Madres buscadoras, colectivos y organizaciones marchan sobre la avenida Paseo de la Reforma para exigir a las autoridades la aparición de sus hijos y familiares.
Los colectivos convocaron a la XIII Marcha de la Dignidad Nacional Madres Buscando a sus Hijos, Hijas, Verdad y Justicia en el Monumento a la Madre.
Las y los manifestantes avanzan lanzando consignas al gobierno.
📍El colectivo Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila y en México encabeza la XIII Marcha de la Dignidad Nacional Madres Buscando a sus Hijos, Hijas, Verdad y Justicia. Este colectivo es de los organizadores y fundadores desde la primera manifestación en el 2012… pic.twitter.com/kNgMcXR4vK
— Animal Político (@Pajaropolitico) May 10, 2025
“10 de mayo no es de fiesta, es de lucha y de protesta” y “dónde están, nuestros hijos dónde están”, se escucha en el avance de madres y colectivos con rumbo al Ángel de la Independencia.
“Jalisco es una fosa, Jalisco es una fosa”, “las desapariciones son crimen del Estado”, “somos buscadoras y buscamos con amor”, gritan.
🗣️“Jalisco es una fosa, Jalisco es una fosa”, gritan colectivos del estado que ocupa el primer lugar en personas desaparecidas con más de 15 mil casos. Las madres buscadoras jaliscienses han denunciado el incremento de la desaparición forzada por particulares en esa entidad.
— Animal Político (@Pajaropolitico) May 10, 2025
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Cuando las madres buscadoras llegaron al Ángel de la Independencia, algunas organizaciones no gubernamentales ya los estaban esperando.
“Las madres llegarán, las madres no se rinden. Esta es la marcha de la dignidad. Les abrazamos y les agradecemos”, lanzaron.
Una portavoz comentó que hace 13 años tuvieron la iniciativa de venir a esta marcha, pues empezaron a padecer las desapariciones de sus familiares, además de que “en el centro no nos creían lo que estaba pasando”.
“Por eso mismo, decidimos que este día, por nuestra cultura que el 10 de mayo venir al centro del país a demandar a exigir la búsqueda y localización de nuestros hijos que aun no los hemos encontrado”, comentó la portavoz.
Así mismo, las familias apoyan y respaldan la decisión de la ONU de abrir un procedimiento especial a México por las desapariciones generalizadas y sistemáticas. Piden que se instale un mecanismo extraordinario y que el gobierno reconozca sus debilidades.
Señaló que el Estado ha fallado y añadió que no pueden dejar de lado a los migrantes que también han desaparecido por lo que pidieron nuevos mecanismos para ubicar a los desaparecidos y que no se repitan estos delitos.
“Con instituciones a modo, jamás encontraremos a nuestros desaparecidos ni encontraremos la verdad. Hacemos un llamado para que en el marco de las discusiones del articulo 34 de la convención de organizaciones que las acompañan, se llame a conformar un mecanismo extraordinario que permita encontrar a los desaparecidos e implementar medidas de no repetición. Mientras impere la corrupción y la injusticia, jamás tendremos justicia”, comentó.
La mamá de Jhonatan Guadalupe Romero Gil reclama que su hijo fue detenido y desaparecido por policías municipales de Acapulco.
“Nos los desaparecen los mismos policías y el Estado omiso, negligente e incompetente”, dice al denunciar la violencia que crece en Guerrero.
“Estamos viviendo la peor violencia que se vive en el mundo, porque diario hay asesinatos, diario hay personas desaparecidas y la presidenta municipal prefiere andar de baile en baile sin ver lo que le haca falta a su pueblo”, denunció.
Beatriz Olivares Navarro, del Colectivo Luz de Esperanza de Jalisco, relató que a los cinco meses de que su hijo fue desaparecido, encontró sus restos en una fosa. Desde entonces acompaña a otras madres en su búsqueda.
“El colectivo me ayudó mucho, me ayudó a mantenerme de pie. Hasta la fecha tengo una depresión muy fuerte”.
