Un nuevo caso de violencia contra las mujeres ha estremecido a la población de Baja California, al norte de México. En el municipio pesquero de San Quintín, los restos de una adolescente de 13 años, identificada como Keila Nicole, fueron hallados horas después de su desaparición.
Las primeras indagatorias indican que la adolescente salió de su casa ubicada en la comunidad de El Rosario, al sur del municipio, la tarde del martes 1 de julio para visitar a una de sus amigas, pero nunca llegó. Esta fue la última vez que se supo algo de ella.
Medios locales refieren que su madre reportó la desaparición el miércoles 2 de julio por la mañana y posteriormente recibió una llamada anónima que le informó sobre la presencia de una extremidad en un camino vecinal de terracería, por lo que familiares y fuerzas de seguridad se trasladaron al sitio.
Al arribar, autoridades confirmaron la localización de varias partes de un cuerpo femenino con visibles signos de violencia. En la escena también se encontraba un tubo metálico oxidado, que consideraron como una posible arma utilizada en el crimen.
La zona fue acordonada y agentes de la Fiscalía General del Estado llegaron al lugar para levantar evidencias e iniciar con las investigaciones correspondientes.
Ayer, el fiscal central de Baja California, Rafael Orozco, informó que el cuerpo pudo ser identificado por familiares de Keila Nicole al momento del hallazgo, ya que contaba con aproximadamente 12 horas de haber fallecido.
Asimismo, indicó que hay avances importantes en el caso cuyos detalles no se pueden dar a conocer para no alertar a presuntos responsables. “Tenemos ya información muy importante y en las próximas podremos accionar legalmente como corresponde”, precisó.
El gobierno municipal de San Quintín expresó su dolor y solidaridad ante los hechos ocurridos y se comprometió a reforzar las medidas de prevención que permitan atender en tiempo y forma los casos de secuestro o desaparición forzada.
Agregó que brinda acompañamiento psicológico y legal a la familia afectada y mantiene una coordinación con la fiscalía estatal para contribuir al esclarecimiento de los hechos y a la aplicación de justicia.
También se reforzaron los operativos preventivos y la presencia policiaca en escuelas, espacios públicos y comunidades vulnerables.
“Como gobierno municipal no descansaremos hasta que se haga justicia y se implementen acciones que eviten que hechos tan dolorosos vuelvan a ocurrir”, sostuvo.
Al darse a conocer que los restos de Keila Nicole estaban incompletos, habitantes de la comunidad y colectivos se unieron a la búsqueda que continuó este viernes por la mañana.
A través de un comunicado, el Colectivo de Búsqueda San Quintín hizo un llamado a exigir justicia para evitar que el caso se quede impune y a compartir información sobre los hechos por todos los medios posibles para poder dar con los responsables y que sean castigados.
Por su parte, la asociación de Madres Buscadoras de San Quintín emitió un comunicado en el que exigió a las autoridades implementar las medidas necesarias para prevenir y sancionar los actos de desaparición.
Te puede interesar: Prevalecen violencias contra niñas en México: 745 feminicidios de menores y más de 5 mil desaparecidas, registra Save The Children.
En particular, la asociación pidió crear una célula así como una comisión local de búsqueda en San Quintín, reforzar a la fiscalía especializada en el área de desaparecidos, así como la creación de una unidad especializada en homicidios para que las autoridades no deban trasladarse desde Ensenada para hacer las diligencias correspondientes.
Este viernes, habitantes de El Rosario realizarán una caminata del centro a la fiscalía en apoyo a la familia de la adolescente y se reunirán en las letras emblemáticas de la localidad para encender una vela y despedirla. El encuentro está programado a las 19:00 horas y se requiere llevar vestimenta blanca o morada.
Washington acusa a su vecino del sur de violar un acuerdo de larga data de reparto compartido de agua, pero la nación latinoamericana padece de una sequía sin precedentes.
