La familia de Carlos Aranda Burgoin acusó a la Policía Montada de Canadá de no realizar la necropsia de ley correspondiente y las pruebas de ADN para corroborar que el cuerpo encontrado en el lago Osoyoos efectivamente es del mexicano.
“En una clara violación a los derechos humanos, la Policía Montada realizó una aseveración relativa a la identidad de un cuerpo hallado en un lago de la región sin tener un mínimo sustento científico, debido a que no se le ha practicado el protocolo de necropsia de ley, así como la toma de muestra de ADN”, expresó la familia mediante un comunicado.
Esto, luego de que las autoridades de Canadá aseguraron que el cuerpo encontrado en el lago sí era del mexicano, quien fue reportado como desaparecido el 7 de julio.
La familia de Carlos Aranda explica que apenas el 23 de agosto, un oficial se comunicó con una prima de Aranda y le aseguró que sólo con una prueba de ADN se podría determinar la identidad del joven, pues el cuerpo estaba ya muy descompuesto.
Sin embargo, esta tarde, la policía aseguró que identificaron el cuerpo a partir de unas fotografías analizadas por un grupo de expertos.
La familia asegura que la policía ha minimizado el caso de Carlos.
“Esta vergonzosa y negligente actuación de la policía no hace más que sumarse al muy lamentable desempeño que, en términos generales, ha tenido desde que se reportó la desaparición de Carlos”:
Los familiares del joven pensaban viajar este 25 de agosto a Canadá para esperar los resultados de las pruebas de ADN.
La Policía de Canadá dio a conocer este 24 de agosto que el cuerpo hallado en el lago de Osoyoos corresponde a Carlos Aranda Burgoin, desaparecido en ese país desde julio de 2023.
“RCMP de Osoyoos puede confirmar que el cuerpo recuperado del lago Osoyoos el 22 de agosto de 2023 es el de Carlos Tomás Aranda Burgoin”, indicó la Real Policía Montada de Canadá.
El miércoles, la Real Policía Montada de Canadá informó sobre el hallazgo del cuerpo y de la realización de pruebas para determinar su identidad.
“La RCMP de Osoyoos está trabajando con el Servicio Forense de BC en un esfuerzo por determinar cómo, dónde, cuándo y por qué medio murió el hombre”, agregó.
La corporación ofreció sus sinceras condolencias a la familia y amigos de Carlos Aranda.
Tras darse a conocer la noticia, la canciller mexicana Alicia Bárcena aseguró que está en contacto permanete con la familia Aranda Ortega para brindarles asistencia consular.
“Agradezco a las autoridades canadienses su invaluable apoyo”, escribió en su cuenta de Twitter.
Además de Carlos Aranda, otros mexicanos que radican en el extranjero han sido reportados como desaparecidos.
Uno de los casos más recientes fue el de María Fernanda, quien fue hallada muerta en Berlín, Alemania, donde realizaba estudios de posgrado.
María Fernanda desapareció en julio de 2023 y fue encontrada sin vida el 5 de agosto.
El cuerpo de María Fernanda fue hallado flotando en el canal Tetow, cerca del puente Altglienicker, por un peatón que informó a la policía.
Los resultados de la autopsia para determinar la causa de su muerte se darán a coocer en un par de meses.
Otro de los casos ocurrió en Bélgica, cuando se reportó la desaparición de José Esquivel Franco desde el 12 de julio pasado. El mexicano fue localizado con vida el 29 de ese mismo mes, confirmó su familia a la Embajada de México en ese país.
La localización de Esquivel Franco fue confirmada a la Embajada mexicana en Bélgica por la familia.
Tayeb ait Ighenbaz se vio obligado a elegir entre salvar a su hijo de 11 años o a sus padres cuando estos quedaron atrapados bajo los escombros tras el devastador terremoto en Marruecos del pasado viernes.
El pastor de cabras de una pequeña comunidad en las montañas del Atlas dice que está atormentado por la decisión que tuvo que tomar.
