Más de 10 años y un gasto de 997 millones de pesos de recursos públicos no fueron suficientes para concluir la construcción de 10 hospitales en municipios de alta marginación en el Estado de México, cuyas obras a medias hoy lucen abandonadas. Los hospitales fueron prometidos por el ex presidente Enrique Peña Nieto, al inicio de su sexenio, y encomendados como obras prioritarias a dos gobernadores priistas, Eruviel Ávila y Alfredo del Mazo, quienes dejaron el poder sin concluirlos. Todos están en obra negra.
El gobierno Federal hizo las inversiones iniciales y el Edomex debía destinar presupuesto para concluirlos. Sin embargo, aunque el dinero sí salió de las arcas públicas, Eruviel Ávila mintió en sus informes de gobierno al asegurar avance de inversión y de construcción que no ocurrieron. Animal Político le solicitó una entrevista, pero no aceptó.
Mientras que el equipo de Del Mazo respondió que una de las razones por las que su administración tampoco concluyó las obras fue porque los terrenos donde iniciaron las construcciones no estaban regularizados.
Se trata de los hospitales con 18 camas en Chicoloapan, Atlacomulco, Tepotzotlán, Zumpango, Zinacantepec, Acolman, Cuautitlán Izcalli, Aculco y el Hospital General de Tlalnepantla Valle Ceylan y el Instituto de Oncología de Ecatepec, municipios donde sus habitantes tardan hasta tres horas para llegar al hospital más cercano.
Estos obras también sufrieron las consecuencias de la desaparición del Seguro Popular y su atropellada sustitución por el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), también desaparecido, pues –según el gobierno de Del Mazo– requerían de esos recursos para “avanzar en la conclusión de estas unidades médicas, tanto para la obra, como el equipamiento”.
Además, aunque las obras no se concluyeron, las empresas contratadas ni siquiera fueron penalizadas. Según el Instituto de Salud del Estado de México (ISEM), a cargo de la construcción de los hospitales, las obras “estaban culminadas”, por eso no hubo ninguna sanción, según respondió a solicitudes de información a pregunta expresa.
Algunos de los empresarios contratados respondieron a Animal Político que no continuaron las obras debido a que el gobierno del Estado de México incumplió con el pago acordado en los contratos, e incluso, en estos años han recibido algunos remanentes, pero continúan en negociaciones para que les paguen los adeudos pendientes, razón por la cual pidieron que sus nombres no fueran citados.
Entre las obras inconclusas en zonas rurales está el Hospital Municipal de Santiago Acutzilapan, en Atlacomulco, cuya construcción comenzó en 2012 con una inversión de 15 millones de pesos. Pusieron las primeras columnas y secciones de techo, pero hasta ahí llegaron. Actualmente parecen ruinas en medio de la nada, con la maleza invadiendo todo el predio, y sin la menor esperanza de que un día lo concluyan, dicen los vecinos.
Otro hospital que beneficiaría a 6 millones de personas de la zona urbana de la entidad era el Instituto Oncológico de Ecatepec, municipio que ocupa el segundo lugar en cáncer cérvico-uterino en el Estado de México. En total gastaron 354 millones de pesos en una obra que comenzó en 2014.
En 2015, y con la obra aún inconclusa, el gobierno estatal registró otro gasto en el hospital: 76 millones de pesos para equiparlo. Supuestamente compró un acelerador lineal de alta energía y una unidad de radioterapia intracavitaria, pero jamás fueron entregados, puesto que el inmueble ni siquiera tiene ventanas o electricidad.
La Auditoría Superior de la Federación (ASF) alertó sobre las irregularidades en estas obras desde 2014, en la revisión que hizo al “Programa de Apoyo para Fortalecer la Calidad en los Servicios de Salud” de la Secretaría de Salud, que proveía de recursos a los estados para mantenimiento, equipamiento de hospitales y obra nueva.
