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Nuestros sueños y las urnas
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Roberto Heycher Cardiel Soto es especialista en materia político-electoral, comunicación política e innovación. Dos décadas... Continuar Leyendo
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Nuestros sueños y las urnas

El zapatismo nos advirtió con claridad poética y dolorosa: cuando las elecciones no son democráticas, nuestros sueños no caben en sus urnas. Pero tampoco nuestros miedos.
07 de abril, 2025
Por: Roberto Heycher Cardiel

Las elecciones, esas ceremonias de la democracia, parecen diluirse cada vez más en aguas turbias. Robert Dahl decía que, aunque indispensables, las elecciones no bastan por sí mismas para definir una democracia auténtica. Nos entregamos a la ilusión de que basta introducir una boleta en una urna para sentirnos libres, pero la democracia es algo más profundo que el acto mecánico del sufragio.

Una democracia real exige un Estado que defienda los derechos y el bienestar de sus ciudadanos. No puede haber democracia en un país donde el Estado no garantiza salud, educación, seguridad y justicia equitativamente. La democracia requiere la presencia vigorosa del Estado de derecho, la protección efectiva frente a los poderes que, desde las sombras, tratan de imponer sus intereses por encima del bien común.

No basta tener urnas y boletas

Las elecciones democráticas necesitan algo más que urnas y boletas. Necesitan reglas claras y justas, condiciones equitativas de participación y, sobre todo, ciudadanos informados y conscientes de que su voto es un acto trascendente. Necesitan la convicción de que cada voto cuenta exactamente igual, que no existen ciudadanos de primera y segunda clase, sino un solo pueblo, unido en la diversidad de sus sueños.

Pero México vive hoy una paradoja amarga. Se convocan elecciones, pero se cuestiona la esencia misma de su legitimidad. La próxima elección judicial es un ejemplo claro de ello. Votar por jueces parece un acto profundamente democrático; sin embargo, en la práctica cotidiana resulta casi imposible que el ciudadano común conozca suficientemente a todos los candidatos. La elección judicial se convierte así en una trampa de falsa libertad, donde la ignorancia inducida sustituye al ejercicio pleno del derecho al voto.

Durante décadas, México padeció el simulacro electoral del régimen priísta. Las urnas eran cajas de ilusión, rituales destinados a legitimar decisiones tomadas previamente en las sombras del poder. Hoy, esas sombras vuelven con distinto rostro, disfrazadas en comités de designación cuya neutralidad está comprometida por intereses políticos evidentes. Los comités encargados de seleccionar candidatos judiciales han mostrado claramente su sesgo en favor del oficialismo, repitiendo viejos vicios autoritarios que creíamos superados.

Imagen generada con herramienta ChatGPT el 3 de abril por Roberto Heycher Cardiel Soto. Representa imagen real fotografiada en Oaxaca en 2012 por el mismo autor.
Imagen generada con herramienta ChatGPT el 3 de abril por Roberto Heycher Cardiel Soto. Representa imagen real fotografiada en Oaxaca en 2012 por el mismo autor.

El riesgo que trasciende a la elección

El riesgo actual no es solo la elección de jueces comprometidos políticamente, sino la erosión paulatina y silenciosa del Estado de derecho. ¿Qué democracia sobrevive sin jueces independientes, sin instituciones fuertes, sin ciudadanos críticos? Las candidaturas judiciales surgidas de estos comités se asemejan a fichas idénticas en un tablero donde la verdadera elección ha sido arrebatada previamente.

Es tentador rendirse a la desesperanza y optar por la abstención como protesta. Pero recordemos que las urnas, aunque imperfectas y manchadas por la sospecha, siguen siendo nuestras. Negarse a votar sería entregar completamente la batalla a quienes desean reducir la democracia a un mero trámite burocrático. Por eso acudiré a votar el próximo 1 de junio. Lo haré por aquellas candidaturas que provengan de una trayectoria sólida en el Poder Judicial, respaldada por el mérito y el compromiso auténtico con la justicia. No daré mi voto a quienes representan intereses disfrazados de pluralidad, pues al hacerlo sería cómplice del simulacro.

