
La audiencia de sentencia de Ismael “El Mayo” Zambada en Estados Unidos se llevará a cabo hasta el 13 de abril de 2026, luego de que un juez aceptara aplazar la diligencia por tres meses.
Hace apenas dos días -el 9 de diciembre- se dio a conocer que Frank Perez, abogado del cofundador del Cártel de Sinaloa, solicitó retrasar 90 días la audiencia en la que se emitirá la sentencia, la cual se tenía prevista para el próximo 12 de enero. Ante dicha petición, juzgador Brian M. Cogan concedió este jueves la moción para continuar con la diligencia de Zambada García, detenido en Texas en julio de 2024.
“La sentencia se fija para el 13 de abril de 2026 a las 10.00 am. en la Sala Ceremonial 2D ante el juez Brian M. Cogan”, se indicó en un documento.

En un escrito enviado al juez Cogan, el defensor de “El Mayo” solicitó posponer la audiencia de su cliente por 90 días, señalando que “es necesario contar con tiempo adicional para preparar y presentar el memorándum de sentencia”, debido a que circunstancias “ajenas a su control” han impedido recopilar la información necesaria.
De acuerdo con el documento, una parte importante de las pruebas debe obtenerse de personas que se encuentran en regiones de México que actualmente enfrentan un “aumento de violencia e inestabilidad”, lo cual ha generado “dificultades logísticas” para coordinar entrevistas, obtener cartas y demás información “esencial” sobre antecedentes por parte de testigos y familiares.
“Los retrasos en viajes y comunicaciones han sido inevitables, y varias personas solo recientemente han podido confirmar su disponibilidad para ayudar”, mencionó.

Ante esta situación, argumentó el abogado, se requieren 90 días adicionales para ejercer una debida diligencia y brindar una representación legal efectiva. Aseguró que la petición es de “buena fe” y sin intención de causar retrasos en el proceso, por lo que se comprometió a presentar un memorándum completo y bien fundamentado para la audiencia de sentencia.
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Asimismo, se señaló que dicha solicitud fue consultada con Francisco J. Navarro, fiscal adjunto de Estados Unidos asignado al caso, quien no se opuso a la presentación ni a la concesión de la moción.
El 25 de agosto pasado, Zambada se declaró culpable de narcotráfico en Nueva York, una decisión con la que buscar evitar ir a juicio. El capo mexicano aceptó haber “dirigido una gran red criminal” y pagar sobornos a policías, militares y políticos en México.
“Culpable”, dijo Zambada con voz casi inaudible, de los cargos de empresa criminal continuada y actividades de crimen organizado dentro de un grupo criminal, por los que pidió perdón tras reconocer que “promovió la corrupción de policía, mandos militares y políticos”.

En lo que respecta a la monogamia, los humanos se parecen más a las suricatas y a los castores que a nuestros primos primates.
En nuestra vida amorosa, nos asemejamos más a estas mangostas sociales y unidas que a nuestros primos primates, según sugiere una clasificación de monogamia elaborada por científicos.
Con un 66% de monogamia, los humanos obtienen una puntuación sorprendentemente alta, muy superior a la de los chimpancés y los gorilas, y a la par de las suricatas.
Sin embargo, no somos ni mucho menos la criatura más monógama.
El primer puesto lo ocupa el ratón californiano, un roedor que forma vínculos inseparables para toda la vida.
“Existe una liga de élite de la monogamia, en la que los humanos se encuentran cómodamente, mientras que la gran mayoría de los demás mamíferos adoptan un enfoque mucho más promiscuo para el apareamiento”, afirmó Mark Dyble, investigador del Departamento de Arqueología de la Universidad de Cambridge.
En el mundo animal, el emparejamiento tiene sus ventajas, lo que podría explicar por qué ha evolucionado de forma independiente en múltiples especies, incluida la nuestra.
Los expertos han propuesto diversos beneficios para la llamada monogamia social, en la que las parejas se unen durante al menos una temporada de reproducción para cuidar a sus crías y ahuyentar a los rivales.
Dyble examinó varias poblaciones humanas a lo largo de la historia, calculando la proporción de hermanos de padre y madre (individuos que comparten la misma madre y el mismo padre) en comparación con los medio hermanos (individuos que comparten la madre o el padre, pero no ambos).
Se recopilaron datos similares para más de 30 mamíferos monógamos sociales y de otras especies.
Los humanos tienen un índice de monogamia del 66% de hermanos de padre y madre, por delante de las suricatas (60%), pero por detrás de los castores europeos (73%).
Mientras tanto, nuestros primos evolutivos se sitúan en la parte inferior de la tabla: los gorilas de montaña con un 6%, y los chimpancés con solo un 4% (al igual que el delfín).
En último lugar se encuentra la oveja de Soay, de Escocia, donde las hembras se aparean con múltiples machos, con un 0,6% de hermanos de padre y madre.
El ratón californiano ocupó el primer puesto, con un 100%.
Sin embargo, estar clasificados junto a suricatas y castores no significa que nuestras sociedades sean iguales: la sociedad humana es completamente diferente.
“Aunque la proporción de hermanos de padre y madre que observamos en los humanos es muy similar a la de especies como las suricatas o los castores, el sistema social que vemos en los humanos es muy distinto”, declaró Dyble a la BBC.
“La mayoría de estas especies viven en grupos sociales similares a colonias o, quizás, en parejas solitarias que se desplazan juntas. Los humanos somos muy diferentes. Vivimos en lo que llamamos grupos con múltiples machos y múltiples hembras, dentro de los cuales existen estas unidades monógamas o de pareja estable”, explicó.
Kit Opie, profesor del Departamento de Antropología y Arqueología de la Universidad de Bristol, que no participó en el estudio, afirmó que este es otro elemento clave para comprender cómo surgió la monogamia en los seres humanos.
“Creo que este artículo nos proporciona una comprensión muy clara de que, a lo largo del tiempo y en diferentes lugares, los humanos son monógamos”, declaró.
“Nuestra sociedad se parece mucho más a la de los chimpancés y los bonobos; simplemente hemos tomado un camino diferente en lo que respecta al apareamiento”, agregó.
El nuevo estudio fue publicado en la revista científica Proceedings of the Royal Society: Biological Sciences.
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