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Proceso de consulta previa sobre la Ley para un Sistema de Cuidados en la CDMX
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Aúna es una plataforma que impulsa nuevas representaciones políticas con liderazgos de mujeres, para alcanzar... Continuar Leyendo
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Proceso de consulta previa sobre la Ley para un Sistema de Cuidados en la CDMX

Si queremos sacar los cuidados del ámbito exclusivo del hogar, involucrar a todas las personas y liberar el tiempo de las mujeres y de las familias, necesitamos defender y exigir este derecho como una responsabilidad compartida: del Estado, sí, pero también de las empresas, las comunidades y las familias. Precisamente porque se trata de una responsabilidad colectiva, plural y diversa.
19 de diciembre, 2025
Por: Silvana Carranza Navarro

Como resultado de casi un año de incidencia colectiva, hace algunas semanas, desde la Junta Local de Cuidados de Aúna en la Ciudad de México, recibimos la invitación del Congreso de la Ciudad de México para participar en lo que se denominó el Órgano Técnico Consultivo para el proceso de consulta previa de la Ley del Sistema Integral de Cuidados de la Ciudad de México.

Junto con organizaciones aliadas como el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, Mujer Ideas Desarrollo e Investigación S.C. (MIDI), Familias y Retos Extraordinarios, Oxfam México, entre muchas otras, fuimos convocadas para acompañar a las y los diputados en este proceso participativo.

La consulta inició con dos largas jornadas de foros temáticos en torno al derecho al cuidado: su importancia, sus retos y sus interseccionalidades. Ahí tuvimos la oportunidad de participar y acompañar las conversaciones. Escuchamos la visión legislativa, que, hay que reconocerlo, ha sido hasta ahora plural; al menos las principales fuerzas políticas se han visto involucradas.

En varias ocasiones conocimos la postura de la Secretaría del Bienestar frente al reto institucional que implica esta política y sobre lo que ya se está haciendo, así como la de otras dependencias como la Secretaría de Salud, la Secretaría de las Mujeres, la Secretaría del Trabajo, la Consejería Jurídica, la Comisión de Derechos Humanos, la Coordinación General de Atención a la Movilidad Humana, el Instituto de las Personas con Discapacidad, el Instituto de Reinserción Social y el Instituto de Atención a Poblaciones Prioritarias, entre otras.

Hago hincapié en estas instituciones porque las mesas desarrolladas en torno a sus atribuciones abrieron un panorama sumamente relevante sobre los múltiples retos para el diseño de esta política pública.

Además, mientras se llevaba a cabo la segunda jornada de foros, que comenzó con la mesa sobre presupuestos, fue entregado el Paquete Económico 2026 de la Ciudad de México por parte del secretario de Administración y Finanzas. En el apartado de alineación al programa de gobierno, el Eje “Ciudad cuidadora y de bienestar con igualdad sustantiva y de derechos plenos” cuenta con un presupuesto asignado de poco más de 46 mil 300 millones de pesos, lo que representa casi el 15 % del gasto total para 2026.

De esa bolsa, se prevé destinar 400 millones de pesos a la implementación del Sistema de Cuidados, específicamente para la construcción de 16 Casas de las 3R del Cuidado, espacios que buscan ofrecer servicios gratuitos para reconocer, redistribuir y reducir la carga de las tareas de cuidado; además de otros 168 millones para su equipamiento y operación.

Al respecto, vale la pena hacer una observación importante. Durante los foros, diversas personas reiteraron la necesidad de orientar este gasto a través de un Anexo Transversal que permita reconocer con claridad en qué se están destinando efectivamente los recursos para garantizar el derecho al cuidado y a quiénes están dirigidos. Este pendiente sigue vigente en el paquete económico presentado.

Desde la Junta Local de Cuidados participamos en la mesa sobre experiencias y horizontes de implementación, donde compartimos distintas miradas sobre los retos para poner en marcha el sistema, y nos centramos en uno de los desafíos que va de la mano con el fin último de la Ley y del propio Sistema: el cambio cultural.

Cuando tomamos conciencia de la importancia de los cuidados, entendemos que la vida tiene sentido, que el futuro nos pertenece y que la paz es una mejor forma de habitar el mundo.