El zapatismo nos advirtió con claridad poética y dolorosa: cuando las elecciones no son democráticas, nuestros sueños no caben en sus urnas. Pero tampoco nuestros miedos. Las urnas deben volver a ser espacios donde quepan todos nuestros anhelos, todos nuestros temores, todas nuestras esperanzas. Depende de nosotros reclamar ese derecho con dignidad y valentía.

La democracia es, en última instancia, un sueño compartido. Un sueño frágil que requiere ser defendido día tras día, elección tras elección. Si abandonamos las urnas, renunciamos a nuestra posibilidad de reconstruirlas desde adentro. Recuperar la democracia implica recuperar las urnas como verdaderos espejos en los que podamos reconocernos plenamente, sin distorsiones ni sombras. Implica rescatar la política del cinismo y devolverle la capacidad de albergar, íntegramente, nuestros sueños.

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Imagen BBC
“No dejen que Teherán se convierta en Gaza”, dicen residentes de Irán mientras Trump llama a evacuar esa ciudad
6 minutos de lectura

Los iraníes hablan sobre el miedo, la confusión y el sentimiento de impotencia que atraviesan en horas decisivas ante la ola de bombardeos aéreos de Israel.

16 de junio, 2025
Por: BBC News Mundo
0

Largas filas en las gasolineras y panaderías. Una hilera de autos que intentan salir de la capital. Noches largas y aterradoras.

Todavía conmocionados por el repentino ataque de Israel a Irán en las primeras horas de la mañana del viernes, los residentes de Teherán hablan sobre el miedo, la confusión, el sentimiento de impotencia y las emociones encontradas que atraviesan.

“Hace noches que no dormimos. Todo el mundo se va, pero yo no. Mi padre dice que es más honorable morir en tu propia casa que huir”, me dice un estudiante de música, de 21 años, a través de una aplicación de redes sociales encriptada.

Donya –una mujer que no quiere revelar su nombre real– es una de los muchos iraníes atrapados en una guerra entre un régimen que detestan e Israel, cuyo poder destructivo en Gaza ha visto esta mujer en su pantalla a la distancia.

“Realmente no quiero que mi hermosa Teherán se convierta en Gaza”, dice Donya.

En cuanto al llamado del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, a que los iraníes se levanten contra su liderazgo clerical, ella tiene una respuesta contundente: “No queremos que Israel nos salve. Ningún país extranjero se ha preocupado nunca por Irán. Tampoco queremos la República Islámica”.

Decenas de personas celebran la represalia en Teherán con misiles de Irán contra Israel.
Getty Images
“Realmente no quiero que mi hermosa Teherán se convierta en Gaza”, dice Donya.

Otra mujer le dijo al Servicio Persa de la BBC que al principio sintió una “extraña emoción” al ver a Israel matar a un grupo de poderosos altos mandos militares que pensó que vivirían para siempre.

“De repente, esa imagen de poder se rompió en mil pedazos. Pero, a partir del segundo día, cuando escuché que gente común, que no conocía, personas como yo también habían muerto empecé a sentir dolor, miedo y tristeza”, señala.

La mujer explica cómo la tristeza que sentía rápidamente se convirtió en ira cuando supo que el campo de gas de South Pars había sido impactado, temiendo que Israel estuviera tratando de dejar Irán “en ruinas”.

Por primera vez en su vida, esta mujer dice que pensó en prepararse para la idea de morir.

Más de 220 personas –muchas de ellas mujeres y niños– han muerto en los ataques desde el viernes, según las autoridades iraníes, que informaron que sus misiles han matado al menos a 24 personas en Israel en el mismo período.

Este lunes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que todo el mundo debería evacuar “inmediatamente” Teherán.

Diferencias con Israel

A diferencia de Israel, en Irán no hay advertencias de ataques inminentes ni refugios a los que correr.

Los misiles caen del cielo, pero una campaña de autos bomba en Teherán, reportada tanto por medios israelíes como iraníes, generaron más pánico y confusión entre la gente.

