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Momento histórico para la defensa del maíz nativo mexicano frente al T-MEC
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Momento histórico para la defensa del maíz nativo mexicano frente al T-MEC

A 20 años de entrada en vigor del tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá, estamos ante la oportunidad de que se tomen en cuenta temas de derechos humanos como criterio válido en el panel de controversias, en este caso por la importación de maíz transgénico en México.
23 de enero, 2024
Por: Óscar Pineda

El pasado 18 de octubre se constituyó el panel de solución de controversias para el capítulo que se refiere a las medidas para la importación de maíz transgénico en México dentro del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Dicho panel se constituyó a petición expresa del gobierno de Estados Unidos para que México revise sus políticas de importación de maíz genéticamente modificado.

La solicitud, entre otros argumentos, critica las medidas del gobierno federal mexicano publicadas en un decreto firmado en febrero del año pasado y que restringe el uso de maíz transgénico para consumo humano debido al uso de glifosato y sus impactos para la salud. En este proceso, tanto el gobierno de Estados Unidos como el de Canadá exigen al panel que se apegue a criterios estrictamente científicos para revertir estas medidas y así favorecer a quienes comercializan este tipo de maíz.

Para esta controversia, el T-MEC ha considerado la participación de la sociedad civil mediante la aceptación de notas de opinión de no más de 10 cuartillas, cuya argumentación debe proveer de información legítima al panel para que su fallo proteja los intereses de las partes firmantes. Aunque este proceso se observa sumamente técnico y burocrático, significa algo más para quienes trabajamos en la defensa y promoción de los derechos humanos.

Después de 20 años de entrada en vigor del primer tratado de libre comercio entre estos países (TLCAN), estaríamos presenciando un fallo que no sólo considere la opinión (y la salud) de las comunidades productoras y consumidoras de maíz. También estaríamos hablando de un mecanismo que puede tomar en cuenta temas de derechos humanos como criterio válido al interior de un tratado cuya lógica ha sido, desde sus inicios, meramente comercial y económica.

Y aunque ya lo denunciaba el zapatismo en ese momento, hoy nos encontramos una docena de organizaciones intentando argumentar por qué la importación de maíz transgénico atenta contra los derechos humanos, comenzando por la alimentación y la salud. El reto no es sencillo si consideramos que las fuerzas son desiguales en todo: un ejemplo es la argumentación de los gobiernos quienes pueden elaborar documentos de 400 o 500 páginas en documentos que se pueden consultar en la plataforma TAS-E Filing del T-MEC.

Estas argumentaciones se atreven a descalificar las preocupaciones de la sociedad civil diciendo que hacen falta estudios “científicos” que demuestren la gravedad del glifosato o del uso de maíz transgénico para consumo humano. De igual forma han sido muy enfáticos en desechar los argumentos que usan el tema del glifosato por considerarlo fuera de esta argumentación. ¿A quién protegen estos gobiernos?

En junio de 2018, el gigante farmacéutico Bayer anunció la adquisición de Monsanto, con lo cual cierra uno de los negocios más importantes para el futuro del agronegocio a nivel mundial. En su informe 2022, la farmacéutica reporta a sus inversionistas ventas totales por $50,739 millones de euros (mde) en donde $25,169 mde (49.6 %) fueron ventas del sector semillas y herbicidas. Las ventas de semillas de maíz alcanzaron los $6,089 mde (12 % del total), que fueron superadas por la venta de herbicidas ($8,325 mde) en ese año.

En el mismo informe la empresa declara que enfrenta cerca de 154,000 demandas por daños a la salud derivados de la exposición de miles de personas al glifosato que está presente en sus herbicidas. Lo mismo sucede con otro activo llamado PCB y en cuyo caso ha pagado millones de dólares en daños y juicios.

Para estas miles de personas cuya actividad productiva depende del maíz nativo, este fallo representa la continuidad de una forma de producción soberana, sustentable y libre de químicos perjudiciales. Este es el caso de decenas de organizaciones campesinas como la Unión de Organizaciones de la Sierra Juárez de Oaxaca (Unosjo), que desde 1990 ha realizado labores de desarrollo comunitario en las tres regiones de la sierra cuya población también se ubica dentro de las más pobres del país.

