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La CIDH exige al gobierno de AMLO que rompa “el pacto de silencio” para llegar a la verdad del caso Ayotzinapa
La CIDH exige al gobierno de AMLO que rompa “el pacto de silencio” para llegar a la verdad del caso Ayotzinapa
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) acusó un pacto de silencio en el caso Ayotzinapa. Foto: Cuartoscuro
5 minutos de lectura

La CIDH exige al gobierno de AMLO que rompa “el pacto de silencio” para llegar a la verdad del caso Ayotzinapa

Además de acusar un pacto de silencio por el caso Ayotzinapa, la CIDH se pronunció contra la ausencia de autoridades del gobierno de AMLO durante la audiencia a la que asistieron los padres de los estudiantes desaparecidos y organizaciones sociales.
09 de noviembre, 2023
Por: Redacción Animal Político

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) acusó este jueves al gobierno mexicano de López Obrador de estar permitiendo “un pacto de silencio” para que el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos hace nueve años a manos del crimen organizado y de autoridades del Estado no se resuelva.

Hay un pacto de silencio que no ha permitido que el caso Ayotzinapa llegue a un desarrollo para alcanzar la verdad y someter a la justicia a los responsables a pesar de que hay identificadas a las personas”, denunció Esmeralda Arosemena, comisionada de la CIDH para México, durante una audiencia del organismo internacional de derechos humanos con sede en Washington.

Durante la audiencia, en la que también estuvieron presentes varios de los padres de los normalistas, su abogado Vidulfo Rosales, integrantes de la sociedad civil que acompañan el caso, como Fundar y el Centro Pro, así como representantes del Estado mexicano, la CIDH hizo hincapié en que la resolución del caso necesita forzosamente de una “voluntad expresa” y de “información clara” por parte de las autoridades de investigación mexicanas.

“Actualmente, hay una situación de no claridad, de no saber el camino ni la ruta. Hay documentos pendientes y que son importantes para completar la información del caso”, señaló la comisionada de la CIDH.

Asimismo, la Corte Interamericana mostró su extrañeza por la ausencia durante la audiencia de altas autoridades del gobierno mexicano que forman parte de la investigación del caso, como el nuevo subsecretario de Gobernación Félix Arturo Medina Padilla, quien sustituyó en el cargo a Alejandro Encinas como nuevo responsable de la Comisión de la Verdad del caso. Y también extrañó la ausencia del fiscal especial para el caso Ayotzinapa, Rosendo Gómez Piedra, quien se limitó a enviar un escrito a la Comisión enumerando las acciones realizadas por el Ejecutivo federal en este caso.

cidh ayotzinapa

Hay que hacer un señalamiento por la ausencia de autoridades claves”, planteó la comisionada Esmeralda Arosemena. “Me hubiera gustado muchísimo tener aquí hoy al fiscal especial (Rosendo Gómez), precisamente por la nota que remite como una información de sus actuaciones. Me hubiera gustado preguntarle cómo está hoy el caso Ayotzinapa, no en lo referente a líneas de investigación, que ya deben estar muy claras cuáles son, sino sobre las acciones dirigidas para alcanzar esas líneas de investigación”.

Además, la comisionada advirtió que “una justicia que tarda, no es justicia, es una verdad que se demora”.

“Los familiares de personas desaparecidas también son víctimas y llevan 9 años. Y 9 años de sufrimiento y de espera”, recalcó Arosemena.

Por su parte, los padres de los 43 normalistas también lamentaron la no presencia de las autoridades federales.

Vemos que el Estado no toma en serio el caso Ayotzinapa. El nuevo fiscal, el nuevo subsecretario no están presentes. Como padres y madres no nos rendiremos, por el amor de nuestros hijos nos mantenemos en pie”, expresó Cristina Bautista, madre del normalista desaparecido Benjamín Ascensio Bautista.

