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EAT-Lancet y la coherencia pendiente de las políticas públicas alimentarias
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EAT-Lancet y la coherencia pendiente de las políticas públicas alimentarias

Las recomendaciones científicas sobre qué comer, cómo producir y cómo reducir impactos ambientales son claras desde hace años. Lo que ha faltado es alinear las políticas de salud, agricultura, medio ambiente, educación y desarrollo social bajo una visión común.
18 de diciembre, 2025
Por: Sofía Ruiz Oldenbourg / Alianza Alimentaria y Acción Climática

México no enfrenta una falta de diagnósticos sobre su sistema alimentario, sino un problema de coherencia en la acción pública. Las recomendaciones científicas sobre qué comer, cómo producir y cómo reducir impactos ambientales son claras desde hace años.

Lo que ha faltado es alinear las políticas de salud, agricultura, medio ambiente, educación y desarrollo social bajo una visión común. El informe EAT-Lancet 2.0, presentado este mes en la Academia Nacional de Medicina, vuelve a poner este desafío en el centro del debate: sin trabajo intersectorial, la transformación del sistema alimentario seguirá siendo fragmentada e insuficiente.

Elaborado por un equipo multidisciplinario de científicas y científicos de todo el mundo, el informe EAT-Lancet, presentado en 2019 y actualizado este año, establece una ruta clara para reducir el impacto ambiental de los sistemas alimentarios mediante un mayor consumo de alimentos de origen vegetal y una menor ingesta de productos de origen animal, con beneficios directos para la salud pública y el medioambiente.

El valor del informe radica en la capacidad para conectar la salud pública y la sostenibilidad ambiental en un mismo marco de decisión. Al hacer un análisis de qué comemos, cómo producimos y qué desechamos, EAT-Lancet evidencia una contradicción persistente: mientras las políticas de salud recomiendan patrones alimentarios basados en productos de origen vegetal, las políticas agrícolas continúan priorizando modelos intensivos, de alto impacto ambiental y bajo valor nutricional, con énfasis en la ganadería industrial y en detrimento de la producción de alimentos destinados al consumo humano.

Esta desconexión tiene consecuencias directas en la salud pública, como el aumento de enfermedades crónicas no transmisibles, además de la presión que ejercen estas formas de producción sobre los ecosistemas y la vulnerabilidad del sistema alimentario frente al cambio climático.

Las declaraciones de las secretarías de Salud y de Agricultura durante la presentación del informe en México son una señal positiva. El Dr. Julio Berdegué, secretario de Agricultura, señaló que la transformación del sistema alimentario requiere “acciones duras y difíciles”, lo que implica aceptar que no bastan campañas informativas ni recomendaciones aisladas.

El Gobierno de México necesita revisar subsidios a la ganadería, fortalecer incentivos productivos para legumbres, vegetales, semillas y otros alimentos de bajo impacto ambiental, y alinear las compras públicas y criterios ambientales en toda la cadena alimentaria. Sin esta alineación, los esfuerzos sectoriales seguirán avanzando en direcciones opuestas.

Ejemplos como las Guías de Alimentarias Saludables y Sostenibles 2025-2030 o el etiquetado frontal, esfuerzos impulsados por la Secretaría de Salud muestran, que la coherencia es posible cuando existe voluntad política. Incorporar criterios de salud y sostenibilidad en espacios educativos, hospitales o programas sociales permite traducir la evidencia científica en impactos reales en la nutrición de las poblaciones y la contribución a la reducción de la huella ambiental del país.

Estos avances, aunque aún parciales, confirman que la política alimentaria de México puede convertirse en una herramienta estratégica para cumplir objetivos de salud pública, mitigación climática y desarrollo social de manera simultánea.

En este contexto, la colaboración con actores de la sociedad civil resulta clave para cerrar la brecha entre la evidencia y la implementación. Alianza Alimentaria y Acción Climática ha demostrado que es posible acompañar a instituciones públicas en el diseño de menús, entornos alimentarios y estrategias basadas en ciencia, capaces de reducir emisiones, mejorar la nutrición y fortalecer la coherencia de las políticas públicas; tal es el caso del Plan de Transición Alimentaria, firmado en colaboración con el Sistema DIF Jalisco.