Indicó que ha sido el dolor más grande en su vida es cuando le mostraron el cuerpo de su hijo.
“Yo decía que el día que me entregaron el cuerpo de mi hijo y me lo mostraran en pedazos, yo decía que ese día me iba a morir, pero no fue así y aquí estoy acompañando al colectivo, sacando adelante, luchando y hablando con mis compañeras no dejando que se venzan por nada del mundo”, expresó.
Dijo que la mayoría de madres de su colectivo se encuentran enfermas, pero buscan valor para seguir luchando.
“Yo trato de infundirles el valor ‘encontré a mi hijo, lo enterré’ como compañera de todas ustedes aquí estoy para ustedes”, comentó.
Por otra parte, Ana María Velázquez busca a su hijo Carlos Eduardo Monroy, quien desapareció al cruzar la frontera con Estados Unidos hace tres años. El joven, conocido como “El Zorro”, buscaba el sueño americano e intentó llegar a Texas desde Piedras Negras, Coahuila.
Denunció que lo dejaron inconsciente en el desierto y dijo que en la Universidad de Texas hay tres cuerpos, pero hasta el momento no le han dado informes si alguno de ellos, se encuentra su hijo.
“Yo le pido a la presidenta Claudia Sheinbaum a que sea más empática porque habla mucho de los que se van a EU, pero no habla de los que se quedan en el camino, no se hablan de todas esas personas. No encontramos ni los huesos de nuestros hijos. Yo le pido que sea más empática como madre y que me ayude a llegar para saber si uno de esos expedientes es el de mi hijo”, añadió.
Víctor Manuel Sánchez Valdés, especialista en seguridad y doctor en políticas públicas por el CIDE, señaló que ante los hallazgos en el Rancho Izaguirre de Teuchitlán, Jalisco, se ha vuelto a visibilizar la crisis de desaparición de personas en México, por lo que como país “debemos aprovechar este momento para analizar si las políticas que actualmente tenemos para la búsqueda de desaparecidos, la identificación de los cuerpos hallados en fosas clandestinas y las medidas de atención a las víctimas indirectas son las adecuadas”.
De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, poco más de 116 mil personas se encuentran como desaparecidas y sí sumamos a las no localizadas, la cifra se incremente a poco más de 126 mil personas.
“Si hay 126 mil personas desaparecidas y por el otro lado 72 mil personas sin identificar en las morgues, una primera y lógica ruta de trabajo es cruzar datos, ya que es probable que una cantidad importante de esos cadáveres en las morgues correspondan a personas que han sido reportadas como desaparecidas, de forma que bastaría con verificar si el ADN de los primeros empata con alguna de las muestras recolectadas a familiares de los segundos”, indicó.
Criticó la reducción del 17 % en su presupuesto que sufrió la Comisión Nacional de Búsqueda, instancia encargada de coordinar los esfuerzos para encontrar a las personas desaparecidas, pues la cantidad de desaparecidos ha ido en aumento de forma sostenida en los últimos años.
“Esta Comisión solo tiene 242 trabajadores, los cuales se deben encargar de la titánica tarea de encontrar e identificar a 126 mil desaparecidos, pero la cosa se pone peor cuando constatamos que solo 138 personas adscritas a la dependencia participan en las acciones de búsqueda y 31 personas se encargan de los análisis forenses y genéticos”, señaló.
Pagasa es tan pequeña que apenas puede aterrizar un avión, pero es objeto de una intensa disputa entre Filipinas y China, que mantiene a sus 300 habitantes bajo constante tensión.
Con 37 hectáreas, la isla Pagasa -que significa “esperanza”- apenas tiene espacio para que sus habitantes puedan vivir.
En la isla, que es administrada por Filipinas, prácticamente no hay nada.
Sus aproximadamente 300 habitantes viven en pequeñas casas de madera, pescan en las cristalinas aguas turquesas que rodean la isla y cultivan lo que les permite el suelo arenoso.
Pero no están solos. En la costa oeste de esta isla en disputa hay una flota de barcos.
