La inclusión laboral de personas con discapacidad sigue siendo un reto en muchos países. Si bien se han realizado esfuerzos desde la iniciativa privada para abrir espacios laborales, las condiciones para que este grupo pueda desempeñar un trabajo en condiciones dignas aún no están garantizadas. Esto se debe a diversas barreras estructurales que dificultan su acceso y permanencia en el mundo laboral.
Uno de los principales obstáculos que enfrentan las personas con discapacidad es el rezago educativo. Muchas veces, la falta de acceso a una educación de calidad limita las oportunidades de formación y, por ende, las posibilidades de conseguir un empleo formal. A esto se suma la exigencia de experiencia laboral previa por parte de los empleadores. Sin embargo, si no se han generado oportunidades de primer empleo, resulta difícil para una persona con discapacidad acumular la experiencia requerida.
Otra barrera fundamental es la movilidad. Muchas ciudades no cuentan con infraestructura accesible para que las personas con discapacidad puedan desplazarse de manera segura y autónoma a sus lugares de trabajo. Transporte público inadecuado, calles sin rampas, falta de ascensores en edificios públicos y privados son solo algunos de los problemas cotidianos que enfrentan. Sin una movilidad garantizada, el acceso a un empleo digno se vuelve más complicado.
A pesar de los esfuerzos por incluir a personas con discapacidad en el mercado laboral, muchas de ellas siguen enfrentando condiciones de precariedad. Salarios bajos, falta de prestaciones y escasas oportunidades de crecimiento siguen siendo una constante. Además, persisten sesgos que excluyen a ciertos tipos de discapacidad de determinados puestos de trabajo. Por ejemplo, algunas empresas no contratan personas sordas debido a la falta de intérpretes de lengua de señas, argumentando que están en una fase inicial y que prefieren cubrir otras condiciones por ser más “fáciles”. ¿Es esto inclusión real o solo por conveniencia? ¿Se trata de cumplir con un requisito sin un compromiso genuino? Al final, se olvida que son personas con necesidades, y que acceder a un empleo puede transformar su calidad de vida.
Según los Censos Económicos 2024 del INEGI, por primera vez se abordaron temas del personal ocupado con alguna discapacidad. En 2023, 101,184 unidades económicas empleaban a personas con algún tipo de discapacidad, distribuidos de la siguiente forma: 114,721 ver aun usando lentes, 56,770 caminar, subir o bajar escaleras, 16,968 oír aun usando aparato auditivo, 11,997 hablar o comunicarse y 10,714 recordar o concentrarse. 1
No es que las personas con discapacidad no tengan la capacidad de desempeñarse en un empleo, sino que aún faltan condiciones para que puedan desarrollarse con plena autonomía y dignidad. Es urgente la implementación de políticas públicas que incentiven a los empleadores a generar un ambiente laboral más inclusivo. Esto implica eliminar sesgos inconscientes y prejuicios, así como establecer programas de capacitación y sensibilización en las empresas. La inclusión laboral no debe ser vista como un acto de caridad, sino como un derecho humano y una oportunidad para aprovechar el talento de todas las personas.
La verdadera inclusión laboral de personas con discapacidad no se logrará solo con buenas intenciones, sino con acciones concretas que garanticen igualdad de condiciones. Es momento de dejar atrás los prejuicios y de construir un mundo laboral donde todas las personas, independientemente de su condición, tengan la posibilidad de desarrollarse plenamente. La pregunta que debemos hacernos es: ¿estamos dispuestos a ser parte del cambio o seguiremos perpetuando la exclusión? El futuro del trabajo debe ser inclusivo, y cada uno de nosotros tiene un papel fundamental en hacerlo realidad.
* Martha García (@marthinagaby) es fundadora del Movimiento de Personas con Discapacidad (@movimientoPcD).
1 Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI]. (2025). Censos Económicos (CE). [Comunicado de Prensa 05/25].
Estados Unidos y Ucrania firmaron un acuerdo para la explotación de minerales. El presidente Donald Trump insistió en la necesidad del convenio mientras el país europeo lucha contra la invasión rusa de su territorio.
Estados Unidos y Ucrania firmaron este miércoles un esperado acuerdo para la explotación de minerales en la nación europea.
Según informó en un comunicado el Departamento del Tesoro estadounidense, este acuerdo contribuirá a los esfuerzos de reconstrucción de Ucrania tras la guerra.
El presidente Donald Trump insistió repetidamente en la necesidad de este convenio como requisito previo para ofrecer futuras garantías de seguridad a Kyiv, mientras Ucrania lucha contra la invasión rusa de su territorio.
En su comunicado, el gobierno de Estados Unidos dijo que el acuerdo “envía a Rusia una señal” de que la administración Trump está “comprometida con un proceso de paz centrado en una Ucrania libre, soberana y próspera”.
El acuerdo firmado este miércoles implicará la creación de un fondo de inversión conjunto para buscar las llamadas “tierras raras” y establece cómo se dividirán los ingresos entre los dos países.
Este acuerdo demuestra la importancia de estos minerales, pero ¿para qué sirven y qué pueden ofrecer a Estados Unidos?
“Tierras raras” es un término colectivo para 17 elementos químicamente similares que se utilizan mucho en la tecnología y la industria modernas.
Estos elementos son cruciales para la fabricación de teléfonos inteligentes, computadoras y equipos médicos, entre otros.
Se trata del escandio (Sc), el itrio (Y), el lantano (La), el cerio (Ce), el praseodimio (Pr), el neodimio (Nd), el prometio (Pm), el samario (Sm), el europio (Eu), el gadolinio (Gd), el terbio (Tb), el disprosio (Dy), el holmio (Ho), el erbio (Er), el tulio (Tm), el iterbio (Yb) y el lutecio (Lu).
