Home
>
Analisis
>
Organizaciones
>
Disentir en público
>
El Amparo ambiental en la cuerda floja
Disentir en público
Disentir en público
Di-sentir A. C. es una organización de la sociedad civil dedicada a la defensa y... Continuar Leyendo
4 minutos de lectura

El Amparo ambiental en la cuerda floja

La nueva reforma a la Ley de Amparo ignora las características del daño ambiental y la alarmante crisis climática que actualmente atraviesa el mundo entero, y podría representar una barrera de acceso a la justicia para todas aquellas personas que han participado en la lucha contra la destrucción de los ecosistemas. Particularmente el caso de las asociaciones civiles, cuyo trabajo de defensa al medio ambiente depende directamente de actuar lo antes posible.
09 de diciembre, 2025
Por: Camila Guerra Camacho

La protección ambiental está en riesgo. En tiempos de cambio climático, contaminación y pérdida de biodiversidad, parecería lógico que las autoridades de nuestro país dieran prioridad al cuidado del medioambiente. Sin embargo, la reciente reforma a la Ley de Amparo parece demostrar lo contrario al introducir un nuevo obstáculo para quienes buscamos defender nuestro planeta.

El pasado 16 de octubre de 2025 se reformaron diversos artículos de esta Ley. Entre esos cambios, se estableció una nueva limitante para acceder al juicio de amparo; concretamente, se tomó el concepto de interés legítimo y se maquilló con características más similares al interés jurídico. Esto significa que las personas están obligadas a demostrar una “afectación real y cierta” a sus derechos humanos. ¿Cómo pone en riesgo la defensa del medioambiente este nuevo cambio? Tiene que ver con las características del daño ambiental.

I. Características del daño ambiental

Muchas veces es imposible apreciar de inmediato cuándo empieza a dañarse un ecosistema. El deterioro suele ser lento, progresivo, silencioso y sus efectos más graves aparecen cuando  la afectación ambiental se ha vuelto irreversible. Además, las pruebas necesarias para demostrar el daño son altamente costosas, requieren de especialistas para su elaboración y son difíciles de conseguir. A lo anterior, se le debe sumar el desequilibrio que existe entre defensores ambientales y las autoridades, quienes cuentan con asesoría técnica y con la información ambiental más relevante.

Por estas razones, costó mucho trabajo llevar a cabo una sensiblización durante décadas para que los tribunales facilitaran el acceso al juicio de amparo en materia ambiental a fin de que las personas pudieran reclamar una afectación aún si ésta no se demostraba de manera obvia y tangible.

Pongamos un ejemplo. En el puerto de San Juan se está construyendo un gasoducto. Los habitantes de la zona se dedican principalmente a la pesca y desde que comenzaron las obras del proyecto han percibido una disminución de fauna marina. En consecuencia, sus ingresos bajan, su vida diaria cambia y su futuro es incierto. Aunque no cuentan con los recursos ni los conocimientos técnicos para probar que la construcción está relacionada con la reducción de peces, pueden acudir al amparo para protegerse incluso sin haber demostrado de manera evidente el daño.

II. ¿Cuál es el riesgo con la nueva Ley de Amparo?

Pese a estos esfuerzos, la nueva reforma a la Ley de Amparo da un paso atrás al exigir una “afectación real y cierta” para iniciar un juicio de amparo.

Con este cambio los tribunales podrían desechar las demandas de amparo si el daño ambiental que se reclama no es notorio (de a acuerdo con el criterio de la persona juzgadora). De ser este el caso, poblaciones como las del puerto de San Juan no podrían defenderse contra obras que afecten su entorno hasta que no prueben una afectación visible y tangible. El problema es que, para cuando el daño sea obvio, podría ser demasiado tarde, la pérdida de peces quizá ya sea total, la contaminación irreversible y el motivo del amparo inútil.

Por lo tanto, la nueva Ley ignora las características del daño ambiental y la alarmante crisis climática que actualmente atraviesa el mundo entero y podría representar una barrera de acceso a la justicia para todas aquellas personas que han participado en la lucha contra la destrucción de los ecosistemas. Particularmente el caso de las asociaciones civiles, cuyo trabajo de defensa al medio ambiente depende directamente de actuar lo antes posible.