Después de 30 meses consecutivos sin lluvia, los residentes de San Francisco de Conchos en el norteño estado de Chihuahua, México, se reúnen para rezar por la intervención divina.
A las orillas del lago Toronto, un embalse detrás de la presa más importante del estado, llamado La Boquilla, un sacerdote lidera las oraciones de granjeros a caballo y sus familias, parados sobre un suelo rocoso que solía ser parte del lecho del lago antes de que las aguas bajaran a los niveles críticos actuales.
Entre aquellos que rezan con sus cabezas agachadas está Rafael Betance, quien ha monitoreado La Boquilla de manera voluntaria para las autoridades de suministro de agua durante 35 años.
“Todo esto debería estar bajo agua”, expresa, señalando una extensión reseca con rocas blancas expuestas.
“La última vez que la presa estuvo llena y se desbordó un poco fue en 2017”, recuerda Betance. “Desde entonces, ha bajado año tras año”.
“Actualmente estamos a 26,52 metros por debajo del punto máximo del agua, menos de 14% de su capacidad total”.
No sorprende que la comunidad local esté rogando a los cielos por agua. Aún así, pocos esperan que haya una tregua en la devastadora sequía y el sofocante calor de 42 °C.
Ahora, una antigua disputa con el estado de Texas sobre el escaso recurso amenaza con ponerse fea.
Según los términos de un acuerdo de uso compartido de agua de 1944, México debe enviar 430 millones de metros cúbicos de agua al año del río Bravo a EE.UU.
El agua se envía a través de un sistema de canales tributarios a unas presas compartidas que pertenecen a y son operadas por la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), que supervisa y regula el uso compartido del agua entre las dos naciones vecinas.
A cambio, EE.UU. envía su propia y mucho más grande asignación (casi 1.850 millones de metros cúbicos al año) del río Colorado para suministrar a las ciudades fronterizas mexicanas de Tijuana y Mexicali.
México está en mora y no ha mantenido sus envíos de agua durante gran parte del siglo XXI.
Tras la presión de los legisladores republicanos en Texas, el gobierno de Trump advirtió a México que podría retener el agua del río Colorado a menos que cumpla con sus obligaciones en virtud del tratado de 81 años de vigencia.
En abril, el presidente estadounidense Donald Trump acusó a México en su cuenta de la red Truth Social de “robar” el agua y amenazó con seguir aumentando la presión a “ARANCELES, e incluso SANCIONES” hasta que México pague a Texas lo que debe.
No obstante, no fijó una fecha límite firme para la posible implementación de tales represalias.
Por su parte, la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, reconoció el déficit de México, pero adoptó un tono más conciliador.
Desde entonces, México ha transferido inicialmente 75 millones de metros cúbicos de agua a EE.UU. a través de la represa compartida, La Amistad, ubicada a lo largo de la frontera, pero eso es solo una fracción de los aproximadamente 1.500 millones de metros cúbicos de la deuda pendiente de México.
La controversia sobre el intercambio transfronterizo de agua puede ser peligrosamente intensa: en septiembre de 2020, dos mexicanos murieron en enfrentamientos con la Guardia Nacional en las compuertas de La Boquilla, mientras agricultores intentaban impedir que el agua se desviara.
En medio de la grave sequía, la opinión predominante en Chihuahua es que “no se puede tomar de lo que no hay”, afirma el experto local Rafael Betance.
Pero eso no ayuda a Brian Jones a regar sus cultivos.
Agricultor de cuarta generación en el Valle del Río Grande, Texas, durante los últimos tres años solo ha podido sembrar la mitad de su finca porque no tiene suficiente agua de riego.
“Hemos estado luchando contra México porque no han cumplido con su parte del acuerdo”, sostiene. “Solo pedimos lo que nos corresponde por derecho según el tratado, nada más”.
