Luego de un receso de más de 15 horas, el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) llegó este sábado a un acuerdo sobre la integración de las Comisiones permanentes y temporales de trabajo, con lo que se normalizó el funcionamiento del instituto en el arranque del proceso electoral 2023-2024.
El proyecto de integración de comisiones dividió al Consejo General en dos bloques de consejeros, quienes se enfrentaron verbalmente en una ríspida sesión durante la tarde del viernes, hasta que la tensión obligó a la consejera presidenta, Guadalupe Taddei, a declarar un receso y convocar a una reunión privada en la que se discutiera el diferendo.
Dicha reunión inició a las 22:00 horas del viernes y concluyó casi a las 3:00 horas de este sábado, cuando las consejeras y consejeros generaron un consenso para repartir las comisiones.
El acuerdo gravita en torno a dos comisiones, la de Quejas y Denuncias, que será presidida por la consejera Claudia Zavala, y la de Fiscalización, que presidirá el consejero Jorge Montaño Ventura.
La Comisión de Quejas es importante porque en ella se procesan las denuncias presentadas en contra de funcionarios públicos, candidatas y candidatos, partidos y otros actores políticos por violaciones a la Ley Electoral y a los principios de legalidad y equidad. De ella han surgido, por ejemplo, las medidas cautelares para llamar al presidente de la República a no interferir en los procesos electorales.
Esta comisión seguirá siendo presidida por la consejera Claudia Zavala -quien ha sido acusada por Morena de actuar en contra de los intereses de la “cuarta transformación”-, y tendrá como integrantes a la consejera Rita Bell López y el consejero Arturo Castillo.
La Comisión de Fiscalización será presidida por el consejero Jorge Montaño, ex fiscal electoral de Tabasco al que se identifica como cercano al ex secretario de Gobernación, Adán Augusto López.
Esa comisión es la encargada de aprobar los proyectos de investigación realizados por la Unidad Técnica de Fiscalización sobre el origen y uso de los recursos que financian a partidos y candidatos.
De esta comisión surgieron, en 2021, los proyectos de acuerdo por los cuales se cancelaron los registros de las candidaturas de los candidatos morenistas Félix Salgado, en Guerrero, y Rubén Morón, en Michoacán.
En la comisión de fiscalización estarán, además, las consejeras Dania Ravel y Cara Humphrey, y los consejeros Jaime Rivera y Uuc-kib Espadas.
El acuerdo en torno a esas dos comisiones resolvió el resto y, después de las 13:00 horas de este sábado, el Consejo General del INE reanudó su sesión para discutir y aprobar la nueva integración, que fue votada por unanimidad.
En la sesión, el representante de Morena, Eurípides Flores, quiso hacer pasar el acuerdo como un “golpe de autoridad” por parte de la consejera presidenta, Guadalupe Taddei, pero ni ella acompañó ese pronunciamiento.
“No se equivoque, señor representante, esto no fue ningún golpe de autoridad”, le dijo Carla Humphrey, quien aclaró que el acuerdo fue producto de más de seis horas de diálogo y negociación.
“De hecho yo celebro que no haya habido tal golpe de autoridad”, añadió la consejera Dania Ravel.
La aprobación de este acuerdo provocó aplausos entre los integrantes del Consejo General, aunque todos aclararon que esto no quiere decir que se acaben las diferencias o que todos los acuerdos por venir se vayan a aprobar por unanimidad.
A 266 días de la jornada electoral, el “nuevo” INE aún tiene pendiente el nombramiento de titulares en nueve áreas estratégicas: la Secretaría Ejecutiva, la Dirección Ejecutiva de Administración, la Unidad Técnica de Fiscalización, la Dirección Ejecutiva de Prerrogativas y Partidos Políticos, la Coordinación Nacional de Comunicación Social, la Dirección Ejecutiva de Capacitación y Educación Cívica, la Dirección Ejecutiva del Servicio Profesional Electoral, la Dirección Jurídica y la Unidad de Transparencia.
Al final de la sesión, la consejera Claudia Zavala presentó el informe de actividades de la Comisión de Quejas y Denuncias por su gestión entre septiembre de 2022 y septiembre de 2023, en el que se incluyen las diligencias de dicha comisión por los procesos anticipados de promoción de aspirantes presidenciales, tanto de Morena como de la oposición.
Zavala destacó el carácter inédito de los procesos emprendidos para seleccionar a la “coordinación de defensa de la transformación” y a la “responsable del Frente Amplio por México”, lo que implicó un aumento en la carga de trabajo.
Luego del informe, el representante de Morena, Eurípides Flores, arremetió en contra de la consejera Claudia Zavala, asegurando que ella es la presidenta de la “Comisión de Quejas y Censuras”, y lamentó que nuevamente la consejera vaya a presidir dicha comisión.
“Queremos recordarle al pueblo de México que esta comisión es la encargada de censurar al presidente de la República”, dijo, en una intervención en la que se quejó de las decisiones que se han adoptado en contra de su partido, sus dirigentes, sus funcionarios y sus aspirantes presidenciales.
En respuesta, el representante del PAN, Víctor Hugo Sondón, lamentó que la consejera presidenta haya permitido que Eurípides Flores haya hecho una intervención con insultos y acusaciones falaces en contra de una consejera electoral.