Pero para construir esa paz no basta con cuestionar la injusta división sexual del trabajo. También debemos preguntarnos cómo estas construcciones sociales y culturales han moldeado la manera en que entendemos la justicia y cómo esa visión nos ha fallado. Gracias a la Constitución de la CDMX, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en la Ciudad de México hoy sabemos que los cuidados, en sus diferentes dimensiones, son un derecho humano y que, como todo derecho, implican la responsabilidad del Estado de garantizarlos.

También sabemos que, si queremos sacar los cuidados del ámbito exclusivo del hogar, involucrar a todas las personas y liberar el tiempo de las mujeres y de las familias, necesitamos defender y exigir este derecho como una responsabilidad compartida: del Estado, sí, pero también de las empresas, las comunidades y las familias. Precisamente porque se trata de una responsabilidad colectiva, plural y diversa.

Este cambio cultural pasa, además, por asumir que no existe una sola forma de cuidar. El cuidado es tan diverso como quienes habitamos la ciudad, y esa diversidad es la que debería sostener al Sistema de Cuidados.

Desde esta visión identificamos dos retos centrales. El primero es la brecha de información y la territorialización: cómo llegar a las zonas de la ciudad que más necesitan esta información y estos servicios, cuando incluso en territorios como Iztapalapa aún no se conoce plenamente qué son las UTOPÍAS ni los servicios que ahí se brindan.

El segundo reto, quizá el que más nos preocupa, es la facilidad con la que como sociedad recurrimos a respuestas penales. Castigar es sencillo; atender los problemas es lo que realmente cuesta trabajo, y aquí también se juega el cambio cultural. Hoy, el Código Penal de la ciudad, y el de muchos estados, contempla el delito de omisión de cuidados, cuya configuración afecta de manera desproporcionada a las mujeres, porque históricamente se nos han impuesto las responsabilidades de cuidado. Dentro de este grupo, impacta de forma particular a quienes viven en mayores condiciones de vulnerabilidad.

En la Ciudad de México, este tema atraviesa con fuerza a las familias que duermen y trabajan en las calles, pues son ellas a quienes se les abren carpetas de investigación por este delito. A nivel territorial, existe una concentración en las alcaldías Cuauhtémoc, Iztapalapa y Gustavo A. Madero, que reúnen más del 40 % de los casos.

Sin embargo, este delito no afecta únicamente a las poblaciones callejeras. Existen casos muy mediáticos, como el de Alejandra Cuevas, y otros mucho menos visibles: el de una madre que viajaba en coche con su hija menor de edad; la niña sufrió un accidente al caer de su silla y, días después, presentó complicaciones de salud. El Ministerio Público imputó a la madre por feminicidio y le impuso una pena de sesenta años. O el caso de una madre y su hija, ambas privadas de la libertad en el mismo penal, donde la hija, que ya cumple con los requisitos para un cambio de medida cautelar, no puede acceder a él porque realiza labores de cuidado dentro del penal.

Estos casos revelan una profunda contradicción: no podemos seguir castigando de manera individual lo que es una responsabilidad colectiva. La lógica punitiva termina siendo, muchas veces, un boomerang que golpea a quienes supuestamente buscaba proteger.

Poner los cuidados al centro implica revisar y transformar esta lógica. Si queremos que el Sistema de Cuidados y una sociedad que pone los cuidados en el centro sean una realidad, necesitamos sostener de manera simultánea los avances normativos, presupuestales e institucionales, pero también impulsar la transformación cultural, porque sin cambio cultural no habrá paz posible.

Si deseas conocer más sobre cómo se llevó a cabo esta consulta, puedes consultar aquí su página oficial.

* Silvana Carranza Navarro (@sil__carranza) es politóloga y maestra en políticas públicas y género, con experiencia en administración pública y el poder legislativo local y federal. Desde 2023 impulsa colectivamente una estrategia jurídica y de incidencia política para aprobar la Ley de Sistema Integral de Cuidados en la Ciudad de México, producto de lo anterior se han presentado amparos y obtenido dos sentencias que obligan al Congreso a discutirla y dictaminarla. Desde octubre de 2025 representa a la Junta Local de Cuidados de Aúna CDMX en el Órgano Técnico Consultivo para la aprobación de esta Ley. IG: @sil__carranza.

