
Para entender mejor
Para hacer resonar la Marea Verde, surgida originalmente en Argentina en pro del derecho de las mujeres a abortar, IPAS Global, Clacai, Médicos del Mundo Francia y Reprod’Action Santé impulsan la iniciativa MAREAS (Movimientos por la Autonomía Reproductiva, la Igualdad y la Solidaridad) entre dos regiones, con la finalidad de fortalecer la capacidad comunitaria, técnica y económica de organizaciones locales en países de Latinoamérica y África.
Esto ante una realidad en la que persiste el estigma como la barrera principal, y transversal a varios países, que permea a la sociedad, los sistemas y las estructuras con ideas negativas sobre el aborto como un acto que no debería existir y, sobre todo, negando su legitimidad como un servicio más de salud.

En entrevista, Mara Zaragoza, subdirectora de fortalecimiento a las vías de acceso para el aborto seguro en Ipas Latinoamérica y el Caribe (Ipas LAC), explica que el estigma influye en políticas públicas y leyes, que incluso resultan regresivas, como en Estados Unidos, o derivan en limitaciones no técnicas o injustificadas —como ocurrió en México, en Aguascalientes— para restringir la edad o la etapa gestacional para abortar.
“Sin duda, a pesar de que el aborto es un tema que hoy se habla con más libertad en varios países, el estigma persiste, y es esta idea negativa de que en esencia el aborto es un acto que no debería existir, que es un acto negativo, que es un acto que demerita la condición humana; la creencia de que el aborto, además, es peligroso, de que no es un servicio legítimo de salud, todas esas creencias vienen de ahí”, apunta.
Si bien en lo social, continúa, podemos pensar como comunidades que el aborto no es deseable, cuando este pensamiento impregna las políticas públicas, las leyes o la normatividad, afecta profundamente los derechos de las mujeres. “No es lo mismo que una persona de la comunidad sienta incomodidad sobre el aborto, y simplemente se repliegue ante esa idea o acto, a que una política pública se elabore con base en estigmas”, especifica.
Un ejemplo de ello es cuando se limita la edad de las mujeres o personas con capacidad de gestar para tener un aborto. Esto fue lo que ocurrió en Aguascalientes, México, cuando el 28 de agosto de 2024, a menos de un año de haberlo despenalizado, el Congreso local aprobó una reducción del límite para abortar de 12 a 6 semanas de gestación, mediante una reforma en la que también eliminó la categoría personas gestantes y suprimió las causales imprudencial, riesgo a la salud y peligro de vida.

Esto pese a las sentencias previas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que han declarado inconstitucional la despenalización del aborto, y pese a que las directrices sobre la atención para el aborto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) establecen explícitamente que no se recomienda la promulgación de leyes y otras reglamentaciones que restrinjan el aborto basándose en supuestos, mientras que sí se recomienda que el aborto esté accesible a demanda de mujeres, niñas y personas embarazadas.
De igual manera, ese documento establece que no se recomienda la promulgación de leyes y otras reglamentaciones que prohíban el aborto basándose en límites de edad gestacional, lo que también subraya Zaragoza al apuntar que esos son ejemplos muy claros de limitaciones que no responden a consideraciones técnicas, sino a estigmas.
A la hora de establecer estas condiciones arbitrarias, también sería conveniente pensar un poco en aquellos abortos que son necesarios porque la vida de una mujer o persona gestante está en riesgo, porque se ha vuelto peligroso o porque su salud está amenazada por alguna condición de salud preexistente o detonada por el embarazo. Otro factor importante a considerar son aquellos que buscan cesar los efectos de una violación.
“Mujeres, niñas y jóvenes viven constantemente embarazos que no buscaron, que no desearon, que les fueron impuestos con coerción o violencia, y creer que ese aborto no es legítimo, evidentemente no hay razones técnicas tras ello, sino una consideración de que al final el aborto no es correcto, y esto permea políticas públicas que inhiben derechos, obstaculizan y erigen barreras”, subraya.

