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Basta de usar la economía circular como disfraz
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Basta de usar la economía circular como disfraz

México necesita políticas que reduzcan la producción de residuos, que obliguen a las empresas a diseñar productos durables y reparables, que limiten la obsolescencia programada y que incorporen la salud de las personas como un criterio esencial, no como un detalle opcional. Lamentablemente, la Ley General de Economía Circular no avanza en esa dirección. Más bien consolida el “status quo” disfrazado de innovación verde.
10 de diciembre, 2025
Por: Viridiana Lázaro / Greenpeace México

Es entendible que cada vez que se anuncia una nueva iniciativa ambiental nos emocione, porque como sociedad lo que queremos es avanzar hacia un país que respete la vida, que proteja la biodiversidad y la salud de las personas.

Sin embargo, no hay que dejarnos engañar. Muy a menudo la industria copta las narrativas y los mensajes de  las organizaciones de la sociedad civil, de las comunidades y pueblos que defienden sus territorios, y las usan para el beneficio de sus propios intereses.

Este es el caso de la Ley General de Economía Circular, que demuestra que no siempre lo que se viste de verde es realmente en beneficio ambiental y de la sociedad.

Esta ley -que está siendo impulsada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y creada muy de la mano con la industria- más que una solución es una estrategia para mantener el modelo económico que está destruyendo nuestros ecosistemas, pero ahora con un lenguaje que tranquiliza conciencias.

Esta iniciativa de ley presentada por los diputados Ricardo Monreal y Raúl Bolaños Cacho Cué, fue aprobada de manera discrecional y expedita, sin ser discutida y socializada con los diferentes sectores de la población y levantando profundas preocupaciones de los riesgos que conlleva una ley así.

La misma Semarnat, la institución que debería ser la principal defensora ambiental en México, elaboró la ley en diálogo estrecho con el sector privado, mientras dejó fuera a la sociedad civil y a las comunidades que enfrentan a diario los impactos de la contaminación. Este origen ya es, en sí mismo, un síntoma preocupante. Pero lo peor es el contenido, una ley que se anuncia como ambiental y que de manera contraria privilegia criterios económicos y extractivos en lugar de priorizar la prevención, la salud y la conservación.

Esta iniciativa no nació de un proceso abierto, transparente o incluyente, y se nota. Uno de los puntos más críticos es que la ley se enfoca en la “termovalorización o quema de residuos”, a pesar de los daños documentados que estas prácticas causan en la salud de las comunidades cercanas.

Y, quizás lo más alarmante, en la ley no se aborda el tema de salud. En un país en donde miles de personas viven junto a tiraderos a cielo abierto, vertederos clandestinos y plantas que emiten tóxicos peligrosos, borrar la dimensión de salud es una irresponsabilidad grave.

En la ley también aparecen las auditorías ambientales voluntarias, un instrumento que podría ser valioso, pero que en este contexto se convierte en una vía fácil para el greenwashing. Permitir que las empresas se auditen ellas solas, obtengan beneficios regulatorios y además reciban reconocimiento público es repetir un error que ya hemos visto.

En la economía circular real, el objetivo principal es reducir al mínimo la producción de residuos y cambiar la forma en que producimos y consumimos. Aquí ocurre lo contrario, se normaliza la idea de que seguir generando residuos es inevitable y que basta con buscar maneras de sacarles provecho económico. Esto no solo distorsiona el concepto de economía circular, sino que además perpetúa un modelo que ha demostrado ser insostenible. A esto se suma que el diseño circular solo será obligatorio si resulta “ambiental, técnica y económicamente viable”, fórmula que en la práctica puede justificar casi cualquier excepción. Así, conceptos fundamentales como durabilidad, reutilización o reparabilidad quedan subordinados al criterio de rentabilidad.

Es difícil comprender cómo la Semarnat, cuya razón de ser es proteger los ecosistemas y la salud pública, puede impulsar una ley que, en varios aspectos, debilita lo que ya existe. La iniciativa incluso modifica la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos para incluir principios que favorecen la termovalorización por encima de la prevención, lo cual la empeora.