Tayeb estaba con su esposa, sus dos hijos y sus padres el viernes por la noche en su pequeña casa de piedra cuando esta fue sacudida por el mayor terremoto que ha sufrido el país en 60 años.
Acompaño a Tayeb a su antigua casa que ahora está en ruinas.
Todavía se puede ver parcialmente el interior de la construcción. Él señala los escombros mientras me dice: “Allí es donde estaban”.
“Todo pasó muy rápido. Cuando sucedió el terremoto, todos corrimos hacia la puerta. Mi padre estaba durmiendo y yo le grité a mi madre que saliera, pero ella se quedó a esperarlo”, dice.
Del otro lado, él solo podía ver a su esposa y a su hija.
Cuando regresó a la casa derrumbada, Tayeb encontró a su hijo y a sus padres atrapados entre los escombros. La mano de su hijo se asomaba entre los cascotes.
Sabía que tenía que actuar rápidamente, y se dirigió hacia donde estaba su hijo Adam, y comenzó a cavar deseperadamente para sacarlo.
Cuando fue a buscar a sus padres, atrapados bajo una gran losa de piedra, dice que ya era demasiado tarde.
“Tuve que escoger entre mis padres y mi hijo”, dice con lágrimas en los ojos.
“No pude ayudar a mis padres porque una pared cayó sobre sus cuerpos. Es muy triste. Vi como morían mis padres”.
Tayeb señala las manchas sobre su pantalón, y me dice que es la sangre de sus padres. Toda su ropa está dentro de su casa. No ha podido cambiarse desde que se produjo el sismo.
La familia vive ahora junto a sus parientes en carpas improvisadas cerca de su antigua casa. Tayeb cuenta que todo su dinero está en la casa, y que la mayoría de sus cabras han muerto.
“Es como haber nacido otra vez en una nueva vida. Sin padres, sin casa, sin comida, sin ropa. Tengo 50 años y tengo que empezar de nuevo”, dice.
Él no puede ahora pensar en cómo continuar, pero se acuerda de las lecciones que le enseñaron sus padres.
“Siempre me decían ‘sé paciente, trabaja duro, nunca te rindas’”.
Mientras conversamos, su hijo Adam se acerca vestido con una camiseta del club de fútbol Juventus con el nombre de Ronaldo en la espalda, y abraza a su padre.
“Mi papá me salvó de la muerte”, dice sonriendo.
Unos metros más lejos, camino a la ciudad de Amizmiz, otro hijo abraza a su padre.
Abdulmajid ait Jaefer dice que estaba en su casa con su esposa y sus tres hijos cuando comenzó el terremoto y “el piso se cayó”.
Su hijo Mohamed, de 12 años, salió del edificio, pero el resto de la familia quedó atrapada.
Abdulmajid cuenta que sus piernas quedaron atrapadas bajo los escombros, pero que un vecino lo ayudó a salir.
Luego pasó dos horas tratando de rescatar a su esposa y a una de sus hijas.
Las dos estaban muertas cuando logró sacarlas de entre los escombros.
Al día siguiente, el cuerpo sin vida de otra de sus hijas fue rescatado.
Abdulmajid, de 47 años, duerme ahora bajo un toldo frente a lo que quedó de su casa.
Puede ver la cocina, con la nevera aún de pie y ropa colgada puesta a secar.
Dice que no puede abandonar la zona porque necesita “hacer guardia” para proteger sus posesiones, y el recuerdo de su vida allí.
“Esa es mi cocina y mi nevera. Todos estábamos allí. Ahora solo puedo mirar hacia allí”, dice.
Antes del viernes, Abdulmajid dice que nunca jamás pensó en un terremoto. “Incluso ahora, no lo puedo creer”.
Mientras conversamos, un auto para cerca de nosotros y un grupo de gente baja para ofrecer sus condolencias. Otros que caminan por la calle se detienen para darle un abrazo al padre y esposo.
“Éramos cinco en mi familia. Ahora somos dos”, me dice con tristeza.
“Por el momento, solo puedo pensar en una cosa: mi hijo”.
Reporteo adicional: Wahid El Moutanna.
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