En 2013, las entidades federativas recibieron 3 mil 181 millones de pesos como parte de este programa, perteneciente al extinto Seguro Popular. De ello, el Estado de México obtuvo 169 millones de pesos, y supuestamente los ocuparía para construir los 10 hospitales.
Sin embargo, el Instituto de Salud del Estado de México (ISEM), institución encargada de administrar los recursos, sólo ejerció 63 millones de pesos en 2013, es decir, 37%, pero sin comprobar en qué los gastó, pues no entregó facturas ni ningún otro documento que amparara los egresos.
De hecho, se trató de un problema de origen, pues la Secretaría de Salud hizo convenios con las entidades federativas sin establecer “criterios claros que aseguraran la transparencia y comprobación de los recursos”, señaló la Auditoría como otra de las irregularidades.
Animal Político confirmó que el dinero entregado para estas obras ascendió a 997 millones de pesos, con base en la información que el Instituto de Salud del Estado de México (ISEM) entregó vía transparencia.
Eruviel Ávila –actual senador sin partido tras su renuncia al PRI y que busca incorporarse al Partido Verde– informaba sobre el avance de los hospitales para mostrar supuestos resultados durante su gestión como gobernador del Estado de México, pero mintió en más de una ocasión sobre el progreso e inversión en las obras que, tras su administración y la siguiente, nunca fueron terminadas.
En su primer informe de gobierno, en septiembre de 2012, aseguró que el Hospital General de Tlalnepantla Valle Ceylan, al que supuestamente le habían invertido 380 millones de pesos, estaría terminado a finales de 2012, pero la obra ni siquiera había comenzado. Incluso, la primera contratación ocurrió hasta agosto de 2013.
En 2013, en su segundo informe, anunció que iniciaría la construcción del Instituto Oncológico del Estado de México gracias a que ya “contaba con el terreno y el proyecto ejecutivo”, además de un presupuesto etiquetado de 415 millones de pesos para ese año. Sin embargo, esa cifra era mayor al costo estimado de la obra, prevista en 401 millones de pesos, de acuerdo al “Plan Maestro de Infraestructura Física en Salud en el Estado de México”, y la construcción comenzó hasta octubre de 2014.
En el informe de 2014 mintió sobre los avances de obras de los hospitales de Zumpango y Zinacantepec, pues dijo que a un año del inicio de su construcción ya tenían 54% y 48% de avance respectivamente, pero hasta 2023, dichos hospitales registran un avance 45% y 47%, de acuerdo con datos del gobierno de Del Mazo.
Al final de su sexenio, en 2017, el entonces secretario de Salud del Estado de México, Cesar Nomar Gómez Monge, aseguró que entre las prioridades del gobernador estaba concluir seis hospitales municipales. “Tienen techo asignado, es decir, no debe haber ningún problema; tienen recursos, tienen un fondo de Secretaría de Finanzas, estarán acabándose, independientemente la administración que llegue, terminaran su construcción”, dijo.
No ocurrió.
Alfredo del Mazo, gobernador del Estado de México entre 2017 y 2023, fue descrito por el presidente Andrés Manuel López Obrador como “demócrata” porque no intervino en la elección en el Estado de México de este año, en la que por primera vez en la historia el PRI perdió la gubernatura y Delfina Gómez, de Morena, resultó ganadora.
Incluso, durante su conferencia matutina del 4 de septiembre, el presidente López Obrador dijo que asistiría al último informe de gobierno de Del Mazo porque había hecho “un trabajo coordinado (…) y obras en beneficio del pueblo”.
Sin embargo, entre esas obras, no estuvieron los 10 hospitales prometidos desde hace una década.
Días antes de concluir su gestión, en septiembre pasado, el equipo de Del Mazo respondió a Animal Político que una de las razones por las que su administración tampoco concluyó la obra hospitalaria fue por la “falta de regularización de los predios donde se ubican dichas obras”. Sin embargo, su predecesor, Eruviel Ávila, había informado la adquisición de los terrenos y en todos los casos, las obras fueron iniciadas.