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Imagen BBC
Qué es Schoenstatt, el movimiento ultracatólico al que pertenece el presidente electo de Chile, José Antonio Kast
9 minutos de lectura

La organización, nacida en Alemania durante la Primera Guerra Mundial, ha estado en el centro de la atención tras las acusaciones de abuso contra su fundador.

18 de diciembre, 2025
Por: BBC News Mundo
0

José Antonio Kast, presidente electo de Chile, es un hombre de profundas convicciones religiosas.

Así lo dejó en claro en su primer discurso, apenas se conocieron los resultados de las votaciones del domingo, cuando afirmó: “Nada es posible si no tuviéramos a Dios”.

“Nada ocurre en la vida, para los que somos de fe, que no sea en relación directa con Dios”, prosiguió.

Y a continuación, pidió a su creador que le concediera “humildemente” la “sabiduría, templanza y fortaleza para estar siempre a la altura” del desafío que asumirá el próximo 11 de marzo, cuando releve a Gabriel Boric en el Palacio de La Moneda.

Estas fueron tres de las cinco frases con carga religiosa que el abogado de 59 años pronunció durante la casi hora que habló ante los miles de sus seguidores que se congregaron en Santiago para celebrar su triunfo en las elecciones presidenciales.

Sin embargo, lo anterior no debería sorprender. ¿La razón? El político y varios de sus hermanos se formaron bajo los lineamientos de Schoenstatt, un movimiento católico conservador que tiene presencia en más de 100 países, incluyendo todos los de América Latina.

Retrato de José Kentenich tomado en su exilio en EE.UU.
Cortesía Schoenstatt
El sacerdote alemán José Kentenich fundó Schoenstatt en 1914 mientras era profesor en un seminario ubicado en el pueblo homónimo.

Los vínculos del mandatario electo con el movimiento comenzaron gracias “a su hermano mayor, Miguel”, aseguró a BBC Mundo el filósofo chileno Álvaro Ramis Olivo. Miguel Kast se unió a Schoenstatt tras conocer a algunos de sus miembros durante su etapa universitaria.

Sin embargo, otras fuentes sostienen que fueron los padres del político, Michael Kast y Olga Rist, quienes tuvieron el primer contacto con Schoenstatt. Ambos eran profundamente religiosos y devotos de la Virgen María, una práctica muy extendida en la Baviera alemana de donde provenían.

De un lugar bonito en un momento feo

Schoenstatt es “un movimiento apostólico de renovación, nacido en el seno de la Iglesia”, con un marcado “carácter mariano”, según se lee en su página web.

“La formación de un hombre y de una comunidad nueva que sirvan a la Iglesia y a la sociedad” constituye el objetivo de la organización, explicó a BBC Mundo el padre Felipe Ríos, coordinador del movimiento en América.

Schoenstatt fue fundado en octubre de 1914, pocos meses después del estallido de la Primera Guerra Mundial, por el sacerdote alemán José Kentenich (1885-1968).

Su nombre proviene de un pueblo ubicado en la zona de Vallendar, a orillas del río Rin, en el actual estado de Renania-Palatinado, al oeste de Alemania y cerca de las fronteras con Luxemburgo y Bélgica.

Kentenich, quien era miembro de la Sociedad del Apostolado Católico -mejor conocida como Padres palotinos-, era profesor en un seminario que la orden tenía en la localidad de Schoenstatt, palabra alemana que se puede traducir literalmente como “lugar hermoso”.

El religioso, junto a un grupo de estudiantes, restauró una pequeña capilla ubicada en los jardines del seminario y pidió a la Virgen María que la convirtiera en un lugar de peregrinación.

Uno de los signos distintivos de este grupo es que en donde tienen presencia levantan replicas idénticas a la capilla alemana.

“Mucho antes de que cadenas de comida rápida como McDonald’s descubrieran el efecto cultural de establecimientos totalmente idénticos, el Espíritu Santo en Schoenstatt comenzó a hacerlo”, se lee en el sitio web de la agrupación, en el cual se asegura que actualmente hay 200 “santuarios filiales” en todo el mundo.

