
Para entender mejor
Pese a que cerca del 70 % de las juventudes mexicanas sigue valorando la democracia por encima de cualquier otra forma de gobierno, ocho de cada diez no ven sus intereses representados en la política nacional. Así lo concluye un estudio regional que conjunta datos de 14 países de Latinoamérica y que, en México, fue gestionado por la Fundación Friedrich Ebert con 2 mil juventudes de entre 15 y 35 años mediante una encuesta online autoaplicada.
Los resultados fueron presentados el viernes 5 de diciembre en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
La idea de la herramienta fue recabar información de primera mano sobre las preferencias, ideologías, esperanzas y preocupaciones de las juventudes en América Latina, al considerarlo un sector poblacional prioritario y, sin embargo, muchas veces subestimado en los indicadores.

“Cerca del 25.5 % menciona en específico no estar feliz con el estatus actual de la democracia. Entonces, por un lado está bien valorada la democracia, pero su estatus actual en el país está un poco en el entredicho para las juventudes”, explica en entrevista Luis Sosa, uno de los autores del reporte.
El especialista especifica que se trata de un desencanto con la representatividad que perciben de las instituciones públicas del país, lo que se liga con un desencanto general en torno del estatus actual de la democracia.
Esto, al mismo tiempo se relaciona con la desconfianza que manifiestan las juventudes hacia ciertas instituciones de representación, en específico hacia los partidos, así como algunas de las principales instituciones públicas entre las que se encuentran los poderes Legislativo y Judicial.

“El desencanto viene un poco de esta falta de confianza y de la identificación de problemas nacionales no resueltos, en específico la inseguridad y temas económicos, como desempleo o pobreza”, explica Sosa. Esto pese a que hoy en día, el promedio de edad en los congresos locales y federales ha disminuido significativamente.
Lo anterior puede implicar cualquiera de dos cosas: que los jóvenes no están enterados necesariamente de las agendas de sus pares que ocupan puestos de representación, o que a pesar de estarlo, piensan que hay deficiencias en dicha representación.
“Entre las principales demandas en política pública que tienen las juventudes mexicanas, en primer lugar están las de empleo, de producción y de economía. En segundo, políticas sociales y de bienestar social, y en tercero, políticas para la seguridad ciudadana… Son demandas bastante generalizadas al resto de la población, pero hay un par bastante particulares: las políticas para el medio ambiente, que reporta el 15 %; las políticas en ciencia, tecnología, sociedad y deporte, y aquellas para la vivienda digna, que reporta el 22 %”, comenta Sosa.

Otro de los hallazgos relevantes del estudio es que un 62 % de las juventudes usa como única fuente de información las redes sociales, mientras que los medios tradicionales, sobre todo televisivos, solo alcanzan al 43 %.
En tanto, para la radio y el periódico el porcentaje desciende a 10 y 4 %, respectivamente. “Las redes sociales son este foro en el cual las juventudes se informan y expresan también. Es una hipótesis comprobada, que creo muchos ya intuíamos, pero al mismo tiempo quisiera matizarlo porque dentro de la información que manejan en redes sociales, las juventudes sí tienen el criterio de identificar fuentes confiables y no tan confiables”, aclara el investigador.
Esto se traduce en el hecho de que cerca del 55 % tiende a desconfiar de los influencers, por ejemplo. Sosa remarca que, a la luz de esos datos, un hallazgo importante que contrasta con ciertos prejuicios y paradigmas es que las juventudes no son apáticas en ningún sentido, sino que, por el contrario, tienen demandas y preocupaciones propias.
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El especialista explica que, además, la metodología utilizada permitió que el estudio fuera semiprobabilístico y, por lo tanto, que diferentes perfiles sociodemográficos quedaran bien representados. Las 2 mil encuestas que se aplicaron a las juventudes partieron de una selección estratificada, para después abundar en detalles más técnicos y ponderadores, que ayudan a compensar las posibles deficiencias que pudieran también estar presentes en la metodología.
Esto significa que incluso si en el estudio estuvieran sobrerrepresentadas las juventudes más urbanas, con cierto grado de estudios o de ingresos, las técnicas de ponderación contribuyen a equilibrar y llegar a una muestra más representativa de la conformación real de la población mexicana y sus juventudes.
Además, el documento describe que las preguntas se formularon a partir de cinco bloques: condiciones de vida de las y los jóvenes en la región, como empleo, salud y educación; visión sobre la política y los principales problemas en cada país; posicionamiento sobre principales causas políticas y sobre la democracia; formas y motivaciones para participación en partidos, sindicatos y organizaciones sociales, así como uso de tecnologías y acceso a la información.

