
El gobierno de la Ciudad de México entregó 2 mil pesos bimestrales a las personas que tengan entre 57 y 59 años a través del apoyo llamado “Ingreso Ciudadano Universal” (ICU).
“Este apoyo y esa edad, tiene que ver, porque es la edad en la que muchos pierden empleo, en que la salud viene para abajo y en la que ya no se puede encontrar actividad económica que puedan incluirlos. Así que, es vital apoyar a las personas de esta edad”, explicó la jefa de Gobierno, Clara Brugada durante la entrega del programa.
De acuerdo con los lineamientos publicado en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México, se tiene pensado que el apoyo se entregue a 330 mil 814 personas. Aunque, la inscripción al programa se hará paulatinamente a lo largo de los años, con el objetivo de que en 2030 se logre la meta.

En este 2025 el apoyo se concentrará en las personas que tienen 59 años, de acuerdo con el sitio del Sistema de Información del Bienestar de la Ciudad de México. Por su parte, Araceli Damián, secretaria de Bienestar e Igualdad Social (SEBIEN), aseguró que se han registrado al Ingreso Ciudadano Universal a 46 mil 140 beneficiarias y beneficiarios, con una meta de 77 mil 674 para este año, por lo que aún hay lugares disponibles.
Los requisitos para inscribirse en el apoyo para personas de 57 a 59 años son:

Además, para inscribirte deberás presentar original y copia de los siguientes documentos:
También se deberá llenar y firmar una solicitud de incorporación al programa, al terminar, se te entregará un comprobante de solicitud para incorporarte al programa.
Es importante señalar que, en caso de que el número de solicitudes superen al número de recursos destinados, se privilegiará a las personas que vivan en unidades territoriales de muy bajo índice de desarrollo social.
La convocatoria oficial señala que el registro para recibir los 2 mil pesos bimestrales se hará en los módulos de atención que el área de Participación Ciudadana que instale la Secretaría.
Sin embargo, el pasado 13 de junio la SEBIEN publicó en sus redes sociales que no se encontraba en proceso de inscripción para el programa Ingreso Ciudadano Universal (apoyo a personas de 57 a 59 años), el programa desde la cuna y la pensión hombres Bienestar.
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Además, señalaba que para nuevas inscripciones el Gobierno de la Ciudad tocará a tu puerta casa por casa. Aunque, te recomendamos que contactes directamente a los módulos de atención cercanos a tu domicilio, pues algunos señalan que cuentan con el registro abierto. De igual forma, te recordamos que no existe registro por internet para este programa, por lo que cualquier sitio que ofrezca este servicio es falso.

En caso de que requieras más información puedes llamar al área de atención ciudadana al 55 8957 3450, extensión 103, 104, 105, 106.

En lo que respecta a la monogamia, los humanos se parecen más a las suricatas y a los castores que a nuestros primos primates.
En nuestra vida amorosa, nos asemejamos más a estas mangostas sociales y unidas que a nuestros primos primates, según sugiere una clasificación de monogamia elaborada por científicos.
Con un 66% de monogamia, los humanos obtienen una puntuación sorprendentemente alta, muy superior a la de los chimpancés y los gorilas, y a la par de las suricatas.
Sin embargo, no somos ni mucho menos la criatura más monógama.
El primer puesto lo ocupa el ratón californiano, un roedor que forma vínculos inseparables para toda la vida.
“Existe una liga de élite de la monogamia, en la que los humanos se encuentran cómodamente, mientras que la gran mayoría de los demás mamíferos adoptan un enfoque mucho más promiscuo para el apareamiento”, afirmó Mark Dyble, investigador del Departamento de Arqueología de la Universidad de Cambridge.
En el mundo animal, el emparejamiento tiene sus ventajas, lo que podría explicar por qué ha evolucionado de forma independiente en múltiples especies, incluida la nuestra.
Los expertos han propuesto diversos beneficios para la llamada monogamia social, en la que las parejas se unen durante al menos una temporada de reproducción para cuidar a sus crías y ahuyentar a los rivales.
Dyble examinó varias poblaciones humanas a lo largo de la historia, calculando la proporción de hermanos de padre y madre (individuos que comparten la misma madre y el mismo padre) en comparación con los medio hermanos (individuos que comparten la madre o el padre, pero no ambos).
Se recopilaron datos similares para más de 30 mamíferos monógamos sociales y de otras especies.
Los humanos tienen un índice de monogamia del 66% de hermanos de padre y madre, por delante de las suricatas (60%), pero por detrás de los castores europeos (73%).
Mientras tanto, nuestros primos evolutivos se sitúan en la parte inferior de la tabla: los gorilas de montaña con un 6%, y los chimpancés con solo un 4% (al igual que el delfín).
En último lugar se encuentra la oveja de Soay, de Escocia, donde las hembras se aparean con múltiples machos, con un 0,6% de hermanos de padre y madre.
El ratón californiano ocupó el primer puesto, con un 100%.
Sin embargo, estar clasificados junto a suricatas y castores no significa que nuestras sociedades sean iguales: la sociedad humana es completamente diferente.
“Aunque la proporción de hermanos de padre y madre que observamos en los humanos es muy similar a la de especies como las suricatas o los castores, el sistema social que vemos en los humanos es muy distinto”, declaró Dyble a la BBC.
“La mayoría de estas especies viven en grupos sociales similares a colonias o, quizás, en parejas solitarias que se desplazan juntas. Los humanos somos muy diferentes. Vivimos en lo que llamamos grupos con múltiples machos y múltiples hembras, dentro de los cuales existen estas unidades monógamas o de pareja estable”, explicó.
Kit Opie, profesor del Departamento de Antropología y Arqueología de la Universidad de Bristol, que no participó en el estudio, afirmó que este es otro elemento clave para comprender cómo surgió la monogamia en los seres humanos.
“Creo que este artículo nos proporciona una comprensión muy clara de que, a lo largo del tiempo y en diferentes lugares, los humanos son monógamos”, declaró.
“Nuestra sociedad se parece mucho más a la de los chimpancés y los bonobos; simplemente hemos tomado un camino diferente en lo que respecta al apareamiento”, agregó.
El nuevo estudio fue publicado en la revista científica Proceedings of the Royal Society: Biological Sciences.
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