Un grupo de personas del movimiento Schoenstatt en una celebración.
Cortesía Coordinación Continental de Schoenstatt, América
La formación de una “nueva comunidad” es el objetivo de este movimiento de marcado “carácter mariano”.

Pero, ¿qué es exactamente Schoenstatt? ¿Se trata de una congregación religiosa o de algo distinto?

“Es una organización dentro de la Iglesia católica que nació con la idea de que los laicos podían realizar tareas similares a las de las órdenes religiosas, pero con autonomía respecto de los jerarcas eclesiásticos”, explicó a BBC Mundo el filósofo chileno Ramis.

“El movimiento cuenta con una rama laica -personas que no han tomado los hábitos- y otra religiosa, que incluye una orden sacerdotal y una comunidad de mujeres laicas consagradas. Estas se asemejan mucho a las monjas, aunque no lo son, ya que no toman votos”, añadió el experto en teología, quien es rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano de Chile.

Semejanzas y diferencias con el Opus Dei

La historiadora italiana Alexandra von Teuffenbach, además de confirmar que el grupo está conformado por “varias ramas”, señaló que algunas de ellas son “institutos seculares”; es decir, organizaciones cuyos miembros, sin ser religiosos, se comprometen a vivir en pobreza, castidad y obediencia, permaneciendo al mismo tiempo en su entorno social y profesional habitual.

“Comparar a Schoenstatt con el Opus Dei es acertado”, afirmó la investigadora a BBC Mundo, cuando se le mencionaron otras agrupaciones católicas que podrían considerarse equiparables.

Sin embargo, Ramis advirtió que existen diferencias significativas entre Schoenstatt y la organización fundada por el español Josemaría Escrivá de Balaguer.

“Aunque existen semejanzas, Schoenstatt no ha intentado influir en la política. En cambio, durante el franquismo en España, el Opus Dei aprovechó la coyuntura para ubicar a sus miembros en puestos clave de la economía y la banca, los llamados ‘tecnócratas'”, puntualizó el académico chileno.

Hasta la elección de Kast, solo otro miembro de este movimiento católico había ocupado un alto cargo en Chile: su hermano mayor, Miguel, quien se desempeñó como ministro y presidente del Banco Central durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

Miembros de Schoenstatt en una de las capillas de Chile
Cortesía Coordinación Continental de Schoenstatt, América
En las zonas donde Schoenstatt está presente, sus miembros levantan réplicas de la capilla que su fundador restauró y en la cual nació el movimiento en Alemania en 1914.

“Este grupo prioriza la vida familiar más que la vida pública”, explicó Ramis.

“Y aunque comparte con el Opus Dei el rigorismo sexual y moral, no tiene un tono tan culpabilizador. No recurre a penitencias como las flagelaciones o el silicio como se denuncia del Opus Dei”, dijo.

“Tiene una fuerte implantación en clases adineradas, aunque también en sectores medios, profesionales y empresariales. No es progresista, sino bastante conservador, pero en algunos elementos se ve un mayor pluralismo ideológico que otras organizaciones de la Iglesia”, remató.

Los calificativos de “ultracatólico” o “ultraconservador” que desde algunos sectores de la sociedad y de la prensa se le da a Schoenstatt no le quitan el sueño a Ríos.

“Somos un movimiento dentro de la Iglesia católica y, por lo tanto, seguimos sus lineamientos. En mi opinión, no somos de los más conservadores dentro de la Iglesia”, remató.

La persecusión nazi y el exilio del Vaticano

Sudamérica fue la primera región fuera de Europa a la que Schoenstatt se extendió, de acuerdo con los registros de la organización.

En la primera mitad de la década de 1930, uno de los seguidores del padre Kentenich llegó a Argentina y, para 1935, se le sumaron cuatro Hermanas de María, integrantes de una de las organizaciones religiosas femeninas que forman Schoenstatt.

Casi simultáneamente arribaron miembros del movimiento a Brasil y, dos años después, ya estaban presentes en Uruguay.

Actualmente, el movimiento católico tiene presencia en todos los países de América Latina, salvo “algunas islas del Caribe, las dos Guyanas y Surinam”, aseveró Ríos.