Lo que México necesita no es una economía circular de discurso, sino una transformación real del sistema actual; necesitamos políticas que reduzcan la producción de residuos, que obliguen a las empresas a diseñar productos durables y reparables, que limiten la obsolescencia programada y que incorporen la salud de las personas como un criterio esencial, no como un detalle opcional. Lamentablemente, esta ley no avanza en esa dirección. Más bien consolida el “status quo” disfrazado de innovación verde.

Hoy, más que preguntarnos qué ley vamos a tener, debemos preguntarnos de qué lado estamos. ¿Del lado de quienes buscan proteger la vida, la salud y los territorios? ¿O del lado de quienes ven en la crisis ambiental una oportunidad para seguir haciendo negocio? La economía circular no puede ser un adorno retórico. Debe ser una ruta de cambio profundo. Y mientras sigamos aprobando leyes que no se atreven a cuestionar el modelo productivo que nos trajo hasta aquí, estaremos renunciando a la posibilidad de construir un futuro verdaderamente sostenible.

* Viridiana Lázaro es Campañista de Océanos Sin Plásticos en Greenpeace México. Bióloga por la UNAM y Maestra en Cambio Climático y Sustentabilidad por la Universidad de Glasgow en Escocia. Viridiana trabajó en Circular Economy Lab en Dinamarca temas de Economía Circular y en la Organización Sustrans en Edimburgo, donde estudió temas de movilidad activa y proyecciones climáticas para aumentar la resiliencia. Durante 5 años Viridiana coordinó temas de Cambio Climático y Agricultura en Greenpeace México, trabajando con diferentes organizaciones de la sociedad civil y comunidades indígenas.

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Imagen BBC
Venezuela califica de “robo descarado” la incautación de buque petrolero frente a sus costas por parte de EU
2 minutos de lectura

El gobierno de Venezuela asegura que tras la incautación del buque petrolero, quedan al descubierto “las verdaderas razones” de la agresión prolongada de Estados Unidos contra Venezuela.

10 de diciembre, 2025
Por: BBC News Mundo
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El gobierno de Venezuela calificó de “robo descarado y acto de piratería internacional” la incautación de un buque petrolero llevada a cabo por fuerzas estadounidenses este miércoles frente a las costas de la nación sudamericana.

“La República Bolivariana de Venezuela denuncia y repudia enérgicamente lo que constituye un robo descarado y un acto de piratería internacional, anunciado de manera pública por el presidente de los Estados Unidos, quien confesó el asalto de un buque petrolero en el mar Caribe”, se lee en un comunicado publicado por el gobierno de Nicolás Maduro

“No es la primera vez que lo admite, ya en su campaña de 2024 afirmó abiertamente que su objetivo siempre ha sido quedarse con el petróleo venezolano sin pagar ninguna contraprestación a cambio, dejando claro que la política de agresión contra nuestro país responde a un plan deliberado de despojo de nuestras riquezas energéticas”, se le en la nota.

Previamente, fue el propio Trump quien anunció la interceptación y posterior incautación del buque.

“Acabamos de incautar un petrolero frente a la costa de Venezuela, un petrolero grande, muy grande; de hecho, el más grande que se haya incautado jamás”, declaró el presidente estadounidense frente a la prensa en la Casa Blanca.

Un alto mando del Ejército de EE.UU. le dijo a la cadena CBS News, socio estadounidense de la BBC, que la misión se lanzó desde un buque militar y que participaron dos helicópteros, diez miembros de la Guardia Costera, diez marines y fuerzas especiales.

Imagen de la incautación publicada por EE.UU.
Gobierno de EE.UU.
Imagen de la incautación publicada por EE.UU.

La respuesta de Venezuela

En su comunicado de este miércoles, el gobierno de Venezuela asegura que “en estas circunstancias, han quedado finalmente al descubierto las verdaderas razones de la agresión prolongada contra Venezuela“, añadió.

“No es la migración. No es el narcotráfico. No es la democracia. No son los derechos humanos. Siempre se trató de nuestras riquezas naturales, de nuestro petróleo, de nuestra energía, de los recursos que pertenecen exclusivamente al pueblo venezolano”.

El gobierno venezolano volvió a llamar a la ciudadanía a “mantenerse firme en defensa de la patria” y exhortó a la comunidad internacional a rechazar lo que considera una “agresión vandálica, ilegal y sin precedentes”.

BBC

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