Los cuatro policías estatales y presuntos responsables de la tortura, violación y asesinato de José Eduardo Ravelo Echavarría, joven de 23 años, en Yucatán obtuvieron su libertad.
De acuerdo con la Fiscalía del estado, un juez resolvió no vincularlos a proceso, por lo que la dependencia presentará un recurso de apelación.
“La Fiscalía acreditó debidamente los argumentos para la vinculación, tras la aportación de datos y elementos de prueba necesarios para vincular a proceso a los cuatro imputados, por lo que continuará con la investigación del caso hasta su esclarecimiento”, expuso en un comunicado.
Los cuatro policías estaban imputados por los delitos de homicidio calificado cometido en pandilla, violación agravada y tortura agravada.
Una vez presentada la apelación, explicó la Fiscalía de Yucatán, el juez de control la remitirá al Tribunal Superior de Justicia del Estado “para que se evalúen las pruebas presentadas y la decisión tomada por el juzgador, tiempo durante el cual la Fiscalía proseguirá con la indagatoria de los hechos denunciados y que causaron la muerte del joven veracruzano a consecuencia de un síndrome de disfunción orgánica múltiple, secundaria a politraumatismo”.
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— FGE Yucatán (@fgeyucatan) August 14, 2021
Los hechos se registraron el pasado 21 de julio cuando José Eduardo, originario de Veracruz, fue detenido por policías municipales en el centro de Mérida, quienes se lo llevaron por “parecer sospechoso”, aunque el joven les aseguró que se encontraba ahí para una entrevista laboral, de acuerdo con lo expresado por su mamá, Dora María Ravelo Echeverría, a los medios locales.
No se supo de José Eduardo hasta un día después, cuando se puso en contacto con su madre, a quien le dijo que había sido golpeado y abusado sexualmente por los agentes. De acuerdo con su testimonio, los uniformados habrían abusado sexualmente de José Eduardo en la patrulla y de nueva cuenta en los separos de la cárcel municipal.
El 24 de julio, Dora María se trasladó de Isla, Veracruz, a Mérida, para llevar a su hijo al hospital, donde le negaron la atención.
“Cuando llegué a Mérida encontré a mi hijo vomitando sangre, no podía respirar ni moverse. Le pedí que se alistara para ir al hospital Agustín O’Horán. Ahí no nos atendieron como esperaba, dada la gravedad de lo sucedido. El doctor que lo recibió sólo le preguntó si era gay y yo le respondí que él ya dijo que no es gay y aunque fuera nadie tiene derecho a golpearlo y violarlo”, relató al portal HazRuido.
Aunque la denuncia se presentó el pasado 24 de julio por el José Eduardo, días después murió a consecuencia de las lesiones sufridas.
El papa Francisco decidió desalojar de su residencia en el Vaticano al cardenal estadounidense Raymond Leo Burke y retirarle su salario.
Bourke es uno de los principales “tradicionalistas” de la Santa Sede y desde hace tiempo ha sido abiertamente crítico de las gestiones del Papa para reformar la Iglesia católica.
El Papa aún no ha hecho efectivo el desalojo del eclesiástico, le dijo una fuente del Vaticano a la BBC.
Pero la decisión, agregó la fuente, no pretende ser un castigo personal, sino se basa en la creencia de que una persona no debería disfrutar de privilegios de cardenales mientras critica al jefe de la Iglesia.
Raymond Burke nació en Wisconsin, Estados Unidos, en 1948. Estudio en el Seminario de la Santa de Cruz de La Crosse y en la Universidad Católica de América, donde obtuvo la licenciatura y el máster en filosofía.
En 1975 Burke fue ordenado sacerdote por el papa Pablo VI en la Basílica de San Pedro, tras lo que regresó a La Crosse, en Wisconsin, donde fue rector asociado en la Catedral de San José Obrero.
En 1980 regresó a Roma para obtener un doctorado en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad Gregoriana.
Después de ser nombrado obispo en 1994 y arzobispo de San Luis en 2003, el papa Benedicto XVI lo nombró prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, la máxima autoridad judicial de la Iglesia católica, con sede en el Palacio de la Cancillería de Roma.
Fue también el papa Benedicto quien lo hizo cardenal en 2010 y desde entonces se le ha percibido como una de las principales voces del tradicionalismo entre los prelados de la Iglesia católica y el líder de facto de su ala más conservadora.