Por otro lado, de acuerdo con la encuesta, seis de cada 10 jóvenes en México tienen altos niveles de satisfacción con la vida, particularmente aquellos de nivel socioeconómico más alto, quienes cuentan con empleo estable y los que han alcanzado la educación superior. Sin embargo, las diferentes dimensiones del estudio evidencian tensiones importantes entre la satisfacción que sienten por su vida privada y su vida pública.
“Se observa que las y los jóvenes mexicanos reportan sentir gran satisfacción en aspectos fundamentales para su bienestar y desarrollo, como sus relaciones familiares y personales, su experiencia educativa y su salud. Sin embargo, también reconocen niveles significativos de insatisfacción en otras áreas, como su situación económica y la situación de su país”, apunta el documento.
Entre las recomendaciones finales del reporte se menciona hacer un mayor esfuerzo en pedagogía de la salud —la derechohabiencia y cómo interactúa con los derechos laborales—, responder a la creciente demanda de educación superior, tomar medidas contra la precarización laboral y de vivienda, motivar a la integración y participación colectiva de las juventudes, fomentar la participación activa, promover la alfabetización mediática, incentivar el conocimiento y el diálogo social, así como celebrar la diversidad y la inclusión.

Sosa destaca que los resultados demuestran que las juventudes tienen demandas y preocupaciones propias que en mayor o menor medida sí han logrado poner sobre la mesa, utilizando en los últimos tiempos medios más tradicionales, como la protesta, pero también otros alternativos que deben ponerse a discusión, como el activismo online, que caracteriza bastante a ese conjunto poblacional.
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El investigador hace énfasis en superar el estigma de las juventudes apáticas, desinformadas o desinteresadas, y cambiarlo por el concepto de juventudes con formas de participación propias, así como también deseos y esperanzas. Uno de los hechos destacables, agrega, es que las juventudes reportan altísima esperanza respecto al futuro del país, de su propio hogar y de su persona, y existen varios elementos de los cuales se sienten satisfechos.
“En términos de la familia, las amistades, la educación y la salud, hay muchos factores que las juventudes reportan como un buen indicador. Por el otro lado, las preocupaciones más importantes que sostienen son, por supuesto, el estatus de la seguridad en el país, que eso no es particular sino compartido en realidad por toda la población, y el tema de la economía; cerca de un tercio solamente cuenta con un empleo formal o reporta tener un empleo formal de tiempo completo con prestaciones de ley”, detalla.

Se espera que la ceremonia del sorteo incluya la entrega de un nuevo Premio Nobel de la Paz de la FIFA, y que Trump sea el galardonado.
A solo kilómetro y medio de la Casa Blanca, el sorteo del Mundial el viernes tendrá un marcado carácter político.
La deslumbrante ceremonia tendrá lugar en el Kennedy Center, el famoso centro artístico de Washington que ahora es presidido por el mandatario estadounidense, Donald Trump, tras la renovación de su junta directiva este año.
Junto a estrellas del fútbol, el deporte estadounidense y el mundo del espectáculo, Trump estará presente, al igual que los líderes de los otros dos países anfitriones: la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el primer ministro de Canadá, Mark Carney.
Sin embargo, el proceso parece haber sido planeado teniendo al mandatario estadounidense muy presente.
El grupo de los años setenta Village People fue contratado para tocar YMCA, una de las canciones favoritas de Trump que se escucha con frecuencia en sus mítines de campaña.
Además, rompiendo con la tradición, la ceremonia del sorteo incluirá la entrega de un nuevo Premio Nobel de la Paz de la FIFA, y se espera que Trump sea el galardonado.
Estos gestos no harán más que subrayar la alianza forjada entre Trump y el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, quien anunció el reconocimiento el mes pasado tras afirmar que Trump merecía ganar el Premio Nobel de la Paz por su contribución al alto el fuego entre Israel y Gaza, y elogiar con entusiasmo sus políticas.
Para los críticos, estas medidas amenazan el compromiso de la FIFA con la neutralidad política, consagrado en sus estatutos, e imponen el riesgo de que el sorteo, y el propio torneo, se conviertan en herramientas de propaganda.
Los detractores consideran que Infantino y Trump tienen una relación demasiado estrecha, lo cual envía el mensaje de que el organismo rector del fútbol mundial se está alineando con el movimiento Make America Great Again (MAGA), y que respalda lo que muchos ven como una administración que fomenta la división.
Se preguntan si es sensato que la FIFA se asocie tan estrechamente con un hombre que esta misma semana hizo comentarios despectivos sobre los migrantes somalíes, describiéndolos como “basura”.
Al ser consultado sobre el premio, en medio de informes que indican que el Consejo de la FIFA no tenía conocimiento al respecto, un alto funcionario del organismo rector declaró a BBC Sport: “¿Por qué no puede ser más importante que el Premio Nobel de la Paz? El fútbol cuenta con un enorme apoyo mundial, por lo que es justo que reconozca los esfuerzos extraordinarios por lograr la paz cada año”.
