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El laberinto del Poder Judicial de la Federación: ¿qué es el fuero y qué es la materia?
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4 minutos de lectura

El laberinto del Poder Judicial de la Federación: ¿qué es el fuero y qué es la materia?

Entender cómo se organiza el Poder Judicial no debe ser algo reservado para abogados. Hoy, con la elección de juezas, jueces y ministras por voto popular es un asunto que compete a toda la ciudadanía y saber cómo funciona el sistema judicial es el primer paso.
07 de mayo, 2025
Por: Eduardo Cadena Muñoz

Por primera vez, la ciudadanía elegirá a quienes serán las personas encargadas de impartir justicia en el Poder Judicial. Sin embargo, la diversidad de puestos, funciones y las miles de personas candidatas contendiendo en estas elecciones sin precedentes nos hacen sentir como si estuviéramos en un laberinto. Para entender mejor las funciones de los puestos en las próximas elecciones, en teoría, habría que revisar la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación. 1 Sin embargo, sabemos que leer esta ley puede ser tedioso y poco amigable, así que en Di-sentir A. C. armamos este resumen para explicarte, de forma clara y directa, las diferencias entre el fuero local y federal, así como las materias que resuelven.

Materias

Imaginemos que acceder a la justicia en México es como ir al médico: existen médicos generales y especialidades como pediatría, oncología o cardiología. Al igual que en la medicina, la cantidad de juzgados y su especialidad va a depender de diversos factores como la densidad poblacional, la cantidad de juicios que se tramitan y las diversas necesidades de agilizar y mejorar la impartición de justicia. De esta manera, tenemos estados en los que existen únicamente Juzgados de Distrito (generales) que se encargan de resolver todas las materias (especialidades), pero hay lugares donde existe tanta población tramitando cientos de casos que es necesario dividir los juzgados en especialidades, como puede ser el caso de la Ciudad de México o Guadalajara. En estos últimos casos existen juzgados de distrito en materia administrativa, en materia civil, en materia penal, entre otros.

Algunas de las materias más comunes en las que se suelen dividir los juzgados son las siguientes:

  • Los jueces de distrito en materia penal resuelven casos donde se pone en riesgo la libertad personal: detenciones arbitrarias, tortura, deportaciones, penas inhumanas o daños derivados de delitos. Esta materia protege derechos básicos frente a abusos de autoridad;
  • Los juzgados en materia administrativa resuelven problemas con autoridades federales como el SAT, el IMSS o la COFEPRIS. Aquí se impugnan multas, clausuras, negaciones de permisos o cualquier acto administrativo que afecte derechos o negocios de las personas;
  • Los juzgados en materia civil atienden conflictos entre personas o gobiernos cuando intervienen leyes federales, tratados internacionales, o la propia Federación como parte;
  • En los juzgados mercantiles, se resuelven conflictos de negocios con impacto federal: juicios entre empresas, procesos de quiebra y ejecuciones de laudos arbitrales; y
  • Finalmente, los juzgados en materia laboral atienden amparos laborales, disputas sindicales y conflictos que involucren derechos humanos laborales, siempre que tengan relación con leyes o autoridades federales.

Fuero local (fuero común) y federal

Ahora bien, para entender las diferencias entre fuero local (también conocido como común) y el federal, podemos iniciar analizando que este último está formado por tribunales que resuelven casos relacionados con leyes que se consideran vulneran derechos humanos, autoridades o instituciones de todo el país. Dentro de esta categoría se encuentran órganos como la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los Tribunales Colegiados y los Juzgados de Distrito, que principalmente ven asuntos con el SAT, CFE, COFEPRIS, entre otras. Y debemos prestar especial atención en que la especialidad de estos juzgados es resolver nuestros juicios de amparo. El fuero local, en cambio, corresponde al sistema de justicia de cada estado. En estos tribunales se atienden temas más cercanos a la vida diaria: divorcios, herencias, problemas laborales locales o delitos del orden común. Una regla práctica para no perderse es esta: todo lo que no es local, es federal. Es decir, si un tema no está expresamente asignado a un tribunal local.