III. Un participante menos

Si la reforma exige que las personas demuestren un daño evidente a sus derechos humanos para iniciar un amparo, ¿qué pasa con las colectividades?

Las asociaciones civiles no se componen por un solo miembro. Se integran por un grupo de personas cada una con contextos y realidades particulares, las cuales -en ocasiones- ni siquiera viven en un mismo sitio. En este escenario, resulta imposible para una asociación en CDMX demostrar que la deforestación de la Selva Maya le causa una afectación. Así, parece ser que la única forma en que las asociaciones podrán reclamar un daño ambiental es inaugurando nuevas sedes cerca de los sitios contaminantes (posibilidad económicamente inviable). Por lo tanto, con la reforma existe el riesgo de que se exija a las organizaciones civiles que evidencien que les afecta el daño ambiental que reclaman. Lo cual, como ya vimos, resulta casi imposible.

Estos cuestionamientos no son ajenos para los tribunales. De hecho, el 4 de diciembre de 2025, la Suprema Corte de Justicia de la Nación discutió qué criterio debía prevalecer para las asociaciones que reclaman un daño ambiental: si basta con que su objeto social está dedicado a la defensa del ambiente o si es necesario demostrar un daño evidente para acceder al juicio de amparo. Afortunadamente, la discusión se centró en temas técnicos y procesales, de manera que se dejó a criterio de las personas juzgadoras como acreditar la afectación.

En este marco, la tarea de las asociaciones civiles y de la ciudadanía será seguir luchando a fin de no perder el acceso a reclamar los derechos que tanto esfuerzo ha costado conquistar. Sigamos reclamando y denunciando el daño ambiental, hagamos un llamado a las personas juzgadoras a no perder de vista la dificultad de probar una afectación a los ecosistemas y las drásticas consecuencias que pueden ocurrir si no se actúa a tiempo. Formemos alianzas y estrategias para seguir llevando ante los tribunales estas preocupaciones ambientales y presionemos para que la nueva reforma se aplique en beneficio de nuestro medio.

Lo que hacemos en Animal Político requiere de periodistas profesionales, trabajo en equipo, mantener diálogo con los lectores y algo muy importante: independencia
Tú puedes ayudarnos a seguir.
Sé parte del equipo
Suscríbete a Animal Político, recibe beneficios y apoya el periodismo libre.
Iniciar sesión

Registrate
Suscribete para comentar...
Imagen BBC
Los mapas que muestran las islas caribeñas que están ayudando a EU en sus operaciones militares contra lanchas de Venezuela
10 minutos de lectura

Hasta 7 naciones o territorios en el Caribe están dando apoyo logístico al ejército estadounidense en su despliegue militar.

08 de diciembre, 2025
Por: BBC News Mundo
0

La creciente campaña de presión militar del presidente estadounidense Donald Trump sobre Nicolás Maduro en Venezuela cuenta con la oposición de muchos líderes latinoamericanos, pero el apoyo logístico de varias naciones en el Caribe.

En el arco geográfico que va de República Dominicana a Trinidad y Tobago han surgido distintos aliados a la “Operación Lanza del Sur” de Estados Unidos con roles disímiles.

El enorme despliegue de fuerzas militares de la primera potencia del mundo necesita todo tipo de asistencia: pistas de aterrizaje, puntos de abastecimiento, radares en puestos avanzados, maniobras o campamentos para sus soldados. También misiones de reconocimiento o espacio para almacenar equipos.

En agosto de este año, Trump ordenó el envío de tres buques de guerra de la Armada al Caribe Sur para interceptar embarcaciones sospechosas de transportar drogas que salían de Venezuela. Hasta la fecha Estados Unidos realizó más de 20 ataques contra estos botes en aguas internacionales, que causaron la muerte de más de 80 personas.

Un portaviones y dos barcos atraviesan un mar calmo.
Getty Images
Estados Unidos ha desplegado en el Caribe su mayor operación militar en años.

Desde entonces, el despliegue acumula en aguas de la región al menos 12 buques de guerra, un submarino nuclear, aviones, helicópteros y drones, además dos portaviones: el USS Gerald R. Ford y el Iwo Jima. Se cree que el número de efectivos militares supera ya los 15.000.