“Funcionamos más bien desde los santuarios; solo entre Chile, Argentina y Brasil hay casi 80”, agregó el representante de Schoenstatt, quien indicó que también administran más de una docena de colegios en cuatro países (Chile, Argentina, Ecuador y México), así como un hospital en Buenos Aires (Sanatorio Mater Dei) y otras obras dedicadas a “los más pobres”.

La expansión por la región fue impulsada por el propio fundador, quien la visitó en varias ocasiones, según se lee en su biografía.

“Chile, por ejemplo, es uno de los lugares donde Schoenstatt tiene mayor fuerza internacional, debido a que su fundador vivió un tiempo aquí”, explicó Ramis.

Imagen del papa Pío XII rezando
Universal Images Group via Getty Images
El papa Pío XII removió de sus cargos al fundador de Schoenstatt y lo envió a EE.UU. durante 14 años por una serie de señalamientos, entre ellos de presunto abuso.

En 1941, agentes de la Gestapo detuvieron al religioso por sus enseñanzas y, meses después, fue enviado al campo de concentración de Dachau, donde permaneció hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945.

Tras el conflicto bélico, los años de persecusión sufridos en manos de los nazis le otorgaron un nuevo prestigio a Kentenich pero, para finales de la década de 1940, sectores de la jerarquía católica alemana comenzaron a ver con preocupación la forma en que este hombre dirigía el movimiento y el control que ejercía sobre sus miembros.

“La autoridad suprema, a saber, el director general (Kentenich) y la superiora general, son los ‘padres’, es decir, ‘padre de la familia’ y ‘madre de la familia’. Las Hermanas son hijas o niñas. Pero, en la práctica, la ‘madre de la familia’ está totalmente sometida a la voluntad del ‘padre de la familia’, que para todas las Hermanas se equipara a Dios”, alertó en 1949 monseñor Bernhard Stein, obispo auxiliar de Tréveris, a sus colegas de la Conferencia Episcopal de Alemania.

Además, algunas de las hermanas señalaron al sacerdote de haber abusado de ellas.

En 1951 el papa Pío XII separó a Kentenich de su posición dentro de Schoenstatt y lo envió al exilio en Estados Unidos donde permaneció 14 años hasta que se le permitió regresar a Alemania, donde murió en 1965.

“Los seguidores de Kentenich nunca han negado este episodio, pero lo presentaron como un conflicto de poder, donde Kentenich fue víctima de celos y envidias de jerarcas de la Iglesia”, afirmó Ramis.

El fallecido papa Francisco junto a una image de la Mater Ter Admirabilis en 2014.
ALBERTO PIZZOLI/AFP via Getty Images
La imagen de la Mater Ter Admirabilis (Madre tres veces admirable) es el centro de la veneración de Schoenstatt y se puede encontrar en todos sus santuarios por el mundo.

Sin embargo, en 2020 la historiadora italiana Von Teuffenbach publicó el primero de sus dos libros sobre Schoenstatt y su fundador.

En su obra, la investigadora afirmó que Kentenich abusó sexualmente de una integrante de Schoenstatt en Chile en 1947, según la información contenida en los diarios de uno de los investigadores que el Vaticano envió en la década de 1950 para indagar sobre él y su movimiento, así como a partir de archivos del pontificado de Pío XII (1939-1958).

Desde Schoenstatt han negado los señalamientos, aunque han admitido que algunos aspectos del comportamiento de su fundador son controvertidos. Sin embargo, la experta considera que los hechos le dan la razón.

“En el caso de Kentenich, el proceso que llevó a los decretos y al exilio en EE.UU., como también a la prohibición de tener contactos con las monjas, se basa en motivaciones que no están escritas en los decretos. Pero vienen explicadas en los ‘actos’, y en ellos se detallan todas las pruebas que se encontraron. Y sobre esta base los jueces (del Santo Oficio) decidieron”, agregó.

Los señalamientos de Von Teuffenbach contribuyeron a paralizar el proceso de beatificación del sacerdote, iniciado en 1975.

“Cuando la Iglesia beatifica a alguien afirma: este hombre o mujer es un ejemplo para todos. Yo reconozco ciertamente que Kentenich escribió cosas interesantes y seguramente hizo cosas buenas, pero no querría en absoluto que fuera considerado como ejemplo de vida cristiana”, remató la historiadora.

raya gris
BBC

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