Mario González, padre de César Manuel González, añadió ante los comisionados de la CIDH: “Ahora vemos toda la descalificación hacia nosotros, la falta de respeto de no venir los principales (autoridades) para poder hablar con ellos. Un ejemplo de ello es la salida del GIEI, que buscaron tener acceso a una serie de documentos de los Centros Regionales de Fusión de Inteligencia, que podrían contribuir a saber qué pasó con nuestros hijos. Esos documentos tienen muchísima información, son reportes militares, son transcripciones de llamadas entre perpetradores, son pistas. Y no entendemos por qué el Ejército no quiere entregar esa información”.

Junto con sus representantes, los padres presentaron cuatro peticiones ante los comisionados de la CIDH, mismas que fueron publicadas en un comunicado por el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro:

  • Dado que se ha informado que el Presidente de la República supervisará directamente las investigaciones, se solicitó que continúe haciendo uso de todos los mecanismos extraordinarios de supervisión de la medida cautelar sobre el caso, incluyendo el acompañamiento a las familias a cada una de las reuniones que se convoquen desde Presidencia.
  • Que se concrete un mecanismo técnico de revisión adicional de los archivos castrenses por parte de la CIDH, requiriendo al Estado que informe por escrito si acepta esta propuesta.
  • Que en cuanto se elija a la próxima Comisionada o Comisionado Relator para México se lleve a cabo una visita al país y en particular a la Normal Rural de Ayotzinapa, para que pueda conocer de primera mano el estatus del caso y encontrarse con las familias.
  • Que la CIDH continúe la supervisión de las medidas cautelares en el caso, sin dejar de estar alerta de posibles acciones legales que se puedan iniciar en contra de las víctimas, representantes y funcionarios públicos que han trabajado por esclarecer el caso en los últimos años.

centro pro ayotzinapa

Por su parte, la representación del Estado mexicano se limitó a leer una comunicación enviada por escrito por el fiscal del caso,  Rosendo Gómez Piedra, en donde criticó el trabajo del anterior titular de la Unidad Especial de Investigación y Litigación para el caso Ayotzinapa (UEILCA), así como de la propia CIDH, y no de presentar las líneas actuales de la investigación.

“La comunicación, además, contuvo afirmaciones preocupantes como la minimización de los efectos perniciosos de la tortura frente a los procesos penales, que derivaron en la libertad de posibles responsables”, señaló el Centro Pro en su comunicado posterior a la audiencia en Washington.

“Los padres y madres y organizaciones acompañantes lamentaron esta respuesta ya que se da un mensaje de irrespeto a las familias y de una clara intención de eludir la supervisión internacional sobre este caso, como en otros de desaparición en México”, hizo hincapié el Centro Pro.

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Imagen BBC
“Algún día volverán al océano”: la lenta destrucción de los moái en la Isla de Pascua
13 minutos de lectura

Las famosas estatuas moái de la isla de Pascua se están derrumbando, y esto obliga a los lugareños a tomar decisiones urgentes sobre la mejor manera de proteger su patrimonio.

07 de julio, 2025
Por: BBC News Mundo
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En una antigua cantera en la cima de un volcán en una remota isla del Pacífico, figuras a medio terminar talladas en la roca ignoran a Maria Tuki mientras pasa.

Los toscos rostros de estas figuras lucen sus mundialmente famosas cejas fruncidas y narices alargadas. Esta es la tierra de los moái, las icónicas estatuas humanas de Rapa Nui, también conocida como isla de Pascua, una isla aislada del tamaño aproximado de Washington D. C., situada a 3.500 km de la costa de Chile.

Antes de mi visita, esperaba ver solo un par de estos famosos rostros en lugares turísticos designados. Pero la gran cantidad de moái es impresionante; fragmentos de ellos se encuentran dispersos a lo largo de las carreteras, bordeando la costa y coronando las colinas. Juntos, forman un verdadero recordatorio físico de la antigua historia de esta tierra.

