
Pemex es responsable por los derrames que corresponden a una tercera parte de los sitios contaminados que invaden 18 Áreas Naturales Protegidas (ANP) en México, un total de casi 65 mil metros cuadrados de hidrocarburos que infectan los suelos de zonas destinadas a preservar la biodiversidad del país.
En México, existen 232 ANP federales, de las cuales 18 tienen al menos un sitio contaminado en su interior. Dentro de ellos hay 46 sitios que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) ha identificado como espacios contaminados, y 16 de ellos fueron a causa de derrames de Pemex Exploración y Producción o Pemex Refinación.
Cada uno de los puntos de contaminación a manos de la paraestatal mexicana tuvieron afectaciones desde los 24 metros cuadrados y hasta de casi 38 mil metros cuadrados, pero en conjunto suman casi 65 mil metros cuadrados de suelos infectados de hidrocarburos.
Los sitios se encuentran en la Cuenca del Río Necaxa, Cañón del Río Blanco, el Corredor Biológico Chichinautzin, la Cuenca Don Martín y los Pantanos de Centla.
Pemex ha presentado ante la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA), autoridad competente en manejo de hidrocarburos, los planes de remediación para 15 de los 16 puntos, pero todos menos uno de estos sitios fueron identificados como contaminados desde hace al menos 10 años y no han sido descontaminados a la fecha de hoy.
Animal Político solicitó a Pemex una postura sobre sus trabajos de remediación para eliminar la contaminación en estos sitios de conservación, pero no recibió respuesta al momento de esta publicación.
En cuanto a ASEA, la institución señaló que ha aprobado 14 planes de remediación por contaminación de hidrocarburos en estas 5 Áreas Nacionales Protegidas. En el caso particular de los Pantanos de Centla, agregó, se encuentra en la etapa del Muestreo Final Comprobatorio, por lo que se espera pronto realice el trámite de Conclusión del Programa de Remediación.
“La ASEA se mantiene pendiente de los sitios por remediar, registrados en el Inventario Nacional de Sitios Contaminados de la SEMARNAT y en el ámbito de sus atribuciones aprobará o no la Conclusión del Programa reportado por el Regulado, de aquellos sitios pendientes de remediación”, resaltó.
En el país, hay 232 Áreas Naturales Protegidas (ANP), las cuales representan 98 millones de hectáreas de suelo nacional. Son espacios marítimos o de suelo bajo protección especial del Gobierno federal para conservar a la fauna y flora nativa de esos sitios, incluyendo especies en peligro de extinción o que estén bajo algún riesgo.
Mediante una revisión del inventario de sitios contaminados de la Semarnat, este medio pudo constatar que 18 de estas áreas tienen al menos un sitio contaminado dentro de ellas. Este conteo propio no contempla los sitios contaminados que se encuentran cerca de las Áreas Naturales Protegidas, pero ya fuera del polígono delimitado por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).
Lee también | Diez pesos para cada hectárea de área natural protegida en 2025: el presupuesto más bajo en tres sexenios para conservación
En conjunto, el área afectada de estos 46 puntos es de 80 mil 463 metros cuadrados, mientras que en volumen corresponde a 101 mil 742 metros cúbicos de suelo infectado.
Animal Político también buscó a la Conanp sobre las medidas que ha tomado para la remediación de estos espacios, a lo cual contestó: “Cada que se detecta un posible ilícito ambiental, se elabora la correspondiente denuncia a la PROFEPA y se les da el seguimiento a estas, conforme a lo que resulte de las indagaciones de la procuraduría”.
Te puede interesar | Áreas Naturales Protegidas en México están en riesgo, enfrentan disminución de presupuesto y falta de vigilancia
“En la Conanp, se trata de evitar que haya sitios contaminados dentro de sus áreas naturales protegidas que sean producto de actividades mineras, agropecuarias, forestales y que pongan en riesgo a sus comunidades, a la flora y la fauna, así como de sus ecosistemas. En caso de que sean detectados se siguen planes, acciones y programas de restauración. La Conanp se apega al Programa Nacional de Remediación de Sitios Contaminados vigente y se coordina con las dependencias involucradas”, añadió.
En el sureste de México, la Laguna de Términos, Pantanos de Centla y la Reserva de la Biosfera de La Sepultura son los sitios afectados.