Entender cómo se organiza el Poder Judicial no debe ser algo reservado para abogados. Hoy, con la elección de juezas, jueces y ministras por voto popular es un asunto que compete a toda la ciudadanía y saber cómo funciona el sistema judicial es el primer paso. Si al terminar de leer este texto aún quedan dudas, te invitamos a comprender más a fondo cómo se organiza el Poder Judicial Federal y qué funciones desempeñan sus distintos niveles, te recomendamos leer nuestro texto ¿Qué hace el Poder Judicial Federal? Los pisos judiciales y la promesa pendiente. 2

Finalmente, en un esfuerzo por abrir la impartición de justicia a la ciudadanía, desde Di-sentir A. C. impulsamos una herramienta gratuita y accesible que te permite conocer los perfiles de quieres aspiran a impartir justicia y serán las personas encargadas de encabezar los juzgados descritos en esta publicación. Te invitamos a visitarla aquí.

* Eduardo Cadena (@ekadenam) es coordinador de análisis jurídico en Di-Sentir (@Di_sentir).

 

1 Artículos 16, 32, 35, 39, 48, 53, 54, 55, 56, 57, 58, 60, 61, 64, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación.

2 Disponible aquí.

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Imagen BBC
Los dos libros imperdibles para entender mejor nuestra turbulenta actualidad
6 minutos de lectura

Vivimos en una época en la que todo tipo de sistemas de control limitan nuestras libertades de expresión, identidad y religión. Combinar la visión de Orwell con la de Huxley ofrece un análisis más profundo.

23 de mayo, 2025
Por: BBC News Mundo
0

¿Existe alguna obra de ficción del pasado que pueda ayudarnos a comprender las preocupantes tendencias actuales?

Considerando la proliferación de referencias a la “neolengua” ofuscadora, líderes al estilo del Gran Hermano y sistemas de vigilancia ineludibles en artículos periodísticos, esta pregunta tiene una respuesta simple: “Sí, y esa obra es ‘1984’ de George Orwell”.

Tanto la izquierda como la derecha política consideran la novela que Orwell escribió en 1949 como el libro del siglo pasado que mejor se relaciona con el presente.

Pero hay otros que consideran la cultura del consumo y la obsesión por las redes sociales como las principales preocupaciones actuales. Entonces la respuesta es diferente: “Sí, y esa obra es ‘Un mundo feliz’, de Aldous Huxley”.

Nosotros, sin embargo, pensamos que la respuesta es “ambas”.

En el largo debate sobre quién fue el escritor más profético de su época, Orwell, que fue alumno de Huxley en Eton, es generalmente el favorito.

Una razón de esto es que las alianzas internacionales que durante mucho tiempo parecieron estables ahora están en constante cambio. En 1984, su última novela, Orwell imaginó un futuro mundo tripolar dividido en bloques rivales con alianzas cambiantes.

En el breve periodo transcurrido desde que el presidente estadounidense Donald Trump inició su segundo mandato, sus políticas y declaraciones han provocado sorprendentes realineamientos.

Estados Unidos y Canadá, socios cercanos durante más de un siglo, están ahora enfrentados. Y en abril, un funcionario de Pekín se unió a sus homólogos de Corea del Sur y Japón para oponerse, formando un trío improbable, a los nuevos aranceles de Trump.

Retrato del escritor inglés Aldous Huxley, fotografiado en casa de su cuñada en Turín el 15 de septiembre de 1958.
Getty Images
Aldous Huxley, en la foto, fue maestro de francés de Orwell durante un breve período en Eton College.

Quizás por eso existe un campo floreciente de “estudios orwellianos”, con su propia revista académica, pero no de “estudios huxleyanos”.

Probablemente también explica por qué “1984”, pero no “Un mundo feliz”, sigue figurando en las listas de los más vendidos, a veces junto con “El cuento de la criada” (1985) de Margaret Atwood.

“Orwelliano” (a diferencia del raramente conocido “huxleyano”) tiene pocos competidores aparte de “kafkiano” como adjetivo inmediatamente reconocible vinculado a un autor del siglo XX.

Por maravillosos que sean Atwood y Kafka, estamos convencidos de que combinar la visión de Orwell con la de Huxley ofrece un análisis más profundo. Esto se debe en parte a, y no a pesar de, la frecuencia con la que se ha contrastado la autocracia que describen Orwell y Huxley.