Entre 2001 y 2003 la Unosjo documentó la presencia y afectaciones del maíz transgénico en este estado del sur de México. Las afectaciones no sólo atacan al maíz criollo y su consumo, también al resto de cultivos asociados a la milpa, la economía local y, por su puesto, las relaciones intercomunitarias que se van deteriorando conforme avanza la comercialización de este tipo de semillas.

Este fallo también puede generar una oportunidad para subsanar la brecha democrática entre los tratados comerciales, el acceso a la justicia y la reparación de los impactos que ha sufrido el campo mexicano después de 40 años de políticas públicas que sólo han favorecido a los grandes grupos industriales.

Cabe señalar que entonces, y ahora, el consentimiento de las comunidades indígenas y equiparables (OIT 169) siguen siendo un tema ausente en el diseño e implementación de las políticas comerciales en los tres países. Sin la participación de la sociedad civil, de las comunidades y los pueblos en temas de interés común, estas medidas simplemente son acciones unilaterales que, a simple vista constituyen un acto de exclusión y discriminación.

Desde PODER, realizamos una encuesta a 61 personas productoras de maíz nativo sobre los impactos del maíz transgénico en sus comunidades. El 98.3 % identificó claramente que sí hay afectaciones a los derechos humanos y medio ambiente. El 60.6 % se sintieron discriminadas por la importación de maíz transgénico y el 96.7 % piensa que detener esta importación beneficiaría a sus comunidades.

¿Y cómo no va a ser un tema y un acto de interés común tomar en cuenta la opinión de millones de mexicanos cuya alimentación se basa en el maíz criollo? Sin duda, somos lo que comemos. Y la defensa del maíz nativo es fundamental en la preservación de la cultura e identidad de las y los mesoamericanos. Esperamos que en el fallo que toma este panel, se consideren también los criterios antropológicos e históricos ya expuestos. Que el gobierno mexicano tome como propia esta defensa y se protejan los derechos de la población.

Distintos tipos de maíz nativo mexicano.
Foto: Unosjo, 2023.

* Óscar Pineda es coordinador de Investigación en PODER.

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Imagen BBC
Un jugo de naranja al día y sus efectos positivos en el corazón
5 minutos de lectura

Aunque se ha dicho muchas veces que es mejor consumir la fruta entera y no su jugo por el aporte de fibras, no faltan estudios que le encuentran virtudes. interesantes a esta bebida.

13 de diciembre, 2025
Por: BBC News Mundo
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Aunque llevamos ya algunos años escuchando que es preferible desayunar fruta que jugo de naranja, porque esta bebida solo aporta azúcares libres que aumentan el riesgo de obesidad, no faltan estudios que le encuentran virtudes interesantes.

En concreto, una investigación reciente ha demostrado que el consumo regular de jugo de naranja puede influir en la actividad de miles de genes dentro de nuestras células inmunitarias.

Muchos de estos genes ayudan a controlar la presión arterial, calmar la inflamación y regular la forma en que el cuerpo procesa el azúcar, lo que contribuye a mejorar la salud cardíaca a largo plazo.

Los investigadores realizaron un seguimiento a adultos que bebieron 500 ml de jugo de naranja pasteurizado puro cada día durante dos meses. Después de 60 días, muchos genes asociados con la inflamación y la hipertensión arterial se habían vuelto menos activos.

Entre ellos, NAMPT, IL6, IL1B y NLRP3, que suelen ponerse en marcha cuando el cuerpo está sometido a estrés.

Otro gen conocido como SGK1, que afecta a la capacidad de los riñones para retener sodio (sal), también redujo su actividad.

Estos cambios coinciden con hallazgos previos que indican que beber jugo de naranja a diario puede reducir la presión arterial en adultos jóvenes.

El jugo reduce la inflamación y relaja los vasos sanguíneos

El hallazgo ofrece una posible explicación a por qué el jugo de naranja se ha relacionado con una mejor salud cardíaca en varios ensayos.

