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Opinión pública: el cabo suelto de la política de drogas y la desmilitarización
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El dispensario. Diálogo sobre drogas.
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Opinión pública: el cabo suelto de la política de drogas y la desmilitarización
Que la población perciba el problema de inseguridad del país y considere necesaria una reforma a la intervención gubernamental, no necesariamente se ha reflejado en el apoyo a las propuestas basadas en la evidencia y experiencia de la academia y las organizaciones civiles.
15 de septiembre, 2023
Por: Monserrat Carrasco Olvera
@colvmonse 
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Las cifras son contundentes: México enfrenta un problema de seguridad que ha escalado en su magnitud, pero también en su atrocidad. La estrategia militarizada que inicialmente se planteó como un combate frontal al narcotráfico ha resultado en una proliferación sin medida de formas, actores y escenarios de la violencia. A la par, el marcado prohibicionismo y la constante criminalización con la que se dirige la política de drogas han definido un engranaje social en el que los grupos criminales expanden su poder, y la población –en especial la que se encuentra en situación de vulnerabilidad– paga los costos políticos, económicos y sociales. Ante ello, desde sus trincheras, la academia y las organizaciones civiles han hecho una vasta labor en documentar las causas, las consecuencias y las posibles apuestas que deben considerarse para la reformulación de la política de drogas y de seguridad del país. No obstante, queda un importante cabo sin atar: la opinión pública.

Para la sociedad mexicana, el problema de seguridad no es desconocido ni irrelevante. De acuerdo con las cifras del Latinobarómetro 2020, la delincuencia fue señalada como el problema más importante en el país por el 14.3 por ciento de los encuestados, siguiendo a la economía, la cual encabezó la lista con el 14.7 por ciento.  Asimismo, según los resultados de la Encuesta Nacional de Agenda Legislativa (ENALE) 2023, el 42 por ciento de los encuestados señaló que la inseguridad es el principal problema que espera que el Senado contribuya a resolver.

La anterior problematización coincide con lo arrojado en la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), la cual señaló que en el primer trimestre de 2023, el 62.1 por ciento de la población de 18 años y más consideró inseguro vivir en su ciudad. Asimismo, según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE), en 2021, el 29 por ciento de los hogares del país tuvo al menos un integrante víctima de un delito. Esta encuesta además señala que, debido a la inseguridad, la población de 18 años y más ha dejado de realizar actividades que le eran cotidianas. Por ejemplo, el 62.4 por ciento de esta población no permitió que menores de edad salieran, el 55.5 por ciento dejó de usar joyas y el 46.3 por ciento dejó de salir de noche.

Ahora bien, el hecho de que la población perciba el problema de inseguridad del país y considere necesaria una reforma a la intervención gubernamental, no necesariamente se ha reflejado en el apoyo a las propuestas basadas en la evidencia y experiencia de la academia y las organizaciones civiles. Al menos esto sucede en lo propuesto en torno a la militarización y la política de drogas, en donde los efectos han sido devastadores.

Por un lado, entre los efectos adversos que ha traído consigo la estrategia de seguridad basada en la militarización del país se encuentran los siguientes: el drástico incremento de homicidios, la fragmentación y, por ende, competencia violenta entre grupos criminales, el aumento desmedido de la cantidad de desaparecidos, el incremento en las violaciones a derechos humanos y la perpetuación de un sistema de impunidad, entre otros. Por otro lado, los efectos de la actual política de drogas –basada en ejes de prohibicionismo y criminalización– han sido “extremadamente dañinos”. Si bien es cierto que no ha habido un incremento significativo en la proporción de personas que reporta el uso de drogas, sí lo ha habido en el número de muertes y homicidios intencionales relacionados a la política de combate al narcotráfico. De igual manera, de acuerdo con México Unido Contra la Delincuencia (MUCD), el castigo al delito de posesión simple “sólo desperdicia recursos policiales en perseguir y criminalizar de manera desproporcionada a pequeños narcomenudistas y personas usuarias, saturando un sistema penal, de por sí rebasado e ineficiente”. Como prueba de ello, el 61.1 por ciento de los presos relacionados con drogas fueron inculpados por narcomenudeo y el 38.9 por delitos contra la salud. A lo anterior se suma la constante violación de derechos humanos y criminalización de personas usuarias.

