La Cuenca del Río Santa María es una reserva de agua dulce y de la biósfera que se ha mantenido como un ambiente prístino en las entrañas de los paradisiacos paisajes de la Sierra Gorda, entre los estados de Guanajuato, Querétaro y San Luis Potosí. No obstante, cuando el equipo del proyecto Agua Para el Ambiente recorre este territorio se ha verificado el incremento en la aparición de problemáticas socioambientales emergentes que han sido documentadas por investigadores del proyecto como aspectos inducidos que vulneran y ponen en riesgo el futuro del agua, sus procesos naturales, sus habitantes y la relación entre estos.

La reserva de agua es un instrumento jurídico (decreto) establecido por la Ley de Aguas Nacionales (LAN) y fundamentado en el Art.41, que consiste en destinar una parte del volumen anual del agua que escurre naturalmente para la conservación de los ecosistemas. Dicha permanencia del bien hídrico en el ambiente representa la continuidad del ciclo hidrológico y su funcionalidad

La Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), junto con el Fondo Mundial para el Ambiente (WWF) y la Fundación Gonzalo Río Arronte (FGRA), han identificado en México 189 cuencas con condiciones para establecer potenciales reservas de agua, que formaron parte del Programa Nacional Hídrico 2014-2018 a través del Programa Nacional de Reservas de Agua, empleando la Norma Mexicana NMX-AA-159-SCFI-2012 sobre caudal ecológico, cuya aplicación sirve para obtener volúmenes de agua a reservar a fin de mantener el correcto funcionamiento de los ecosistemas.

Reservas de la Biósfera en la Sierra Gorda y su Río Santa María

El Río Santa María es uno de los afluentes del Río Pánuco, atraviesa la Sierra Gorda y delimita a los estados de San Luis Potosí y Querétaro después de pasar por Guanajuato discurriendo del Oeste hacia el Este. En textos previos a la declaratoria de ANP, como “Áreas Naturales Prioritarias para la Conservación en la Región II” (SEMARNAP, 1992), autores como Luis Hernández-Sandoval ya proponían al Sistema de Cañones del Río Santa María como un área de necesaria conservación, dada la evolución de biota única en conjunto con la conformación geológica alrededor del río.

Estas ANP presentan una amplia complejidad fisiográfica con ecosistemas diversos, como selvas bajas caducifolias, matorrales xerófilos, bosques riparios, bosques templados de encinos y de pinos, y bosques mesófilos de montaña. Se han reportado 1724 especies de flora y 124 de funga, en cuanto a fauna: 23 de anfibios, 72 de reptiles, 363 de aves y 131 de mamíferos, entre ellas jaguar y oso negro.

Investigar y recorrer la cuenca para conocer sus problemas

Entre 2022 y 2023, el equipo del Centro Transdisciplinario de Investigación e Incidencia Socioambiental de la Universidad Autónoma de Querétaro, que colabora en la Red de Monitoreo de Reservas de Agua (CETIIS-UAQ-REDMORA), realizó una encuesta virtual para conocer los problemas vinculados al agua que enfrentan habitantes de la región Pánuco en la Sierra Gorda, de acuerdo a su propia percepción. Participaron 250 personas de cinco municipios en Querétaro, dos en San Luis Potosí y uno en Guanajuato, identificando contaminación del agua, escasez, inundaciones y deterioro de ríos como las principales problemáticas. Una visión común de los habitantes al pensar cuál es el problema más determinante en el deterioro de los ríos en esta región son las crecientes concesiones para la extracción de arena en bancos sobre las riberas, empleando retroexcavadoras y sin vigilancia activa de las autoridades ambientales.

Al visitar la cuenca, llegamos a una localidad con 230 habitantes llamada La Laja, municipio de Xichú, en la Sierra Gorda de Guanajuato y ubicada a la orilla del Río La Laja –Subcuenca Sta. María 2–, donde pudimos conocer los testimonios de Yonnic Nieto y su madre Doña Adela. Reproducidos aquí con su autorización, dan cuenta sobre los problemas ambientales de su territorio, complementando los estudios presentados por el CETIIS. A partir de ellos se pueden constatar tanto las problemáticas investigadas como los impactos poco documentados en la cuenca, que tienen las recientes alteraciones climáticas respecto a los patrones de precipitación, pasando de inundaciones a sequías.

Yonnic comparte:

“Hay veces que dura tiempo corriendo el agua por el río. Incluso, tiene años que hemos estado gestionando a los gobiernos un puente. Porque aquí la verdad nos hace falta uno. Aquí sufrimos mucho por eso. Cuando llueve mucho y se crece este río no tenemos acceso a la comunidad más cercana que es Xichú cabecera. Cuando hay un enfermo no hay manera de sacarlo. Es preocupante porque quedamos totalmente incomunicados de donde hay hospital. El agua puede durar un mes en la crecida del río entre septiembre y octubre. Pero ahora en 2023 nos quedamos sorprendidos porque ahora sí que ni una gotita de agua bajó por el río.

