UNDONE: perder al padre

Para Ligia Urroz.

“El duelo es una educación cruel. Aprendes lo desapacible que puede ser el duelo, lo lleno de ira que está. Aprendes lo superficiales que pueden sentirse las condolencias. Aprendes cuánto del duelo se trata del lenguaje, de su fracaso y de su aferramiento a él. ¿Por qué me duelen tanto los costados? Es de llorar, me dicen. No sabía que lloramos con los músculos. El dolor no es sorprendente, pero sí lo es su intensidad física: mi lengua, insoportablemente amarga, como si hubiera comido una comida repugnante y hubiera olvidado cepillarme los dientes; en el pecho, un peso pesado y horrible; y dentro del cuerpo, una sensación de disolución eterna. Mi corazón —mi corazón físico, nada figurativo— se me escapa, se ha convertido en algo propio, latiendo demasiado rápido, con ritmos que no coinciden con los míos. Esta es una aflicción no solo del espíritu, sino del cuerpo. Me arrancan del mundo que he conocido desde la infancia. Respiro con dificultad. ¿Será esto lo que significa el shock, que el aire se vuelve pegajoso?”.

Nunca he perdido a mi padre, pero casi. Tres veces. La primera, por una cirugía cerebral a inicios de los 80; y las dos siguientes, por la sentencia maldita del cáncer. Y quizás exista una cuarta; más dolorosa, por lenta: saber que envejece enfermo lejos de mí, día a día, con el Atlántico como obstáculo.

Alma (Rosa Salazar) es una estudiante mediocre, pero de mordacidad aguda, que constantemente rechaza la intimidad emocional con su hermana Becca (Angelique Cabral) y, muy específicamente, con su madre Camila (Constance Marie). Las hermanas perdieron a su padre, Jacob (Bob Odenkirk), un académico -físico teórico- en un accidente automovilístico durante la noche de Halloween, cuando ambas eran unas niñas.

Durante un grave episodio de dolor y ansiedad, Alma sobrevive a un accidente automovilístico, evento que marca el inicio de las aterradoras visiones de su padre; visiones que no sabe si son producto del shock, de tres semanas de coma, de los trastornos mentales heredados o de todo lo anterior. Jacob, un fabuloso Bob Odenkirk, no pierde el tiempo en informarle el propósito de sus visitas. Antes de morir, desarrolló, en compañía de su joven asistente, investigaciones ultrasecretas que pudieron llevarlo a ser asesinado, y la convence de poseer la capacidad de viajar a través del tiempo y el espacio. Su misión: ayudarle a volver al pasado y descubrir quién lo asesinó.

Explorar portales y emparentarlos con las alucinaciones esquizofrénicas y los viajes en el tiempo nos hace preguntarnos realmente si existen o no esas fronteras, o si estamos dispuestos a descubrirlas.

Lo que pudiese haberse convertido en una serie más de ciencia ficción, en UNDONE los viajes en el tiempo son un simple adorno para enmascarar, sin mesuras, cómo experimentamos el duelo y nos aferramos a él sin piedad. La exploración de la pérdida es inmersiva y toca los nervios menos conocidos del dolor. El guion juega con soberbia la línea tan delgada entre las verdaderas capacidades sensoriales de Alma y si estamos enfrentando a un ser humano roto y esquizofrénico, experimentando una manifestación pura de trauma generacional.

El estrés postraumático de perder al padre trágicamente puede llevar a la cabeza de cualquiera a la paranoia y a la conspiración. Puede arrojarte a la rabia que se convierte en locura insoportable. De la mano de Alma entendemos que el duelo abre grietas en el tiempo y la memoria, y a nadie debería culparse por creer que se puede deshacer la tragedia y recomenzar. Alma nos muestra que la muerte de Jacob cambió su mundo, y no es metáfora grandilocuente: su mundo interno perdió su eje, porque hay personas a las que es imposible reemplazar. La negación es la única barca que aún no ha sucumbido a la tormenta.

Casi pierdo a mi padre tres veces, y durante dos décadas el pecho me ha dolido como si un jaguar me hubiera acariciado a zarpazos de pies a cabeza, porque cada despedida es una forma cruel de aprender lo vulnerable que es el amor. Y cada vez que enfrento la acuosidad de sus ojos azules en nuestras despedidas en el aeropuerto, vuelve a instalarse ese dolor corpóreo, de a poquito. Y sé, aun sin perderlo todavía, que, con tal de mirarlo reír de nuevo, abrazaría sin miedo a la esquizofrenia. O a la ciencia ficción, da igual.

Chimamanda Ngozi Adichie, Notes on Grief

NOTA: La primera y segunda temporada de UNDONE puede encontrarse en Amazon prime. Aquí el tráiler: