
Los vecinos desalojados del edificio en República de Cuba 11 llevan más de 100 días viviendo en la calle, sin que hasta el momento tengan certeza de cuánto tiempo pasará antes de que puedan volver a los departamentos que habitaron durante décadas, o si eso no ocurrirá.
“Es muy difícil estar aquí con los cambios de clima. Hace dos meses las lluvias nos inundaban y ahorita ha hecho mucho frío y nos enfermamos cada rato. Yo de por sí estoy mal de los pulmones, me quedaron secuelas del Covid y debo usar oxígeno, pero me tengo que desconectar para venir a apoyar al campamento”, señala Sonia González, quien llegó a este edificio hace 25 años.

Las primeras semanas después del desalojo, por ser adulta mayor recibió un apoyo del gobierno capitalino para pagar una habitación de hotel, sin embargo, dejó de recibirlo y ahora, enferma y con 64 años, se queda en el campamento con sus dos hijos.
Entre lonas y casas de campaña, González, al igual que más de una treintena de vecinos que siguen en la incertidumbre, han acomodado los pocos muebles que rescataron, así como un árbol de navidad y otros adornos de temporada, pues saben que pasarán las fiestas decembrinas en la calle.
“Hemos puesto decoraciones conforme la temporada, siquiera para alegrarnos un poquito, porque pensar que vamos a pasar aquí navidad es muy desagradable, pero ¿qué hacemos? No tenemos dónde vivir“, lamenta Sonia.
La mayoría de quienes fueron desalojados de República de Cuba 11 son personas adultas mayores, cuya salud se ha visto afectada por la angustia de haber perdido su vivienda y las complicaciones de estar quedándose en la calle. Dos de ellas han fallecido desde que los sacaron del edificio, lo que, de acuerdo con Sonia, les ha pegado bastante.
“Cuando recién nos sacaron, al primer vecino que falleció le dio un infarto por tanto estrés, y hace un par de semanas murió otro señor cuya salud se agravó por las situaciones que hemos pasado, y eso nos tiene con la preocupación de pensar ¿ahora quién sigue?”, cuestiona.

Blanca Tello, de 72 años, describe su sentir como preocupación y enojo, “porque el fallecimiento de los vecinos se dio por esta situación tan irregular. La mayoría ya no somos jovencitos y para mi gusto las pláticas con las autoridades van lento, aunque creo que sí están poniendo de su parte”.
Aunque intenta mantener el buen ánimo, Blanca reconoce estar desgastada por el cansancio de montar guardias en el campamento y los traslados que debe hacer a diario para ir a dormir y a trabajar en casa de uno de sus nietos. Antes del desalojo tenía su taller de elaboración de sellos en República de Cuba, por lo que además de perder la vivienda ha visto mermado el número de clientes, ya que no tienen cómo contactarla para hacerle nuevos encargos.
Lee más: Cómo denunciar despojos de vivienda en CDMX; ésta es la línea telefónica para atender casos
“Tenía una línea telefónica donde recibía pedidos desde hace más de 30 años, pero ya van más de tres meses en que el trabajo disminuyó demasiado”, aunque de todos modos “duermo poco, porque tengo que llegar a hacer lo que me piden hasta la casa y volver al campamento para entregar”.
Con todo y dificultades, asegura que “hay personas que se desaniman, pero habemos otras que procuramos estar alegres de pensar que nos van a devolver nuestra vivienda. Tratamos de llevarla bien, platicando y cotorreando un poco, aunque como en todas las familias —porque ya somos una familia como de 30 personas— a veces hay molestias, pero son sólo conflictos pasajeros”.

Para Manuel, de 62 años, aunque hay apoyos para algunos de los adultos mayores, se requiere que haya mayor presión de los vecinos desalojados para que las autoridades solucionen la situación legal del inmueble y les permitan adquirir los departamentos,
“Nadie había previsto vivir así, y no dejo de pensar que no debería estar sucediendo. Aunque estamos a gusto socializando, platicando, sentaditos aquí toda la tarde, hemos presionado pocas veces al gobierno, algunos parecen estar conformes y yo no estoy de acuerdo con ello”, se queja.
Sigue leyendo: Escudo Protector: iniciativa del Colegio de Notarios que intenta evitar despojos de inmuebles en la CDMX
Sin embargo, dice, “aquí andamos, con todo y que ya no tenemos apoyos externos, únicamente algunos reciben dinero del gobierno. Por otro lado, no tenemos diálogo con ellos y eso me molesta, porque aunque sabemos que tienen mucho trabajo y hay urgencias qué atender nos tienen que dar la cara”.
“Con lo que ha pasado me doy cuenta de que el gobierno no es de izquierda, no le interesa que tenemos que seguir en la lucha con todo y la pérdida de compañeros que murieron sin casa”, reflexiona.

