
¿Qué tiene que ver la abundancia marina y la disponibilidad de especies de importancia pesquera en la garantía de los derechos humanos?
En el mar encontramos la principal fuente de proteínas del mundo, pero la falta de abundancia incide directamente sobre el derecho humano a la alimentación, el derecho a la salud, a un trabajo digno y bien remunerado, y al acceso a un medio ambiente sano para el desarrollo y bienestar de las personas.
Sin la abundancia marina pierde la Nación, pues una reducción en la pesca trae efectos negativos en el acceso a alimentos, así como pérdida de la seguridad y soberanía alimentarias del país.
Dice un refrán: “Toda política sin presupuesto es mera demagogia”. Dicho de otra forma, a las palabras, las promesas y los compromisos se los lleva el viento si no vienen sustentados por el dinero público para cumplirse.
Cuando la falta de presupuesto afecta la garantía de los derechos humanos fundamentales, la demagogia se transforma en violaciones a nuestros derechos.
Abandonadas a su suerte por el gobierno federal desde hace varios años, las personas pescadoras en México han visto disminuida su calidad de vida, sus ingresos y su bienestar. Esto se debe, principalmente, a que muchas de las especies de importancia pesquera se encuentran en condiciones de deterioro; algunas incluso están colapsando, sin acciones contundentes de las autoridades federales para recuperarlas. Los serios recortes al presupuesto público han debilitado a las instituciones públicas encargadas de la gestión e información pesquera.
Más de 300 mil personas dependen directamente de la pesca y alrededor de 2 millones se emplean indirectamente en la cadena de valor de los productos pesqueros. Cuando se deterioran las especies, su disponibilidad disminuye e, irremediablemente, quienes viven del sector pesquero verán mermados sus ingresos.
Las causas de la disminución de especies pesqueras son varias: sobreexplotación, contaminación química y acústica, desechos urbanos y agroindustriales, destrucción de hábitats críticos como manglares, pastos marinos y arrecifes y, desde luego, los efectos de la crisis climática. Abordar estos retos requiere de información científica que permita combatir los efectos nocivos de las actividades humanas y promover la recuperación y adaptación de las especies.
La información científica actualizada, veraz y oportuna sobre el manejo de las especies pesqueras es crucial para que tanto las autoridades como las personas participantes en el sector pesquero puedan aprovechar de mejor manera los recursos acuáticos y realizar acciones de recuperación de especies deterioradas.
En un acto paradójico y contrario al discurso oficial, el actual gobierno y la Cámara de Diputados aprobaron un presupuesto público en el que se recorta a la mitad los recursos de la única institución pública responsable de realizar y publicar información científica de los recursos de importancia pesquera en México, el Instituto Mexicano de Investigación en Pesca y Acuicultura Sustentable (IMIPAS).
De por sí debilitado en los últimos siete años y habiendo sobrevivido al intento de la anterior administración por desaparecerlo, para el año 2026 el IMIPAS verá reducida su asignación de 800 millones, a poco más de 400 millones de pesos, lo que prácticamente lo deja en situación inoperante e incapaz de generar la información que requiere el sector para recuperar la abundancia de los recursos pesqueros, o para mejorar las condiciones de las personas que dependen de la pesca como modo de vida.
Estamos presenciando, pues, un acto demagógico que afecta el destino de miles de familias, quienes verán violados sus derechos humanos esenciales y el de una Nación que pierde recursos naturales, acceso a medio ambiente sano, seguridad y soberanía alimentaria, ante la mirada indiferente de un gobierno que decía pensar en favor de los pobres.
* Esteban García-Peña Valenzuela es coordinador de Investigación y Políticas Públicas en Oceana.

La violencia digital está aumentando y millones de mujeres y niñas sufren abusos en línea cada año, lo que las está alejando de internet.
La violencia digital es una de las formas de abuso que más se está incrementando y está alejando a las mujeres de internet. Desde el acoso y el troleo hasta las deepfakes y el doxing, millones de mujeres y niñas sufren hostigamiento virtual cada año.
Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), el organismo especializado de las Naciones Unidas para las tecnologías digitales, alrededor de seis mil millones de personas utilizan internet en todo el mundo, y 280 millones más hombres que mujeres estuvieron conectados este año.
Las mujeres, las niñas y las personas no conformes con su género tienen más probabilidades de ser víctimas de violencia y sufrir consecuencias más graves y duraderas debido a su género, según la ONU.
Estudios en todo el mundo muestran que hasta el 58 % de las mujeres y niñas han sido víctimas de violencia en línea, según la organización de la ONU para las Mujeres.
El troleo consiste en publicar mensajes intencionalmente provocativos u ofensivos en línea para molestar a alguien, provocar una reacción o causar problemas.
