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Corte Interamericana ordena a México tomar medidas contra el arraigo y prisión preventiva por ser violatoria a derechos humanos
Corte Interamericana ordena a México tomar medidas contra el arraigo y prisión preventiva por ser violatoria a derechos humanos
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3 minutos de lectura

Corte Interamericana ordena a México tomar medidas contra el arraigo y prisión preventiva por ser violatoria a derechos humanos

Si bien México reconoció una parte de su responsabilidad en la violación de derechos humanos, la Corte IDH cuestionó que que aún existan elementos, como las figuras del arraigo y de la prisión preventiva oficiosa en la leyes mexicanas.
27 de enero, 2023
Por: Contenido Animal Político

La Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) ordenó al Estado mexicano a tomar medidas contra la figura del arraigo y de la prisión preventiva por considerarlas contrarias a la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

Esto tras responsabilizar a México por la violación de los derechos a la integridad personal, libertad personal, a las garantías judiciales y a la protección judicial contra Jorge Marcial Tzompaxtle Tecpile, Gerardo Tzompaxtle Tecpile y Gustavo Robles López quienes fueron detenidos y privados de la libertad, como parte de un proceso penal entre 2006 y 2008.

Si bien México reconoció una parte de su responsabilidad en la violación de derechos humanos, la Corte IDH cuestionó que que aún existan elementos, como las figuras del arraigo y de la prisión preventiva oficiosa en la leyes mexicanas.

Sobre el arraigo, la Corte sostuvo que se trata de una medida “restrictiva a la libertad de naturaleza pre-procesal con fines investigativos”, y que vulnera los derechos a la libertad personal y la presunción de inocencia de la persona arraigada.

En tanto, concluyó que el Estado mexicano vulneró su obligación de adoptar otras medidas menos dañinas para los derechos de las personas procesadas, como alternativas a la privación a la libertad.

Por estos motivos, ordenó a México una reparación del daño que incluye “dejar sin efecto en su ordenamiento interno las disposiciones relativas al arraigo de naturaleza preprocesal”, con fines de investigación.

También ordena cambiar la legislación sobre prisión preventiva para que sea compatible con la Convención Americana. Además recordó el deber de las autoridades del Estado mexicano en esta reparación.

“La Corte recuerda que el deber general del Estado establecido en el artículo 2 de la Convención, incluye la adopción de medidas para suprimir las normas y prácticas de cualquier naturaleza que impliquen una violación a las garantías previstas en la Convención, así como la expedición de normas y el desarrollo de prácticas conducentes a la observancia efectiva de dichas garantías”, sostuvo.

México deberá realizar un acto público de reconocimiento de responsabilidad internacional; dar tratamiento médico, psicológico, psiquiátrico o psicosocial a las víctimas que así lo soliciten, y pagar gastos señalados en la sentencia.

Jorge Marcial, Gerardo Tzompaxtle Tecpile, y Gustavo Robles López fueron detenidos el 12 de enero de 2006 en la carretera México-Veracruz luego de que una patrulla de la policía realizó una revisión del vehículo, para después detenerlos, interrogarlos y mantenerlos incomunicados.

Las víctimas fueron trasladadas a una casa de arraigo de la Procuraduría, en la Ciudad de México, donde fueron confinados por más de tres meses hasta que, el 22 de abril de 2006, se ejerció acción penal en su contra por delincuencia organizada en la modalidad de terrorismo.

Se les mantuvo en prisión preventiva por dos años y medio aproximadamente, hasta que el 16 de octubre de 2008 se ordenó su inmediata libertad, al considerar que habían purgado su pena.

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Corte IDH
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Imagen BBC
Cómo logró Perú convertir uno de los desiertos más áridos del mundo en un gran centro de producción de alimentos
7 minutos de lectura

Perú se ha convertido en pocos años en un gran exportador de productos agrícolas, pero se mantienen las dudas sobre cuánto podrá mantener su modelo.

04 de diciembre, 2025
Por: BBC News Mundo
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Las vastas llanuras desérticas de la región de Ica, Perú, se han llenado en las últimas décadas de extensos cultivos de arándanos y otras frutas.

Hasta la década de 1990 resultaba difícil imaginar que esta zona del desierto costero peruano, donde a primera vista se ve poco más que polvo y mar, pudiera convertirse en un gran centro de producción agrícola.

