Para entender mejor
Comunidades y colectivos denuncian que autoridades ambientales y de turismo retrasaron nuevamente la audiencia de juicio de amparo que tienen contra el Tren Maya por las afectaciones que este megaproyecto dejará en el territorio en los próximos 25 años.
Las autoridades señaladas son la dirección general de Gestión Forestal, Suelos u Ordenamiento Ecológico de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) y el Fonatur Tren Maya.
En un comunicado de la organización Territorios Diversos para la Vida (TerraVida) denunció que a dos días de la audiencia constitucional, el pasado 4 de junio, la Semarnat, Fonatur y Fonatur Tren Maya solicitaron al juzgado copia de los dictámenes periciales, pese a que se encuentran en el expediente desde hace más de un año.
Ante esta acción, la audiencia constitucional tendrá que celebrarse el próximo 10 de julio de 2025.
Comunidades y colectivos en la península de Yucatán manifestaron que esta acción es parte de un patrón sistemático de obstrucción a la justicia que vulnera el debido proceso, retrasa el juicio y prolonga los daños socioambientales consecuencia del megaproyecto Tren Maya.
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En mayo, Animal Político publicó una investigación sobre los resultados de las periciales que realizaron científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) respecto a las consecuencias del Tren Maya en el territorio.
El resultado de esos peritajes son los mismos que las autoridades solicitaron a pesar de encontrarse en el expediente.
Los especialistas en conservación biológica y urbanismo de la UNAM alertan en los peritajes el impacto que tendrá el megaproyecto Tren Maya en la península de Yucatán en los próximos 25 años.
Este medio también contactó al área de comunicación social de la Semarnat para solicitar una entrevista con su titular, la bióloga Alicia Bárcena Ibarra y Marina Robles García, subsecretaria de Biodiversidad y Restauración Ambiental para conocer su postura ante estos hallazgos. Hasta ahora no hemos recibido respuesta a esta solicitud.
Ante este nuevo retraso para celebrar la audiencia de juicio de amparo contra los daños en el territorio por la presencia del Tren Maya, la organización Terra Vida advierte que estas dilaciones buscan ganar tiempo ante el cambio de autoridades judiciales en el marco a la Reforma al Poder Judicial Federal.
Ante este nuevo cambio de fecha para celebrar la audiencia de juicio de amparo comunidades y organizaciones llaman a que Fonatur deje de obstaculizar este proceso judicial.
Además, exigen que se garantice la realización de la audiencia constitucional.
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Piden que el Poder Judicial Federal actúe con diligencia y remita oportunamente la información requerida a todas las autoridades responsables para evitar mayores dilaciones.
Incluso, demandan que se realice un análisis de fondo del caso y se determinen las violaciones de derechos humanos cometidas por el Tren Maya.
Como parte de la información presentada en las periciales, expertos alertan que para el año 2050 se estima que la cobertura urbana en la península de Yucatán aumentará más de 72 mil hectáreas.
El primer taquillazo moderno del verano, la película “Tiburón” (Jaws) de Steven Spielberg, cumplen 50 años este 20 de junio.
En el verano de 1926 nadaba mar adentro, cerca de la Costa de Nueva Jersey, un tiburón joven de 2,7 metros de largo que brevemente desplazó a la Primera Guerra Mundial de los titulares de prensa en EE.UU.
Poco conocida entonces por la ciencia, esa criatura marina tendría posteriormente un enorme impacto en los anales de la cultura popular estadounidense, convirtiéndose en la estrella del primer taquillazo moderno del verano, la película “Tiburón” (Jaws) de Steven Spielberg, de cuyo estreno se cumplen 50 años este 20 de junio.
También hizo que el gran tiburón blanco fuese recordado cuando la Gran Guerra ya había sido olvidada.
Todo ocurrió entre el 1 y el 12 julio de 1916, cuando un tiburón blanco joven atacó a cinco personas en la costa este de EE.UU., matando a cuatro de ellas.
El animal protagonista de esta serie de ataques, entonces sin precedentes, creó terror mientras se desplazaba más de 100 kilómetros a lo largo de las playas del Atlántico en plena temporada vacacional.
La primera víctima fue encontrada en Beach Haven, Nueva Jersey. Recién graduado de la Universidad de Pensilvania, Charles Vansant, era hijo de un doctor de Filadelfia.
La noticia pasó casi desapercibida.
La gente que escuchó sus gritos en la playa pensó que estaba bromeando. Los científicos dijeron que un tiburón no tenía la “fuerza en la mandíbula” para atravesar los huesos humanos.
Fue el primer ataque mortal de un tiburón registrado en la historia de EE.UU. Sin embargo, no trascendió.
