“Mi único país verdadero es mi corazón, donde no soy extranjero“.
Stefan Zweig
Jean es originario de la República de Camerún y en 2018 llegó a México para desarrollar su proyecto de vida. No obstante, fue detenido por el Instituto Nacional de Migración (INM) y puesto a disposición de una Estación Migratoria, donde se le privó de su nacionalidad ante la “imposibilidad” del instituto para corroborar su origen. Ahora Jean no tiene nacionalidad, es un apátrida.
Existe una variedad de personas en contexto de movilidad, migrantes, refugiados, asilados políticos entre los más mencionados, sin embargo, no se aborda a los apátridas con la misma frecuencia que a los anteriores. En México la autoridad responsable de atender la condición de apátrida es el Instituto Nacional de Migración (INM), este detiene a personas que se presume se encuentran en el país de forma irregular para remitirlas a Estaciones Migratorias, espacios físicos donde se les priva de su libertad y se decide el futuro de su permanencia en México.
En estos espacios el INM tiene la obligación de verificar la identidad de las personas detenidas con los elementos que estas brindan, entre estos la nacionalidad. Para ello, una vez que las personas establecen el país del que provienen, el instituto debe contactar a estos estados para corroborar dicha información, no obstante, esto no ocurre.
Los funcionarios del INM, ante el desconocimiento de sus propios procesos, falta de sensibilización, desconocimiento de conceptos como “apátrida” y la búsqueda de facilitar sus responsabilidades administrativas, les “ofrecen” (según lo narrado por usuarios de Sin Fronteras) la posibilidad de ser determinados como apátridas como una alternativa “rápida” para obtener una condición regular en el país mediante una residencia permanente. Sin embargo, no se cercioran de la comprehensión de estos conceptos, a menudo ni siquiera les explican en su idioma las implicaciones de adoptar la apatridia ni el impacto que esta condición tiene en sus vidas.
La privación de la nacionalidad es una violación de los derechos humanos que puede tener consecuencias graves en la integración a la sociedad mexicana. Las personas apátridas presentan mayores dificultades para acceder a derechos fundamentales como la educación, el empleo, la salud y la protección social. Además, enfrentan dificultades para viajar, casarse y registrar el nacimiento de sus hijos, perpetuando el ciclo de apatridia.
Por ello desde el área de naturalización de Sin Fronteras I.A.P se ha identificado esta problemática y se atiende de forma directa a personas que fueron privadas de su nacionalidad por el INM. Sin embargo, hemos enfrentado una serie de obstáculos como un marco normativo deficiente que no brinda definiciones y procesos específicos, así como la reserva explícita de la Convención sobre el Estatuto de los Apátridas de 1954 que tiene como consecuencia que México no otorgará facilidades para la naturalización. Posteriormente, México se negó a formar parte de la Convención para Reducir los Casos de Apatridia de 1961. Estos actos ilustran la falta de voluntad del estado mexicano para brindar soluciones duraderas que impulsen la integración de las personas apátridas.
Ante la falta de un mecanismo claro para facilitar el acceso a derechos de las personas, desde Sin Fronteras hemos propuesto el proceso de naturalización mexicana como una solución duradera para la integración y una medida para erradicar la apatridia.
Finalmente es importante señalar que la problemática no radica en la determinación de la apatridia en México, ya que cuando se utiliza correctamente, puede ser una herramienta esencial para proteger a individuos que realmente no tienen una nacionalidad reconocida. Sin embargo, la falta de claridad y la mala implementación de los procedimientos pueden llevar a la privación indebida de la nacionalidad, exacerbando la vulnerabilidad de las personas afectadas. Por lo que es crucial que las autoridades mexicanas fortalezcan los mecanismos de protección internacional y garanticen que la determinación de la apatridia se realice de manera justa y transparente, respetando la voluntad y los derechos humanos de todos los individuos.
