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El precio de la formalidad
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El precio de la formalidad
Los retos para 2023 en materia de empleos están asociados con el costo de otorgar prestaciones y cumplir con los derechos laborales completos para los trabajadores.
02 de febrero, 2023
Por: Ana Bertha Gutiérrez

2022 fue un buen año para la formalidad en México. A lo largo de los 12 meses, de acuerdo con las cifras más recientes de la encuesta nacional de ocupación y empleo, el mercado laboral agregó 1.4 millones de empleos formales, más que suficientes para compensar la caída de 350 mil empleos informales, y suficientes también para lograr una reducción en la tasa de informalidad laboral del país (de 56.5 % a 54.9 % de los trabajadores). Fueron mejores noticias que las recibidas a finales de 2021, cuando la generación de empleo informal fue dos veces mayor que la de empleo formal.

En 2023, lo ideal sería continuar con la tendencia de 2022, con una generación totalmente formal en los nuevos empleos disponibles para los mexicanos. Esta meta, sin embargo, no está exenta de desafíos.

Los retos están principalmente asociados con el costo de otorgar prestaciones y cumplir con los derechos laborales completos para los trabajadores. Para los empleadores, gastos como el pago de cuotas al IMSS, al Infonavit o al Sistema de Ahorro para el Retiro, sumados a los impuestos sobre nóminas y los recursos dedicados a aguinaldos, han sido incentivos para eludir el cumplimiento completo de los derechos laborales de sus trabajadores, debido frecuentemente a una incapacidad económica para cubrir esos gastos.

Además, hay nuevos gastos a considerar dentro de los incentivos para la formalización de los trabajadores en los siguientes meses. En particular, la reciente reforma a la Ley Federal del Trabajo en materia de vacaciones -que duplicó los días de vacaciones laborales otorgadas a  los trabajadores y trabajadoras formales- representa un costo adicional en la forma de mayores primas vacacionales para más de 1 millón de patrones. Se suma también a los costos asociados con el incremento de 20 % al salario mínimo que entró en vigor el 1º de enero.

Por supuesto que otorgar mejores prestaciones a los trabajadores del país -ya sea con 12 días de descanso oficial o con la garantía de mayores ingresos por sus labores- es una buena noticia, y es fundamental para incentivar la productividad de la fuerza laboral y, por ende, la economía de México. Sin embargo, esta transición no será inmediata, por lo que en el corto plazo los costos generados por un aumento en prestaciones pueden ser superiores a los beneficios. Por eso es necesario generar condiciones que amortigüen el impacto sobre los costos de los empleadores, de manera que este periodo de transición no resulte en una menor formalización de los trabajadores.

Un paso necesario es la reducción de los costos económicos y la eficiencia de los procesos burocráticos por los que un empleador tiene que pasar al afiliar a sus trabajadores a las instituciones de seguridad social. Esto facilitaría un mayor avance en la formalización de los 32 millones de personas que trabajan en un empleo informal y que no tienen acceso a las prestaciones otorgadas actualmente (ni a las que se puedan anunciar o mejorar en el futuro).

Al considerar que 7 de cada 10 personas que trabajan en informalidad lo hacen en un micronegocio o un establecimiento pequeño, con ingresos relativamente menores, se vuelve evidente la importancia de una reducción de costos. Si la subsistencia del negocio es la prioridad, y los costos de la formalidad son elevados, difícilmente habrá un aumento en el acceso de sus empleados a las prestaciones y beneficios de ley.

Por otro lado, promover un entorno económico más competitivo y atractivo para la inversión también es fundamental para lograr que un mayor número de establecimientos y de empleadores tenga los recursos necesarios para cubrir los costos de la formalización. Un ambiente económico más propicio para los negocios, con mayor inversión nacional e internacional y mayores ganancias para las empresas es terreno más propicio para la formalidad.