En la zona centro y oriente del país, se trata de la Reserva de la Biósfera Zicuirán-Infiernillo, el Cañón del Río Blanco, el Corredor Biológico Chichinautzin, la Cuenca Hidrográfica del Río Necaxa, la Sierra Gorda y la Sierra Gorda de Guanajuato, la Peña Colorada, la Sierra de San Miguelito, el Parque Nacional Gogorrón y la Sierra de Álvarez.
En el norte del país, las ANP afectadas son el Parque Nacional Cumbres de Monterrey, la Cuenca Don Martín, Tutuaca, el Papigochic y la Reserva de la Biosfera Janos.
Los contaminantes son, en su mayoría, hidrocarburos; aunque también se registraron casos de afectación por sustancias químicas, y metales y metaloides.
Algunos de los sitios contaminados dentro de las Áreas Naturales Protegidas fueron detectados desde el 2008, pero a la fecha siguen registrados como un espacio que no ha sido remediado.
Los dos primeros derrames fueron de hidrocarburos y se produjeron en dos zonas distintas: uno en la Cuenca del Río Necaxa y otro en el Puerto Industrial Pesquero Isla del Carmen, dentro de la Laguna de Términos. Aunque tienen programas de remediación aprobados, no se ha erradicado la contaminación.
Lee más | Semarnat reconoce daños por construcción del Tren Maya; plantean proyecto de restauración integral
De los 46 sitios contaminados identificados, nueve de ellos no tienen un programa de remediación aprobado, el cual es un requisito para emprender acciones para eliminar el contaminante del suelo.

El número de adolescentes involucrados en el tráfico de drogas se ha cuadruplicado en ocho años, según datos del gobierno.
Advertencia: Este artículo contiene detalles explícitos de violencia.
Un grupo de niños vio el cuerpo de Adel camino a la escuela, justo cuando sus padres se dirigían a la comisaría para denunciar su desaparición.
Se reducía a una silueta grotesca y carbonizada, reclinada, con una rodilla en alto, como si estuviera tumbado, en una de las playas cercanas de Marsella.
Tenía 15 años cuando murió de una forma que aquí es habitual: un disparo en la cabeza, su delgado cuerpo rociado con gasolina y prendido fuego.
Alguien incluso filmó la escena en la playa, en la última de una escalofriante serie de asesinatos a tiros vinculados a la rápida evolución del narcotráfico en esta ciudad portuaria, cada vez más alimentado por las redes sociales y ahora marcado por actos de violencia aparentemente aleatorios y el creciente papel de los menores, a menudo obligados a participar en la venta de drogas.
“Ahora es un caos “, afirmó un pandillero escuálido, levantándose la camisa en un parque cercano para mostrarnos un torso marcado por las cicatrices de al menos cuatro balazos como resultado de un intento de asesinato por parte de una banda rival.
El Ministerio de Justicia francés estima que el número de adolescentes involucrados en tráfico de drogas se ha más que cuadruplicado en los últimos ocho años.
“He estado en una pandilla desde los 15 años. Pero todo ha cambiado ahora. Los códigos, las reglas… ya no hay reglas. Nadie respeta nada hoy en día. Los jefes empiezan… a usar a los jóvenes. Les pagan miserias. Y terminan matando a otros sin ningún motivo aparente. Reina la anarquía en toda la ciudad”, aseguró el hombre, ahora de veintipocos años, quien nos pidió que usáramos su apodo, El Inmortal.
Policías, abogados, políticos y organizadores comunitarios en Marsella hablan de una psicosis -un estado de trauma o pánico colectivo- que se apodera de partes de la ciudad, mientras debaten si contraatacar con una acción policial cada vez más contundente o con nuevos intentos para abordar la arraigada pobreza.
“Hay un ambiente de miedo. Es evidente que los narcotraficantes dominan y ganan terreno cada día”, declaró una abogada local, que pidió permanecer en el anonimato por temor a represalias contra ella o su familia.
“El Estado de derecho está ahora subordinado a las bandas. Hasta que no tengamos un Estado fuerte de nuevo, debemos tomar precauciones”, puntualizó, sobre su reciente decisión de dejar de representar a las víctimas de la violencia de las bandas.