La transformación del sistema alimentario no ocurrirá desde un solo sector ni con soluciones aisladas: requiere coordinación, continuidad y una visión compartida.

EAT-Lancet 2.0 no es un documento aspiracional; es una hoja de ruta concreta. La pregunta para México no es si el modelo es viable, sino hacer que las políticas públicas estén a la altura de la evidencia.

Avanzar hacia un sistema alimentario saludable y sostenible dependerá, en última instancia, de nuestra capacidad para dejar atrás decisiones inconexas y construir una política alimentaria coherente con los desafíos del siglo XXI.

* Sofía Ruiz Oldenbourg es ingeniera ambiental por el Instituto Tecnológico de Colima con más de 10 años de experiencia en el ámbito ambiental y de sostenibilidad en el sector privado y de organizaciones de la sociedad civil. Gerente de Políticas Alimentarias en Alianza Alimentaria y Acción Climática (@AlianzaAliment), organización mexicana sin fines de lucro que está transformando el sistema alimentario hacia prácticas más éticas y sostenibles. En 2024 fue pieza clave para el diseño de la Ley General de Alimentación Adecuada y Sostenible. También trabajamos con el sector público y privado implementando menús sostenibles en los comedores de las organizaciones para reducir impactos ambientales y riesgos a la salud asociados a patrones alimentarios.

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Imagen BBC
Qué es “futtitinni”, la filosofía de los sicilianos para que la vida sea más liviana
5 minutos de lectura

Un concepto sencillo, nacido en la isla del Mediterráneo, puede cambiar cómo ves lo cotidiano.

14 de diciembre, 2025
Por: BBC News Mundo
0

“En Sicilia tenemos una palabra mágica con un sabor propio: Futtitini“, cuenta el actor italiano Giusepppe Capodicasa en un video de BBC Reel.

“No es una mala palabra, es una bendición”, declara.

Recordemos que en Sicilia se habla italiano como en el resto de Italia, pero suena distinto porque detrás hay siglos de historia trenzada en la lengua.

Antes de que el italiano se adoptara como la voz común del país, los sicilianos ya hablaban el siciliano, una lengua romance marcada por las sucesivas conquistas y dominaciones de la isla: griegos, árabes, normandos, españoles… cada uno dejó alguna huella en el acento y en las palabras.

Cuando el italiano estándar empezó a imponerse en el siglo XIX, no borró esa base, sino que se mezcló con ella.

Por eso, aunque alguien como Capodicasa, quien se identifica “100% siciliano”, habla italiano, se notan tonos, giros y palabras que vienen de esa mezcla antigua.

Futtitinni es una de esas palabras.

Una que, según Capodicasa, encierra “una filosofía de vida, una forma de concebir nuestra existencia”.

Futtitinni… cuán hermoso suena”, dice el filósofo siciliano Pietro Briguglio, pronunciando la palabra gustosamente.

“Cuando la dices, descargas un peso que tenías y quedas ligero”.

El término está muy presente en el lenguage común pues “se presta a ser usado en muchas situaciones”, afirma Briguglio.

Podría entenderse como “no te preocupes demasiado”, “déjalo pasar”, y su sentido se mueve entre “no te amargues”, “no te enredes” -o el mexicano “no te claves”, el colombiano “no te compliques”, el caribeño “no te calientes la cabeza” o el sureño “no te hagas drama”.

Pero según Capodicasa, “es más matizado, más elegante”.

¿Elegante?

La raíz de futtitinni es el verbo siciliano futtíri, que no es particularmente elegante: es una manera vulgar de decir “copular”.

Proviene del latín futūere, que en español evolucionó como ‘follar’, esa forma coloquial para hablar de las relaciones sexuales que aún se escucha en España.

Decoración con baldosas, y floreros repletos de limones y naranjas sicilianas
Getty Images
Una expresión tan típica como sus cítricos y baldosas.

En siciliano, así como ocurrió en muchas lenguas romances con verbos de origen sexual, futtíri se ha amplió a significados figurados como engañar, fastidiar, robar o tomarse libertades, dependiendo del contexto.