“Estuvo muy triste la situación. ¡Nunca nos había pasado esto de que no lloviera! Yo creo que muchos lugares se dieron cuenta que este año no llovió. Y la mera verdad no se pudo sembrar nada. No cosechamos nada. El cultivo fue lo que se nos hizo más difícil este año. Nosotros aquí en el rancho nos dedicamos a la siembra del maíz, frijol, calabaza, garbanzo. Tuvimos muchas pérdidas. También nuestro ganado murió.  Las personas perdieron sus animalitos: Vacas, becerros, caballos, burritos, esenciales en el rancho, tuvieron que morirse por la seca. Como no llovió, los cerros no enverdecieron como deben de ser y no había qué comer para los animalitos”.

Su madre recuerda:

“Sí hay mucha diferencia de cuando yo era niña. Desde que tengo uso de vida nunca había faltado ni un año sin que bajara agua en el río. Y ahora este año pues lo vi diferente porque no bajó ahora sí nada de agua, nada nada de agua en el río. Estuvo muy seco todo, hubo muchas muertes de animales por la sequía y hasta escasez de alimentos. Es la primera vez en toda mi vida que todo el año estuvo seco. Ahora no hubo lluvias como se esperaban. Siempre puro baje y baje agua en el río, y ahora no hubo nada de eso”.

Extractivismo de bienes naturales al acecho

Acerca del abastecimiento de agua en La Laja y también sobre Ojo de Agua, un incesante manantial de aguas cristalinas que visitamos en la desembocadura del Río La Laja sobre el cañón del Río Santa María, y que queda a hora y media caminando a pie de río desde la localidad, Yonnic explica:

“Aquí tomamos el agua de los pozos. Se aprovecha para bañarse y cualquier necesidad. Arriba en los cerros la gente tiene sus presas, y aquí abajo en el río tenemos pozos y norias. Ojo de Agua es un lugar muy bonito. Nosotros pensamos que su agua es curativa porque camina por debajo de la tierra agarrando cualquier raíz, y aquí hay bastantísima planta medicinal. Gente con infecciones ha dicho que se ha recuperado con esa agua”.

“En estas semanas pasadas nos enteramos de que se querían llevar el agua, han andado viniendo ingenieros a checar cómo pueden poner bombas con paneles solares. Quieren meter tubería al Ojo de Agua y quieren acarrear el agua para el pueblo de Xichú. Ese manantial, esa riqueza que tenemos se puede acabar porque se metería carretera para estar dándole mantenimiento a la tubería y a las bombas que van a jalar el agua. Creemos que en Xichú cabecera se la quieren llevar porque sufren de agua”.

Durante la entrevista, abordamos el avistamiento de bancos de extracción de arena en las riberas del Río La Laja que encontramos en nuestro recorrido para llegar a la localidad. A ello, Adela señala:

“Algo que sí he notado diferente es que desde el año pasado ahora sacan los camiones arena ahí en el río, dejando un hoyerío con unos montononones de arena sin aterrar. Hasta carros que no conocen el camino se pueden hundir ahí. Quisiéramos que después que sacan la arena aterraran el hoyo a como estaba antes, planito”.

La protección del agua para el ambiente y para la gente de la cuenca enfrenta desafíos

El impacto humano de los trasvases y la extracción de arena en los ríos de una reserva de agua y de vida como las subcuencas del Río Santa María, sumado a la vulnerabilidad de sus ecosistemas fluviales frente a problemáticas emergentes como el cambio climático, detona un escenario complejo de cruce de fenómenos adversos inducidos que vuelca las estrategias de gestión y manejo ambiental al tratar de conservar la función natural agua-biota y su relación con los procesos socioeconómicos.

Los esfuerzos del CETIIS en Querétaro están orientados actualmente al monitoreo comunitario, como consta el texto “¿Qué debemos saber y qué hacer para cuidar y manejar nuestro Río Santa María?”, donde se describen métodos para medir y monitorear variables específicas del estado del río desde el actuar de habitantes de la cuenca junto a especialistas. A dicha labor se han sumado actores como son la colectividad social Comunidades Unidas por el Santa María, con quienes han establecido sitios de monitoreo, y el grupo intersectorial Montañas de Agua articulando diversas acciones para mantener un objetivo común: mantener el ciclo socio-natural del agua en la cuenca.

Tratándose del caso de la porción territorial de Guanajuato en la cuenca, aunque hay habitantes interesados en el cuidado de sus bienes naturales, aún hay camino por andar.