MAREAS es un proyecto internacional que busca unir dos continentes, América y África, en donde existen países con diferentes grados de aceptación, desarrollo y libertad respecto al aborto.
Las naciones involucradas son Benín, República Democrática del Congo, Madagascar, Uganda, Kenia y Senegal, en África, y Argentina y México, en Latinoamérica. El nombre se deriva de la Marea Verde surgida en Argentina, país que persiguió largamente la despenalización del aborto, con intentos que poco a poco se consolidaron en una gran campaña por el aborto seguro.
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“Lograron una movilización impresionante, salieron a las calles, exigieron los derechos, la despenalización, y lograron aglutinar a personas en lo individual, pero también a organizaciones exigiendo este derecho. El impacto de esta campaña fue tan grande que aun dentro de las estructuras oficiales de salud, por ejemplo, hay muchas integrantes, médicas, enfermeras, trabajadores sociales, directores de hospitales, personal de salud que si bien tienen esta profesión, en su vida comunitaria y social son parte de la campaña”, explica.
Ese movimiento permeó prácticamente en toda la región latinoamericana, incluso en contextos restringidos, como Centroamérica, donde a pesar de que las leyes no lo permitan, la comunidad, de manera individual, las organizaciones y las colectivas encabezan la lucha aunque haya restricciones serias no solo de persecución, sino de criminalización hacia el aborto. La Marea Verde, a final de cuentas, es muestra de que más allá de las leyes y políticas, si una sociedad organizada tiene oportunidades de cohesión y financiamiento, es poderosa, puede hacer escuchar su voz e incluso exigir derechos e influir en la desestigmatización del aborto a nivel social, legal y político.

Hoy incluso países de África han sido permeados por ese fenómeno, pero también han gestado sus propios movimientos nacionales y locales de búsqueda de derechos, que encuentran reflejos en la Marea Verde. Además, gracias a las organizaciones que ya tienen nodos en ambas regiones, como IPAS, existen diálogos previos: se comunican, conviven e intercambian experiencias y lecciones.
“Lo que estamos haciendo es aprovechar esta gran capacidad de cohesión y unirnos con otras organizaciones para consolidarnos como un consorcio en donde tenemos acciones compartidas en este proyecto. Esto para operarlo y apoyar a organizaciones locales en diferentes países, con iniciativas diversas, que desde ámbitos comunitarios puedan establecer diálogos, hacer campañas, fortalecer los sistemas de salud, sensibilizar y hacer capacitación”, explica Zaragoza.
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La raíz del proyecto es el fortalecimiento de la capacidad comunitaria, técnica, pero también económica, a través de subvenciones, de lo local, subraya. Con ello, las cinco organizaciones buscan consolidar un movimiento capaz de desafiar las estructuras del poder, cuestionar la normatividad, los lineamientos, las leyes y políticas e incluso permitir a personas que son parte de estructuras institucionales identificarse y abrir espacios donde se puedan generar cambios aun dentro del sistema.
La iniciativa MAREAS recorre países de dos regiones diversas entre sí, pero también con diferencias locales importantes en todo tipo de ámbitos, e igualmente en lo relativo a sus regulaciones y restricciones en torno al derecho de las mujeres y personas gestantes a abortar.
Mientras que Argentina logró una despenalización hasta las 14 semanas a nivel nacional desde 2020 —que hoy se enfrenta a un gobierno con discursos regresivos—, lo que marcó un hito en Latinoamérica, México se posicionó como un país de referencia tras la despenalización en la Ciudad de México en 2007; sin embargo, en nuestro país tomó años que se empezara a extender en el resto del territorio.

Otro paso importante marcó un precedente en México: la resolución de 2021 de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que declara inconstitucional la criminalización del aborto. Aunque a partir de entonces se consideró que nuestro país había despenalizado a nivel nacional, en realidad el delito se persigue en el fuero común de cada entidad de la República, por lo que para hacerla efectiva se requiere que cada una de ellas reforme sus leyes locales.
En 27 de 32 estados el aborto ya se ha despenalizado mediante reformas a los códigos penales aprobadas por los congresos locales, o por la vía judicial gracias a resoluciones de la Suprema Corte; sin embargo, en al menos cuatro todavía está pendiente legislar para armonizar las leyes locales. En tanto, Guanajuato, Querétaro, Nuevo León, Tamaulipas y Sonora siguen sin despenalizarlo.
“Existe, sin duda, la obligatoriedad de respetar la medida de nivel constitucional, pero para que eso se materialice, se necesita que las instituciones, el personal que provee servicios, sepa que estos deben de estar disponibles, pero también se necesita que a nivel comunitario esto se reconozca como un derecho, se exija y se reivindiquen los derechos. Entonces hay un trabajo importante que hacer”, opina Zaragoza.
En tanto, en el caso de los países africanos, en Benín se han logrado avances con una despenalización hasta las 12 semanas en caso de dificultades socioeconómicas, lo cual es muy significativo, pues gran parte de los abortos en los sistemas públicos están relacionados con la falta de recursos. Es importante para la activista destacar que a nivel global se busca la exigibilidad del derecho en el sistema público.