Las tensiones entre el cardenal Burke y el papa Francisco han estado latentes desde el inicio de este último pontificado.
El cardenal ha sido un abierto crítico de las gestiones del Papa para reformar los asuntos, tanto litúrgicos como sociales, de la Iglesia.
Burke se ha opuesto a los intentos de otros obispos de relajar las actitudes de la Iglesia hacia los homosexuales o hacia los católicos que se han divorciado y vuelto a casar.
También opinó que los políticos católicos que apoyan la legalización del aborto, como John Kerry o Joe Biden, no deberían recibir la eucaristía.
En 2013 Francisco retiró a Burke y a otros 13 prelados de la Congregación para Obispos, el grupo que se encarga de nombrar obispos.
Pocos días después, el cardenal estadounidense criticó al Papa en una entrevista con la emisora católica EWTN.
“Se podría tener la impresión, o así lo interpretan los medios, de que él (Papa) piensa que nosotros hablamos demasiado sobre el aborto, demasiado sobre la integridad del matrimonio entre un hombre y una mujer”, señaló Burke. “Pero nunca podremos hablar lo suficiente sobre eso”.
Un año después, en 2014, el cardenal le dijo a BuzzFeed que el Papa lo había “degradado” de su cargo como prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica para nombrarlo Patrón de la Orden Militar Soberana de Malta, un cargo principalmente ceremonial dedicado al bienestar espiritual de los miembros de la Orden.
En 2016, a diferencia del papa Francisco, que se mostró crítico de Donald Trump durante la campaña presidencial -en particular por sus planes para construir un muro entre México y EE.UU.- el cardenal Burke apoyó al republicano diciendo que éste “defendería los valores de la Iglesia”.
“Por lo que escuché durante la campaña, me parece que el nuevo presidente comprende bien lo que es importante para nosotros”, le dijo el cardenal al diario Daily Express.
“En primer lugar, estoy convencido de que se preocupará por la defensa de la vida humana desde su concepción y desplegará todas las acciones posibles para contrarrestar el aborto”.
“Y también creo que tiene muy claro el bien irremplazable de la libertad religiosa”, agregó.
En febrero de 2017, aparecieron por toda Roma carteles criticando al Papa. Y los cardenales de la ciudad recibieron una noticia falsa burlándose del pontífice.
Christopher Lamb, el corresponsal en Roma de The Tablet, decidió investigar para la BBC quién era el responsable de las fechorías.
En un artículo que tituló “Quién es el trol del Papa”, Lamb no encontró evidencia de que se tratara del cardenal Burke, pero escribió: “(Francisco) enfrenta resistencia a su reorganización del Vaticano y está enfureciendo a los creyentes del ala más tradicional de la Iglesia”.
“A la vanguardia de la oposición al papa Francisco se encuentra el cardenal estadounidense Raymond Burke, un rigorista con las reglas… que ha dedicado gran parte de su vida a estudiar las leyes de la Iglesia y quiere asegurarse de que se cumplan”.
Y agregó que Burke, “cree que este Papa está jugando peligrosamente con la tradición de 2.000 años del cristianismo”.
Lamb, que había entrevistado al cardenal anteriormente, explicó en su artículo que éste “vive en un gran apartamento justo al lado de la gran avenida construida por Mussolini que conduce a la Plaza de San Pedro desde el río Tíber. Es aquí desde donde dirige su operación para promover lo que él llama ‘claridad doctrinal’”.
No se sabe, sin embargo, si Burke continúa viviendo en este apartamento.
La agencia Reuters informa que el cardenal, que durante años no ha desempeñado un cargo importante en el Vaticano, pasa la mayor parte de su tiempo en su estado natal de Wisconsin.
De cualquier forma, como le dijo a la BBC Christopher White, un observador del Vaticano que escribe para el National Catholic Reporter, la medida del Papa de retirarle a Burke sus privilegios, “no tiene precedentes en la era de Francisco”.
“Parece que el Papa percibe a Burke como alguien que fomenta un culto a la personalidad, centrado en el tradicionalismo o ideales regresivos. Esta medida parece dirigida a limitar la influencia de Burke cortando sus vínculos con Roma”, agrega White.
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