Hace siglos, los antepasados de Tuki tallaron y cincelaron cientos de monolitos como los que se ven aquí. La evidencia de esa actividad está por todas partes, tanto en la propia cantera, intensamente explotada, donde algunos aún permanecen incrustados en la montaña, como en los alrededores, donde las estatuas terminadas yacen abandonadas, formando senderos hacia el borde de la isla. Se cree que los equipos de trabajadores a veces perdían el equilibrio al transportar las estatuas a las plataformas de piedra que salpican la costa.

A primera vista, los imponentes moái, con sus expresiones severas, parecen robustos. Pero están hechos de toba, una roca volcánica compuesta principalmente de ceniza comprimida. Este tipo de piedra es porosa y excepcionalmente blanda. El viento y la lluvia no la tratan con benevolencia.

De cerca, los rostros envejecidos de los moái están plagados de signos de erosión y manchas. Se están convirtiendo gradualmente en polvo. Tuki, quien trabaja en la industria turística de Rapa Nui, está esencialmente viendo cómo estas impresionantes figuras desaparecen lentamente. “Mi padre me dijo que los moái volverían al océano algún día”, cuenta.

El padre de Tuki, fallecido en 2020, fue un famoso escultor contemporáneo de moái.

Ciclo de vida de los moái

Las estatuas originales, talladas en su mayoría entre 1100 y 1600 d. C., son cada vez más objeto de esfuerzos de conservación, dado que el desgaste, agravado por el cambio climático, amenaza con destruirlas. Los líderes comunitarios de Rapa Nui buscan maneras de rastrear y mitigar los daños, probando desde tratamientos químicos hasta escaneos 3D de las estatuas con drones antes de que se pierdan.

Todas las opciones están sobre la mesa mientras la comunidad lidia con la gestión de su patrimonio en rápida evolución: desde reubicarlas en un lugar donde no corran peligro hasta permitir que sucumban, ya que algunos argumentan que forma parte del ciclo de vida de los moái.

Moái
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La mayoría de las estatuas originales fueron talladas entre 1100 y 1600 d. C.

Hay aproximadamente 1.000 estatuas en la isla en diversas etapas de construcción, con unas 200 encaramadas en sus plataformas finales, conocidas como ahu. La mayoría de estas plataformas están situadas a lo largo de la costa de la isla, mirando en silencio hacia el mar.

Los moái fueron creados por las primeras comunidades polinesias que habitaron la isla para representar la imagen de sus antepasados y de la familia del jefe Hotu Matu’a, quien se cree que se asentó en la isla tras navegar en canoa hasta Rapa Nui desde una isla de la Polinesia Oriental.

A finales del siglo XVIII y principios del XIX, todas las estatuas fueron derribadas misteriosamente, probablemente debido al auge de un nuevo movimiento religioso en la isla o a algún conflicto; los historiadores aún no han encontrado respuestas definitivas. Debido a la formidable historia grabada en estas enormes estatuas de piedra, en 1995 el Parque Nacional Rapa Nui fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Aun así, los moái no son estatuas perfectas e inmaculadas, aisladas de su entorno. De hecho, comenzaron a deteriorarse en cuanto fueron talladas, según el libro Muerte de un Moái de la historiadora Elena Charola, publicado en 1997. La toba volcánica sufrió tensiones al ser astillada y picoteada en la cantera, desgastada por cuerdas y luego arañada y raspada durante el largo descenso, escribe Charola.

Moái
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Más del 90% de los moái en pie están ubicados a lo largo de la costa.

Desde el día en que fueron erigidos, el sol, el viento, la lluvia y las fluctuaciones de la temperatura también han afectado a los moái. Cuando la humedad del rocío marino se evapora, la sal cristaliza en el interior de la blanda toba volcánica y se expande, provocando que la estatua se descascare o astille, creando grietas finas y cavidades en forma de panal. Observo líquenes que crecen en la superficie de muchas de las estatuas.