El problema de la informalidad está arraigado en la economía mexicana y ha persistido por décadas. Frecuentemente, la discusión se concentra en un solo culpable, señalando a la evasión fiscal de las empresas como la causa, o apuntando a un esquema de seguridad social que genera más obstáculos que facilidades. Ambos argumentos tienen un punto.

Por un lado, los negocios y los empleadores del país deben cumplir con sus obligaciones fiscales y laborales y, por el otro, el gobierno y las políticas públicas deben estar encaminados a una optimización del esquema laboral y de seguridad social, de manera que sea más eficiente y barato, y vuelva más fácil -para empresas de todos los tamaños- el cumplimiento de los derechos laborales de las personas. Tal vez para lograr un verdadero avance en la formalización del empleo en México es necesario atacar el problema en conjunto y no como una obligación única de cualquier actor.

* Ana Bertha Gutiérrez (@AnaBerthaGtz) es coordinadora de Comercio Exterior y Mercado Laboral del IMCO.

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El dilema que enfrenta Jordania, el único país árabe que participó en el operativo aéreo para repeler el ataque de Irán contra Israel
8 minutos de lectura
El dilema que enfrenta Jordania, el único país árabe que participó en el operativo aéreo para repeler el ataque de Irán contra Israel

Su ubicación en el mapa coloca al reino hachemita en la ruta de tránsito que recorrieron los misiles lanzados por Irán contra Israel. Pero su reacción ante este ataque tiene otras implicaciones que van más allá de la simple geografía. BBC Mundo te lo explica.

17 de abril, 2024
Por: BBC News Mundo
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Un solo vistazo al mapa de Medio Oriente basta para percatarse de la incómoda posición de Jordania.

Este pequeño país árabe se ubica en la ruta entre Israel e Irán, dos potencias que se odian y están inmersas en una escalada que amenaza con provocar una guerra abierta en esa región del mundo.

El pulso entre ambos ha colocado a Amán en un dilema endiablado que ha hecho evidentes los complejos equilibrios políticos y estratégicos en los que se maneja desde hace décadas un país que no suele acaparar la atención de los medios mundiales.

Lo hizo el pasado sábado, cuando una lluvia de drones y misiles lanzados por Irán y sus milicias afines se dirigía hacia Israel para hacerle pagar por el ataque que destruyó el consulado iraní en Damasco y les costó la vida a varios de sus generales.

Las fuerzas aéreas jordanas se lanzaron a interceptar los proyectiles, en una actuación decisiva para neutralizar el golpe de Teherán contra Israel.

Mientras la prensa estadounidense informó que otros dos países árabes -Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos- colaboraron con información de inteligencia, Jordania habría sido el único que contribuyó en la intercepción de los lanzamientos iraníes.

Todos los observadores esperaban una reacción así de las fuerzas estadounidenses y británicas en la región, pero la respuesta jordana sorprendió a muchos, también en Israel.

Pese a ser uno de los pocos países árabes que mantiene relaciones formales con Israel, el reino hachemita ha sido uno de los más firmes en la condena a la intervención militar israelí en Gaza y esas relaciones pasan uno de sus peores momentos de los últimos años.

El ministro jordano de Exteriores, Haysan Afami, acusó a Israel de cometer “crímenes de guerra” en la franja y anunció el apoyo de su país a la causa por genocidio que Sudáfrica impulsa en la Corte Internacional de Justicia contra Israel.

En noviembre, Jordania retiró a su embajador en Israel en protesta por la acción de las tropas israelíes en Gaza.

Y el gobierno frenó un acuerdo bilateral sobre agua y energía solar.

Se estima que alrededor de la mitad de la población jordana la forman refugiados palestinos o descendientes que recuerdan las cuatro guerras que ha enfrentado a Jordania con Israel desde 1948.

¿Por qué entonces se lanzaron sus fuerzas a neutralizar el ataque iraní contra Israel?

Jordania, un país dependiente en un entorno endiablado

Con una superficie de poco más de 89.000 kilómetros cuadrados y una población que apenas supera los 11 millones de habitantes, Jordania se enclava en una meseta desértica en Medio Oriente, una de las zonas históricamente más conflictivas del planeta.