En cambio, en Senegal el aborto está severamente restringido y criminalizado, y se permite solo para salvar la vida de las mujeres embarazadas. Además, en contextos muy específicos, la vida suele interpretarse solo en su faceta fisiológica, mientras que las amenazas a esta y al bienestar también atraviesan lo social, psicológico y económico.
En la República Democrática del Congo, donde persiste una grave afectación a los derechos de las mujeres, se han adoptado estándares y directrices un poco más progresistas: desde el 2019, se acepta el aborto en varias zonas del país por diferentes motivos, pero no está ampliado a todo su territorio, como sucede en México.
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En Madagascar, por otra parte, hay un entorno muy hostil para el ejercicio de los derechos reproductivos, con iniciativas muy incipientes de legalización, y una sociedad civil trabajando por el derecho. En tanto, en Kenia desde 2010 rige una nueva constitución que reconoce la salud como un derecho, incluido el aborto y la atención posaborto como un tratamiento médico de emergencia, lo que lo coloca en mejores condiciones.
Sin embargo, en Uganda a lo largo de los años se han ido reduciendo las oportunidades y los derechos en espacios cívicos. El aborto sigue siendo altamente restringido, con zonas grises y vacíos en sus leyes, lo cual no deja claro cuáles son los casos en los que las mujeres pueden tener la oportunidad de acceder a un aborto. En todos esos países, a pesar de las restricciones, hay movimientos sociales vibrantes, subraya Zaragoza, y organizaciones que con recursos y asistencia técnica, pueden incidir en la realidad de sus países, lo cual les ofrecerá MAREAS.

Al mismo tiempo, advierte que a nivel global, las organizaciones ya están acostumbradas a los movimientos antiderechos, con algunos momentos más activos, como el presente, que es de mucha resistencia y fortalecimiento de estos grupos mediante el afinamiento de sus narrativas, así como la internación en estructuras. Los mejores ejemplos son Argentina y Estados Unidos, con la regresión de la sentencia Roe vs. Wade, que desapareció la protección constitucional al aborto.
“Esto nos demuestra que los derechos hay que defenderlos siempre, que en ningún momento puede el movimiento feminista y el movimiento de derechos bajar la guardia, porque sin duda son grupos muy bien organizados, también bien financiados, con estrategias claras.
“Como organizaciones que buscamos el derecho a la vida de las mujeres, el respeto y la defensa del espacio cívico, democrático y de la ciudadanía, no nos queda más que estar vigilantes, escuchar sus argumentos, conocer dónde están, cómo se movilizan, y permanecer siempre activando acciones resilientes, en defensa y promoción de los derechos de maneras muy específicas; no dejar espacios sin información, sin contenido”, invita.
Además, es preciso recordar que para los movimientos feminista y de derechos, el aborto es una opción legítima y válida que las mujeres tienen derecho a elegir o no, mientras que el movimiento antiderechos busca activamente infiltrarse en las estructuras y movilizar a mujeres para influenciar directamente su decisión.