Pero eso es lo que ha ocurrido no solo aquí, sino en la mayoría del litoral desértico peruano, donde han proliferado grandes plantaciones de frutas no tradicionales aquí, como los espárragos, los mangos, los arándanos o los aguacates (o paltas, como les llaman en Perú).

La enorme franja que atraviesa el país en paralelo a las olas del Pacífico y las elevaciones andinas se ha convertido en un inmenso huerto y en el epicentro de una pujante industria agroexportadora.

Según las cifras del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego de Perú, las exportaciones agrícolas peruanas crecieron entre 2010 y 2024 un promedio anual del 11%, alcanzando en 2024 la cifra récord de US$9.185 millones.

Perú se ha convertido en estos años en el mayor exportador mundial de uvas de mesa y de arándanos, una fruta que apenas se producía en el país antes de 2008, y su capacidad para producir a gran escala en las estaciones en las que es más difícil hacerlo en el Hemisferio Norte lo han llevado a erigirse en una de las grandes potencias agroexportadoras y proveedora principal de Estados Unidos, Europa, China y otros lugares

Pero, ¿qué consecuencias tiene esto? ¿Quién se beneficia? ¿Es sostenible el boom agroexportador peruano?

Cómo empezó todo

El proceso que llevaría al desarrollo de la industria agroexportadora peruana comenzó en la década de 1990, cuando el gobierno del entonces presidente Alberto Fujimori impulsaba profundas reformas liberalizadoras para reactivar a un país golpeado por años de crisis económica e hiperinflación.

Primer plano de una planta de arándanos. Una mano los sujeta.
Klebher Vásquez / Getty
Perú se ha convertido en pocos años en el mayor exportador de arándanos del mundo.

“Las bases se sentaron al reducir las barreras arancelarias, promover la inversión extranjera en Perú y reducir los costos administrativos para las empresas; se buscaba impulsar a los sectores que tuvieran potencial exportador”, le dijo a BBC Mundo César Huaroto, economista de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas.

“Al principio, la atención se centró en el sector minero, pero a finales de siglo ya aparece una élite empresarial que ve el potencial del rubro agroexportador”.

Pero no bastaba con leyes más propicias ni con la intención.

La agricultura a gran escala en Perú se había enfrentado tradicionalmente a obstáculos como la escasa fertilidad de los suelos de la selva amazónica y la accidentada orografía de la sierra andina.

Ana Sabogal, experta en ecología vegetal y cambios antrópicos en los ecosistemas de la Pontificia Universidad Católica del Perú, explicó a BBC Mundo que “la inversión privada de grandes agricultores, menos reacios al riesgo que los pequeños, facilitó innovaciones técnicas como el riego por goteo y el desarrollo de proyectos de riego”.

La solución del problema de la escasez de agua en el desierto permitió empezar a cultivar en una zona donde tradicionalmente no se había contemplado la agricultura y empezar a explotar sus particulares condiciones climáticas, que lo convierten en lo que los expertos describen como un “invernadero natural”.

“La zona no tenía agua, pero con agua se convertía en una tierra muy fértil”, indica Huaroto.

Todo eso, sumado a innovaciones genéticas, como la que permitió el cultivo local del arándano, posibilitó que Perú incorporara grandes extensiones de su desierto costero a su superficie cultivable, que se amplió en alrededor de un 30%, según la estimación de Sabogal.

“Fue un aumento sorprendente y enorme de la agroindustria”, resume la experta.

Hoy, regiones como Ica o la norteña Piura se han convertido en grandes centros de producción agrícola y la agroexportación en uno de los motores de la economía peruana.

Un hombre trabaja la tierra en el campo peruano.
Ernesto Benavides / Getty
El boom agroexportador ha encarecido el agua y la mano de obra para los pequeños agricultores.

Qué consecuencias ha tenido

Según la Asociación de Exportadores ADEX, las exportaciones agrícolas representaron en 2024 un 4,6% del Producto Interno Bruto (PIB) peruano, cuando en 2020 no era más que un 1,3%.

El impacto económico y ambiental ha sido notable y ambivalente.

Sus defensores subrayan que ha traído beneficios económicos, pero los críticos apuntan a sus costes medioambientales, como su elevado consumo de agua en zonas donde escasea y la población no tiene garantizado el suministro.

El economista César Huaroto dirigió un estudio para evaluar el boom agroexportador en la costa de Perú.

