuso que el exceso de libertad puede tener efectos adversos sobre el bienestar. En lugar de hacernos más felices, una abundancia de opciones tiende a bloquear, frustrar y provocar la sensación persistente de que se podría haber elegido mejor.
Un estudio clásico de Sheena Iyengar y Mark Lepper demostró que ante una variedad de 24 sabores de mermelada frente a solo 6, los consumidores eran menos propensos a comprar. La sobrecarga de alternativas no solo complica la decisión, también reduce la satisfacción con lo elegido.
Este patrón no se limita al consumo. También se observa en decisiones vitales, desde la elección de estudios hasta relaciones personales. En contextos universitarios y profesionales, el exceso de opciones puede generar una sensación de parálisis, dudas constantes y miedo a equivocarse.
La psicología ha identificado diferentes estilos de afrontamiento ante la toma de decisiones. Entre ellos, los dos más estudiados son el perfil del maximizer y el del satisficer.
Esta distinción fue formalizada en un influyente estudio publicado en Journal of Personality and Social Psychology.
Las personas con un estilo maximizer tienden a buscar siempre la mejor opción posible. Evalúan muchas alternativas, comparan exhaustivamente, investigan a fondo y posponen decisiones en busca de una elección óptima. Aunque este comportamiento puede parecer racional o ambicioso, en la práctica suele asociarse a consecuencias negativas para el bienestar emocional.
El estudio citado mostró que los maximizers:
Además, otras investigaciones han asociado este perfil a síntomas depresivos, especialmente cuando las decisiones se toman en contextos complejos o inciertos.
En contraste, el estilo satisficer se basa en elegir una opción que cumpla criterios personales mínimos o razonables, sin necesidad de compararla con todas las demás. Estas personas no buscan lo perfecto, sino algo que encaje con sus necesidades o valores.
Según la misma investigación, los satisficers:
Tienen una mayor estabilidad emocional tras la toma de decisiones.
El estilo satisficer no implica conformismo, sino un enfoque más funcional y adaptativo. Como señalan otras investigaciones, estas personas tienden a conservar recursos cognitivos y emocionales, lo que les permite enfrentar mejor la incertidumbre y reducir la fatiga a la hora de tomar decisiones.
La diferencia entre ambos perfiles no solo influye en cómo se decide, sino en cómo se vive el proceso y sus consecuencias. El estilo maximizer puede ser útil en contextos técnicos o decisiones de alto riesgo, pero su aplicación constante en la vida diaria –donde muchas veces no existe una opción claramente “mejor”– puede deteriorar el bienestar psicológico.
Por el contrario, adoptar una actitud satisficer permite tomar decisiones con más tranquilidad, asumiendo que ninguna será perfecta, pero muchas pueden ser válidas. En tiempos de sobreabundancia de opciones, este enfoque parece más sostenible emocionalmente.
La paradoja de la elección se manifiesta en múltiples aspectos de la vida cotidiana:
Elegir entre muchas alternativas exige recursos cognitivos y emocionales. A mayor número de opciones, mayor probabilidad de experimentar ansiedad anticipatoria, dudas persistentes, arrepentimiento posterior a la decisión, disminución del placer con lo elegido y fatiga mental.
Además, en contextos de presión social o autoexigencia elevada, esta dificultad se agrava. La sensación de que “todo depende de una elección correcta” puede derivar en estrés crónico o evitación.
El fenómeno de la fatiga decisional ha sido descrito también en el ámbito clínico. Algunos estudios muestran cómo el esfuerzo mental acumulado por tomar muchas decisiones reduce la capacidad de autocontrol y aumenta la vulnerabilidad al estrés.
Desde la psicología aplicada, se han propuesto diversas estrategias para reducir el impacto negativo de la sobreabundancia de opciones:
En un contexto cultural que asocia libertad con cantidad, puede parecer contradictorio que reducir opciones aumente el bienestar. Sin embargo, numerosos estudios lo confirman: un exceso de alternativas genera ruido, fatiga y frustración.
Apostar por una toma de decisiones más simple, más conectada con lo personal y menos centrada en encontrar lo “óptimo” puede ayudar a mejorar la salud mental y la calidad de vida. En este sentido, elegir menos no es conformarse, sino decidir con más sentido.
*Oliver Serrano León es director y profesor del Máster de Psicología General Sanitaria de la Universidad Europea de Canarias, Universidad Europea
*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia creative commons. Haz clic aquí para leer la versión original.
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