Con escasos recursos naturales a su alcance, Jordania depende en gran medida de la cooperación internacional. Recibe cuantiosas aportaciones del Fondo Monetario Internacional, Estados Unidos, la Unión Europea y las ricas monarquías del Golfo.

Para su seguridad en un entorno de actores enfrentados también depende de la ayuda exterior.

El rey Abdalá de Jordania.
Getty Images
Como sus predecesores, el rey Abdalá ha cultivado la amistad con Estados Unidos.

El rey Abdalá, quien dirige la política del país en la práctica, ha cultivado la amistad de Washington y sus socios internacionales, como hicieron sus predecesores de la dinastía hachemita.

Ghaith al Omari, del Washington Institute, un centro de análisis especializado en Medio Oriente, le dijo a BBC Mundo que “en la decisión de actuar frente al ataque iraní ha debido pesar el deseo de presentarse ante Estados Unidos como el socio árabe más fiable”.

“Pese a toda la retórica, Jordania ve a Israel como el principal garante de su seguridad frente a actores externos junto con Estados Unidos”, añade el experto.

“Israel es vital para la seguridad de Jordania y viceversa. Es algo asumido en la doctrina militar de ambos países y por eso llevan años cooperando en defensa”, apuntó.

Esa cooperación ha consistido, según el experto, en la puesta en común de información de inteligencia y en la ayuda prestada por el ejército israelí a Jordania para atacar objetivos en la vecina Siria que no hubiera podido alcanzar por sus propios medios.

Mapa de Medio Oriente, con Jordania, Israel e irán destacados.
BBC

Cómo han sido las relaciones entre Jordania e Israel

Jordania fue uno de los países árabes que libró varias guerras contra Israel tras el establecimiento de ese Estado en los territorios del antiguo Mandato británico de Palestina en 1948.

Los sucesivos conflictos y la ocupación israelí provocaron la llegada de gran cantidad de refugiados palestinos a Jordania, lo que todavía hoy explica que, como dice al Omari, “el problema palestino es visto como un asunto de política interna más que internacional” y que exista un amplio rechazo a Israel en la sociedad jordana.

Pero tras la firma de los Acuerdos de Oslo en 1993 entre el gobierno israelí y la Organización para la Liberación de Palestina para poner fin al conflicto entre ambos, Amán se animó a firmar su propio tratado de paz con Israel, dando así carta de naturaleza a unas relaciones que hacía tiempo tenían lugar extraoficialmente.

Jordania se convirtió así en el segundo país árabe en establecer relaciones con Israel y desde entonces ha vivido navegando en la contradicción provocada por el peso que la causa palestina sigue teniendo en su opinión pública y la necesidad de la cooperación militar israelí y estadounidense para garantizar su defensa en un entorno tan problemático como Medio Oriente.

El último ejemplo de ese difícil equilibrio lo dio la respuesta al ataque iraní del sábado.

El gobierno jordano presentó la intercepción de los misiles y drones iraníes como una defensa del espacio aéreo imprescindible para evitar daños a la población jordana, y se cuidó de manifestar cualquier muestra de solidaridad o simpatía con Israel.

Los dirigentes en Amán parecen tener presentes los antecedentes y las manifestaciones frente a la embajada israelí que llevan meses exigiendo el fin de la intervención en Gaza.

Pero, en realidad, según al Omari, “ interceptar los misiles iraníes fue una decisión fácil de tomar”.

¿Por qué?

Porque si en Jordania hay un país más impopular que Israel ese es Irán.

Escena de la vida cotidiana en Amán.
Dominika Zarzycka / Getty
Gran parte de la población de Jordania la forman refugiados palestinos o sus descendientes.

Cómo son las relaciones entre Jordania e Irán

Al Omari dice que “la visión que se tiene de Irán en Jordania actualmente es muy negativa”.