Los animales también interfieren con los moái. Caballos y ganado se frotan en los monolitos, mientras que las aves arañan la toba y depositan excrementos tóxicos, o guano, que erosionan aún más el material. En 2020, un camión chocó accidentalmente contra un moái.

Amenazas

Sin embargo, la erosión de los moái parece haber aumentado considerablemente en las últimas décadas, según Daniela Meza Marchant, conservadora principal de la comunidad indígena Ma’u Henua, que administra el Parque Nacional Rapa Nui. Meza Marchant señaló que las imágenes y los registros del siglo pasado muestran que la alteración ha aumentado en los últimos 50 años en comparación con los 50 anteriores.

De hecho, según un informe de la Unesco de 2016, los moái de Rapa Nui se encuentran entre los sitios patrimoniales más afectados por el cambio climático a nivel mundial.

En las últimas décadas, las precipitaciones en Rapa Nui han disminuido drásticamente, volviéndose más esporádicas pero también más potentes, lo que azota a los moái con mayor intensidad que antes. La isla ya cuenta con escasa cobertura arbórea, pero las frecuentes sequías han agotado las reservas de agua dulce y pueden aumentar el riesgo de incendios forestales.

Un incendio forestal en octubre de 2022 carbonizó y agrietó unos 80 moáis en Rano Raraku, el cráter volcánico que alberga la famosa cantera donde se tallaron numerosos monolitos

Moái
BBC
La erosión de los moái parece haber aumentado considerablemente en las últimas décadas.

El daño resultante fue “irreparable y con consecuencias que trascienden lo que se puede apreciar”, declararon entonces las autoridades locales.

El aumento del nivel del mar y el aumento de oleaje extremo también están erosionando la isla. Esta es una de las amenazas más inminentes para los moái, según el informe de la Unesco, ya que más del 90% de los monolitos en pie se encuentran a lo largo de la costa.

Conservación de los moái

Ya se han intentado salvar los moái en el pasado. A lo largo de dos décadas, a partir de la década de 1970, el arqueólogo estadounidense William Mulloy llevó a cabo diversas labores de restauración en la isla, reconstruyendo estatuas y reensamblando plataformas fragmentadas que se habían derrumbado masivamente a principios del siglo XIX.

En la década de 1990, arqueólogos locales reconstruyeron los moái de Tongariki, un sitio arqueológico arrasado por un tsunami en la década de 1960.

Más recientemente, en 2003, un proyecto de la Unesco financiado por Japón impermeabilizó las estatuas de Tongariki con un agente químico diseñado para hacer que la toba sea más resistente a las salpicaduras marinas. Sin embargo, este costoso y delicado tratamiento debe reaplicarse cada cinco a diez años, lo que supone una carga para los escasos recursos locales disponibles.

Sin embargo, algunos esfuerzos de conservación han fracasado. En 1986, investigadores del Museo de Historia Natural Senckenberg (Alemania) fabricaron moldes de silicona de las estatuas para crear réplicas, pero, sin darse cuenta, desprendieron una capa superficial de toba de los monolitos, erosionándolas aún más. “El color de la piedra se alteró por completo”, señala un estudio sobre el incidente.

Moái
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Desde hace tiempo se han hecho varios intentos para salvar a los monolitos.

Hoy en día, la conservación de los moái mejora constantemente, gracias a las nuevas tecnologías y a la financiación ocasional de organizaciones internacionales.

Para contrarrestar los impactos del aumento del nivel del mar, en 2018, arqueólogos locales reforzaron dos estructuras similares a diques junto a un sitio de moái llamado Runga Va’e para evitar que las olas invadieran la plataforma ahu. También reconstruyeron partes de la plataforma, que se habían desmoronado con el tiempo, y la reforzaron.

