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¿Donación o explotación? El lenguaje especista de los xenotransplantes
Una vida examinada: reflexiones bioéticas
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El Programa Universitario de Bioética (UNAM) desarrolla investigaciones interdisciplinarias, docencia y difusión que promuevan la... Continuar Leyendo
5 minutos de lectura

¿Donación o explotación? El lenguaje especista de los xenotransplantes

El primer xenotrasplante de un pulmón de cerdo a un humano fue anunciado como un hito médico; sin embargo, detrás del triunfalismo, el lenguaje utilizado esconde una carga especista que normaliza la explotación animal y oscurece el debate ético fundamental: ¿tenemos derecho a usar a otros seres vivos como piezas de repuesto?
17 de diciembre, 2025
Por: Brisa Paulina Montaño González

El 26 de agosto de 2025 llegó a nosotras la noticia del primer trasplante de pulmón de un cerdo a un humano, un tema de alto impacto en la sociedad. Los medios internacionales lo enmarcaron como un hito y las noticias se llenaron de sustantivos como “el cerdo donante” o “la industria de donantes del cerdo”. Esta narrativa, cuidadosamente construida, presenta un acto de explotación como un acto de generosidad animal, pues con la sutileza en la elección de palabras, se elimina del discurso cualquier rastro de violencia, de especismo, de asesinato.

El lenguaje no es inocente. Llamar donante a un animal que no puede consentir es un ejemplo de lo que la filósofa Joan Dunayer denuncia como “lenguaje especista, pues es un eufemismo que enmascara una realidad opresiva tras un velo de neutralidad y benevolencia. Se usa para ocultar una realidad violenta: el animal no-humano es criado, modificado genéticamente y sacrificado para extraerle un órgano. Su cuerpo es tratado como un recurso, una fábrica o un biorreactor. Este proceso de cosificación lingüística despoja a los animales no humanos de su condición de seres sintientes y los convierte en instrumentos, en meros medios para un fin humano; esto es lo que conocemos como especismo, la negación de igual consideración de intereses basada en la especie.

Según el Diccionario del español de México, donante significa “ceder o dar a alguien algo que le pertenece, como ayuda o contribución”. La donación se basa en el consentimiento, explícito o presunto, y en el altruismo. Aplicar la misma palabra a un animal no humano no es sólo conceptualmente fraudulento; es un acto de violencia simbólica que refuerza su estatus de propiedad y bloquea cualquier posibilidad de reconocerles derechos fundamentales, como el derecho a la integridad corporal. Esta retórica no es accidental, responde al sistema cárnico, el conjunto de creencias que nos condiciona a percibir a algunos animales como comestibles o usables, y al sistema especista, los cuales requieren de mecanismos psicológicos y lingüísticos para evitar la disonancia cognitiva.

Pero ¿por qué esta insistencia en un lenguaje tan deliberadamente engañoso? La elección del término donante por parte de científicos y medios de comunicación no es ingenua, de hecho, responde a una estrategia de comunicación muy calculada que persigue varios fines. El primero: enmarcar la práctica en un contexto de altruismo y progreso incuestionable, para así evitar el rechazo social que generaría una descripción literal del proceso, el cual se trata de crear, manipular y sacrificar. Segundo, proteger la inversión y el capital simbólico de la investigación, pues el lenguaje es crucial para obtener permiso social para tecnologías controversiales, por ejemplo, presentar los avances como un regalo de la naturaleza, o de los animales no humanos, lo hace más digerible. En última instancia, este eufemismo beneficia a las instituciones al desviar la atención del cuestionamiento ético hacia la maravilla técnica, y con esto la continuidad del financiamiento y la evasión de regulaciones más estrictas que reconozcan el estatus moral de los animales no humanos.

Este lenguaje, por tanto, adormece el debate público. Si lo llamamos donación la sociedad no cuestiona la práctica, por lo que así se puede evadir más fácilmente el dilema bioético de si los animales no humanos son sujetos de una vida, con valor inherente más allá de su utilidad para nosotros. ¿Es éticamente defendible crear vida sintiente con el único propósito de despojarla de sus órganos, incluso si el beneficio humano fuera incuestionable? El lenguaje eufemístico impide que esta pregunta se formule con la crudeza que merece.

Esta estrategia se apoya en lo que los estudios de comunicación llaman framing, que es una selección cuidadosa de un ángulo para promover una interpretación específica y que oculta activamente, a la par, una parte clave de la información. Al elegir la metáfora de la donación, se activa en el imaginario colectivo un marco de altruismo y comunidad, que se equipara a algunos actos humanos como la donación de sangre o de órganos entre familiares. Este marco desplaza la narrativa desde una de explotación y dominio hacia una de solidaridad interespecie. El lenguaje, así, no sólo describe, sino que crea una realidad social más aceptable; construye un consenso basado en una premisa falsa.