“Se recuerdan los crímenes y abusos cometidos en la guerra de Siria por los grupos apoyados por Teherán y se cree que intenta desestabilizar también Jordania como parte de su estrategia regional contra Israel y Estados Unidos”.

Teherán lleva años patrocinando organizaciones armadas afines en Líbano, Yemen, Siria e Irak, en lo que llama el “eje de la resistencia” frente a Israel y Estados Unidos.

La libanesa Hezbolá es la más destacada de ellas, pero son toda una pléyade de grupos irregulares que tienen a Israel como su principal enemigo.

La principal preocupación de las autoridades jordanas es que Irán trate de replicar ese modelo también en Jordania.

Por eso causaron especial alarma las recientes declaraciones de Abu Ali al Askari, portavoz de la milicia proiraní de Irak Kataeb Hezbolá, que aseguró que su grupo está en disposición de suministrar armas, incluidos misiles y proyectiles antitanque, para 12.000 combatientes en Jordania que podrían acudir en defensa de “los hermanos palestinos”.

Altos dirigentes iraníes se han felicitado en el pasado por su influencia en Beirut, Damasco y Bagdad, capitales de estados árabes próximos a Israel, y el gobierno jordano se muestra preocupado porque Teherán quiera añadir Amán a esa lista.

Partidarios del gobierno iraní se manifiestan con la réplica de un cohete en Teherán.
Morteza Nikobauzl / Getty
Un enfrentamiento abierto entre Irán e Israel podría atrapar a Jordania entre dos fuegos.

Al Omari indica que “en los últimos años el contrabando de armas y de droga desde Irán ha aumentado; ahora ha alcanzado un gran volumen y esto genera preocupación”.

Y luego hay un factor religioso.

La República Islámica iraní tiene en el chiísmo su religión oficial, y apoya y financia organizaciones religiosas chiítas en otros países. Sus intentos de hacerlo también en Jordania han generado un gran rechazo en un país donde la inmensa mayoría es sunita, la otra rama principal del islam.

Qué haría Jordania si Israel responde a Irán

Pese a que detuvo la primera andanada en su contra, Israel no puede dar por sentado un apoyo incondicional de Jordania en el pulso con Irán.

En varios países árabes se han alzado voces contra el rey Abdalá en las redes sociales, acusándolo de colaborar con el “enemigo”. Uno de los memes que más circuló lo presentaba en un montaje vestido con el uniforme del ejército israelí.

El difícil equilibrio de Jordania como uno de los pocos países árabes que reconoce a Israel se ha vuelto más difícil con el gobierno de Benjamin Netanyahu.

La corona jordana gestiona a través de una fundación religiosa la Explanada de las Mezquitas, el espacio donde se concentran los lugares sagrados para los musulmanes en la disputada Jerusalén, y la publicación en varios medios de unas supuestas conversaciones entre Netanyahu y el príncipe Mohamed Bin Salman, de Arabia Saudita, para incluirlo en el control del recinto sagrado provocó suspicacias en Amán.

Antes, en 2017, Netanyahu había recibido como un héroe en Israel a un guardia de seguridad de la embajada israelí en Amán que mató a dos jordanos, según la versión israelí, tras ser atacado por uno de ellos, lo que indignó al gobierno jordano.

Más recientemente, el gobierno jordano ha frenado un acuerdo bilateral sobre agua y uso de la energía solar.

Pero las tensiones más graves parecen estar por llegar.

Si, como ha anunciado uno de sus altos mandos militares, Israel responde al ataque iraní del fin de semana, y lo hace lanzando proyectiles que atraviesen el espacio aéreo de Jordania, su gobierno puede verse en una posición aún más difícil que la provocada por el ataque iraní.

“Eso crearía graves problemas políticos al gobierno, porque no puede permitirse que la gente vea que impidió el ataque de Irán, pero sí permite el de Israel”.

El dilema de Jordania podría agudizarse a medida que el enfrentamiento entre Israel e Irán se recrudece.

Línea
BBC

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