“Una de las cosas que encontramos es que la industria agroexportadora había actuado como dinamizador de la economía local, ya que incrementó el nivel de empleo de calidad en amplias zonas donde dominaba la informalidad, y se registró un incremento de los ingresos promedios de los trabajadores”, dijo.

Aunque esto no beneficia a todo el mundo por igual.

“A los pequeños agricultores independientes les cuesta más encontrar trabajadores porque los salarios son más altos y también tienen más dificultades en el acceso al agua que necesitan sus campos”.

Efectivamente, la agroexportación parece estar arrinconando las formas tradicionales de trabajar el campo y cambiando la estructura social y de la propiedad en amplias zonas de Perú.

“Muchos pequeños propietarios ven que sus campos ya no son rentables por lo que están vendiendo sus campos a grandes compañías”, indica Huaroto.

Sin embargo, según el mismo economista, “incluso muchos pequeños agricultores se mostraban satisfechos porque la agroindustria les había dado trabajo a miembros de su familia”.

El problema del agua

En los últimos años se cuestionan cada vez más los beneficios para el país del negocio agroexportador.

Pero la principal fuente de crítica es el agua.

“En un contexto de escasez hídrica, en que una parte importante de la población de Perú no tiene agua en su casa, el debate en torno a la industria agroexportadora se ha vuelto muy vivo”, señala Huaroto.

La activista local Charo Huaynca le dijo a BBC Mundo que “en Ica se está dando una disputa por el agua porque no hay para todos”.

Una mujer junto a cubos de agua en una calle sin asfaltar de Perú.
Martín Bernetti / Getty
Los críticos señalan que la industria agroexportadora consume mucha agua en un país donde parte de la población no tiene acceso a ella.

En esta árida región la cuestión del agua es polémica hace tiempo.

Mientras muchos asentamientos humanos deben arreglárselas con la que llega en camiones cisternas y almacenarla para satisfacer sus necesidades, grandes áreas de cultivos destinados a la agroexportación tienen garantizada la que necesitan a través de pozos en sus fundos y acceso prioritario al agua de riego que se trasvasa desde la vecina región de Huancavelica.

“Se supone que está prohibido excavar pozos nuevos, pero cuando los funcionarios de la Autoridad Nacional del Agua (ANA) llegan a inspeccionar las grandes explotaciones les niegan el acceso alegando que se trata de propiedad privada”, denuncia Huanca.

BBC Mundo solicitó sin éxito comentarios a la ANA y al Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego de Perú.

Huanca ve indicios de que el acuífero subterráneo que abastece gran parte del agua de Ica se está agotando.

“Antes bastaba con cavar cinco metros, pero ahora hay que llegar hasta 10 ó 15 metros de profundidad para que aparezca el agua”.

En Ica apenas llueve, por lo que gran parte del agua se obtiene bajo tierra.

“Los pequeños agricultores se quejan de que a ellos se les exige pagar grandes cantidades por el agua, mientras que las grandes explotaciones cuentan con reservorios y grandes piscinas que llenan y cuya agua luego optimizan con sistemas de riego tecnificado”, indica Huanca.

Grupos de personas recogen frutos en una explotación agrícola peruana.
Sebastián Castaeda / Getty
Regiones como Ica o la norteña Piura se han convertido en grandes centros de producción agrícola.

En esta región se cultivan las uvas con las que se produce el famoso pisco, el aguardiente cuya fama se ha convertido en fuente de orgullo nacional para los peruanos, pero incluso eso es ahora cuestionado.

“Hay quien critica que la uva es básicamente agua con azúcar y, si exportas la uva y sus derivados, estás exportando agua”, señala Sabogal.

En Ica, el reto es hacer sostenible el próspero negocio agroexportador con el medio ambiente y las necesidades de la población.

“Cada vez que hay elecciones se habla de este tema, pero nunca llegan las soluciones. Se debe resolver cómo se va a hacer la economía de Ica sostenible a largo plazo, porque si no hay agua la economía se va a caer”, pide Huanca.

El desafío, en realidad, lo es para todo el Perú agroexportador.

“La situación actual no es sostenible a largo plazo. Está muy bien que haya industria agroexportadora porque genera ingresos y divisas, pero siempre y cuando se destine la cantidad de agua requerida para la población y los ecosistemas”, zanja Sabogal.

raya gris
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