“En general, es probable que los aliados en el Caribe proporcionen vigilancia, logística o apoyo de contingencia, siendo la República Dominicana la nación que más explícitamente lo está haciendo”, le dice a BBC Mundo Evan Ellis, profesor e investigador de estudios latinoamericanos en el Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos.

“Pero todos evitarán ser puntos de lanzamiento de ataques ofensivos, a menos que las circunstancias cambien”, añade.

Mapa que muestra las naciones alrededor del Mar Caribe
BBC

Washington asegura que su objetivo es frenar el tráfico de drogas hacia EE.UU., pero tanto Caracas como numerosos observadores creen que lo que se pretende es forzar un cambio de gobierno en Venezuela.

De hecho, la mayor parte del tráfico de drogas que los carteles latinoamericanos envían al norte el pasa por el Océano Pacífico oriental -el 74% de los envíos según la DEA- y no es ahí donde se concentran ahora mismo las operaciones militares.

“El hecho de que la administración Trump presente las operaciones antidroga como un acto de autodefensa nacional marca un giro profundo en la política exterior estadounidense”, afirma Björn Beam, responsable de Investigación Tecnológica y analista geopolítico senior de la firma Arcano Research.

Beam explica que al declarar un “conflicto armado” contra actores no estatales que operan desde territorio venezolano, Washington ha difuminado la frontera entre la lucha contra el terrorismo y el cambio de régimen.

“El resultado es una operación jurídicamente flexible, que podría evolucionar desde ataques limitados en el mar hasta acciones selectivas en tierra, todo ello sin necesidad de contar con la aprobación del Congreso”, añade.

Hasta el momento, además de Puerto Rico y las Islas Vírgenes estadounidenses, República Dominicana y Trinidad y Tobago le han dado acceso a EE.UU. a sus infraestructuras, pero hay más.

Estas son hasta la fecha las islas y territorios que están dando cobertura al ejército estadounidense:

Mapa que muestra la situación geográfica de Aruba y Curazao
BBC

Aruba, Curazao y Bonaire

Aruba, Curazao y Bonaire están a 80 kilómetros de Venezuela. Son territorios de ultramar que pertenecen a los Países Bajos y aunque poseen un estatus especial y de autogobierno, su uso para cualquier ataque requeriría, en teoría, autorización del país europeo.

Estados Unidos tiene una base de operaciones avanzada en Curazao y una más pequeña en Aruba. Su misión, según fuentes oficiales, es la detección y monitoreo aéreo de presuntas actividades de narcotráfico aéreo y marítimo.

En sus conversaciones con diplomáticos y altos rangos del ejército, Ellis nota nerviosismo.

“Creo que parte de su preocupación radica en que si Venezuela percibe que apoyan militarmente a Estados Unidos, podría dirigir operaciones contra ellos. Aunque probablemente Maduro no sería tan insensato, hay inquietud ante un posible escenario como este”, dice el experto militar.

Hace tan solo unas semanas, el portal de monitoreo aéreo Flightradar24 documentó la presencia de bombarderos estadounidenses sobrevolando el espacio aéreo entre Aruba y Curazao.

Mapa que muestra la situación geográfica de Trinidad y Tobago
BBC

Trinidad y Tobago

A 11 kilómetros de la costa este venezolana, estas islas son las más cercanas a Venezuela y por lo tanto las más expuestas. Durante mucho tiempo han sido uno de los países más perjudicados por el flujo de migrantes venezolanos y las actividades de diferentes grupos criminales.

El gobierno de Kamala Prisad-Bisisier -que asumió en mayo- ha mostrado posiciones muy proestadounidenses desde el principio. En sus primeros meses al frente del país, se reunió con el jefe del Estado Mayor Conjunto, Dan Caine, para estrechar lazos y favorecer el intercambio de datos de inteligencia militar.

Recientemente el gobierno de Trinidad y Tobago recibió buques de guerra estadounidenses y facilitó entrenamiento de fuerzas especiales de Estados Unidos. Prisad-Bisisier confirmó que infantes de marina estadounidenses operan en el aeropuerto de Tobago, trabajando en una pista, en una carretera y que están instalando y modernizando un radar. Además, varios aviones militares han usado la isla para reabastecerse de combustible.