El equipo utilizó drones para realizar escaneos en 3D de la zona, lo que les permitió planificar las obras de restauración y conservación sin necesidad de realizar excavaciones extensas e invasivas.

CyArk, una organización sin fines de lucro con sede en EE.UU., también ayudó al pueblo rapanui a crear modelos 3D precisos de todos los ahu y moái de la isla con drones, cámaras y escáneres láser.

“Se toman miles de fotos superpuestas y luego se crea un modelo 3D que identifica los puntos en común entre las diferentes fotos”, explica Kacey Hadick, gerente del programa de patrimonio de CyArk, quien trabaja en la isla desde 2017. “Esto puede ayudar a monitorear los cambios a lo largo del tiempo y las tasas de erosión, y proporciona un registro muy preciso del estado actual de la situación”.

En 2023, la subsecretaria de Patrimonio Cultural de la Unesco, Carolina Pérez Dattari, asignó US$97.000 para la evaluación de daños, la reparación y los planes de gestión de riesgos futuros para los moáis quemados por los incendios forestales de 2022.

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Hay quienes creen que hay que dejar que se deterioren y finalmente destruyan porque es parte de su ciclo de vida.

Tras un análisis inicial, en mayo de 2025, el equipo de Ma’u Henua comenzó las obras de conservación física de este proyecto en cinco de los moáis más dañados por el fuego, según Ariki Tepano Martin, presidente de Ma’u Henua.

Meza Marchant, encargada principal de la conservación de los moái, armó cubiertas para protegerlos de las inclemencias del tiempo y reducir su humedad. Actualmente, está tratando los daños causados por el fuego con una solución química elaborada por restauradores de cantería de la Universidad de Florencia, quienes trabajan con los rapanui desde 2009.

Los expertos italianos ya han probado la solución en pequeños fragmentos de roca de los moái carbonizados en sus laboratorios: el líquido actúa como un lavado suave pero minucioso que limpia el hollín negro de las llamas.

Meza Marchant también utilizará otros tratamientos químicos similares desarrollados por los italianos para fortalecer la piedra, eliminar los líquenes con un tratamiento similar a un antibiótico y hacerla hidrófuga, protegiéndola de las salpicaduras del mar y los daños de la lluvia, de forma similar al esmalte utilizado en el Tongariki, afirma Tepano Martin.

Se realiza un seguimiento constante para verificar si el tratamiento está dando los resultados esperados.

Sin embargo, los altos impuestos de importación de estos productos químicos especializados desde Italia han dificultado esta operación más de lo previsto, afirma Tepano Martin.

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Debido a su fragilidad, algunos lugareños creen que algunos moái estarán más seguros en Londres, custodiados por cámaras de seguridad, una vitrina y medidores de humedad

Hace ocho años, Meza Marchant empleó algunas de estas técnicas italianas para restaurar el Ahu Huri a Urenga, un raro moái de cuatro manos, uno de los pocos que se alza sobre una plataforma en el interior de la isla. La estatua, que se encuentra a lo largo de la línea del solsticio de invierno y se utilizaba para observaciones astronómicas, fue reerigida por arqueólogos en la década de 1970 tras los derrumbes del siglo XVIII, pero se erosionó con el tiempo.

Una vez conservados los cinco moái, el grupo Ma’u Henua pretende utilizarlos como modelo para todos los futuros proyectos de conservación y restauración de monolitos en la isla. Hasta ahora, “cada agujero, cada pequeño mantenimiento, requería un permiso especial”, dice Tepano Martin. “El proyecto con estos cinco moái nos ayudará a generar un protocolo de conservación, por lo que ya no tendremos que solicitar permiso moai por moai cada vez”. Aún así, sólo tienen financiación para estos primeros cinco monolitos.

¿Mejor en Londres?

