El camarón mexicano perdió la certificación para ser exportado a Estados Unidos. Lo advertimos desde el 1 de abril y el día fatal ha llegado. El pasado 30 de abril, el Departamento de Estado norteamericano publicó la suspensión de la certificación que tenía México para exportar camarón a ese país, al considerar que nuestras medidas para la protección de tortugas marinas ya no cumplen los estándares de su mercado.
La decisión se debe a que la inspección realizada por las autoridades de este país constataron que numerosas embarcaciones camaroneras mexicanas no utilizaban los dispositivos excluidores de tortugas (DETs) en sus redes de arrastre.
En México tenemos la gran fortuna de que habiten siete de las ocho especies de tortugas marinas que existen a nivel mundial: la tortuga caguama, la carey del Pacífico, tortuga verde, golfina, lora, prieta y laúd. Lamentablemente todas se encuentran en peligro de extinción, y el hecho de que existan embarcaciones que no tomen las medidas necesarias para protegerlas representa una amenaza más para estas especies y la salud de nuestros mares.
Además del peligro que significan para los ecosistemas, las embarcaciones operando sin DETs, también han probado ser una amenaza para el sector camaronero que sí utiliza los dispositivos excluidores. La pérdida de la certificación es aplicable para todos los productos que se pescan con embarcaciones mayores, independientemente de si utilizan o no estos dispositivos, por lo que terminarán pagando las consecuencias quienes sí han cumplido con la normatividad.
Es claro que quienes tienen un permiso o concesión para realizar actividades pesqueras deben de seguir las normas que les aplican. La obligatoriedad del uso de DETs no es únicamente para que México pueda exportar su producto, sino que la misma normatividad mexicana exige su uso cuando se captura camarón con redes de arrastre. Por esto, la autoridad debe asegurarse de que se cumplan las normas a través de acciones concretas de inspección y vigilancia.
Es posible que no todo el sector camaronero se vea afectado. La CONAPESCA, a cargo del recién nombrado comisionado Octavio Almada Palafox, comunicó el 5 de mayo que, después de negociaciones que llevaron a cabo con las autoridades de Estados Unidos, el camarón de pesca ribereña sí podrá ser exportado a este país. Pero actualmennte la autoridad pesquera mexicana no cuenta con algún mecanismo que le permita demostrar la procedencia del producto y, por lo tanto, hoy no es posible probar ante la autoridad norteamericana que el producto que está siendo exportado proviene de la pesca ribereña.
Es obligación de la autoridad pesquera proveer al sector de las herramientas necesarias para lograr un sector competitivo, legal y sustentable. Una de estas herramientas necesarias es una política de trazabilidad, la cual permita conocer el trayecto del producto desde que es capturado hasta que llega al punto de venta. Si en México existiera una política de trazabilidad, podríamos demostrar el origen del producto. En el caso concreto del camarón, nos permitiría demostrar cuál es el camarón que proviene de la pesca ribereña. Esto además beneficiaria a la pesca ribereña, que no siempre tiene acceso o las herramientas para acceder a mercados internacionales y exportar sus productos..
La trazabilidad también nos favorece como consumidores. Además de evitar que nos den #GatoXLiebre, nos permite elegir el origen de los productos, a quién queremos apoyar con nuestra compra, los métodos de pesca utilizados y así elegir en un mercado que nos ofrece múltiples posibilidades, la opción que estimamos más sustentable. Cada vez existe una mayor exigencia por parte de los consumidores para conocer el origen de lo que comemos. En una encuesta realizada por Oceana en Estados Unidos, descubrimos que el 83% de las personas encuestadas buscan la trazabilidad de los productos pesqueros que compran.
Desde marzo del 2020, un proyecto de norma de trazabilidad está en proceso de elaboración en un grupo de trabajo técnico, del cual Oceana es parte, junto con miembros del sector pesquero y organizaciones de la sociedad civil. El proceso de aprobación de esta norma no ha avanzado con la velocidad que los retos actuales del sector lo exigen. La CONAPESCA tiene la posibilidad y la responsabilidad de liderar este proceso y avanzar al ritmo que los mercados han marcado y que el sector pesquero requiere para ser competitivos y ocupar espacios en mercados nacionales e internacionales. La pesca y la protección de nuestros mares no están peleados, por el contrario, son complementarios. No puede existir una pesca abundante si no cuidamos los recursos marinos. Y para que esta relación virtuosa pueda ocurrir, el gobierno mexicano debe proveer las herramientas necesarias, como la urgente política de trazabilidad.
@OceanaMexico
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