La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) reconoció que Brenda Quevedo, acusada de estar supuestamente vinculada con el secuestro de Hugo Alberto Wallace, hijo de Isabel Miranda de Wallace, fue víctima de tortura por parte de servidores públicos de la entonces PGR y la Secretaría de Seguridad.
La CNDH determinó que las acciones en contra de Quevedo tuvieron el único fin de que se inculpara en el presunto secuestro del hijo de la activista.
“Fue objeto de actos de tortura por parte de elementos de la entonces PGR, FGR, la entonces SSPF y de la SSyPC quienes, a pesar de no ser completamente identificables en su totalidad, sí existe documentación que señala a aquellos responsables o corresponsables de la seguridad, guardia y custodia de V durante los diferentes momentos en que ocurrieron los eventos de tortura, así como de realizar las investigaciones correspondientes”.
Brenda Quevedo fue víctima de tortura por parte de servidores públicos desde el momento de su detención, durante su estancia en la SIEDO, y en su reclusión en el Centro de Prevención y Readaptación Social “Santiaguito”, en Almoloya de Juárez, Estado de México. Posteriormente fue trasladada a Tres Marías, donde también fue víctima de tortura sexual.
La investigación de la CNDH establece que el actuar de las autoridades causó daños físicos y psicológicos no sólo a Brenda, sino también a sus familiares.
Brenda narró que sus agresores le infligieron golpes y técnicas de asfixia con bolsas de plástico sobre la cabeza, ahogamiento con agua, toques eléctricos en los dedos de los pies, aplastamiento de tórax con las rodillas, y diversas agresiones sexuales. Además, en todo momento la amenazaron con hacerle daño a su familia y matarla; la mantuvieron vendada y la envolvieron en una cobija para limitar su movilidad.
La Comisión destacó que también se tomaron en cuenta diversas irregularidades en el caso, entre las que se destacan las declaraciones falsas hechas ante la autoridad, así como la presunta fabricación de pruebas.
De acuerdo con la resolución, se debe iniciar la reparación inmediata del daño para hacer frente a los efectos sufridos con motivo de las violaciones a sus derechos humanos.
Estas medidas son las establecidas en los artículos 27, fracción Il, y 62, de la Ley General de Víctimas, así como del artículo 21, además de la rehabilitación, la atención médica y psicológica, así como servicios jurídicos y sociales. Además se contempla una compensación económica, la cual no ha sido concretada.
Luego de la resolución, Isabel Miranda publicó un mensaje en sus redes sociales, en el que asegura que la CNDH trabaja en favor de los secuestradores de su hijo.
“Los #Secuestradores de mi hijo cobrarán al Gobierno Federal el #rescate que yo no pagué, con ayuda de @CNDH al “regalar” recomendaciones a modo por instrucciones. Abogados corruptos que hacen negocio con los D.H”.
Brenda Quevedo Cruz fue detenida el 28 de noviembre de 2007, en Estados Unidos, pero fue hasta 2009 cuando fue extraditada a México. La búsqueda y detención de Quevedo se da luego de que Isabel Miranda desplegara una serie de espectaculares en donde la acusaba, junto con otro grupo de personas, de ser una secuestradora.
La detención ilegal de Brenda sucedió en el sexenio de Felipe Calderón, quien reforzó las políticas punitivas ya existentes, tales como la integración constitucional a la Prisión Preventiva Oficiosa (PPO) 1 para delitos considerados de “alto impacto social”, y el uso de las fuerzas armadas para medidas y acciones de seguridad pública.
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Brenda lleva 15 años en prisión preventiva sin que exista una sentencia.
Cuando ocurrieron las inundaciones, muchas de las niñas del campamento dormían en cabañas en terreno de poca elevación a menos de 150 metros del río.
Camp Mystic, un campamento cristiano para niñas ubicado a orillas del río Guadalupe en Texas, era hace apenas unos días un lugar de risas, oraciones y aventuras.
Pero justo antes del amanecer del viernes, día festivo en Estados Unidos por el 4 de julio, el río creció 8 metros en unos 45 minutos, en medio de un aguacero torrencial.
Muchas de las cientos de niñas del campamento dormían en cabañas en terreno de poca elevación a menos de 150 metros de la orilla.
Las literas están ahora derribadas y cubiertas de barro, en los restos de un campamento de verano interrumpido trágicamente.
Las pertenencias personales quedaron destruidas y esparcidas por los sitios donde antes las niñas se reunían para estudiar la Biblia y cantar alrededor de una fogata.
Hasta el momento se han confirmado 81 muertes por las inundaciones en el centro de Texas.
Los organizadores de Camp Mystic confirmaron que al menos 27 niñas y miembros del personal murieron. Entre los fallecidos se encuentra el veterano director de Camp Mystic, Richard “Dick” Eastland.