Jones también cuestiona la magnitud del problema en Chihuahua. Cree que en octubre de 2022 el estado recibió agua más que suficiente para compartir, pero liberó “exactamente cero” a EE.UU., y acusó a sus vecinos de “acaparar agua y usarla para cultivar para competir” con ellos.
Los agricultores del lado mexicano interpretan el acuerdo de otra manera.
Afirman que solo los obliga a enviar agua al norte cuando México pueda satisfacer sus propias necesidades, y argumentan que la sequía persistente en Chihuahua significa que no hay excedente disponible.
Más allá de la escasez de agua, también existen debates sobre la eficiencia agrícola.
El nogal y la alfalfa son dos de los principales cultivos del Valle del Río Conchos en Chihuahua, y ambos requieren mucho riego: los nogales necesitan un promedio de 250 litros al día.
Tradicionalmente, los agricultores mexicanos simplemente han inundado sus campos con agua del canal de riego.
Al conducir por el valle, enseguida se ven nogales en charcas poco profundas, con el agua fluyendo desde una tubería abierta.
La queja de Texas es obvia: la práctica es un desperdicio y se puede evitar fácilmente con métodos agrícolas más responsables y sostenibles.
Mientras Jaime Ramírez pasea por sus nogales, el exalcalde de San Francisco de Conchos me muestra cómo su moderno sistema de riego garantiza que sus nogales reciban el riego adecuado durante todo el año sin desperdiciar este valioso recurso.
“Con los aspersores, consumimos alrededor de 60% menos que inundando los campos”, asesgura.
El sistema también permite regar los árboles con menos frecuencia, lo cual es especialmente útil cuando el nivel del río Conchos es demasiado bajo para permitir el riego local.
Sin embargo, Ramírez admite que algunos de sus vecinos no son tan conscientes. Como exalcalde local, insta a la comprensión.
Algunos no han adoptado el método de riego por aspersión debido a los costos de instalación, comenta Ramírez.
Ha intentado demostrar a otros agricultores que resulta más económico a largo plazo, ahorrando en energía y agua.
Pero los agricultores de Texas también deben comprender que sus homólogos de Chihuahua se enfrentan a una amenaza existencial, insiste Ramírez.
“Esta es una región desértica y no ha llovido. Si no llueve de nuevo este año, el próximo simplemente no habrá agricultura. Habrá que conservar toda el agua disponible para consumo humano”, advierte.
Muchos en el norte de México creen que el tratado de reparto de agua de 1944 ya no sirve.
Ramírez cree que pudo haber sido adecuado para las condiciones de hace ocho décadas, pero no se ha adaptado a los nuevos tiempos ni ha tenido en cuenta correctamente el crecimiento demográfico ni los estragos del cambio climático.
Al otro lado de la frontera, el agricultor texano Brian Jones sostiene que el acuerdo ha resistido el paso del tiempo y que aún debe respetarse.
“Este tratado se firmó cuando mi abuelo era agricultor. Ha pasado por mi abuelo, mi padre y ahora por mí”, dice.
“Ahora vemos que México no lo cumple. Es muy indignante tener una finca donde solo puedo sembrar la mitad del terreno porque no tengo agua de riego”, agrega.
La postura más firme de Trump ha dado un impulso a los agricultores locales, opina.
Mientras tanto, la sequía no solo ha perjudicado la agricultura en Chihuahua.
Con los niveles del lago Toronto tan bajos, Betance afirma que el agua restante en el embalse se está calentando a una velocidad inusual, lo que podría causar un desastre para la vida marina que sustenta una industria turística otrora próspera.
El pronóstico para el valle no había sido tan desalentador, afirma Betance, desde que él se dedica a registrar cuidadosamente las fluctuaciones del lago.
“Rezar para que llueva es todo lo que nos queda”, reflexiona.
Reporte adicional de Angélica Casas
Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.
Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.
También puedes seguirnos en YouTube, Instagram, TikTok, X, Facebook y en nuestro nuevo canal de WhatsApp.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.