Para profundizar en cómo este dilema beneficia a las instituciones tecnológicas, podemos acudir a la reflexión bioética. Desde el utilitarismo podríamos cuestionar si el beneficio humano supera el sufrimiento animal masivo y sistemático, una pregunta que el eufemismo de donación sesga desde el inicio. Por otra parte, Tom Regan, al considerar a los animales no humanos como “sujetos de una vida”, vería en el término cerdo donante una violación lingüística de sus derechos fundamentales, una forma de negar su condición de paciente moral. Este lenguaje no sólo impacta en la percepción pública, sino que tiene consecuencias materiales directas como moldear el marco regulatorio en las prácticas científicas. Al presentar a los animales como donantes y no como seres sacrificados, se abre el camino para legislaciones permisivas que priorizan la innovación médica sobre la bioética animal. Es importante retomar que no es sólo un debate semántico, sino una batalla por el fundamento ético y legal sobre el cual construiremos el futuro de la biotecnología.

Avanzar en la ciencia no debe significar retroceder en la ética y el lenguaje. El uso especista de términos como donante no es un tecnicismo, es una herramienta discursiva que busca anestesiar nuestra capacidad crítica. Frente a este eufemismo, la respuesta ética implica exigir un lenguaje preciso y honesto, exigir que se le enuncie como lo que es: un animal modificado genéticamente y sacrificado para la extracción de órganos. Lejos de ser una postura purista del lenguaje, esta precisión es necesaria para la honestidad intelectual que debe guiar a la ciencia. Hay que nombrar las cosas como son, por su nombre, para poder asumir la plena responsabilidad de nuestros actos y encarar el debate social honesto y necesario que hemos eludido desde hace tanto tiempo: ¿hasta qué punto nuestro derecho a la vida justifica el asesinato de otros?

* Brisa Paulina Montaño González es estudiante de la Licenciatura en Traducción de la Escuela Nacional de Lenguas, Lingüística y Traducción; es prestadora de Servicio Social en el Programa Universitario de Bioética, ambos de la UNAM. Tiene interés en la traducción técnico-científica orientada a la bioética y a los estudios críticos animales.

Las opiniones publicadas en este blog son responsabilidad exclusiva de sus autores. No expresan una opinión de consenso de los seminarios ni tampoco una posición institucional del PUB-UNAM. Todo comentario, réplica o crítica es bienvenido.

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Imagen BBC
Cuáles son las 5 formas de violencia digital más comunes (y cómo protegerse)
6 minutos de lectura

La violencia digital está aumentando y millones de mujeres y niñas sufren abusos en línea cada año, lo que las está alejando de internet.

11 de diciembre, 2025
Por: BBC News Mundo
0

La violencia digital es una de las formas de abuso que más se está incrementando y está alejando a las mujeres de internet. Desde el acoso y el troleo hasta las deepfakes y el doxing, millones de mujeres y niñas sufren hostigamiento virtual cada año.

Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), el organismo especializado de las Naciones Unidas para las tecnologías digitales, alrededor de seis mil millones de personas utilizan internet en todo el mundo, y 280 millones más hombres que mujeres estuvieron conectados este año.

Las mujeres, las niñas y las personas no conformes con su género tienen más probabilidades de ser víctimas de violencia y sufrir consecuencias más graves y duraderas debido a su género, según la ONU.

Estudios en todo el mundo muestran que hasta el 58 % de las mujeres y niñas han sido víctimas de violencia en línea, según la organización de la ONU para las Mujeres.

Cinco formas comunes de violencia digital

Una pantalla que muestra un teléfono inteligente y dos ilustraciones de conversaciones
Getty Images
Mujeres famosas, activistas y periodistas tienen más probabilidades de ser blanco de los trols.

1. Troleo

El troleo consiste en publicar mensajes intencionalmente provocativos u ofensivos en línea para molestar a alguien, provocar una reacción o causar problemas.

Según el Centro para la Lucha contra el Odio Digital (CCDH), una ONG británico-estadounidense que busca frenar la propagación del discurso de odio y la desinformación en internet, existen dos tipos principales de troles:

  • Trols que atacan a figuras públicas con muchos seguidores en redes sociales para amplificar el abuso;
  • Trols motivados por una “potencia social negativa”: disfrutar del daño causado a otros.

Existen muchas razones por las que las personas pueden trolear en línea, y la diferencia varía de un trol a otro.

Los troles suelen disfrutar molestando a quienes atacan, por lo que si su víctima responde, esto solo los anima a continuar.

El troleo puede causar altos niveles de ansiedad y baja autoestima en la víctima.

2. Doxing

Una silueta de una mujer sentada frente a una pequeña ventana.
Getty Images
Compartir información personal confidencial puede generar estrés e incluso conducir a la violencia.

El doxing se refiere a la divulgación de información privada sobre personas en internet, generalmente con malas intenciones.

Puede tener consecuencias en la vida real, como acoso, amenazas e incluso violencia física.

En 2021, J.K. Rowling, autora de Harry Potter, declaró haber sido víctima de doxing después de que una fotografía tomada fuera de su casa, que revelaba su dirección, circulara en línea.

Sin embargo, la policía declaró que no se tomarían medidas contra los activistas que la señalaron.