También dijo que “se llevaron a cabo las gestiones para la obtención del certificado de factibilidad y necesidad de los proyectos de obra, como es el caso de los ubicados en los municipios de Aculco, Cuautitlán Izcalli y de Acolman”.
Sin embargo, la necesidad está sustentada en los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), pues la mitad de la población de Aculco vive en pobreza y 80% no tiene seguridad social, por ello, el hospital que atendería a sus habitantes inició obras en 2014, con una inversión de 20 millones de pesos.
El hospital de Cuautitlán Izcalli, donde tres de cada 10 de sus habitantes no tiene acceso a servicios de salud, también tuvo una inversión de 20 millones de pesos. Mientras que el hospital de Acolman, con la mitad de su población en situación de pobreza y 67% sin seguridad social, comenzó construcción en junio de 2014.
Mientras que el Hospital General Valle Ceylán Tlalnepantla era el proyecto más ambicioso en el estado: con un costo de obra de 556 millones de pesos iba a beneficiar a 248 mil 800 personas. Tendría un área de hospitalización con 110 camas, cinco quirófanos, 14 consultorios de especialidades básicas y 45 de subespecialidades.
La obra era de tal magnitud porque sustituiría al Hospital General de Tlalnepantla, que operaba desde los años 70, y quedó inservible tras las afectaciones del sismo de 2017. De él dependían miles de personas sin seguridad social y no solo del municipio, sino de los aledaños como Cuautitlán Izcalli, Tepotzotlán e incluso provenientes de otros estados como Hidalgo. Hasta el momento ni siquiera ha sido demolido, sigue ahí como un cascarón quebrado.
Ante la pérdida de este hospital, Del Mazo declaró que el Hospital General Valle Ceylán Tlalnepantla “se reactivaría de inmediato”, pero tampoco cumplió. En la respuesta a este medio, en septiembre pasado, informó que la gestión de su gobierno sobre esta obra consistió en “realizar trabajos para la actualización del Proyecto Ejecutivo con las actuales normas de construcción, con la finalidad de que pueda recibir inversión física para su conclusión y equipamiento”.
En total, el gobierno estatal erogó 308 mil pesos para este hospital de Tlalnepantla que tampoco ha atendido pacientes. Está ubicado en la colonia Dr. Jorge Jiménez Cantú, en la calle Cerro Cantera, que le hace honor al nombre porque efectivamente en esa zona la gente ha instalado sus casas sobre los cerros, flanqueados por enormes predios industriales, como los de Petróleos Mexicanos y otras gaseras.
Todo alrededor del hospital luce desolado. Apenas circulan autos y merodean jóvenes en motocicletas. Incluso, pareciera que las casas aledañas están abandonadas si no fuera por la música a todo volumen que sale de ellas. La cerca principal del hospital está cubierta con plástico negro, laminas y madera. Por algunos huecos se alcanzan a ver las varillas oxidadas, cimbra podrida por humedad y ladrillos arrumbados.
El terreno que abarca una manzana es resguardado por vigilantes. Uno de ellos dice que el hospital ya estaba terminado, pero ya no fue equipado y nunca llegó personal. El abandono propició su saqueo durante la pandemia de covid, en 2020. “Se robaron todo. Se robaron todo el cable, los elevadores ya no tienen ni un cable de la instalación eléctrica”, dice uno de los vigilantes. El otro, trata de alejar a cualquiera que merodee por ahí. “Está prohibido tomar fotos. Es zona federal”, ataja.
En el Estado de México se registraron 10 mil 740 defunciones por tumores malignos. Se trata de la tercera causa de muerte en 2022, de acuerdo con estadísticas del INEGI.
Por eso, el Instituto Oncológico del Estado de México en Ecatepec sería tan necesario. En octubre de 2018, Del Mazo aseguró que la obra estaría terminada el siguiente año y por fin, serían atendidas personas con padecimientos como cáncer de mama, próstata, cervicouterino, entre otros servicios, pero tampoco fue cierto.