En el caso de la segunda muerte, unos bañistas encontraron un cuerpo mordido ensangrentado en la arena y salieron corriendo de la playa, gritando aterrorizados.
De repente, el “monstruo marino” saltó a la primera plana de The New York Times. Otro bañista horriblemente destrozado fue sacado del estuario de un río. La víctima falleció poco después.
Y otro hombre que intentó luchar con el tiburón también resultó muerto.
Los alcaldes de la zona negaron lo que estaba sucediendo, temiendo perder los ingresos en los balnearios turísticos, hasta que el miedo hizo que cerraran y que los políticos pidieran la ayuda de los científicos.
A un experto del Museo de Historia Nacional de EE.UU. le costó identificar la especie del asesino, pero finalmente dio con el “devorador” de hombres: Carcharodon carcharias, el gran tiburón blanco.
En una ola de pánico, hombres enfurecidos tomaron rifles y tridentes, lanzándose a cazar al tiburón. Finalmente, el escualo murió al atacar el bote de un hombre que lo mató, convirtiéndose en héroe.
¿Suena familiar? Es la verdadera historia de “Jaws” (“Tiburón”), la mítica película de Steven Spielberg de 1975.
En 1974, el escritor Peter Benchley trasladó la historia de los balnearios de Nueva Jersey a Amity, un lugar ficticio de Long Island, en su novela “Jaws”.
El tiburón de Benchley mata a cuatro personas, incluyendo una en un estuario. Un hombre lucha con el tiburón y muere. El alcalde niega lo que está sucediendo y protege los dólares del turismo hasta que el horror lo hace recurrir a un científico.
Al ictiólogo del acuario de Nueva York le cuesta identificar la especie hasta que da con el legendario “come hombres”, el Carcharodon carcharias, el gran tiburón blanco, y advierte a la gente sobre lo sucedido en 1916.
Grupos de hombres enardecidos lideran una caza del tiburón, que, finalmente, muere cuando ataca el bote de un hombre que termina siendo un héroe.
Cuando entrevisté a Benchley, me dijo que la novela surgió de su interés en los ataques de tiburones, incluyendo las proezas de Frank Mundus, un pescador deportivo de Long Island que atrapó un gran blanco de un peso récord de 1.554 kg.
Sin embargo, en un prólogo posterior de “Jaws”, Benchley se refirió a lo sucedido en 1916, enfatizando que los tiburones se quedaban en una sola zona, matando una y otra vez.
“Una y otra vez he asegurado en entrevistas que cada incidente descrito en ‘Jaws’… realmente ocurrió”, apunta Benchley.
Su novela fue una sensación cultural de alcance global.
Fidel Castro dijo que “Tiburón” representaba una metáfora sobre el capitalismo depredador.
Otros señalaron que se refería a Richard Nixon y el caso Watergate. El libro se mantuvo cerca del primer lugar en la lista de best-sellers de The New York Times durante 44 semanas.
Al siguiente verano, en 1975, Steven Spielberg lanzó “Jaws”, la película.
El papel del tiburón de la costa de Nueva Jersey fue interpretado por un monstruo gigante mecánico.
Y, a partir de entonces, salir a nadar nunca volvió a ser igual.
“Jaws” le dio a Hollywood su primer taquillazo de la temporada estival, sirviendo de modelo de negocio para otras películas.
Igualmente, inspiró algunas terribles películas de terror.
Y también horrorizó a los científicos expertos en tiburones, como George Burgess, de la Universidad de Florida, por representar falsamente al “gran blanco” como un vengativo cazador de humanos.
De hecho, los tiburones no atacan a las personas, excepto en contadas ocasiones.
Burgess apunta que la película inspiró decenas de torneos de pesca de tiburones en la costa este de EE.UU., donde los mataban “sin remordimientos”
En las últimas décadas los cazadores de tiburones han contribuido a diezmar casi todas las especies existentes.
Sin embargo, “Jaws” también provocó el crecimiento de un movimiento de conservación de los tiburones y los océanos, con mejor y mayor financiación para las investigaciones.
Y los científicos ahora difunden el concepto de que los tiburones son parte del medio ambiente para que no sean demonizados, dice Burgess.
Burges catalogó al responsable de los ataques de 1916 en el Registro Internacional Oficial de Ataques de Tiburón como un gran blanco, pero otros científicos dicen que fue un tiburón toro. Ese es un misterio que nunca se resolverá.
*Michael Capuzzo es periodista y autor de los best-sellers “Close to Shore” y “The Murder Room”. Esta historia se publicó originalmente en 2016 y fue actualizada con motivo del 50 aniversario de la película “Tiburón”.
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