Según el Centro para la Lucha contra el Odio Digital (CCDH), una ONG británico-estadounidense que busca frenar la propagación del discurso de odio y la desinformación en internet, existen dos tipos principales de troles:
Existen muchas razones por las que las personas pueden trolear en línea, y la diferencia varía de un trol a otro.
Los troles suelen disfrutar molestando a quienes atacan, por lo que si su víctima responde, esto solo los anima a continuar.
El troleo puede causar altos niveles de ansiedad y baja autoestima en la víctima.
El doxing se refiere a la divulgación de información privada sobre personas en internet, generalmente con malas intenciones.
Puede tener consecuencias en la vida real, como acoso, amenazas e incluso violencia física.
En 2021, J.K. Rowling, autora de Harry Potter, declaró haber sido víctima de doxing después de que una fotografía tomada fuera de su casa, que revelaba su dirección, circulara en línea.
Sin embargo, la policía declaró que no se tomarían medidas contra los activistas que la señalaron.
Desde abril de 2022, Facebook e Instagram (propiedad de Meta) prohíben compartir la dirección particular de una persona, incluso si aparece en registros públicos o noticias.
Los usuarios pueden seguir compartiendo su propia dirección, pero otros no pueden compartirla.
Este cambio se realizó siguiendo las recomendaciones de la Junta de Supervisión de Meta para fortalecer la protección de la privacidad y reducir los riesgos del doxing.
Los deepfakes son videos, imágenes o clips de audio creados con inteligencia artificial para que parezcan reales.
Pueden usarse para diversión o incluso para investigación científica, pero a veces se emplean para suplantar la identidad de políticos o líderes mundiales con el fin de engañar deliberadamente al público.
También se utilizan cada vez más para crear videos o imágenes pornográficas de famosos o de gente común.
Una encuesta reciente de la policía en Reino Unido reveló que “una de cada cuatro personas considera que no hay nada de malo en crear y compartir deepfakes sexuales, o se siente neutral al respecto, incluso cuando la persona representada no ha dado su consentimiento”.
Compartir o amenazar con compartir imágenes íntimas sin consentimiento es un delito penal en Reino Unido, que ahora se incluye en la Ley de Seguridad en Línea de 2023. Esto abarca las imágenes fabricadas o manipuladas, incluidas los deepfakes.
Muchos otros países, como Australia e Irlanda, cuentan con leyes similares para proteger a las personas del abuso con imágenes íntimas.
Los niños y jóvenes pueden ser objetivos de manipulación y grooming en línea.
Los agresores pueden usar plataformas en internet para establecer una relación de confianza con el menor y abusar de él.
Este abuso puede ocurrir en línea o el agresor puede concertar una cita con el niño o niña en persona con la intención de abusar de ellos.
El abuso también puede ocurrir cuando otros graban, suben o comparten contenido dañino en línea.
Ya sea que el abuso ocurra en internet o fuera de éste, puede tener un impacto duradero en el bienestar general del niño, provocando ansiedad, autolesiones, trastornos alimenticios, pensamientos suicidas o incluso suicidio.
El ciberacoso, o acoso en línea, se produce cuando alguien se enfrenta a un comportamiento acosador en redes sociales, aplicaciones de mensajería, juegos en línea y otros lugares de internet.
El acoso puede ocurrir tanto en línea como fuera de ella al mismo tiempo, y en ocasiones la persona que lo realiza es conocida de la víctima.
También es común sufrir acoso por parte de personas que no conoces en persona, pero que conoces de comunidades en línea, juegos o redes sociales. El abusador también puede ser anónimo.
Estos son algunos consejos para reducir el riesgo de ser víctima de abuso en línea, según la ONU.
Para prevenir eficazmente la violencia en línea facilitada por la tecnología, es fundamental comprender su especificidad y su impacto en las mujeres y las niñas, afirma la ONU.
Un estudio de ONU Mujeres de 2021 en la región de los Estados árabes reveló que el 60% de las mujeres usuarias de internet habían estado expuestas a violencia en línea ese año.
Un estudio europeo reveló que las mujeres tienen 27 veces más probabilidades de sufrir acoso en línea que los hombres, y otro análisis reveló que el 92% de las mujeres reportaron que la violencia en línea afecta negativamente su bienestar.
Las mujeres en la vida pública, como políticas, periodistas y defensoras de los derechos humanos, son especialmente blanco de ataques, y los riesgos son aún mayores para las mujeres negras, las personas LGBTQI+ y las mujeres con discapacidad, según la ONU.
La organización lanzó hasta el 10 de diciembre una campaña para erradicar la violencia digital contra todas las mujeres y niñas.
La campaña insta a los gobiernos a proteger la información personal y a penalizar la violencia digital, y pide a las grandes empresas tecnológicas eliminar el contenido dañino.
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