“Ya no hay reglas”
Durante el verano, varias ciudades francesas impusieron toques de queda nocturnos a los adolescentes tras una oleada de violencia relacionada con el narcotráfico.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, mantuvo conversaciones el jueves para intentar responder a la crisis.
“Hay tanta competencia en el narcotráfico que la gente está dispuesta a todo”, aseveró el organizador comunitario Mohamed Benmeddour.
Y agregó: “Tenemos chicos de 13 o 14 años que vienen como vigías o traficantes. Los jóvenes ven cadáveres, oyen hablar de ellos, todos los días. Y ya no tienen miedo de matar ni de que los maten”.
El detonante de la actual psicosis en Marsella fue el asesinato, el mes pasado, de Mehdi Kessaci, un policía en prácticas de 20 años sin vínculos con el narcotráfico.
Se cree que su muerte pretendía ser una advertencia para su hermano, un destacado activista antipandillas de 22 años y aspirante a político llamado Amine Kessaci.
Bajo estrecha protección policial, Kessaci habló con la BBC sobre la muerte de Mehdi y la culpa que siente.
“¿Debería haber obligado a mi familia a irse de Marsella? La lucha de mi vida será esta lucha contra la culpa”, lamentó.
Amine Kessaci saltó a la fama en Francia en 2020 tras el asesinato de su hermano mayor, un pandillero llamado Brahim.
“Llevamos años con esta psicosis. Sabíamos que nuestras vidas pendían de un solo hilo. Pero todo cambió desde el covid-19. Los agresores son cada vez más jóvenes. Las víctimas son cada vez más jóvenes”, afirmó.
“Mi hermano pequeño fue una víctima inocente. Hubo una época en que los verdaderos matones tenían un código moral. No se mata de día. No delante de todos. No se queman cadáveres. Primero se amenaza con un tiro en la pierna. Hoy en día, todas estas reglas han desaparecido”.
Ante los actuales niveles de violencia sin precedentes, la policía francesa está respondiendo con lo que denominan “bombardeos” de seguridad en zonas de alta criminalidad de Marsella.
Aunque una banda, la DZ Mafia, parece dominar el negocio, opera una especie de sistema de franquicias con una red fragmentada de pequeños distribuidores, a menudo compuestos por adolescentes e inmigrantes indocumentados, que se enfrentan violentamente por territorio.
Según una estimación, hasta 20.000 personas podrían estar involucradas en el negocio de la droga en la ciudad.
El año pasado, las autoridades confiscaron a las bandas 42 millones de euros (unos US$49 millones) en bienes de origen delictivo.
Videos compartidos en redes sociales muestran habitualmente a miembros de las pandillas armados con rifles automáticos disparándose entre sí en las diversas cités de Marsella: barrios pobres caracterizados por edificios de gran altura y una gran concentración de viviendas sociales.
En una fría tarde de la semana pasada acompañamos a un grupo de policías antidisturbios armados en una de sus misiones habituales de “bombardeo”.
Los agentes se dirigieron a toda velocidad a un bloque de pisos en ruinas en sus furgonetas, mientras un joven pandillero que vigilaba la entrada huía a pie. Divididos en dos grupos, los policías corrieron por ambos lados del edificio intentando atrapar a los traficantes en las escaleras.
“El objetivo es desmantelar los puntos de venta de droga. Hemos clausurado más de 40… y hemos encerrado a mucha gente”, explicó Sébastien Lautard, jefe de la policía regional.
“Denle la vuelta”, ordenó un agente bruscamente, mientras su equipo acorralaba a un joven de 18 años contra una puerta.
En un sucio sótano cercano, la policía encontró docenas de viales y pequeñas bolsas de plástico utilizadas para distribuir cocaína.
Más tarde, un policía explicó que el joven detenido pedía ser arrestado, alegando que había llegado a Marsella desde otra ciudad y que ahora estaba retenido contra su voluntad y obligado a trabajar para una banda de narcotraficantes.
Los agentes se lo llevaron en una furgoneta.
“Esto no es El Dorado. Tenemos muchos jóvenes reclutados en redes sociales. Vienen a Marsella pensando que ganarán dinero fácil. Les prometen 200 euros (US$233) al día. Pero a menudo terminan en miseria, violencia y, a veces, la muerte”, declaró el fiscal jefe de la ciudad, Nicolas Bessone.