* Roberto Rosales Ruiz es encargado del área de Naturalización de Sin Fronteras. Jose Alfredo Chiquito Sandoval es voluntario del área de naturalización de Sin Fronteras.
Desde Abraham Lincoln hasta la actualidad, qué mandatarios completan la lista de gobernantes que han salvado a parientes y allegados de terminar tras las rejas.
La despedida de Joe Biden de la Casa Blanca continúa siendo controvertida.
Tras permitirle a Ucrania utilizar los misiles de largo alcance que le ha suministrado contra el territorio ruso, ahora el presidente de Estados Unidos ha sorprendido al concederle un “indulto total e incondicional” a su hijo Hunter, quien estaba a la espera de conocer las sentencias en los dos casos penales por los que fue condenado.
“Espero que los estadounidenses comprendan por qué un padre y un Presidente tomaría esta decisión”, declaró el domingo el mandatario al anunciar la medida con la que dijo corregiría “un error de la Justicia”.
Sin embargo, el demócrata no es el primer gobernante en adoptar una decisión similar a lo largo de los más de 200 años de historia que tiene este país.
El reverenciado Abraham Lincoln (1809-1865) fue el primer presidente estadounidense del que se tiene constancia que haya hecho uso de la prerrogativa constitucional de conmutar penas o poner fin a juicios para favorecer a un pariente.
En diciembre de 1863, el mandatario le concedió el llamado “perdón presidencial” a Emily Todd Helm, quien era media hermana de su esposa, Mary Todd.
¿Cuál fue el motivo del indulto? Todd Helm, de 26 años, era la esposa del general Benjamin Hardin Helm, quien había luchado del lado de los confederados en la Guerra de Secesión, que en ese entonces desangraba al país, escribió el historiador estadounidense Ron Soodalter en un artículo publicado en el diario “The New York Times”.
Al inicio del conflicto, Lincoln le ofreció a Helm un puesto en el ejército unionista. Sin embargo, el uniformado, oriundo del sureño estado de Kentucky, rechazó la propuesta.
Pero Helm no solo desechó el oferta presidencial, sino que se sumó a la causa que se oponía a los planes del presidente de abolir la esclavitud y que pretendían separar a los estados del sur de EE.UU para crear un nuevo país.
La decisión del general le valió ser calificado como un “traidor” desde Washington.
Sin embargo, en septiembre de 1863 el general Helm cayó en combate y, al enterarse de la noticia, el mandatario, visiblemente conmovido, decidió invitar a la viuda a la Casa Blanca.
“El señor Lincoln y mi hermana me recibieron con el más cálido afecto”, escribió Todd Helm en su diario.
“Al principio, estábamos demasiado afligidos como para poder hablar. Yo perdí a mi marido, ellos perdieron a su hermoso hijito Willie, y Mary y yo perdimos a tres hermanos en el servicio confederado”, agregó la viuda.
Al día siguiente del encuentro, la mujer recibió una carta escrita de puño y letra por el mandatario, en la que éste le concedía un indulto total, relató Soodalter.
Lincoln tomó la decisión pese a que la viuda jamás firmó el Juramento de Lealtad, un requisito exigido por Washington a los confederados derrotados para obtener la gracia.
El siguiente caso de un presidente que perdonó a un familiar se produjo más de 150 años después del que Lincoln hiciera uso de dicha potestad en favor de su cuñada.
En enero de 2001, en su último día en la Casa Blanca, el saliente presidente Bill Clinton firmó 140 indultos, pero uno de ellos provocó controversia porque estaba dirigido a un familiar: su medio hermano menor, Roger Clinton.
Roger, quien es hijo del padre del mandatario, Roger Clinton, y de la enfermera Virginia Dell Cassidy, es un músico y un actor de televisión.
A lo largo de los años, el medio hermano del hoy exmandatario ha provocado titulares, pero no por su carrera profesional, sino por su comportamiento. Así, en 1985 fue arrestado y condenado por dos cargos relacionados con narcotráfico (conspirar para distribuir cocaína y distribuir cocaína).
