Un juez federal aplazó la audiencia contra Ismael “El Mayo” Zambada que estaba programada a mediados de junio para dar tiempo a que la defensa del narcotraficante y los fiscales puedan llegar a un posible acuerdo.
El juez Brian M. Cogan de la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York fijó la comparecencia para el próximo 25 de agosto a las 12:00 p.m. (hora local), luego de que la fiscalía del mismo estado envió una carta este mismo miércoles solicitando que la cita programada para el 16 de junio se aplazara por aproximadamente 60 días o hasta una fecha posterior que resultara conveniente.
A través de una carta dirigida al juez, el fiscal Joseph Nocella Jr. indicó que la postergación permitiría continuar con la revisión de materiales confidenciales y con el posible avance hacia una resolución del caso, sin la necesidad de llegar a un juicio, lo cual ha sido explorado durante el proceso judicial en curso.
“Las partes han intercambiado ciertos materiales de descubrimiento y han discutido la posibilidad de una resolución antes del juicio, lo que ha ocurrido durante la pendencia del proceso del caso capital”, señala la carta.
El documento también indica que las partes aún están a la espera de la conclusión del proceso de pena capital. Mientras tanto, el gobierno estadounidense evalúa si el caso requerirá la aplicación de procedimientos de información clasificada.
La audiencia de “El Mayo” inicialmente programada para el 22 de abril de este año, ya había sido reprogramada para el 16 de junio debido a un conflicto de disponibilidad entre la defensa y las autoridades estadounidenses. El cambio fue aprobado a inicios de abril por el juez Cogan.
Lo que busca la defensa de “El Mayo” es llegar a un acuerdo con los fiscales para evitar que se le aplique la pena de muerte, a cambio de que se declare culpable por alguno de los delitos que se le imputan.
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Zambada García enfrenta 17 cargos en Estados Unidos por delitos supuestamente cometidos entre 1989 y 2024. Entre los crímenes que se le atribuyen está la participación continua en una empresa criminal; conspiración internacional para fabricar y distribuir fentanilo, cocaína, heroína, metanfetamina y marihuana, así como conspiración para lavar dinero proveniente del narcotráfico.
A través de una carta enviada al consulado de México en Nueva York a finales de febrero, el capo exigió al gobierno de Claudia Sheinbaum reclamar su repatriación e impedir que le aplicaran la pena de muerte, pues su arresto y traslado a Estados Unidos se dio de una forma “ilegal”.
“Si el Gobierno de México no actúa, el suscrito seré condenado a pena de muerte sin lugar a ninguna duda y además esto constituirá un precedente peligroso que permitiría que en cualquier momento cualquier Gobierno extranjero pudiera de manera impune violentar nuestro territorio y soberanía, interviniendo para la detención de cualquier persona, incluso políticos o funcionarios del Gobierno, para ser trasladados a la jurisdicción norteamericana sin que nada suceda”, señaló en el documento.
Zambada García ha acusado a Joaquín Guzmán López, uno de los hijos de “El Chapo” Guzmán y líder de los Chapitos, de haberlo secuestrado y trasladado en contra de su voluntad a El Paso, Texas, el 25 de julio de 2024, donde ambos fueron arrestados por autoridades estadounidenses.
Al respecto, el fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, informó en días pasados que México ha solicitado en cuatro ocasiones la extradición del narcotraficante, pero hasta ahora no ha obtenido una respuesta de Estados Unidos.
Con información de Noroeste.
Los iraníes hablan sobre el miedo, la confusión y el sentimiento de impotencia que atraviesan en horas decisivas ante la ola de bombardeos aéreos de Israel.
Largas filas en las gasolineras y panaderías. Una hilera de autos que intentan salir de la capital. Noches largas y aterradoras.
Todavía conmocionados por el repentino ataque de Israel a Irán en las primeras horas de la mañana del viernes, los residentes de Teherán hablan sobre el miedo, la confusión, el sentimiento de impotencia y las emociones encontradas que atraviesan.
“Hace noches que no dormimos. Todo el mundo se va, pero yo no. Mi padre dice que es más honorable morir en tu propia casa que huir”, me dice un estudiante de música, de 21 años, a través de una aplicación de redes sociales encriptada.
Donya –una mujer que no quiere revelar su nombre real– es una de los muchos iraníes atrapados en una guerra entre un régimen que detestan e Israel, cuyo poder destructivo en Gaza ha visto esta mujer en su pantalla a la distancia.
“Realmente no quiero que mi hermosa Teherán se convierta en Gaza”, dice Donya.
En cuanto al llamado del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, a que los iraníes se levanten contra su liderazgo clerical, ella tiene una respuesta contundente: “No queremos que Israel nos salve. Ningún país extranjero se ha preocupado nunca por Irán. Tampoco queremos la República Islámica”.
