Estados Unidos desplegará más de 600 militares adicionales en su frontera con México, informó este martes el ejército estadounidense, en medio de la cruzada del presidente Donald Trump contra la migración irregular y el narcotráfico.
De ellos, alrededor de 40 serán analistas de inteligencia de la fuerza aérea y unos 590 ingenieros del ejército, informó el Comando Norte de Estados Unidos (NORTHCOM) en un comunicado.
Esto “aumentará el número total de tropas desplegadas o programadas para desplegarse en la frontera sur a aproximadamente 9 mil 600“, precisó. “El número exacto de personal fluctuará a medida que las unidades roten” y “se asignen fuerzas adicionales”, agregó.
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El pasado 1 de marzo, Estados Unidos anunció el despliegue de 2 mil 900 militares en la frontera con México.
Dichas tropas se sumaron a los mil 500 soldados en servicio activo adicionales que se enviaron para apoyar en las políticas migratorias de Trump con la instalación de barreras de alambre de púas, labores de inteligencia y ayuda a la Patrulla Fronteriza.
Cabe mencionar que en la frontera sur de Estados Unidos ya había mil 600 soldados en activo y 500 elementos del Cuerpo de Marines.
La seguridad fronteriza es una prioridad para el presidente Trump, quien declaró una emergencia nacional en la frontera de Estados Unidos con México el 20 de enero, el primer día de su segundo mandato.
Ante el pleno de Congreso, el republicano sostuvo este mes que el territorio mexicano lindante con la frontera estadounidense “está dominado en su totalidad por cárteles criminales que asesinan, violan, torturan”.
Trump los acusa de amenazar “la seguridad nacional” de Estados Unidos y estima que llegó la hora de librar “una guerra” contra ellos.
Como parte de su “lucha”, designó como organizaciones “terroristas globales” a seis grupos mexicanos, incluido el cártel de Sinaloa, el cual fue fundado en los años 1980 por Joaquín “El Chapo” Guzmán e Ismael “El Mayo” Zambada, quienes se encuentran actualmente en prisión en Estados Unidos.
Su administración también ha lanzado un plan para frenar la migración irregular que incluye redadas migratorias, arrestos y deportaciones.
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“La invasión de nuestro país ha TERMINADO”, proclamó el presidente a principios de este mes en su plataforma Truth Social, usando mayúsculas. “Gracias a las políticas de la administración Trump, la frontera está CERRADA para todos los inmigrantes ilegales”, escribió.
El pasado 3 de febrero, México también ordenó el despliegue de 10 mil elementos de la Guardia Nacional en la zona limítrofe, donde operan los cárteles de la droga, como parte de las negociaciones para intentar evitar la entrada en vigor de aranceles del 25 % a todos sus productos. Tras un estira y afloja, Trump optó por pausar las tarifas hasta el 2 de abril.
Investigadores proyectan que el potencial de recolección de niebla en zonas geográficas con condiciones favorables podría extender esta práctica (comúnmente utilizada a escala rural) al abastecimiento de urbes donde el agua es escasa.
Esto es lo que han concluido investigadores de ese país tras analizar el potencial de la recolección de niebla en Alto Hospicio, una ciudad ubicada en el norte de Chile, en la región árida del desierto de Atacama.
Con poca o ninguna precipitación, la principal fuente de agua de las ciudades de la zona son los acuíferos subterráneos, que se recargaron por última vez hace miles de años. La precipitación promedio es de menos de 5 mm al año. Y, en algunas zonas, la escasez hídrica obliga a abastecer de agua a la población con camiones aljibe.
Pero la ciudad de Alto Hospicio tiene una particularidad geográfica que favorece la formación y captura de la niebla.
“Se ubica en uno de los corredores de entrada de la niebla al continente”, explica a BBC Mundo la investigadora Virginia Carter Gamberini, de la Universidad Mayor de Chile.
Precisamente esas condiciones son las que podrían permitirle a la ciudad apoyarse en la cosecha de niebla como una alternativa viable y sostenible para abastecer de agua potable a su población.
Las conclusiones del estudio, que fue publicado en febrero en la revista Frontiers of Environmental Science, apuntan a que las nubes de niebla que se acumulan regularmente sobre la ciudad montañosa son una fuente desaprovechada de este recurso tan valioso.
Con el crecimiento de la población urbana y la creciente demanda de agua por parte de la minería y la industria, los investigadores advierten que es urgente encontrar otras fuentes sostenibles.
Sobre todo, considerando que en el caso particular de Alto Hospicio, se enfrentan graves problemas de pobreza y un acceso reducido de sectores de la población a redes de suministro de agua limpia.