Ante este panorama en el que la evidencia y la experiencia apuntan hacia dónde debe encaminarse la política de drogas y de seguridad, la opinión pública parece ir en dirección contraria. De acuerdo con los resultados de la ENVIPE, en 2021, el 87.1 por ciento de la población de 18 años y más percibe confianza en el Ejército y el 89.6 en la Marina. Asimismo, el presidente ha declarado que el 80 por ciento de los mexicanos aprueba el desempeño de la Guardia Nacional. Lo anterior no sólo ha sido sustento del mantenimiento de las fuerzas militares en las tareas civiles; también ha funcionado como medio de legitimación de una estrategia en la que se les otorga cada vez más tareas, tal como lo son las obras públicas del Aeropuerto Felipe Ángeles, el Tren Maya y la Agencia Espacial Mexicana, entre muchas otras.

Ahora bien, en cuanto a la política de drogas, de acuerdo con los datos del Latinobarómetro 2020, únicamente el 0.6 por ciento de los encuestados identificó al consumo como el problema más importante del país. En cuanto a la permisión del uso medicinal y recreativo de la marihuana, el 44 por ciento está a favor, el 43 por ciento en contra y el 3 por ciento a favor del uso medicinal, pero no recreativo. Si bien existe un porcentaje considerable que se encuentra a favor, este debate simplemente no tiene lugar para el resto de las drogas ilegales.

En este contexto, es evidente que la dirección en la que se dirige la opinión pública resulta desfavorable para las reformas que requieren la política de drogas y de seguridad. Si bien es cierto que no existe un consenso en cuanto a la magnitud y sustancialidad que tiene el impacto de la opinión en las políticas públicas, el rol y el vínculo permanece significativo entre la literatura. Su efecto en la definición del problema y, por lo tanto, de la agenda pública, está lejos de ser mínimo. Por lo tanto, para los defensores de una perspectiva reformista resulta clave entender el engranaje de la opinión pública y la manera de guiarla hacia una reflexión informada de las políticas actuales y su efecto en la crisis de violencia que atraviesa el país.

En este sentido, el interés debe fomentarse en el análisis y reflexión en torno a cómo se distorsiona lo que ahora representa un obstáculo, pero que puede convertirse en la fuerza catalizadora de políticas reformistas: la opinión pública. Un ejemplo de ello es la influencia de los medios de comunicación. De acuerdo con la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), la manera en la que la prensa propaga la información relacionada con el narcotráfico parece desensibilizar a la sociedad. Además, entre otros aspectos a considerar se encuentra la influencia que tienen los medios en la propagación de estigmas en torno a usuarios de ciertas sustancias y, por supuesto, en la difusión de información errónea y mermada por intereses políticos y económicos.

En suma, para “atar el cabo suelto” de la política de drogas y de seguridad, es necesario replantear el escenario en donde se formulan, impulsan y suceden las políticas.  Una política reformista de gran alcance no tendría lugar en un escenario que resulta conveniente para el status quo, pues quienes ostentan la toma de decisiones, las legitiman con base en un apoyo ciudadano que regularmente posee una información insuficiente o distorsionada de la realidad social del país. En este sentido, con la desaprobación o desinterés social, una reforma a lo políticamente orquestado está condenada a no suceder.

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¿Parados o sentados? Cuál es la mejor forma de trabajar en tu escritorio para tu salud
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¿Parados o sentados? Cuál es la mejor forma de trabajar en tu escritorio para tu salud
Que la población perciba el problema de inseguridad del país y considere necesaria una reforma a la intervención gubernamental, no necesariamente se ha reflejado en el apoyo a las propuestas basadas en la evidencia y experiencia de la academia y las organizaciones civiles.
14 de septiembre, 2023
Por: BBC News Mundo
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En la vida moderna, muchos de nosotros nos pasamos la mayoría de las horas en las que estamos despiertos, sentados. Una revisión de las investigaciones existentes reiteran el impacto dañino de periodos prolongados de estar sentado sin pausa.