Desde abril de 2022, Facebook e Instagram (propiedad de Meta) prohíben compartir la dirección particular de una persona, incluso si aparece en registros públicos o noticias.

Los usuarios pueden seguir compartiendo su propia dirección, pero otros no pueden compartirla.

Este cambio se realizó siguiendo las recomendaciones de la Junta de Supervisión de Meta para fortalecer la protección de la privacidad y reducir los riesgos del doxing.

3. Deepfakes

Una mujer estresada mirando la pantalla de una laptop
Getty Images
Muchas mujeres no se conectan a internet para proteger su propia seguridad.

Los deepfakes son videos, imágenes o clips de audio creados con inteligencia artificial para que parezcan reales.

Pueden usarse para diversión o incluso para investigación científica, pero a veces se emplean para suplantar la identidad de políticos o líderes mundiales con el fin de engañar deliberadamente al público.

También se utilizan cada vez más para crear videos o imágenes pornográficas de famosos o de gente común.

Una encuesta reciente de la policía en Reino Unido reveló que “una de cada cuatro personas considera que no hay nada de malo en crear y compartir deepfakes sexuales, o se siente neutral al respecto, incluso cuando la persona representada no ha dado su consentimiento”.

Compartir o amenazar con compartir imágenes íntimas sin consentimiento es un delito penal en Reino Unido, que ahora se incluye en la Ley de Seguridad en Línea de 2023. Esto abarca las imágenes fabricadas o manipuladas, incluidas los deepfakes.

Muchos otros países, como Australia e Irlanda, cuentan con leyes similares para proteger a las personas del abuso con imágenes íntimas.

4. Grooming

Un hombre con la cara cubierta mirando una laptop
Getty Images
Algunos agresores en línea ocultan su identidad para ganarse la confianza de los niños y jóvenes.

Los niños y jóvenes pueden ser objetivos de manipulación y grooming en línea.

Los agresores pueden usar plataformas en internet para establecer una relación de confianza con el menor y abusar de él.

Este abuso puede ocurrir en línea o el agresor puede concertar una cita con el niño o niña en persona con la intención de abusar de ellos.

El abuso también puede ocurrir cuando otros graban, suben o comparten contenido dañino en línea.

Ya sea que el abuso ocurra en internet o fuera de éste, puede tener un impacto duradero en el bienestar general del niño, provocando ansiedad, autolesiones, trastornos alimenticios, pensamientos suicidas o incluso suicidio.

5. Ciberacoso

El ciberacoso, o acoso en línea, se produce cuando alguien se enfrenta a un comportamiento acosador en redes sociales, aplicaciones de mensajería, juegos en línea y otros lugares de internet.

El acoso puede ocurrir tanto en línea como fuera de ella al mismo tiempo, y en ocasiones la persona que lo realiza es conocida de la víctima.

También es común sufrir acoso por parte de personas que no conoces en persona, pero que conoces de comunidades en línea, juegos o redes sociales. El abusador también puede ser anónimo.

Cómo mantenerse seguro

Una persona sostiene un teléfono inteligente que muestra un mensaje de “Alerta de estafa” en la pantalla
Getty Images
Las empresas tecnológicas y los reguladores están tomando medidas para reducir los delitos cibernéticos

Estos son algunos consejos para reducir el riesgo de ser víctima de abuso en línea, según la ONU.

  • Piénsalo dos veces antes de publicar o compartir algo en internet: podría permanecer en línea para siempre y usarse para perjudicarte más adelante.
  • Limita la información que publicas en internet, especialmente datos personales como tu dirección y número de teléfono.
  • Advierte a tus amigos y conocidos que no publiquen información personal sobre ti.
  • Infórmate sobre la configuración de privacidad de tus redes sociales, incluyendo quién puede ver tu información y las opciones de bloqueo/ocultación de contenido.
  • Desactiva la geolocalización en todas tus cuentas.
  • Denuncia cuentas sospechosas o amenazantes.

Riesgo alarmante

Para prevenir eficazmente la violencia en línea facilitada por la tecnología, es fundamental comprender su especificidad y su impacto en las mujeres y las niñas, afirma la ONU.

Un estudio de ONU Mujeres de 2021 en la región de los Estados árabes reveló que el 60% de las mujeres usuarias de internet habían estado expuestas a violencia en línea ese año.

Un estudio europeo reveló que las mujeres tienen 27 veces más probabilidades de sufrir acoso en línea que los hombres, y otro análisis reveló que el 92% de las mujeres reportaron que la violencia en línea afecta negativamente su bienestar.

Las mujeres en la vida pública, como políticas, periodistas y defensoras de los derechos humanos, son especialmente blanco de ataques, y los riesgos son aún mayores para las mujeres negras, las personas LGBTQI+ y las mujeres con discapacidad, según la ONU.

La organización lanzó hasta el 10 de diciembre una campaña para erradicar la violencia digital contra todas las mujeres y niñas.

La campaña insta a los gobiernos a proteger la información personal y a penalizar la violencia digital, y pide a las grandes empresas tecnológicas eliminar el contenido dañino.

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BBC

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