Todos son chinos: de la marina, la guardia costera o la llamada milicia marítima de China.
Son grandes buques pesqueros que han sido reconvertidos y que buscan mantener el dominio de ese país en el mar que rodea la isla.
Cuando nos acercábamos a Pagasa contamos al menos 20 barcos.
Durante los últimos diez años, China ha estado expandiendo su presencia en el mar de China Meridional. Ha tomado posesión de arrecifes de coral sumergidos y ha construido en ellos tres grandes bases aéreas.
También ha desplegado cientos de barcos para reforzar su reclamo sobre casi todas las rutas marítimas estratégicas que se extienden hacia el sur desde las grandes ciudades exportadoras de la costa china.
Pocos países del Sudeste Asiático que también reclaman islas en el mismo mar se han atrevido a contraatacar a China; solo Vietnam y Filipinas lo han hecho.
Los ejércitos de ambos países son mucho más pequeños que los de China, pero aún conservan un puñado de arrecifes e islas.
Pagasa, también conocida como Thitu, entre otros nombres, es la más grande de ellas.
Sin embargo, lo que hace que la isla sea excepcional es su población civil, presente en pocas islas del mar de China Meridional.
Desde la perspectiva de Filipinas, esto, y el hecho de que Pagasa sea tierra firme y no un arrecife parcialmente sumergido ni un cayo arenoso, refuerza sus reivindicaciones sobre la isla.
“Pagasa es muy importante para nosotros”, le dice a la BBC Jonathan Malaya, director general adjunto del Consejo de Seguridad Nacional de Filipinas.
Explica que tiene una pista de aterrizaje y es un lugar habitable: “Hay una comunidad filipina residente y pescadores viviendo allí”, prosigue.
“Y dado el tamaño de la isla, una de las pocas que no tuvo que ser recuperada del mar, bajo el derecho internacional genera su propio mar territorial de 12 millas náuticas”.
“Por lo tanto, es, en cierto modo, un eje fundamental para la presencia filipina (en la zona)”, añade.
Para llegar a Pagasa se necesitan dos o tres días de viaje en barco desde la isla filipina de Palawan, o una hora de viaje en avión, pero en ambos casos las tormentas son frecuentes en esa parte del mundo.
Anteriormente sólo aviones pequeños podían aterrizar en la isla, hasta hace dos años cuando pavimentaron la pista y la ampliaron a 1.300m.
Ahora pueden llegar grandes aviones de transporte C130.
Pero viajar en ellos, como hicimos nosotros, es como hacerlo en un autobús lleno en hora pico.
Todo tiene que ser traído desde afuera y por eso nuestro avión estaba repleto. Desde el suelo hasta el techo.
Había colchones, huevos, bolsas de arroz, un par de motos y mucho equipaje, sin mencionar un gran grupo de personal militar, la mayoría de los cuales tuvieron que estar de pie durante todo el vuelo.
Mucho ha cambiado en los últimos años. Hay un nuevo hangar, lo suficientemente grande como para albergar aviones durante las tormentas.
También están construyendo una torre de control y dragando un pequeño puerto para permitir el atraque de barcos más grandes.
Algunos marineros filipinos apostados allí nos ofrecieron un recorrido por la isla. Aunque en realidad, dado su tamaño, esto parecía innecesario.
Filipinas le arrebató Pagasa a Taiwán en 1971, cuando una guarnición taiwanesa la abandonó durante un tifón.
Fue anexionada formalmente por Filipinas en 1978.
Poco después, el gobierno empezó a animar a la población civil a asentarse allí.
Sus habitantes necesitan apoyo para sobrevivir en esta remota franja de tierra. Las familias reciben mensualmente donaciones oficiales de alimentos, agua y otros víveres.
Actualmente cuentan con electricidad y conexión a internet móvil, pero eso solo llegó hace cuatro años.
Aparte de los trabajos gubernamentales, la pesca es la única forma viable de ganarse la vida, y desde la llegada de las flotillas chinas incluso esto se ha vuelto difícil.