En su oficina, cerca del antiguo puerto de la ciudad, Bessone describió una industria que alcanza un estimado de 7.000 millones de euros a nivel nacional (unos US$8.200 millones) y se caracteriza por dos novedades: un creciente énfasis en el reclutamiento, la venta y la entrega a domicilio en línea; y un número cada vez mayor de adolescentes obligados a participar en el negocio.
“Ahora vemos cómo los traficantes esclavizan a estos pequeños soldados. Crean deudas ficticias para que trabajen gratis. Los torturan si roban 20 euros para comprar un sándwich. Es ultraviolencia. La edad promedio de los agresores y las víctimas es cada vez menor”, afirmó Bessone.
Instó a la población local a no sucumbir a la psicosis, sino a “reaccionar, a rebelarse”.
La abogada, que nos pidió que ocultáramos su identidad, describió un caso que ella había llevado.
“Un joven, que se negaba rotundamente a formar parte de una red, fue recogido después de la escuela, obligado a participar en el tráfico de drogas, violado, amenazado y su familia también fue amenazada. Se utilizan todos los medios para crear una fuerza laboral”, declaró.
En TikTok decenas de vídeos con música anuncian la venta de drogas en las cités de Marsella “de 10:00 a medianoche”, cada producto con su propio emoji: cocaína, hachís y marihuana.
Otros anuncios buscan reclutar nuevos miembros de bandas con mensajes como “se busca trabajador”, “250€ para vigilantes”, “500€ para transportar drogas”.
Para algunos políticos locales, la solución a los problemas de Marsella es el estado de emergencia y normas de inmigración mucho más estrictas.
“Hay que restaurar la autoridad. Necesitamos acabar con la cultura de la permisividad en nuestro país. Necesitamos dar más libertad y más poder a la policía y al poder judicial”, sentencia Franck Alissio, diputado local del partido populista de extrema derecha Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés) y posible candidato a la alcaldía.
Aunque la antigua ciudad mediterránea de Marsella ha sido conocida durante siglos por su numerosa comunidad inmigrante, Alissio argumenta que “hoy en día, el problema es que ya no somos capaces de integrarnos económicamente ni asimilarnos. Hay demasiada inmigración. El problema es la cantidad (de inmigrantes). Y, de hecho, los narcotraficantes, los traficantes, los vigilantes, los líderes de estas mafias, son casi todos inmigrantes o extranjeros con doble nacionalidad”.
Es una afirmación controvertida y difícil de verificar en un país que se esfuerza por evitar incluir ese tipo de detalles en las cifras oficiales.
Alissio sostiene que los sucesivos gobiernos invirtieron miles de millones de euros en los barrios más pobres de Marsella sin ningún resultado. Culpa a los padres y a las escuelas por permitir que los niños se involucren en el narcotráfico, pero añade que su objetivo era “resolver el problema, no hacer sociología”.
Los partidos de extrema derecha han gozado durante mucho tiempo de un fuerte apoyo en el sur de Francia, pero no tanto en la diversa ciudad de Marsella. Críticos de RN, como la abogada cuya identidad hemos ocultado, acusaron al partido de “explotar la miseria y el miedo” y de culpar erróneamente a los inmigrantes de una “gangrena” generalizada en todas las comunidades de Francia.
Philippe Pujol, escritor local y experto en el narcotráfico en Marsella, también recibió protección policial tras el asesinato de Mehdi Kessaci el mes pasado.
“No estoy seguro de que haya una buena razón para este terror. Pero… el terror se está extendiendo. Prefiero tener miedo y ser precavido que correr riesgos innecesarios”, declaró.
Pero refutó las peticiones de una acción policial más contundente, argumentando que solo aliviaba los síntomas de una sociedad en crisis, en lugar de abordar las causas del problema.
Al describir la pobreza arraigada como un “monstruo”, Pujol pintó una imagen de una sociedad radicalizada por décadas de abandono.
“El monstruo es una mezcla de clientelismo, corrupción y decisiones políticas y económicas tomadas en contra del interés público”, opinó Pujol.
“Estos chicos pueden ser unos imbéciles cuando están en grupo, pero cuando estás a solas con ellos, siguen siendo niños, con sueños, que no quieren esta violencia”, aseguró.
Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.
Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.
También puedes seguirnos en YouTube, Instagram, TikTok, X, Facebook y en nuestro nuevo canal de WhatsApp.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.