De ahí que futtitinni tenga un matiz entre despreocupado y un poco irreverente, algo así como “que te importe un carajo”, pero con ese tono siciliano que lo vuelve más filosófico que agresivo.

Y es que no se trata de que nada importa, ni de eludir problemas o responsabilidades, ni siquiera de resignación.

Futtitinni no es superficialidad”, aclara Capodicasa. “Es la capacidad de atravesar las situaciones de la vida con conciencia y ligereza”.

En ocasiones, llama a desprenderse de lo inmutable y seguir viviendo plenamente, como explica el sitio web Entendiendo a Italia.

En esos casos, sirve para para consolar un amigo ante una decepción, para sobrellevar un revés económico, o simplemente para poner en perspectiva un incidente cotidiano.

Es además una herramienta existencial, que sirve para separar lo esencial de lo superfluo, para no cargar con cada contrariedad, y priorizar lo que de verdad importa.

Futtitinni encierra una modo de enfrentar la adversidad con ligereza, dignidad e incluso humor… un sentido que los sicilianos tienen muy desarrollado.

Como notó el político y escritor romano Cicerón, ya en el siglo I a. C., los sicilianos eran “una raza inteligente, pero desconfiada y dotada de un maravilloso sentido del humor”.

“Por terrible que sea una situación, los sicilianos siempre tienen un comentario ingenioso que hacer al respecto”, añadió.

Esa cualidad los ha acompañado a lo largo de sus 3.000 años de historia, a menudo difíciles de sobrellevar.

Solo adoptando una actitud reflexiva, observa Il Italoamericano, pudieron superar la constante tentación de convertirse en figuras trágicas.

Esa actitud se expresa en esa exhortación que los sicilianos usan cuando las cosas se vuelven demasiado abrumadoras: futtitinni.

Y, aunque la palabra existe en dialecto siciliano desde hace generaciones, en los últimos años ha tenido un resurgir notable.

Competiciones de memes, camisetas con la inscripción “Futtitinni“, artículos y blogs que rescatan su significado como “pedagogía de lo esencial”.

Futtitini, una revolución

Imagen de mujer con problemas mecánicos del auto
Getty Images
Desesperante… pero futtitinni.

Futtitini “no es superficialidad, sino el arte del discernimiento”, señala Francesco Mazzarella en la revista Paese.

Aclara que ese arte del discernimiento es el “que distingue entre lo urgente y lo ruidoso, entre lo que nos edifica y lo que nos consume”.

Explica que cuando un siciliano dice futtitinni, a menudo está diciendo:

“No dejes entrar en tu corazón aquello que no merece habitar allí”.

“No le des poder a quien quiere quitarte el aliento”.

Para Mazzarella, el tradicional término no sólo no ha perdido relevancia sino que, en esta época en la que todo exige atención, y “cada opinión se convierte en guerra, cada imperfección en fracaso (…), futtitinni se ha convertido en revolución”.

Invita a practicar “el buen desapego”, a despreocuparse por lo periferal y centrarse en lo realmente importante.

“¿Tu pareja te dejó?… quizás no era la ideal. ¿Perdiste tu trabajo?… tómatelo como un nuevo comienzo”, ejemplifica Capodicasa.

“Hay quienes hacen yoga, meditación, respiran con el diafragma. Hay quienes van a India a encontrarse a sí mismos”, dice Capodicasa.

“En Sicilia hacemos todo esto con una sola palabra.

“Se dice que un viejo sabio, mientras explicaba las leyes de la filosofía siciliana a un joven discípulo, en cierto momento se detuvo, lo miró a los ojos y le dijo:

“Hijo, si no puedes cambiar lo que te hace sufrir, entonces futtitinni“.

Quizás ese sabio, al pronunciar la palabra, hizo el gesto típico que suele acompañarla para enfatizar: levantando la mano de abajo hacia arriba, como arrojando las preocupaciones al aire.

La intención es distender, dejar de enfocarse en lo negativo.

“La vida te estresa… tómatela con calma.

“Atascado en el tráfico… Paciencia”…

línea
BBC

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