La idea de capturar el agua de niebla no es nueva.
De hecho, Carter cuenta que ella ha participado en proyectos similares en otras zonas de Chile, Guatemala, Canadá y África.
Uno de los sistemas de recolección de agua de niebla más grandes se encuentra en Marruecos, en el borde del desierto del Sahara, mientras que experiencias emblemáticas en América Latina son las del Chungungo, también en Chile, o los atrapanieblas de las colinas del sur de Lima.
La novedad, señala la investigadora, es que hasta ahora los proyectos de esta naturaleza se habían entendido con la perspectiva de abastecer a comunidades rurales y no así a poblaciones urbanas.
“Esto apunta a un cambio de percepción. Siempre se pensaba en usar agua de niebla para abastecer a pequeños poblados o asentamientos rurales. En este caso, queremos explorar la posibilidad de abastecer una ciudad”, afirma.
“Nuestros hallazgos demuestran que la niebla puede servir como suministro urbano complementario en zonas áridas donde el cambio climático exacerba la escasez de agua”.
Carter recalca que una “nueva era” de recolección de niebla a una escala mucho mayor podría proporcionar un suministro de agua más seguro y sostenible en entornos urbanos donde más se necesita, no solo en Chile sino también en otras urbes del mundo.
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Capturar el agua de la niebla es extraordinariamente sencillo: se cuelga y tensa una malla entre dos postes y se forma el “atrapaniebla”. Cuando las nubes cargadas de humedad atraviesan esa fina malla, se forman pequeñas gotitas, que se canalizan hacia tuberías y tanques de almacenamiento.
La niebla de Alto Hospicio se forma sobre el océano Pacífico cuando el aire cálido y húmedo fluye sobre el agua fría y luego es empujado hacia las montañas. Las condiciones de niebla constantes en la zona permitieron a los investigadores identificar las áreas donde se podría recolectar el mayor volumen de agua de manera regular.
Con un trabajo de campo que se extendió por un año, realizaron evaluaciones in situ, lo que combinaron con datos obtenidos mediante un método predictivo (AMARU), que procesa información meteorológica y la cruza con datos que se obtienen mediante sensores remotos.
Durante la temporada alta del estudio, entre agosto y septiembre de 2024, el potencial de recogida alcanzó hasta 10 litros por metro cuadrado al día, según los investigadores.
Basándose en una tasa promedio anual de recolección de agua de 2,5 litros por metro cuadrado de malla al día, calcularon que:
Carter explica que Chile es “muy especial” en cuanto a la niebla marina, “porque tenemos el océano a lo largo de todo el país y también tenemos la cordillera”.
Su equipo está trabajando actualmente en un “mapa de recolección de niebla” con el objetivo de identificar otros lugares en donde este modelo se pueda implementar.
El “agua de las nubes”, como la describe Carter, podría, según ella, “mejorar la resiliencia de nuestras ciudades ante el cambio climático y, al mismo tiempo, mejorar el acceso al agua potable”.
La investigadora destaca, sin embargo, que la posibilidad de alcanzar esos volúmenes en otras zonas que enfrentan una grave escasez hídrica dependerá siempre de su potencial de formación y captación de niebla, que está dado por diversos elementos.
“Los factores clave que influyen en la eficiencia de la recolección de niebla incluyen la dirección y la velocidad del viento, así como las características geográficas, especialmente la presencia de montañas”, explica.
Por ejemplo, Petorca, una de las zonas más afectadas por la escasez hídrica en Chile, no tendría -a primera vista- las mismas posibilidades de abastecerse en grandes volúmenes de agua a partir de la niebla. Pero sí otras zonas costeras del país.
“Yo he tomado siempre agua de niebla”, dice Carter, pero señala que el estudio que realizaron no contempla un análisis químico respecto de la calidad del recurso hídrico.
En ese sentido, destaca que “va a ser importante hacer otras investigaciones…Ya sabemos cuánta agua y dónde encontrarla. Después habrá que profundizar en la calidad del agua y los métodos mas adecuados para potabilizarla”.
“Puede ser que ahora ya está bien para tomarla, el punto es que no lo sabemos”, dice otra de las investigadoras, Nathalie Verbrugghe, de la Universidad Libre de Bruselas.
Las investigadoras son cautas sobre las expectativas que se han generado en torno a los hallazgos de esta investigación:
“Nosotras no vamos solucionar la crisis hídrica de Chile o del desierto de Atacama” y “probablemente esta tecnología tampoco, pero esperamos que sea un complemento”.
*Con información de Victoria Gill e Isabel Caro
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