Incluso, tres años después, en 2021, los pobladores de Ecatepec, hartos de las promesas de dos sexenios, protestaron frente a la construcción y bloquearon la avenida Vía José López Portillo con pancartas fluorescentes con mensajes como “¡Hospital de Oncología es un elefante blanco!” y “¡Alfredo Del Mazo, no has cumplido!”.
Pero tampoco pasó nada.
La construcción había avanzado lo suficiente para que incluso uno de los edificios tuviera ventanas, pero tras el abandono, la maleza lo está devorando, pues la hierba ya escaló hasta el primer piso. De los orificios en los techos, donde debían estar las lámparas, cuelgan algunos cables pelados; los muros están agrietados, con salitre, y apenas se ven rastros de la pintura blanca que tuvo en algún momento. Los vecinos que cruzan a diario el puente peatonal que está justo enfrente están acostumbrados a ver la triste edificación sin saber que iba a ser un hospital.
En 2022, un año después de las protestas, Del mazo regresó a ese municipio para repartir tarjetas del Salario Rosa, un programa que había sido parte de sus propuestas de campaña y consistía en entregar de manera directa 2 mil 400 pesos bimestrales a mujeres en condiciones de pobreza, y hasta ese momento presumía haber afiliado a 571 mil beneficiarias.
Durante su discurso dijo que otro de los beneficios del programa era otorgar estudios gratuitos para detectar padecimientos como el cáncer de mama, porque “si se detecta a tiempo es más fácil que se pueda atender y curar”. Pero en lugar de tener un hospital para prevenir y atender estos padecimientos, Del Mazo dijo a las asistentes que las “invitaba” a “acercarse al centro de salud para que les podamos realizar una mastografía gratuita”.
El hospital costaría 336 millones de pesos, esto es 6% del presupuesto que Del Mazo asignó al programa Salario Rosa solo en 2022, que ascendió a 4 mil 934 millones de pesos.
Para esta investigación, Animal Político realizó 87 solicitudes de información sobre los contratos, avances y gastos. Al preguntar sobre los posibles incumplimientos y sus respectivas penalizaciones en cada uno de los hospitales, en algunos casos, el Instituto de Salud del Estado de México (ISEM) respondió que no aplicó sanciones porque las obras estaban “culminadas”.
Uno de ellos fue el hospital de Tepotzotlán. El ISEM pagó 40 millones 965 pesos a Consorcio de Ingenieros Constructores y Consultores, S. A. de C. V., para construir el hospital en 2013. Además, cuatro meses después, el Instituto entregó 26 millones de pesos a una segunda compañía, Supervisores Técnicos, S. A. de C. V., para el servicio de “supervisión” de obra, es decir, vigilar que la primera empresa cumpliera con la construcción.
Sin embargo, hasta este año, ese hospital tiene un avance de 52%, según datos del gobierno de Del Mazo.
Aún así, el ISEM respondió a solicitudes de información que “los trabajos correspondientes a esa licitación fueron concluídos”; por eso, no aplicó ninguna sanción a la constructora.
Incluso, para continuar la obra, el Instituto contrató cuatro años después a otra empresa, esta vez se trató de Grupo Constructor Abaco, S. A. de C. V., en 2017 por 35 millones de pesos, pero supuestamente el contrato también terminó de manera anticipada, según respondió el Instituto vía transparencia.
En total, el ISEM entregó 58 millones de pesos en contratos y la población de Tepotzotlán sigue sin hospital, pese a que más de la mitad de sus 107 mil habitantes no tiene seguridad social.
En el hospital de Acolman, donde 79% de su población no tiene seguridad social, la construcción comenzó en 2014 y aunque tuvo una inversión de más de 20 millones de pesos, actualmente tiene un avance de 22%.
Al preguntarle al ISEM cuál fue la razón por la que no se terminó la obra por la que fue contratada Ten Infraestructura México, SAPI de C.V., también respondió que “los trabajos correspondientes a la licitación pública número 44064001-011-14 fueron concluídos”.