El nuevo trabajo muestra que, a la vez que eleva el azúcar en sangre, esta bebida cítrica desencadena pequeños cambios en los sistemas reguladores del cuerpo que reducen la inflamación y ayudan a relajar los vasos sanguíneos.

Tiene sentido si pensamos que los compuestos naturales de las naranjas, en particular la hesperidina, un flavonoide cítrico conocido por sus efectos antioxidantes y antiinflamatorios, pueden influir en los procesos relacionados con la hipertensión arterial, el equilibrio del colesterol y la forma en que el cuerpo procesa el azúcar.

La respuesta varió en función del tamaño corporal: las personas con más peso tendían a mostrar mayores cambios en los genes implicados en el metabolismo de las grasas, mientras que los voluntarios más delgados mostraban efectos más fuertes sobre la inflamación.

Una revisión sistemática de ensayos controlados en la que participaron 639 personas de 15 estudios descubrió que el consumo regular de jugo de naranja reducía la resistencia a la insulina y los niveles de colesterol en sangre. La resistencia a la insulina es una característica clave de la prediabetes, y el colesterol alto es un factor de riesgo establecido para las enfermedades cardíacas.

Otro análisis centrado en adultos con sobrepeso y obesidad encontró pequeñas reducciones en la presión arterial sistólica y aumentos en las lipoproteínas de alta densidad (HDL), a menudo denominadas colesterol bueno, tras varias semanas de consumo diario de jugo de naranja.

Persona preparando un jugo de naranja.
Getty Images
Prepararlo es muy sencillo.

Aunque estos cambios son modestos, incluso las mejoras leves en la presión arterial y el colesterol pueden marcar una diferencia significativa si se mantienen durante años.

A esto se le suma que, según una revisión reciente, el jugo de naranja influye en las vías relacionadas con el uso de energía, la comunicación entre las células y la inflamación. También puede afectar a la microbiota intestinal, que cada vez se considera más importante para la salud cardíaca.

Si nos decantamos por jugo de naranja sanguina, basta consumirlo durante un mes para que aumente el número de bacterias intestinales que producen ácidos grasos de cadena corta. Estos compuestos ayudan a mantener una presión arterial saludable y a reducir la inflamación.

Las personas con síndrome metabólico son las que más pueden salir ganando. Una investigacion con 68 participantes obesos demostró que el consumo diario de jugo de naranja mejoraba el funcionamiento del revestimiento de los vasos sanguíneos (función endotelial), esto es, la capacidad de los vasos sanguíneos para relajarse y dilatarse.

Y eso se asocia directamente con un menor riesgo de ataques cardíacos.

Algunos estudios contradictorios

Otro estudio, realizado con 129 trabajadores de una fábrica de jugo de naranja en Brasil, reveló concentraciones sanguíneas más bajas de apolipoproteína B, o apo-B, un marcador que refleja el número de partículas portadoras de colesterol relacionadas con el riesgo de sufrir un infarto.

Mujer leyendo la etiqueta de un jugo de naranja en un supermercado.
Getty Images
Si no quieres prepararlo, puedes comprarlo envasado.

Sin embargo, un análisis más amplio de las concentraciones de grasas en sangre reveló que, aunque los niveles de lipoproteínas de baja densidad (LDL) –colesterol malo– suelen descender, otras mediciones lipídicas, como los triglicéridos y el HDL, no varían significativamente.

En cualquier caso, parece que beber jugo de naranja no solo aporta azúcar: aunque la fruta entera sigue siendo la mejor opción debido a su fibra, un vaso diario de jugo de naranja puro podría tener efectos beneficiosos para la salud que se acumulan con el tiempo.

Estos incluyen aliviar la inflamación, favorecer un flujo sanguíneo más saludable y mejorar varios marcadores sanguíneos relacionados con la salud cardíaca a largo plazo.

*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia creative commons. Haz clic aquí para leer la versión original.

*David C. Gaze es profesor de Patología Química de la Universidad de Westminster, en Reino Unido.

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