Tras un período de incertidumbre, el Instituto Nobel Noruego confirmó que Machado está a salvo y se encuentra camino a la ciudad europea.
María Corina Machado, líder de la oposición venezolana, no pudo asistir a la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz. Sin embargo, llegará a Oslo en las próximas horas, según informaron el Instituto Nobel Noruego y su hija, quien recogió el galardón y pronunció el discurso de agradecimiento en su nombre.
Después de un período de incertidumbre, en el cual los funcionarios del Instituto Nobel habían informado de la ausencia de la galardonada y de desconocer su paradero, se ha confirmado que se encuentra a salvo y camino a la capital Noruega.
“La Premio Nobel de la Paz, María Corina Machado, ha hecho todo lo posible para acudir hoy a la ceremonia. Un viaje en una situación de peligro extremo. Aunque no podrá asistir a la ceremonia ni a los eventos de hoy, nos complace profundamente confirmar que está a salvo y que estará con nosotros en Oslo”, expresó el instituto en un comunicado.
Estaba previsto que Machado asistiera a la ceremonia en el ayuntamiento de Oslo, la cual fue encabezada por los reyes Harald y Sonja, y líderes latinoamericanos incluyendo los presidentes de Argentina, Javier Milei, y de Ecuador, Daniel Noboa.
Durante la semana previa hubo especulaciones en torno a la presencia de la galardonada y, temprano este miércoles, se dijo que no estaría en la ceremonia y que se desconocía su paradero.
Aunque Machado no llegó al evento, la ceremonia siguió adelante y su hija, Ana Corina Sosa Machado, recibió el premio y pronunció un discurso en nombre de su madre.
En octubre, el Comité del Premio Nobel decidió entregarle el reconocimiento a la opositora por sus “incansables esfuerzos para promover los derechos y libertades en Venezuela” y por favorecer “una transición justa y pacífica hacia la democracia”.
“María Corina Machado ha dedicado años a trabajar por la libertad del pueblo venezolano”, subrayó la institución, la cual agregó que “el férreo control del poder por parte del gobierno venezolano y su represión contra la población no son fenómenos únicos en el mundo”.
“Dios mío… No tengo palabras”, fue la primera reacción de la opositora al conocer en octubre pasado la noticia de que se convirtió en la primera venezolana en recibir el premio.
“Este es el logro de un movimiento, de una sociedad. Ciertamente no merezco un premio así, pero lo recibo con humildad y agradecimiento en nombre del pueblo de Venezuela”, agregó durante la conversación telefónica que mantuvo con Kristian Berg Harpviken, presidente del Comité Noruego del Premio Nobel de Paz.
La presencia de Machado había sido anunciada semanas atrás por el Instituto Nobel. Y, por ello, se pensaba que lograría viajar hasta la capital noruega.
A la opositora no se le ve en público desde el pasado 9 de enero, cuando encabezó una manifestación en Caracas contra la juramentación de Nicolás Maduro para un tercer mandato consecutivo.
A finales de 2024, Machado anunció que pasaría a la clandestinidad, en medio de la ola de represión con la que las autoridades venezolanas respondieron a las protestas desatadas en el país tras los cuestionados resultados de las elecciones presidenciales, que dejaron más de 2.000 detenidos, entre ellos decenas de dirigentes opositores.
La dirigente se ha convertido en la principal voz de la disidencia frente al gobierno de Maduro, quien asumió el poder en 2013 tras la muerte de Hugo Chávez.
En octubre de 2023 fue elegida como candidata unitaria de la oposición en unas elecciones primarias, pero las autoridades le impidieron participar en las elecciones presidenciales celebradas el 28 de julio de 2024.
Sin embargo, Machado no se quedó de brazos cruzados y respaldó al diplomático Edmundo González Urrutia, quien, de acuerdo con las actas recabadas por la oposición, ganó los comicios con el 66% de los votos, aunque el Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó vencedor a Maduro sin mostrar pruebas que sustentaran esa decisión.
La figura de Machado se hizo familiar para los venezolanos a partir de 2003, cuando desde la organización Súmate impulsó el proceso activar un referendo que buscaba revocar el mandato del entonces presidente Chávez.
En 2010, fue elegida diputada y en 2012 mantuvo un tenso intercambio con el desaparecido mandatario, cuya política de nacionalizaciones de empresas cuestionó.
“Expropiar es robar”, le espetó, mientras que Chávez le replicó: “Hasta ladrón me llamó. Me llamó ladrón delante del país”.
El fiscal general venezolano, Tarek William Saab, advirtió hace unas semanas a la opositora que, si abandonaba el país, la consideraría una “fugitiva” y buscaría arrestarla en caso de que intentara regresar.
Desde 2014 pesa sobre Machado una prohibición de salida del país impuesta por un tribunal venezolano en respuesta a su presunta participación en los sucesos violentos en los que derivó una marcha celebrada en Caracas el 12 de febrero de 2014.
Por este caso fue encarcelado el exalcalde y exprecandidato presidencial Leopoldo López.
Pese a que ha transcurrido más de una década desde aquellos hechos y a que Machado jamás fue procesada penalmente, la medida judicial se ha mantenido.
Menos duro se mostró el ministro del Interior, Diosdado Cabello, quien ha pasado los últimos días anunciado la partida de Machado.
“La vamos a extrañar”, dijo en el programa que conduce en la televisión estatal.
“El equipo está instalado desde hace días en Noruega. Y aunque la maquinaria mediática anda con el cuento de que nadie sabe dónde está, la realidad es menos poética. La mujer dejó el pelero (se fue) con la misma elegancia con la que Edmundo González gestionó su salida exprés del país. Nada de desaparición ni drama, pura logística de manual y aviones que viajan en silencio con inmunidad diplomática”, declaró.
*Con información de última hora de la agencia Reuters
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