Además, al solicitar el contrato, cuyo pago ascendió a 20 millones 789 mil pesos, el ISEM se negó a entregarlo; solo mandó un link de la página del Instituto de Transparencia del Estado de México, pero los contratos no están disponibles.
Para construir el hospital de Zinacantepec, donde 52% de la población vive en pobreza y 9.7% en pobreza extrema, el ISEM contrató en 2013 a dos empresas: LM Grupo Constructor, S. A. de C. V., a la que pagó 40 millones 443 mil pesos por la construcción; y a Andrade & Arévalo Arquitectos, S. A. de C. V., para supervisar los trabajos.
Aunque esta información forma parte de los expedientes de los procedimientos de compra registrados en Compranet –la plataforma del gobierno federal donde se deben publicar todos los contratos pagados con recursos federales– el ISEM se negó a entregar los contratos completos argumentando que no existían. “Derivado de una búsqueda exhaustiva en los archivos que obran en esta subdirección de infraestructura, no se encontraron contrataciones”, respondió vía transparencia.
Además, el ISEM erogó otros 12 millones de pesos en 2014 para la construcción de este hospital, según el concentrado de gastos que el propio instituto entregó a este medio vía transparencia; sin embargo, no se sabe en qué los gastó, toda vez que el ISEM no contrató a más empresas después de 2013, según respondió a la solicitud de información con folio 00605/ISEM/IP/2023.
Pese al gasto, el hospital jamás ha funcionado y el avance de la construcción se está echando a perder. Las columnas de concreto están cuarteadas y los barrotes de la barda perimetral están oxidados; incluso la maleza ha crecido tanto que casi alcanza el metro de altura.
El hospital municipal de Zumpango sería el único en brindar atención médica de segundo nivel en la zona. En 2013, el ISEM pagó 39 millones de pesos a Grupo Constructor Vadonne, S. A. de C. V. para la construcción, y casi 3 millones de pesos a Tecnología en Construcción y Edificación Integral, S. A. de C. V., para supervisar la obra.
Pero el Instituto decidió terminar el contrato de construcción antes de tiempo, amparándose en el artículo 60 de la “Ley de Obras Públicas y Servicios relacionados con las mismas”, el cual permite la terminación anticipada cuando “concurran razones de interés general; existan causas justificadas que le impidan la continuación de los trabajos, y se demuestre que, de continuar con las obligaciones pactadas, ocasionaría un daño o perjuicio grave al Estado”.
En 2014, el Instituto gastó otros 12 millones de pesos, según el concentrado de erogaciones realizadas para dicha construcción y que la Subdirección de Tesorería y Contabilidad del ISEM entregó a través de solicitudes de transparencia. Sin embargo, al solicitar los contratos que justificaran esa erogación, el ISEM respondió que “no se realizaron contrataciones”.
El municipio de Aculco, donde 72.9% de su población carece de seguridad social, tendría un nuevo hospital para dar servicio de medicina interna, cirugía general, pediatría, entre otros. Para la construcción, el ISEM contrató en mayo de 2014 a Construcción e Instalación de Infraestructura Urbana, S. A. de C. V. por 20 millones de pesos, y para supervisar las obras, contrató a Dicoher, S. A. de C. V. por 1.3 millones de pesos.
Aún con ese dinero erogado, el hospital solo tiene 19% de avance y no hay fecha para su culminación.
La población de Chicoloapan tampoco tiene el hospital que les prometieron y beneficiaría a la mitad de su población que se encuentra en pobreza. Para la construcción de este, el ISEM contrató a Obras y Proyectos de Toluca, S. A. de C. V., en 2013, y, según la convocatoria del proceso de contratación, la empresa ganadora debía presentar una relación de contratos de obras similares para acreditar su capacidad y experiencia.
Sin embargo, no hay certeza de que lo haya hecho. Dicha información fue solicitada por este medio, el ISEM respondió que “no se localizó evidencia documental de ese procedimiento adquisitivo”.
Una década después, tras millones de pesos entregados a diversas empresas, los mexiquenses siguen sin los hospitales que les prometieron.