Conscientes de las amenazas ambientales, Tuki y su esposo, quien también trabaja en turismo, me cuentan que algunos lugareños creen que los moái se conservarían mejor en museos. Actualmente se está construyendo un nuevo museo en la isla, y los planes sugieren que probablemente albergará y protegerá algunas estatuas moáis.

Mientras ascendemos la colina volcánica de una aldea ceremonial llamada Orongo, me muestran algunos de los artefactos más erosionados y arruinados de la isla: jeroglíficos ceremoniales en grandes losas de piedra alrededor de la aldea. Un moái especial solía estar en la cima de esta colina: la estatua Hoa Hakananai’a, que tiene jeroglíficos únicos en su espalda. La estatua fue traída de Rapa Nui por marineros británicos en 1868 y se exhibe en el Museo Británico de Londres.

Dada la fragilidad de estos jeroglíficos en particular, Tuki y su esposo dicen que algunos lugareños creen que la estatua está más segura en Londres, custodiada por cámaras de seguridad, una vitrina y medidores de humedad. Podría decirse, comenta la pareja, que el Hoa Hakananai’a también sirve como embajador de la cultura rapanui ante los cientos de miles de personas que podrían visitar el museo, pero no en esta isla tan remota. Muchos lugareños, por otro lado, insisten en que la estatua debería ser repatriada.

Para otros, sin embargo, la destrucción de los monolitos es simplemente parte del ciclo de vida del moái.

Detalle de un moái.
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Detalle de un moái.

“Muchos creen que los moái deberían, tal como están, ser enterrados y desaparecer. Que los moái regresen a su hanua, su tierra, y que regresen a casa”, afirma Dale Simpson Jr., arqueólogo de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign (EE.UU.), quien estudia las herramientas de tallado polinesias. Señala que muchas comunidades del Pacífico destruyen artefactos y adornos a propósito. “Todo tiene un ciclo de vida, que comienza y termina. Podemos verlo como destrucción, pero es la línea de vida de una estatua”.

Sin embargo, algunos habitantes de Rapa Nui discrepan fervientemente. Para ellos, los moái representan una piedra angular del patrimonio cultural y una obra maestra irremplazable de la creatividad humana, científica e histórica. Además, atraen a más de 100.000 visitantes anuales a Rapa Nui, donde el turismo se ha convertido en el principal motor de la economía.

“Su preservación no es solo deseable, sino absolutamente imperativa”, afirma el arqueólogo Claudio Cristino-Ferrando, de la Universidad de Chile, radicado en Rapa Nui. Considera que quedarse de brazos cruzados viendo cómo se deterioran estas obras monumentales es “totalmente insostenible” y que la idea de su “retorno a la nada” es errónea. “Tal pensamiento contradice no solo nuestro deber fundamental como custodios del patrimonio cultural humano, sino también la intención original de la propia tradición Rapa Nui”, afirma: que los moái deben servir como testimonio de la llegada de los ancestros polinesios a la isla.

En medio de este debate, el grupo Ma’u Henua busca adoptar un enfoque multifacético para garantizar la máxima conservación de las estatuas moái en la isla, combinando la conservación con el apoyo a la creación continua de nuevas piezas. Junto con la labor de conservación del grupo, Tepano Martin espera desarrollar programas que incentiven a los artesanos locales a seguir fabricando moái y a transmitir las técnicas tradicionales de tallado en toba a las generaciones más jóvenes.

Algunos de los moái esculpidos por el padre de Tuki ya se pueden ver frente al aeropuerto de la isla. También fueron enviados para representar al pueblo rapanui en Santiago y Valparaíso, en Chile continental, y a España y Japón.

“No se trata solo de proteger los moái; los protegemos para garantizar la preservación de nuestro pueblo en esta isla”, afirma Tepano Martin. “Nuestra cultura sigue viva. Sigue viva, y podemos preservar la tradición de nuestros antepasados creando algo nuevo”.

Este artículo fue publicado en BBC Future. Haz clic aquí para leer la versión original (en inglés).

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