Señaló que en 2019 no hubo tanta controversia cuando la FIFA otorgó al presidente de Argentina un premio en honor a su contribución al fútbol, y afirmó que la organización merece elogios por defender la paz en un mundo dividido.
El presidente Bill Clinton decidió no asistir al sorteo del Mundial de 1994, cuando Estados Unidos fue la última sede del evento. Pero no sorprende que Trump haya optado por desempeñar un papel destacado, dada la plataforma global que le ofrece el Mundial.
Como indicio de las escenas que podrían aguardar en el evento del próximo año, Trump apareció en la final del Mundial de Clubes este año, donde optó por permanecer en el podio mientras el Chelsea celebraba la victoria, disfrutando claramente de ser el centro de atención tras entregarles el trofeo.
Más recientemente, saludó a Cristiano Ronaldo en una cena en la Casa Blanca en honor al príncipe heredero saudí. Apenas unos días después, la FIFA le concedió un indulto sorpresa al delantero, luego de eliminar una sanción en su contra en dos de tres partidos, tras ser expulsado por propinarle un codazo a Dara O’Shea en la derrota ante la República de Irlanda, lo que le aseguró su disponibilidad para los primeros partidos de Portugal en el Mundial.
También está la regularidad con la que Trump e Infantino han aparecido juntos en los últimos años, incluso en eventos fuera del ámbito deportivo.
Desde su primera visita al Despacho Oval en 2018, durante el primer mandato de Trump, Infantino ha sido visto con el presidente en el Foro Económico de Davos, en la firma en Washington de los Acuerdos de Abraham (un pacto entre Israel y algunos países árabes del Medio Oriente en 2020), e incluso como invitado en la segunda investidura de Trump en enero.
La FIFA celebró formalmente la estrecha amistad entre ambos tras ese evento, y el propio Infantino insistió en que era lógico, dada la importancia de que Estados Unidos acogiera tanto la Copa del Mundial de Clubes ampliada como el Mundial.
La FIFA también afirmó que Infantino tenía el deber de desarrollar y promover el fútbol a nivel mundial, y que también mantenía reuniones periódicas con otros líderes mundiales.
Si bien Infantino parecía tener una relación menos estrecha con el expresidente Joe Biden durante su etapa en la Casa Blanca, sí la ha mantenido con otros jefes de estado.
Desde que reemplazó a su predecesor Sepp Blatter hace casi una década, después de prometer que restauraría la reputación y las finanzas de la FIFA tras un enorme escándalo de corrupción, Infantino ha aparecido cerca del presidente ruso Vladimir Putin, quien le otorgó una medalla de la Orden de la Amistad de Rusia en 2019, junto con los gobernantes de otros dos anfitriones de la Copa del Mundo en Qatar y Arabia Saudita.
La proximidad de Infantino con estos líderes inevitablemente genera controversia y críticas, pero es su relación con Trump la que ha provocado la mayor reacción negativa en el fútbol.
A principios de este año, los delegados de la UEFA, el organismo rector del fútbol europeo, abandonaron el Congreso de la FIFA en Paraguay cuando Infantino llegó horas tarde tras unirse a Trump en una gira por el Medio Oriente, acusándolo de priorizar “intereses políticos privados”, lo cual “no le hace ningún favor al fútbol”.
En 2018, el propio Infantino declaró: “Está muy claro que la política debe mantenerse al margen del fútbol y el fútbol debe mantenerse al margen de la política”.
Sin embargo, defendió el viaje con Trump, insistiendo en que había sido crucial, ya que le permitió “representar al fútbol” en “importantes debates” con “líderes mundiales de la política y la economía”.
Pero el episodio solo intensificó el escrutinio sobre la relación, al igual que la decisión de la FIFA de establecer una nueva oficina en la Torre Trump de Nueva York. Infantino también apareció por sorpresa en una cumbre en Egipto en octubre, donde Trump y otros líderes mundiales firmaron una declaración para instaurar la paz en Gaza.
Infantino, el único líder deportivo presente, afirmó que el fútbol podría contribuir a los esfuerzos de paz y afirmó que la FIFA ayudaría a reconstruir las instalaciones en Gaza, pero su presencia volvió a generar controversia.
Entre tanta diplomacia futbolística, hay preocupación por el impacto que algunas políticas y declaraciones de Trump podrían tener en el Mundial. También existe incertidumbre sobre la acogida que recibirán en EE.UU. los visitantes de algunos países.
En junio, la Casa Blanca impuso a 19 países, principalmente de África, Medio Oriente y el Caribe, restricciones migratorias totales o parciales, haciendo referencia a la necesidad de gestionar las amenazas de seguridad.