El consejero Jaime Rivera también reprochó al representante de Morena que, en lugar de acatar las leyes, acuse de parcialidad a la Comisión de Quejas, “con diatribas y señalamientos”, por el solo hecho de aplicar la ley.
Ante la nueva discordia en la llamada “herradura de la democracia”, la consejera presidenta, Guadalupe Taddei, anunció que en próximos días llamará a los representantes de los partidos para dialogar sobre el tono de sus intervenciones pues, dijo, iniciado el proceso electoral no puede haber excesos verbales y todos deben ajustarse al tema de los puntos en discusión.
Las imágenes son desoladoras. Cadáveres abandonados en las calles, personas sacando cuerpos debajo de los escombros con sus propias manos.
Testigos directos del horror le dijeron a la BBC que barrios y edificios enteros fueron arrastrados al mar mientras la gente dormía.
Y ahora “el mar está devolviendo decenas de cadáveres”, relató Hichem Abu Chkiouat, ministro de Aviación Civil y miembro del Comité de Emergencia en el este de Libia.
Esa es la situación que se vive en la ciudad portuaria de Derna tras las inundaciones causadas por la tormenta Daniel que arrasaron el este del país dejando una estela de destrucción con miles de muertos y desaparecidos.
Familiares buscan desesperados a sus seres queridos con la esperanza de encontrarlos vivos o al menos identificar sus cuerpos para darles sepultura.
Mientras los equipos de emergencia continúan trabajando, en algunas zonas de la ciudad cuerpos envueltos en sábanas están siendo arrojados en fosas comunes.
El número de muertos que dejaron las inundaciones en el este de Libia sigue aumentando. Las autoridades dicen que se han encontrado más de 5.000 cadáveres solo en la ciudad de Derna, mientras que en los alrededores y en el resto del país ya se contabilizan decenas de miles desplazados.
Voluntarios han llegado a la zona para socorrer a los sobrevivientes
“Es un completo desastre. Estoy realmente en shock”, dijo un médico que viajó a Derna para tratar a los heridos.
El medio de comunicación local Derna Zoom publicó en la red social X (anteriormente Twitter) que una cuarta parte de la ciudad quedó “completamente aniquilada”.
“Es como si hubiera caído una bomba nuclear”, decía el mensaje.
Quienes han logrado comunicarse con familiares y amigos en la zona afectada están desconsolados.
La gente está viviendo el “día del juicio final”, le dijo a la BBC el periodista libio Johr Ali.
Un amigo encontró a su sobrino “muerto en la calle, arrojado por el agua desde su tejado”, relató el reportero.
Ali, que vive exiliado en Estambul debido a los ataques a periodistas en Libia, comentó que otro de sus amigos perdió a toda su familia en el desastre.
“Su madre, su padre, sus dos hermanos, su hermana Maryam, su esposa (…) y su pequeño hijo de 8 meses… Todos ellos murieron, toda su familia está muerta y él me pregunta qué debe hacer”.
En otro caso, Ali dijo que un sobreviviente le contó que había visto a “una mujer colgada de las farolas, porque las inundaciones se la llevaron”.
“Murió allí”, añadió Ali.
Las calles de Derna están cubiertas de barro y escombros y llenas de vehículos volcados.
“La gente escucha los llantos de los bebés bajo tierra y no saben cómo llegar hasta ellos”, relató el periodista.
El rescatista Kasim al Qatani le dijo a la BBC que no hay agua potable en Derna y que escasean los suministros médicos.
Agregó que el único hospital de Derna ya no podía recibir pacientes porque “hay más de 700 cadáveres esperando en el hospital y no es tan grande”.
Aunque la tragedia comenzó con las intensas lluvias causadas por la tormenta Daniel, testigos dijeron que la situación se salió de control cuando oyeron la explosión de una gran presa que terminó expulsando un gigantesco torrente de agua que “parecía un tsunami”.
La información disponible hasta ahora señala que las lluvias provocaron el colapso de dos represas en el río Derna, “que arrastraron barriadas enteras con sus residentes hasta el mar”, según explicó Ahmed Mismari, portavoz del Ejército Nacional Libio, que controla el este del país.
Además de Derna, también se han visto afectadas las ciudades de Bengasi, Susa y Al Marj, todas ellas en el este, así como Misrata, en el oeste, en medio de las peores inundaciones en las últimas cuatro décadas en el país.
El médico libio Najib Tarhoni, que trabaja en un hospital cerca de Derna, pidió ayuda con urgencia.
“Tengo amigos aquí en el hospital que han perdido a la mayoría de sus familias… han perdido a todos”, le dijo a la BBC.
“Sólo necesitamos gente que entienda la situación: ayuda logística, perros que realmente puedan oler a la gente y sacarla de debajo de la tierra. Sólo necesitamos ayuda humanitaria, gente que realmente sepa lo que está haciendo”.
También existe una necesidad urgente de equipos forenses y de rescate especializados y otros dedicados a la recuperación de cadáveres, les dijo a los medios turcos el jefe del Sindicato de Médicos Libios, Mohammed al Ghoush.
Los esfuerzos de rescate se han visto complicados por el hecho de que Libia está dividida entre gobiernos rivales y el país lleva más de una década de conflicto.
La lucha entre facciones ha llevado al abandono de la infraestructura y ha dado lugar a una pobreza generalizada en un país con pocos recursos y experiencia para enfrentar este tipo de catástrofes.
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