El gobierno justifica el proyecto como parte de la seguridad nacional y la lucha contra el narcotráfico en sus aguas.

“Han apoyado mucho la operación de las fuerzas estadounidenses y ven con buenos ojos la presencia de infantes de marina en el territorio, pero han dejado muy claro que, a menos que Venezuela los ataque, no se lanzarán operaciones ofensivas estadounidenses desde su territorio. Esa es la línea trazada”, explica Ellis.

Un Humvee militar estadounidense en Aguadilla, Puerto Rico, el 30 de noviembre de 2025.
Getty Images
En Puerto Rico se reúnen gran parte de los equipos militares.

República Dominicana

Es otro de los países que se ha visto gravemente afectado por el flujo de drogas, el crimen organizado y la migración en la región y es el que más abiertamente ofreció apoyo logístico a la “Operación Lanza del Sur”.

Desde la primera administración de Trump, el gobierno de Luis Abinader siempre ha estado muy alineado con Washington. República Dominicana se beneficia enormemente del turismo que llega desde Estados Unidos y del acceso al mercado estadounidense a través del Tratado de Libre Comercio CAFTA-DR.

“Esta lucha contra el narcotráfico constituye una prioridad para su administración [la de Trump], por tratarse de una amenaza que afecta la estabilidad nacional y regional”, afirmó Abinader.

“Esta lucha es esencial para proteger a nuestras familias y para preservar la estabilidad. Ningún país puede ni debe enfrentarla sin aliados”, añadió.

En medio de la escalada con Venezuela, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, visitó República Dominicana y firmó una serie de acuerdos, que incluían el uso militar de zonas restringidas de la Base Aérea de San Isidro y del Aeropuerto Internacional de Las Américas.

Mapa que muestra la situación geográfica de República Dominicana
BBC

Además, República Dominicana permite el reabastecimiento de combustible a naves estadounidenses, traslado de equipos y de personal técnico a través de su territorio.

“A Abinader le interesa la cooperación de Trump para contener el problema de Haití, pero la estrategia de las autoridades de República Dominicana de posicionarse como un aliado clave de Washington responde a la ambición de tener un papel más importante en los asuntos regionales”, estima el profesor de la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos.

“Por ejemplo, recientemente, el país solicitó integrarse como miembro asociado de Caricom, un espacio clave para el comercio y la cooperación de las naciones del Caribe, lo que aumentaría considerablemente su cooperación en temas como el intercambio de información de inteligencia contra el crimen organizado”, dice Ellis.

El apoyo a las operaciones de Estados Unidos se presenta como temporal, técnico y limitado, enfocado en reforzar vigilancia aérea y marítima contra el crimen organizado transnacional.

Mapa que muestra la situación geográfica de la isla de Granada
BBC

Granada

La distancia entre la isla de Granada y Venezuela es de aproximadamente 145 km en línea recta a través del mar Caribe.

EE.UU. solicitó instalar equipos de radar y personal técnico de forma temporal en el Aeropuerto Internacional Maurice Bishop. Ellis señala que esta solicitud se remonta al mandato de Biden o incluso antes, pero al parecer está siendo efectiva ahora.

“Como parte de la lucha contra el narcotráfico, Granada necesita un radar para su aeropuerto que le dé visibilidad sobre vuelos con posibles cargamentos. El ejército estadounidense estaba de visita, pero no ha trascendido públicamente si era para la instalación o se llevaron a cabo conversaciones técnicas que ayuden a instalarlo”, afirma Ellis.

Washington es uno de los principales socios comerciales de Granada. El país se beneficia de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC), que otorga entrada libre de aranceles a muchos de sus productos.

Granada y Estados Unidos han firmado varios tratados para facilitar la cooperación policial y el intercambio de información y el ejército de EE.UU. ha proporcionado capacitación y equipo a las fuerzas de seguridad granadinas.

Mapa que muestra la situación geográfica de las Islas Vírgenes de Estados Unidos.
BBC

Puerto Rico e Islas Vírgenes de EE.UU.

Los dos territorios estadounidenses, que se encuentran aproximadamente a 800 kilómetros de Venezuela, se están utilizando para albergar personal militar y brindar apoyo logístico a las operaciones.