El ejemplo de Myanmar y Dubái

Vivimos en una época en la que todo tipo de sistemas de control limitan nuestras libertades de expresión, identidad y religión. Muchos no encajan del todo en el modelo que Orwell o Huxley imaginaron, sino que combinan elementos.

Sin duda, hay lugares, como Myanmar, donde quienes ostentan el poder recurren a técnicas que evocan inmediatamente a Orwell, con su enfoque en el miedo y la vigilancia. Hay otros, como Dubái, que evocan con mayor facilidad a Huxley, con su enfoque en el placer y la distracción. Sin embargo, en muchos casos encontramos una mezcla.

Esto es especialmente evidente desde una perspectiva global. Es algo en lo que nos especializamos como investigadores internacionales e interdisciplinarios: un académico literario turco radicado en el Reino Unido y un historiador cultural californiano de China, que también ha publicado sobre el Sudeste Asiático.

Al igual que Orwell, Huxley escribió muchos libros que no eran ficción distópica, pero su incursión en ese género se convirtió en su obra más influyente. “Un mundo feliz” fue muy conocido durante la Guerra Fría.

En cursos y comentarios, se solía comparar con “1984” como una narrativa que ilustraba una sociedad superficial basada en la indulgencia y el consumismo, en contraposición al mundo orwelliano, más sombrío, de supresión del deseo y control estricto.

Portada del libro
Getty Images
“El cuento de la criada” de Margaret Atwood es también una ficción distópica.

Si bien es habitual abordar los dos libros a través de sus contrastes, también pueden tratarse como obras interconectadas y entrelazadas.

Durante la Guerra Fría, algunos comentaristas consideraron que “Un Mundo feliz” mostraba adónde podía llevar el consumismo capitalista en la era de la televisión.

Occidente, según esta interpretación, podría convertirse en un mundo donde autócratas como los de la novela se mantuvieran en el poder. Lo lograrían manteniendo a la gente ocupada y dividida, felizmente distraída por el entretenimiento y la droga “soma”.

Orwell, por el contrario, parecía proporcionar una clave para desbloquear el modo más duro de control en los países no capitalistas controlados por el Partido Comunista, especialmente los del bloque soviético.

Control e ingeniería social

El propio Huxley en “Un mundo feliz” revisitado, un libro de no ficción que publicó en la década de 1950, consideró importante reflexionar sobre cómo combinar, abordar y analizar las técnicas de poder e ingeniería social presentes en ambas novelas.

Y resulta aún más valioso combinar estos enfoques ahora, cuando el capitalismo se ha globalizado y la ola autocrática sigue alcanzando nuevas fronteras en la llamada era de la posverdad.

Los enfoques orwellianos, de corte duro, y huxleyanos, de corte suave, para el control y la ingeniería social pueden combinarse, y a menudo lo hacen.

Vemos esto en países como China, donde se emplean los crudos métodos represivos de un Estado del Gran Hermano contra la población uigur, mientras que ciudades como Shenzhen evocan un mundo feliz.

George Orwell, autor de
Getty Images
George Orwell, autor de “1984”, durante su etapa como periodista de la BBC.

Vemos esta mezcla de elementos distópicos en muchos países: variaciones en la forma en que el escritor de ciencia ficción William Gibson, autor de novelas como “Neuromancer”, escribió sobre Singapur con una frase que tenía una primera mitad suave y una segunda dura: “Disneylandia con la pena de muerte”.

Este puede ser un primer paso útil para comprender mejor y quizás empezar a buscar una manera de mejorar el problemático mundo de mediados de la década de 2020. Un mundo en el que el teléfono inteligente en el bolsillo registra tus acciones y te ofrece un sinfín de atractivas distracciones.

*Emrah Atasoy es investigador asociado de Estudios Literarios Comparados e Inglés e Investigador Honorario del IAS de la Universidad de Warwick.

*Jeffrey Wasserstrom es profesor de Historia China y Universal, Universidad de California, Irvine.

*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia creative commons. Haz clic aquí para leer la versión original.

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Getty Images

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