Diez niñas y un monitor del campamento siguen desaparecidos.
Stella Thompson, de 13 años, se encontraba en una cabaña en un terreno elevado cuando las tormentas la despertaron temprano el viernes.
Cuando los helicópteros comenzaron a sobrevolarla, se dio cuenta de que algo andaba terriblemente mal. Las chicas de su cabaña oyeron que la parte del campamento que daba al río Guadalupe estaba inundada.
” Al recibir la noticia, todas nos pusimos histéricas y rezamos muchísimo”, declaró Stella a una cadena afiliada de la NBC en Dallas.
“Y todas en la cabaña estábamos muy, muy aterrorizadas, pero no por nosotras, sino por quienes estaban al otro lado”.
Stella describió las escenas “horribles” mientras ella y otros supervivientes eran evacuados en camiones militares.
“Se veían kayaks en los árboles… y luego a los servicios de emergencia en el agua sacando a las chicas”.
“Y había árboles enormes arrancados de raíz. Ya no parecía el campamento Mystic”.
Ni siquiera quienes se alojaban en terrenos más elevados estaban a salvo.
Katharine Somerville, consejera de la parte ubicada en terreno más elevado junto al Lago Cypress en Camp Mystic, le dijo a Fox News el domingo: “Nuestras cabañas en la cima de las colinas quedaron completamente inundadas”.
“O sea, todos ya vieron la total devastación; nunca imaginamos que esto pudiera suceder”.
Añadió que las campistas a su cargo fueron evacuadas y están a salvo.
El vicegobernador de Texas, Dan Patrick, contó el caso de un heroico consejero del campamento que rompió una ventana para que niñas en pijama pudieran nadar con el agua hasta el cuello.
“Estas niñas nadaron durante unos 10 o 15 minutos”, le dijo al programa de televisión Fox & Friends.
“¿Se imaginan, en la oscuridad, con las aguas turbulentas, árboles pasando a su lado y rocas encima? Hasta que llegaron un tramo de tierra”.
El domingo llovía muy fuerte cuando la BBC llegó al campamento.
La entrada estaba acordonada por la policía y los escombros de lo que podría haber sido una especie de caseta de vigilancia estaban esparcidos por el suelo.
Se pronosticó más lluvia, lo que iba a dificultar aún más las labores de rescate.
Tres días después del diluvio, la esperanza se desvanece y esto se está convirtiendo rápidamente en un ejercicio de recuperación más que en una misión de rescate.
Camp Mystic ha sido operado por la misma familia durante generaciones, ofreciendo a las niñas la oportunidad de crecer espiritualmente en un ambiente cristiano sano, según su sitio web.
Familias de todo Texas, incluyendo la élite política del estado y de todo Estados Unidos, envían a sus hijas cada verano a nadar, navegar en canoa, montar a caballo y forjar amistades para toda la vida.
Pero la belleza del río Guadalupe, que atrae a tantas personas a la zona, también resultó mortal.
Las inundaciones llegaron sin previo aviso arrasando la pintoresca zona de la ribera, que alberga casi 20 campamentos juveniles.
Aunque Camp Mystic sufrió las mayores pérdidas, las autoridades afirman que la magnitud del desastre es de gran alcance.
Cerca de allí, el campamento femenino Heart O’ the Hills también se inundó.
Su copropietaria y directora, Jane Ragsdale, se encontraba entre las víctimas mortales. Afortunadamente, el campamento estaba cerrado en ese momento.
Un número desconocido de otros campistas se encontraban en la zona durante el fin de semana festivo.
Cada vez hay más preguntas sobre por qué tantos campamentos estaban situados tan cerca del río y por qué no se hizo más para evacuar a los niños a tiempo.
El congresista Chip Roy, representante de la zona, reconoció la devastación pero instó a la cautela para no culpar prematuramente a nadie.
“Muchos dirán: ‘Tenemos que trasladar todos estos campamentos. ¿Por qué hay campamentos aquí junto al agua?'”, dijo Roy.
“Bueno, hay campamentos junto al agua porque están junto al agua. Hay campamentos cerca del río porque es un lugar hermoso y maravilloso”.
Mientras tanto, las familias de los desaparecidos se enfrentan a una angustiosa espera de noticias. Los equipos de búsqueda y rescate, algunos navegando en bote, otros revisando los escombros, trabajan sin descanso.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, prometió el domingo que la misión no se detendrá hasta encontrar a todos los desaparecidos.
En cuanto a Stella, encuentra consuelo en su dolor con un poema que le enseñaron los líderes de Camp Mystic.
“Una campana no es una campana hasta que la tocas.
Una canción no es una canción hasta que la cantas.
El amor en tu corazón no fue puesto ahí para quedarse.
El amor no es amor hasta que lo entregas”.
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