Muchos sitios de trabajo han adoptado escritorios ajustables, que te permiten sentarte o pararte al presionar un botón o una palanca, con el fin de evitar los efectos nocivos de estar sentados por tiempos prolongados.

Pero ¿es mejor estar parado?, ¿existen riesgos al estar demasiado tiempo de pie?

Aquí lo que dicen las investigaciones sobre los riesgos de permanecer demasiado tiempo de pie o sentado, y si realmente vale la pena invertir en -o deshacerse de- un escritorio ajustable.

¿Cuáles son los riesgos de permanecer sentado durante tanto tiempo?

Una mujer con dolor de espalda
(Foto: Getty Images) Gobiernos e instituciones internacionales advierten sobre los riesgos de permanecer demasiado tiempo sentado.

Las personas que pasan demasiado tiempo sentadas tienen un riesgo más alto de desarrollar enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas y algunos tipos de cáncer, además de tener una expectativa de vida más corta.

Permanecer sentado durante demasiado tiempo puede llevar a molestias musculares y en los huesos, especialmente en la nuca y espalda. Esto es todavía más dañino para la salud en las personas que hacen muy poco ejercicio o que no cumplen con los niveles recomendados de actividad física.

Estar activo físicamente es importante para contrarrestar los riesgos de salud que se asocian a ser sedentario, pero podría no cancelar del todo los efectos negativos de permanecer sentado durante largas horas del día.

Estar parado mucho tiempo también puede ser perjudicial.

Permanecer parado durante periodos extendidos puede ser dañino para la salud de músculos y huesos. Puede llevar a síntomas de los sistemas muscular y esquelético como la fatiga muscular, hinchazón en las piernas, venas varicosas, al igual que dolor y malestar en la espalda baja y las extremidades inferiores (caderas, rodillas, tobillos y pies).

Una mujer con dolor de espalda
(Foto: Getty Images) El dolor de espalda y de las extremidades se relaciona tanto con estar parado como con estar sentado mucho tiempo.

Estudios reciente sugieren limitar los periodos de pie a 40 minutos sin descanso. Esto reduciría las posibilidades de desarrollar los dolores musculares y de articulaciones asociados a estar de pie. Aplica a las personas que hayan tenido síntomas anteriormente y a las que no.

No todos los que permanecen de pie por periodos extendidos van a experimentar síntomas musculoesqueléticos, y habrá personas que son más resistentes a los efectos de permanecer de pie que otras.

Sin embargo, así te tomes un periodo de pausa de estar de pie, si has desarrollado problemas relacionados a estar parado, es probable que los vuelvas a experimentar cuando te vuelvas a parar.

El reducir o interrumpir el tiempo sentado parándote o moviéndote puede mejorar tu circulación sanguínea, metabolismo, salud cardíaca, salud mental y expectativa de vida.

Estudios modelo muestran que solo cambiar una hora de estar sentado al día por una hora parado lleva a mejoras en circunferencia de la cintura, niveles de grasa y colesterol.

Los beneficios son incluso más grandes cuando el sentarse se reemplaza con caminar o actividad moderada o vigorosa.

El interrumpir los periodos de tiempo prolongados en los que se permanece sentado con sesiones de 2 minutos cada 20 minutos, o 5 minutos cada 30, puede mejorar los niveles de glucosa, grasa y colesterol.

Otros estudios muestran que dividir los periodos de tiempo con tres minutos de caminar ligero o ejercicios simples de resistencia como las sentadillas cada 30 minutos también son efectivos.