El pescador Larry Hugo lleva 16 años viviendo en la isla y ha estado documentando el creciente control chino sobre la zona.
Filmó una construcción en el arrecife Subi, a unos 32 km de Pagasa, que con el tiempo se fue convirtiendo en una base aérea militar a gran escala.
Uno de sus videos, que muestra cómo su pequeño bote de madera casi es embestido por un barco de la guardia costera china en 2021, lo ha convertido en una pequeña celebridad.
Pero el acoso chino lo ha obligado a pescar en una zona más pequeña y más cerca de su casa.
“Sus barcos son enormes comparados con los nuestros. Nos amenazan, se acercan y hacen sonar sus sirenas para ahuyentarnos. Nos asustan muchísimo. Así que ya no voy a mis antiguos caladeros más lejanos”, explica.
“Ahora tengo que pescar cerca de la isla, pero las reservas de peces están disminuyendo y es mucho más difícil llenar nuestros tinacos como antes”.
Realyn Limbo ha trabajado como profesora en la isla por 10 años y ha visto crecer la escuela, que antes era una pequeña cabaña y ahora es una edificación de gran tamaño.
Enseña a más de 100 alumnos, desde el preescolar hasta los 18 años.
“Para mí, esta isla es como el paraíso”, le dice a la BBC.
“Tenemos cubiertas todas nuestras necesidades básicas. Es limpia y tranquila; los niños pueden jugar al baloncesto o ir a nadar después del colegio. No necesitamos centros comerciales ni todo ese materialismo”.
Pagasa es un lugar muy tranquilo. Con el intenso calor del mediodía, encontramos a la mayoría de la gente dormitando en hamacas o escuchando música en sus porches.
Durante nuestro recorrido nos topamos con Melania Alojado, una trabajadora sanitaria del pueblo, quien mecía a un bebé pequeño para ayudarlo a dormir.
“El mayor desafío para nosotros es cuando las personas, especialmente los niños, se enferman”, afirma.
“Si es grave, debemos evacuarlos a tierra firme. No soy enfermera titulada, así que no puedo realizar tareas médicas complejas. Pero no siempre hay aviones disponibles (para evacuarlos) y, a veces, el clima es demasiado duro para viajar”, añade.
“Cuando eso sucede simplemente tenemos que cuidarlos lo mejor que podamos”.
Pero ella también valora la tranquilidad de la vida en la isla.
“Nos liberamos de muchas tensiones. Recibimos alimentos subvencionados y podemos cultivar algunos de nuestros propios alimentos. En la gran ciudad, se necesita dinero para todo”.
Vimos algunas casas nuevas y en construcción, pero Pagasa no tiene espacio para alojar a mucha más gente.
Como también hay muy pocos empleos, los jóvenes suelen abandonar la isla al terminar la escuela.
A pesar de su tranquilidad encantadora y sus impresionantes playas de arena blanca, persiste una atmósfera tensa, debido en parte a la abrumadora presencia china, claramente visible en la costa.
“Los chinos de la base aérea de Subi Reef siempre nos retan cuando nos acercamos a Pagasa”, asegura el piloto de la aeronave en la que viajamos. “Siempre nos advierten que estamos entrando en territorio chino sin permiso”.
Le preguntamos si alguna vez han intentado detenerlo.
“No, es rutina. Les decimos que esto es territorio filipino. Siempre lo hacemos”, responde.
Jonathan Malaya afirma que su gobierno ha presentado una protesta diplomática formal cada semana ante la Embajada de China por la presencia de sus buques en lo que Filipinas considera aguas territoriales de Pagasa.
Esto contrasta marcadamente con la administración anterior del presidente Rodrigo Duterte, que evitó confrontaciones con China con la esperanza de atraer más inversiones a Filipinas.
“Creo que ganaremos más respeto de China si nos mantenemos firmes y les demostramos que también podemos jugar este juego”, afirma.
“Pero el problema de las democracias como Filipinas es que las políticas pueden cambiar con gobiernos nuevos. China no tiene ese problema”.
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