Según una investigación gráfica realizada por la agencia Reuters, la estación naval estadounidense Roosevelt Road -una antigua base de la Guerra Fría clausurada en 2004- se encuentra en proceso de modernización, con la repavimentación y la ampliación de las pistas, en las que ya están operando aeronaves de gran tamaño, como el gigantesco Boeing C-17 Globemaster, usado por las fuerzas estadounidenses para el transporte rápido de tropas y de suministros.

Además, la Administración Federal de Aviación (FAA) anunció una zona de vuelo restringida que afectará el espacio aéreo frente a la costa sureste de Puerto Rico desde el 1 de noviembre de 2025 hasta el 31 de marzo de 2026.

Esto facilitaría las operaciones militares de alta intensidad cerca del Aeropuerto José Aponte de la Torre. Allí han sido desplegados los cazas F-35 de última generación movilizados por el Pentágono y se han visto operaciones de aviones de combate y transporte.

En estas instalaciones se queda la mayor parte del personal terrestre.

Un helicóptero MV-22 Osprey del Cuerpo de Marines de EE. UU. se encuentra en el Aeropuerto Internacional Mercedita, el 2 de diciembre de 2025, en Ponce, Puerto Rico.
Getty Images
En los últimos tres meses, la antigua base naval de Roosevelt Roads en Puerto Rico se ha reactivado.

También hay registro de aviones militares en el Aeropuerto Henry E. Rohlsen de Islas Vírgenes, que funciona como plataforma operativa y logística para despliegues regionales.

En Saint Croix, la mayor de las Islas Vírgenes estadounidenses, se aloja personal militar adicional en el “Man Camp” de Port Hamilton Refining and Transportation (PHRT).

Y el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) reportó que la Base Naval que Estados Unidos tiene en la Bahía de Guantánamo (Cuba) ha aumentado el número del personal militar estacionado permanentemente.

¿Desde donde se lanzaría?

Todo este progresivo aumento de fuerzas lleva a una pregunta. Si hay una operación de Estados Unidos, ¿cuál es el punto en el que se lanzararía?

“Cualquier operación se lanzaría desde múltiples puntos. Personalmente, creo que podríamos ver ataques terrestres limitados antes de una operación de derribo importante”, cree Ellis.

“Si hubiera ataques terrestres limitados, probablemente provendrían de misiles estadounidenses, tal vez los misiles Tomahawk. Porque Venezuela aún tiene algunas defensas aéreas bajo su control. No son las mejores, pero los sistemas rusos S-300, por ejemplo, representan una amenaza para las aeronaves de Estados Unidos”, añade.

Un avión AV-8B Harrier II del Cuerpo de Marines de EE. UU. sobrevuela el Aeropuerto Internacional Mercedita, el 2 de diciembre de 2025, en Ponce, Puerto Rico.
Getty Images
En Puerto Rico se han desplegados los cazas F-35 de última generación.

Por eso, cree el experto, no se lanzarían los F-18 de los portaaviones mientras esas defensas aéreas siguieran funcionando.

“Quizás podríamos ver el despliegue militar de algunas Fuerzas de Operaciones Especiales en el terreno, pero si tuviera que adivinar, diría que los ataques iniciales serían con misiles, simplemente porque es la forma más segura de hacerlo”.

“También se podrían lanzar misiles desde submarinos, ya que con un submarino se puede llegar relativamente cerca. Pero si se realizara una operación mayor, probablemente se necesitarían múltiples bases”.

Según el CSIS, las fuerzas estadounidenses comprometidas actualmente son insuficientes para un desembarco anfibio o una invasión terrestre. Esto requeriría al menos 50.000 soldados. “Sin embargo, los recursos aéreos y navales acumulados en los últimos tres meses han proporcionado suficiente potencia de fuego al Caribe para lanzar ataques aéreos y con misiles contra Venezuela”, explican los expertos del think tank.

Mapas por Caroline Souza y diseño de imagen por Daniel Arce, del Equipo de periodismo visual de BBC Mundo

Línea gris de separación.
BBC

Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.

Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.

También puedes seguirnos en YouTube, Instagram, TikTok, X, Facebook y en nuestro canal de WhatsApp.

Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.

Iniciar sesión

Registrate
Suscribete para comentar...