Estos minerales se denominan “raros” porque es muy poco habitual encontrarlos en estado puro, aunque existen yacimientos de algunos de ellos en todo el mundo.
Sin embargo, las tierras raras suelen hallarse con elementos radiactivos, como el torio y el uranio, y para separarlos se necesitan muchos productos químicos tóxicos, por lo que el proceso de extracción resulta a veces difícil y caro.
Ucrania posee 21 de las 30 sustancias que la Unión Europea (UE) define como “materias primas críticas”, lo que representa alrededor del 5 % de las reservas mundiales.
Muchas de las zonas que contienen estos elementos se encuentran al sur de lo que es conocido como Escudo Cristalino ucraniano, principalmente bajo el mar de Azov. La mayoría de estos territorios están actualmente ocupados por Rusia.
Sin embargo, sigue habiendo proyectos prometedores en el Buzh Medio, así como en las regiones de Kyiv, Vinnytsia y Zhitómir.
Los expertos afirman que, aunque se han identificado varios centenares de lugares geológicos prometedores, sólo algunos de ellos podrían convertirse en yacimientos si su explotación se considera económicamente viable.
“Las estimaciones que se han publicado son muy aproximadas”, afirma Adam Webb, responsable de materias primas para baterías de Benchmark Mineral Intelligence.
“Hay que trabajar mucho más para demostrar que esos depósitos minerales se pueden convertir en reservas económicas”.
En cuanto a otros importantes recursos minerales ucranianos, cerca del 70 % de ellos se encuentran, según Forbes Ukraine, en las regiones de Donetsk, Dnipropetrovsk y Luhansk. Es decir, muchos están en territorio invadido y aún ocupado por Rusia.
Además de los minerales de tierras raras, Ucrania también posee lo que se conoce como minerales esenciales, como el litio.
Según el gobierno ucraniano, el país tiene unas 450 mil toneladas de reservas de litio. No se están explotando, aunque ha habido planes para empezar a hacerlo.
Rusia ha ocupado al menos dos yacimientos de litio: Shevchenkivske, en la región de Donetsk, y el yacimiento del complejo de Kruta Balka, en la región de Berdyansk.
Los yacimientos de litio de la región de Kirovohrad siguen bajo control ucraniano.
El interés de Estados Unidos por controlar la producción de tierras raras y muy posiblemente de minerales esenciales se debe en gran medida a la competencia con China, que actualmente domina la oferta mundial.
En las últimas décadas, China se ha convertido en líder tanto en la extracción como en el procesamiento de minerales de tierras raras, con un 60-70 % de la producción mundial y casi el 90 % de la capacidad de procesamiento.
La dependencia estadounidense de China en esta cuestión preocupa a la administración Trump, tanto en términos de seguridad nacional como de economía.
Estos materiales son necesarios para tecnologías muy sofisticadas, desde coches eléctricos hasta equipos militares.
En diciembre, China prohibió la exportación de algunos minerales de tierras raras a Estados Unidos, tras haber limitado previamente las exportaciones de minerales a este país el año anterior.
Pekín impuso entonces más controles a la exportación de minerales de tierras raras como parte de una creciente guerra comercial con Estados Unidos, desatada por el anuncio de Trump de imponer aranceles muy elevados a los productos chinos en abril.
El republicano también ha sugerido que la presencia de contratistas estadounidenses en Ucrania actuará como garantía de seguridad para disuadir la agresión rusa en el futuro, pero Ucrania y los líderes europeos han insistido en que eso no sería suficiente.
Análisis de Navin Singh Khadka, corresponsal de Medio Ambiente del Servicio Mundial de la BBC.
A primera vista, parece una paradoja.
Trump ha ordenado la expansión de la producción de combustibles fósiles, abandonando las políticas de energías renovables. Pero, al mismo tiempo, quiere asegurarse minerales cruciales -que son clave para la transición a la energía limpia- de donde pueda.
Sin embargo, esos minerales son también los componentes básicos de la electrónica de consumo, los equipos militares y de navegación y, lo que es más importante, los centros de datos de Inteligencia Artificial (IA).
Trump ha anunciado un gran estímulo para la expansión de la infraestructura de IA en Estados Unidos. Para ello se necesitará un enorme suministro de minerales esenciales, principalmente cobre, silicio, paladio y elementos de tierras raras.
Y el suministro de minerales estratégicos ya ha empezado a disminuir, convirtiéndose en una de las principales causas de la ralentización del crecimiento mundial de las energías limpias.
Según los expertos, el principal factor es el dominio chino de los minerales esenciales, entre ellos las tierras raras, en gran parte debido a la geopolítica entre Estados Unidos y China.
Tras haber perfeccionado durante décadas sus técnicas de procesamiento, China controla actualmente el 100 % del suministro refinado de grafito natural y disprosio, el 70 % del cobalto y casi el 60 % de todo el litio y manganeso procesados, según la Agencia Internacional de Energías Renovables.
También produce mayoritariamente elementos de tierras raras y mantiene un férreo control sobre metales clave en todo el mundo, con la titularidad de importantes minas en África, Asia y Sudamérica.
“Para contrarrestar el creciente control de China sobre la cadena de suministro global”, el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes de Estados Unidos durante la administración de Biden afirmó que “es esencial que Estados Unidos asegure su propio suministro innovador de minerales críticos y estratégicos”.
La administración Trump parece ver en lugares como Ucrania y Groenlandia zonas en las que utilizar métodos innovadores para añadir a su cadena de suministro.
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