La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe) 2023 reveló que, al menos, un integrante de 27.4% de los hogares en México fueron víctimas de delito; los más frecuentes fueron fraude, robo y asalto.
Este 11 de septiembre, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) publicó los resultados de la Envipe 2023, con datos de victimización y percepción sobre seguridad pública, así como actuación de las autoridades.
Según la estimación, en 2022, 10.5 millones de hogares (27.4% del total del país) tuvieron, al menos, una o uno de sus integrantes como víctima del delito, cifra menor a la de 2021.
En total, en todo el país, el número de víctimas de 18 años y más fue de 21.1 millones, equivalente a una tasa de 22 mil 587 víctimas por cada 100 mil habitantes.
En un comunicado, el Inegi detalló que durante 2022 ocurrieron 26.8 millones de delitos en México, de los cuales el 92.4% no se denunció o la autoridad encargada no inició una carpeta de investigación, subregistro conocido como cifra negra.
Dicha cantidad de delitos representa una tasa promedio de 1.3 delitos por víctima.
Otro dato de la Envipe 2023 es que el delito más frecuente fue fraude con una tasa de 5 mil 770, le siguieron el robo o asalto en calle o transporte público, con 5 mil 689 y extorsión, con 5 mil 056.
En cuanto a delitos sexuales, las mujeres fueron quienes más los denunciaron con una tasa de incidencia de 3 mil 470 delitos por cada 100 mil con los hombres que fue de 330, es decir, 11 delitos sexuales contra mujeres por cada delito sexual contra hombres.
De los delitos que durante 2022 sí se denunciaron, 10.9%, la Envipe 2023 reveló que los Ministerio Público o fiscalías estatales iniciaron una carpeta de investigación en 69.3% de estas denuncias.
Luego, de ese total, en 46.1% el resultado fue que “no pasó nada o no se resolvió la denuncia” y 31.4% resultó en trámite, lo que se traduce en que 77.5% no arrojaron conclusión alguna, 15.5% se inició una investigación y sólo 1.2% de los delitos cometidos tuvieron una represalia.
Sobre las razones para no denunciar delitos, son razones que las personas atribuyeron a la autoridad en 59% de los casos como:
La Envipe 2023 recupera datos del bimestre marzo-abril, cuando 74.6% de la población de 18 años y más consideró que vivir en su entidad federativa era inseguro debido a la delincuencia.
Los porcentajes más altos de percepción de inseguridad pública en su estado se presentaron en Zacatecas con 91.9%, Estado de México 88% y en Morelos con 87%.
Mientras que las entidades con los porcentajes más bajos fueron: Baja California Sur, Yucatán y Coahuila.
Tayeb ait Ighenbaz se vio obligado a elegir entre salvar a su hijo de 11 años o a sus padres cuando estos quedaron atrapados bajo los escombros tras el devastador terremoto en Marruecos del pasado viernes.
El pastor de cabras de una pequeña comunidad en las montañas del Atlas dice que está atormentado por la decisión que tuvo que tomar.
Tayeb estaba con su esposa, sus dos hijos y sus padres el viernes por la noche en su pequeña casa de piedra cuando esta fue sacudida por el mayor terremoto que ha sufrido el país en 60 años.
Acompaño a Tayeb a su antigua casa que ahora está en ruinas.
Todavía se puede ver parcialmente el interior de la construcción. Él señala los escombros mientras me dice: “Allí es donde estaban”.
“Todo pasó muy rápido. Cuando sucedió el terremoto, todos corrimos hacia la puerta. Mi padre estaba durmiendo y yo le grité a mi madre que saliera, pero ella se quedó a esperarlo”, dice.
Del otro lado, él solo podía ver a su esposa y a su hija.
Cuando regresó a la casa derrumbada, Tayeb encontró a su hijo y a sus padres atrapados entre los escombros. La mano de su hijo se asomaba entre los cascotes.
Sabía que tenía que actuar rápidamente, y se dirigió hacia donde estaba su hijo Adam, y comenzó a cavar deseperadamente para sacarlo.
Cuando fue a buscar a sus padres, atrapados bajo una gran losa de piedra, dice que ya era demasiado tarde.
“Tuve que escoger entre mis padres y mi hijo”, dice con lágrimas en los ojos.
“No pude ayudar a mis padres porque una pared cayó sobre sus cuerpos. Es muy triste. Vi como morían mis padres”.
Tayeb señala las manchas sobre su pantalón, y me dice que es la sangre de sus padres. Toda su ropa está dentro de su casa. No ha podido cambiarse desde que se produjo el sismo.
La familia vive ahora junto a sus parientes en carpas improvisadas cerca de su antigua casa. Tayeb cuenta que todo su dinero está en la casa, y que la mayoría de sus cabras han muerto.
“Es como haber nacido otra vez en una nueva vida. Sin padres, sin casa, sin comida, sin ropa. Tengo 50 años y tengo que empezar de nuevo”, dice.
Él no puede ahora pensar en cómo continuar, pero se acuerda de las lecciones que le enseñaron sus padres.
“Siempre me decían ‘sé paciente, trabaja duro, nunca te rindas’”.
Mientras conversamos, su hijo Adam se acerca vestido con una camiseta del club de fútbol Juventus con el nombre de Ronaldo en la espalda, y abraza a su padre.
“Mi papá me salvó de la muerte”, dice sonriendo.
Unos metros más lejos, camino a la ciudad de Amizmiz, otro hijo abraza a su padre.
Abdulmajid ait Jaefer dice que estaba en su casa con su esposa y sus tres hijos cuando comenzó el terremoto y “el piso se cayó”.
Su hijo Mohamed, de 12 años, salió del edificio, pero el resto de la familia quedó atrapada.
Abdulmajid cuenta que sus piernas quedaron atrapadas bajo los escombros, pero que un vecino lo ayudó a salir.
Luego pasó dos horas tratando de rescatar a su esposa y a una de sus hijas.
Las dos estaban muertas cuando logró sacarlas de entre los escombros.
Al día siguiente, el cuerpo sin vida de otra de sus hijas fue rescatado.
Abdulmajid, de 47 años, duerme ahora bajo un toldo frente a lo que quedó de su casa.
Puede ver la cocina, con la nevera aún de pie y ropa colgada puesta a secar.
Dice que no puede abandonar la zona porque necesita “hacer guardia” para proteger sus posesiones, y el recuerdo de su vida allí.
“Esa es mi cocina y mi nevera. Todos estábamos allí. Ahora solo puedo mirar hacia allí”, dice.
Antes del viernes, Abdulmajid dice que nunca jamás pensó en un terremoto. “Incluso ahora, no lo puedo creer”.
Mientras conversamos, un auto para cerca de nosotros y un grupo de gente baja para ofrecer sus condolencias. Otros que caminan por la calle se detienen para darle un abrazo al padre y esposo.
“Éramos cinco en mi familia. Ahora somos dos”, me dice con tristeza.
“Por el momento, solo puedo pensar en una cosa: mi hijo”.
Reporteo adicional: Wahid El Moutanna.
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