La evidencia en torno a los escritorios ajustables

Una mujer subiendo escalera
(Foto: Getty Images) Manterse activo lo más que se pueda en la oficina es la mejor manera de obtener beneficios para la salud.

Los escritorios ajustables pueden reducir de manera efectiva el tiempo en el que los empleados de mesa permanecen sentados en el día.

Los usuarios de escritorios ajustables tienden a alternar entre posiciones de pie y sentados, en vez de permanecer de pie por periodos extendidos.

Sin embargo, no todos forman un nuevo hábito de trabajar mientras se está de pie, y muchos de los empleados vuelven a su manera anterior de permanecer sentados.

Los escritorios ajustables por sí solos no son suficiente para reducir el tiempo que los trabajadores permanecen sentados.

Los empleados y organizaciones deben tener en cuenta esto a la hora de formular políticas laborales, ambientales y culturales, para asegurar que iniciativas de “siéntense menos y muévanse más” se implementan y se mantienen.

¿Debería abandonar mi escritorio ajustable?

Una mujer estirando
(Foto: Getty Images) Los escritorios ajustables suelen ocupar mucho espacio, y puedes obtener mejores beneficios moviéndote.

Si eres de los que ya tiene un escritorio ajustable, dependerá de varios factores si te lo deberías quedar o no.

Piensa en tus factores de uso. ¿Usas el escritorio mayoritariamente en una posición de pie, o más bien lo usas cuando estás sentado?

  • Ten en cuenta tu comodidad. ¿Te genera algún tipo de incomodidad o fatiga permanecer mucho tiempo de pie o sentado? Si es así, es posible que tengas que ajustar tu rutina de sentado-parado o incluir soportes adicionales, como una alfombra para mayor comodidad cuando te pares, o un apoyo para los pies cuando te sientes, para evitar molestias.
  • Revisa qué tan ergonómico es tu escritorio. ¿Es tu escritorio ergonómicamente adecuado para trabajar tanto parado como sentado? Un escritorio adecuado ergonómicamente es esencial para que puedas trabajar de una manera cómoda y segura, tanto en la oficina como en la casa.
  • Piensa un poco en las necesidades de tu salud. ¿Podría el interrumpir los largos periodos sentado con periodos parado aliviar molestias causadas por el estar sentado, o contribuirá a mejorar tu salud metabólica y cardíaca? Pararse y moverse de manera regular durante el día te generará los mismos beneficios sin importar el tipo de escritorio que uses.

Si tienes una condición existente o síntomas músculo esqueléticos, busca consejos de un profesional de la salud o pregúntale a tu empleador sobre organizar una asesoría con un ergonomista. La guía de un experto puede ayudarte a tomar una decisión informada sobre tu escritorio.

Finalmente, considera el costo y los requerimientos de espacio para tu escritorio ajustable. Si no estás usándolo mucho parado, ¿a lo mejor te está quitando espacio y no te está devolviendo la inversión?

Al final, la decisión de si te quedas o te deshaces de tu escritorio ajustable dependerá de un balance de todas estas consideraciones.

Lo más importante es estar activo

Personas estirando en una oficina
Getty Images
Es importante que las compañías implementen planes que mantengan a las personas activas en la oficina.

Gobiernos como el de Australia o agencias de la salud como la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan que los adultos limiten la cantidad de horas que pasan sentados. Interrumpir y reemplazar el tiempo sentado con actividad física de cualquier intensidad, incluso leve, tiene beneficios para la salud.

La OMS además, sugiere que los adultos “busquen hacer más allá de los niveles recomendados de actividad moderada a vigorosa”, para reducir los efectos dañinos del estar sentado.

En otras palabras, el solo pararse no es suficiente para reducir los daños de estar sentado por periodos prolongados. Tenemos que sentarnos menos y movernos más.

* Josephine Chau es catedrática de Salud Pública en la Universidad de Macquarie, Australia. Esta nota se publicó en The Conversation y fue reproducida aquí bajo la licencia Creative Commons. Haz clic aquí para leer la versión original en inglés.

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BBC

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