Sin embargo, estos antecedentes criminales fueron eliminados de los registros de Clinton gracias a un perdón presidencial, se lee en la página Oficina del Abogado de Indultos del Departamento de Justicia de EE.UU.
La decisión provocó revuelo, pues a lo largo de la presidencia de Clinton (1993-2001) su medio hermano estuvo involucrado en varios hechos polémicos.
El historiador Robert Watson, en su libro Life in the White House: A Social History of the First Family and The President’s House (Viviendo en la Casa Blanca: La historia social de la primera familia y la casa presidencial), recordó que Clinton recibió relojes de los hijos de Rosario Gambino, la líder de un clan mafioso encarcelada.
Asimismo, dio cuenta que el problemático artista incluso abogó para que ella y decenas de personas más fueran excarceladas ante distintas instituciones judiciales y también ante su hermano.
Algunos de estos señalamientos terminaron siendo investigados por el Congreso a principios del siglo, reportó en su oportunidad la cadena estadounidense CNN.
El 23 de diciembre de 2020, Donald Trump, quien acababa de perder la reelección con Biden, firmó 26 perdones.
Entre los beneficiados figuraba Charles Kushner, suegro de su hija, Ivanka. Así se lee en la página de la Oficina del Abogado de Indultos del Departamento de Justicia.
El padre de Jared Kushner, quien fue consejero de la Casa Blanca durante la primera presidencia de Trump, fue condenado en 2004 a dos años de prisión por evasión de impuestos, financiación irregular de campañas electorales y manipulación de testigos, informó la BBC.
Los cargos de manipulación de testigos surgieron luego de que se conocieran las represalias de Kushner contra el esposo de su hermana, William Schulder, quien estaba cooperando con las autoridades en su contra.
Según admitió el propio empresario a la justicia, él contrató a una prostituta para seducir a su cuñado, grabó el encuentro y se lo envió a su hermana.
A finales del pasado mes de noviembre, Trump anunció que Kushner era su candidato para ser embajador en Francia.
“Es un gran líder empresarial, filántropo y negociador, que será un firme defensor de nuestro país y de sus intereses”, escribió el mandatario electo en su cuenta de Truth Social.
El ahora candidato a embajador donó más de un millón de dólares a la campaña de Trump, reveló el diario londinense “The Guardian”.
La potestad presidencial de perdonar delitos o conmutar penas fue propuesta en 1787 por Alexander Hamilton, quien consideró que la misma podrían ayudar a “restablecer la tranquilidad de la mancomunidad” en tiempos de rebelión.
Así, la sección 2 del artículo 2 de la Constitución se estableció que el presidente “estará facultado para suspender la ejecución de las sentencias y para conceder indultos tratándose de delitos contra EE.UU., excepto en los casos de acusación por responsabilidades oficiales”.
El concepto no era nuevo: las leyes inglesas otorgaban desde hacía tiempo a los monarcas el poder de conceder clemencia a sus súbditos y la práctica se extendía a los gobernadores de las colonias británicas en América.
El primero en ejercer este poder fue George Washington, quien en 1795 indultó a dos hombres que orquestaron la llamada “Rebelión del Whisky”, una insurrección contra la decisión del gobierno de imponer un impuesto a esta bebida alcohólica.
Volviendo al presente, Hunter Biden se declaró culpable de nueve delitos de fraude fiscal federal en septiembre, por los que se enfrentaba a hasta 17 años de prisión.
Y antes, en junio, otro tribunal lo declaró culpable de tres delitos graves relacionados con la compra de un arma, por los que se exponía a una pena de hasta 25 años de prisión.
Las sentencias por estos casos estaban previstas para los días 12 y 16 de diciembre.
No obstante, la decisión de su padre lo salva de terminar tras las rejas.
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