Incluso algunos simpatizantes del régimen, según se informa, están molestos por el hecho de que sus tan elogiadas defensas hayan quedado completamente al descubierto.

Entre muchos iraníes, la desconfianza en las autoridades es profunda.

Donya solía desafiar el régimen y su estricto código de vestimenta saliendo con el pelo descubierto.

Ahora, con sus exámenes universitarios pospuestos hasta la próxima semana, prefiere quedarse en casa.

Largas filas de tráfico en una carretera de Teherán
Getty Images
Largas filas de tráfico se extendieron a lo largo de las carreteras de Teherán.

“Siento mucho miedo por la noche. Tomo algunas pastillas para relajarme y tratar de dormir”, dice.

El gobierno iraní ha sugerido que la gente se refugie en mezquitas y estaciones de metro. Pero eso es difícil cuando las explosiones parecen aparecer de la nada.

“Teherán es una gran ciudad y, sin embargo, todos los vecindarios se han visto afectados de alguna manera por el daño”, le dijo otra joven al Servicio Persa de la BBC.

“Por ahora, todo lo que hacemos es revisar las noticias cada hora y llamar a los amigos y familiares de los barrios que han sido alcanzados para asegurarnos de que todavía están vivos”.

Ella y su familia decidieron dejar su casa para quedarse en un área donde no hay edificios gubernamentales conocidos, aunque nunca se sabe, en un país como Irán, quién puede estar viviendo a tu lado.

Una sociedad partida

El asalto israelí ha dividido a los iraníes. Mientras unos celebran las pérdidas del régimen, otros están enojados con aquellos que alientan a Israel. Muchos cambian de opinión sobre lo que piensan.

Las divisiones son amargas, incluso entre algunas familias.

“La situación se siente como las primeras horas después de que el Titanic golpeara el iceberg. Algunas personas intentaban escapar, otras decían que no era gran cosa y otras seguían bailando”, dice la mujer.

Ella siempre ha protestado contra los gobernantes administrativos de Irán, le dice a la BBC, pero ve lo que Netanyahu le está haciendo a su país como “inexcusable”.

“La vida de todos, ya sea que apoyaran los ataques o no, ha cambiado para siempre. La mayoría de los iraníes, incluso aquellos que se oponen al gobierno, ahora se han dado cuenta de que la libertad y los derechos humanos no provienen de las bombas israelíes que caen sobre ciudades donde viven civiles indefensos”, sostiene.

El humo sale desde los escombros de un edificio de medios de comunicación estatales iraníes en Teherán tras un ataque aéreo israelí el 16 de junio de 2025.
Getty Images
Israel atacó un edificio de medios de comunicación iraníes.

“La mayoría de nosotros estamos asustados y preocupados por lo que viene después. Hemos empacado bolsas con suministros de primeros auxilios, comida y agua, por si las cosas empeoran”, agrega.

Israel dice que las fuerzas armadas iraníes han colocado deliberadamente sus centros de mando y armas dentro de edificios y áreas civiles.

Los miembros de la gran diáspora de Irán también están preocupados.

“Es difícil transmitir lo que es ser iraní en este momento”, dice Dorreh Khatibi-Hill, una activista e investigadora por los derechos de las mujeres afincada en Leeds que está en contacto con familiares, amigos y otros activistas antirrégimen.

“Estás feliz de que los miembros del régimen, que han estado torturando y asesinando a personas, estén siendo eliminados. Pero sabemos que los civiles están muriendo. Este es un desastre humanitario devastador”, añade.

Y los iraníes no están recibiendo información precisa sobre lo que está sucediendo, opina.

“La persona principal en Irán, el líder supremo, sigue viva mientras los iraníes huyen temiendo por sus vidas. Nadie quiere que Irán se convierta en otro Irak, Siria o Afganistán. Ninguno de nosotros quiere esta guerra. Nosotros tampoco queremos el régimen”, asegura la activista.

Línea gris.
BBC

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