En medio de sugerencias de que la lista pueda ampliarse a 30 países, tras la identificación de un hombre afgano como sospechoso del reciente tiroteo de dos soldados de la Guardia Nacional cerca de la Casa Blanca, la FIFA se comprometió a organizar un torneo acogedor y unificador.
Sin embargo, Irán y Haití, cuyos equipos clasificaron para el Mundial, se encuentran entre los países afectados por la prohibición. La semana pasada, Irán anunció que planeaba boicotear el sorteo debido al número limitado de visas para su delegación.
La orden ejecutiva de junio exime de las restricciones de viaje a los atletas y al cuerpo técnico de las selecciones que participarán en el Mundial, pero los aficionados podrían verse afectados.
“Queremos asegurarnos de ser lo más acogedores posible”, declaró el miércoles Andrew Giuliani, director ejecutivo del Grupo de Trabajo de la Copa Mundial de la Casa Blanca.
Giuliani elogió un programa diseñado para acortar los tiempos de espera para las entrevistas de visas de visitante para quienes tengan boletos, pero no descartó las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), dirigidas contra migrantes indocumentados en las sedes de la Copa Mundial.
El vocero insistió en que las autoridades querían garantizar que los visitantes ingresaran legalmente a Estados Unidos, para priorizar la seguridad de los estadounidenses.
Esta posición preocupa a los defensores de las libertades civiles.
Human Rights Watch (HRW) afirma que el sorteo se llevará a cabo en “un contexto de detenciones violentas de inmigrantes, despliegues de la Guardia Nacional en ciudades estadounidenses y la servil cancelación de las campañas antirracistas y antidiscriminatorias de la propia FIFA”.
HRW forma parte de un grupo de organizaciones que el miércoles afirmó que la Copa Mundial corría un creciente peligro de ser utilizada como arma para fines autoritarios.
“Todavía hay tiempo para cumplir las promesas de la FIFA de una Copa Mundial libre de abusos contra los derechos humanos, pero el tiempo avanza”, afirmó HRW.
Tras elogiar a Infantino como “uno de los grandes hombres del deporte” durante una reunión en el Despacho Oval el mes pasado, Trump sugirió que incluso podría retirar partidos de las ciudades anfitrionas gobernadas por los demócratas si le preocupaba la seguridad.
Aunque no está claro si el presidente tomará, o si puede tomar, una medida que causaría importantes trastornos logísticos y legales, sus palabras aumentaron la incertidumbre sobre el torneo.
En la misma reunión, Trump sugirió que podría lanzar “ataques” contra México si con ello se detenía el tráfico de drogas a Estados Unidos.
Tras las fricciones que ya generaron las políticas comerciales de Trump con México y Canadá, esto no hizo más que reforzar las preocupaciones sobre el nivel de cooperación entre los tres anfitriones del Mundial en cuestiones como la seguridad del torneo.
Infantino podría afirmar que, dada la imprevisibilidad de algunas declaraciones de Trump, mantener una relación estrecha con él es aún más crucial.
Pero otros argumentarían que también corre el riesgo de obstaculizar su capacidad para confrontar al presidente de Estados Unidos.
Para Trump, el Mundial ha sido un tema central de su segunda presidencia. Le brinda la oportunidad ideal para proyectar su imagen a nivel mundial, junto con las celebraciones del 250 aniversario de la independencia de Estados Unidos el próximo año.
Al elogiar el evento como una “oportunidad económica increíblemente significativa” para Estados Unidos, Trump también espera que suponga un impulso bienvenido para el turismo, luego de un año de baja actividad para el sector en el país.
La FIFA afirma que generará cerca de US$30.000 millones para la economía y creará casi 200.000 empleos. El torneo también es una oportunidad para que el país demuestre que puede organizar un megaevento exitoso, antes de que Los Ángeles albergue los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2028.
Para Infantino, el evento deportivo más lucrativo jamás organizado también es una fuente de ingresos muy útil. Esto le permite cumplir su compromiso de impulsar el fútbol en Estados Unidos, alimentar los ingresos comerciales de la FIFA y aumentar los pagos a las federaciones nacionales de fútbol, sin perjudicar sus posibilidades de una tercera reelección como presidente en 2027.
Un mercado desregulado en Estados Unidos le permite a la FIFA gestionar una plataforma oficial de reventa de entradas para la competencia que le reportará una comisión sin precedentes del 30% en cada transacción.
Los representantes de la afición condenan la medida, al alegar que corren el riesgo de ser explotados por un modelo de precios que no refleja el espíritu del Mundial. Sin embargo, esto también ayuda a explicar por qué la FIFA espera recaudar la cifra récord de más de US$13.000 millones en su ciclo 2023-2026.
La verdadera fortaleza de la relación entre Trump e Infantino podría verse puesta a prueba en los próximos meses. Sin embargo, ambos consideran claramente que su alianza es mutuamente beneficiosa.
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