Otra mujer le dijo al Servicio Persa de la BBC que al principio sintió una “extraña emoción” al ver a Israel matar a un grupo de poderosos altos mandos militares que pensó que vivirían para siempre.
“De repente, esa imagen de poder se rompió en mil pedazos. Pero, a partir del segundo día, cuando escuché que gente común, que no conocía, personas como yo también habían muerto empecé a sentir dolor, miedo y tristeza”, señala.
La mujer explica cómo la tristeza que sentía rápidamente se convirtió en ira cuando supo que el campo de gas de South Pars había sido impactado, temiendo que Israel estuviera tratando de dejar Irán “en ruinas”.
Por primera vez en su vida, esta mujer dice que pensó en prepararse para la idea de morir.
Más de 220 personas –muchas de ellas mujeres y niños– han muerto en los ataques desde el viernes, según las autoridades iraníes, que informaron que sus misiles han matado al menos a 24 personas en Israel en el mismo período.
Este lunes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que todo el mundo debería evacuar “inmediatamente” Teherán.
A diferencia de Israel, en Irán no hay advertencias de ataques inminentes ni refugios a los que correr.
Los misiles caen del cielo, pero una campaña de autos bomba en Teherán, reportada tanto por medios israelíes como iraníes, generaron más pánico y confusión entre la gente.
Incluso algunos simpatizantes del régimen, según se informa, están molestos por el hecho de que sus tan elogiadas defensas hayan quedado completamente al descubierto.
Entre muchos iraníes, la desconfianza en las autoridades es profunda.
Donya solía desafiar el régimen y su estricto código de vestimenta saliendo con el pelo descubierto.
Ahora, con sus exámenes universitarios pospuestos hasta la próxima semana, prefiere quedarse en casa.
“Siento mucho miedo por la noche. Tomo algunas pastillas para relajarme y tratar de dormir”, dice.
El gobierno iraní ha sugerido que la gente se refugie en mezquitas y estaciones de metro. Pero eso es difícil cuando las explosiones parecen aparecer de la nada.
“Teherán es una gran ciudad y, sin embargo, todos los vecindarios se han visto afectados de alguna manera por el daño”, le dijo otra joven al Servicio Persa de la BBC.
“Por ahora, todo lo que hacemos es revisar las noticias cada hora y llamar a los amigos y familiares de los barrios que han sido alcanzados para asegurarnos de que todavía están vivos”.
Ella y su familia decidieron dejar su casa para quedarse en un área donde no hay edificios gubernamentales conocidos, aunque nunca se sabe, en un país como Irán, quién puede estar viviendo a tu lado.
El asalto israelí ha dividido a los iraníes. Mientras unos celebran las pérdidas del régimen, otros están enojados con aquellos que alientan a Israel. Muchos cambian de opinión sobre lo que piensan.
Las divisiones son amargas, incluso entre algunas familias.
“La situación se siente como las primeras horas después de que el Titanic golpeara el iceberg. Algunas personas intentaban escapar, otras decían que no era gran cosa y otras seguían bailando”, dice la mujer.
Ella siempre ha protestado contra los gobernantes administrativos de Irán, le dice a la BBC, pero ve lo que Netanyahu le está haciendo a su país como “inexcusable”.
“La vida de todos, ya sea que apoyaran los ataques o no, ha cambiado para siempre. La mayoría de los iraníes, incluso aquellos que se oponen al gobierno, ahora se han dado cuenta de que la libertad y los derechos humanos no provienen de las bombas israelíes que caen sobre ciudades donde viven civiles indefensos”, sostiene.
“La mayoría de nosotros estamos asustados y preocupados por lo que viene después. Hemos empacado bolsas con suministros de primeros auxilios, comida y agua, por si las cosas empeoran”, agrega.
Israel dice que las fuerzas armadas iraníes han colocado deliberadamente sus centros de mando y armas dentro de edificios y áreas civiles.
Los miembros de la gran diáspora de Irán también están preocupados.
“Es difícil transmitir lo que es ser iraní en este momento”, dice Dorreh Khatibi-Hill, una activista e investigadora por los derechos de las mujeres afincada en Leeds que está en contacto con familiares, amigos y otros activistas antirrégimen.
“Estás feliz de que los miembros del régimen, que han estado torturando y asesinando a personas, estén siendo eliminados. Pero sabemos que los civiles están muriendo. Este es un desastre humanitario devastador”, añade.
Y los iraníes no están recibiendo información precisa sobre lo que está sucediendo, opina.
“La persona principal en Irán, el líder supremo, sigue viva mientras los iraníes huyen temiendo por sus vidas. Nadie quiere que Irán se convierta en otro Irak, Siria o Afganistán. Ninguno de nosotros quiere esta guerra. Nosotros tampoco queremos el régimen”, asegura la activista.
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