Asimismo, se cuestiona: “¿Vendrán tiempos mejores? No lo sé. Yo soy muy hipocondríaco y pienso que quizá el siguiente voy a ser yo, porque no hay plazo de nada”.
Sonia, por el contrario, se aferra al convencimiento de que hay una fuerza divina que los ayudará a sostener la lucha “y que se va a arreglar de alguna manera esto, que va a poner la bondad y la compasión por nosotros en las autoridades correspondientes. No nos queda de otra que creer en ello, porque sin eso yo creo que ya todos nos hubiéramos ido como los vecinos que murieron”.
En tanto que se resuelve su situación, en conjunto con el abogado Arturo Aparicio los vecinos han intentado avanzar para impedir que otros habitantes de la ciudad estén en riesgo de ser desalojados. Este lunes entregaron una iniciativa al Congreso de la Ciudad de México para que se legisle un protocolo que respete los derechos de inquilinos y se sancione con cárcel a quienes cometan despojos, como ocurrió en su caso.

Es esa zona gris entre el sueño y la vigilia, cuando nos quedamos somnolientos en un estado semiconsciente, experimentando vívidas imágenes y sonidos mentales.
La canción de los Beatles, “Yesterday”, fue escrita en lo que los psicólogos llaman “estado hipnagógico”. Es esa zona gris entre el sueño y la vigilia, cuando nos quedamos somnolientos en un estado semiconsciente, experimentando vívidas imágenes y sonidos mentales.
Al despertar una mañana a principios de 1965, Paul McCartney percibió una larga y compleja melodía sonando en su cabeza. Saltó de la cama, se sentó al piano y empezó a tocar la melodía.
Rápidamente encontró los acordes que acompañaban a la melodía y creó algunas frases de acompañamiento (como las llaman los compositores, antes de escribir la letra propiamente dicha) que encajaban con la música.
Le costaba creer que un sonido tan hermoso pudiera surgir espontáneamente, McCartney sospechó que estaba plagiando inconscientemente otra composición.
“Durante aproximadamente un mes fui a ver a gente del mundo de la música y les pregunté si la habían escuchado antes… Pensé que si nadie la reclamaba después de unas semanas, podría quedármela”, recordó. Pero resultó ser original.
Muchos grandes descubrimientos e inventos han surgido durante el estado hipnagógico.
El físico Niels Bohr ganó el Premio Nobel porque estando semiconsciente soñó que veía el núcleo del átomo, con los electrones girando a su alrededor, al igual que el sistema solar con el sol y los planetas, y así “descubrió” la estructura del átomo.
Las investigaciones han demostrado que el estado hipnagógico es un punto óptimo para la creatividad. Por ejemplo, en un estudio de 2021, los participantes en estado hipnagógico tenían tres veces más probabilidades de descubrir la “regla oculta” que podía resolver un problema matemático.
Los psicólogos asocian la creatividad con cualidades como la apertura a la experiencia y la flexibilidad cognitiva.
Otros han sugerido que la creatividad surge de la coordinación entre la red de control cognitivo del cerebro (que se encarga de la planificación y la resolución de problemas) y la red neuronal por defecto (que se asocia con la ensoñación y la divagación mental).
Sin embargo, en mi opinión, una de las teorías más importantes sobre la creatividad es una de las más antiguas, propuesta por el psicólogo británico Frederic Myers en 1881. Según Myers, las ideas y las percepciones surgen como una repentina “oleada” de una mente subliminal.
Para Myers, nuestra mente consciente es solo un pequeño segmento de nuestra mente, que incluye no solo lo que Sigmund Freud llamó el inconsciente, sino también niveles de conciencia más amplios y elevados. Las ideas pueden gestarse inconscientemente durante mucho tiempo antes de emerger a la conciencia.
Por eso, a menudo sentimos que las ideas provienen de más allá de la mente, como si nos hubieran sido regaladas. Pueden provenir de más allá de nuestra mente consciente.
El estado hipnagógico es tan creativo porque, mientras oscilamos entre el sueño y la vigilia, la mente consciente apenas está activa.
Durante un breve período, nuestros límites mentales son permeables y existe la posibilidad de que percepciones e ideas creativas fluyan desde la mente subliminal.
En un sentido más general, esta es la razón por la que la creatividad suele asociarse con la relajación y la ociosidad. Cuando nos relajamos, nuestra mente consciente suele estar menos activa. A menudo, cuando estamos ocupados, nuestra mente se llena de pensamientos que parlotean, impidiendo que fluyan las ideas creativas.
Esta también es la razón por la que la meditación está fuertemente asociada con la creatividad.
Las investigaciones demuestran que la meditación promueve cualidades creativas generales, como la apertura a la experiencia y la flexibilidad cognitiva.
Pero quizás más importante aún, la meditación aquieta y suaviza la mente consciente, de modo que somos más responsables de recibir inspiración de fuera de ella.
Como señalo en mi libro “El Salto”, esta es la razón por la que existe una fuerte conexión entre el despertar espiritual y la creatividad.
Las investigaciones han descubierto que alrededor del 80% de las personas han experimentado el estado hipnagógico, y que aproximadamente una cuarta parte de la población lo experimenta con regularidad. Es ligeramente más común en mujeres que en hombres.
Es más probable que ocurra al inicio del sueño, pero también puede ocurrir al despertar o durante el día si nos entra sueño y perdemos la consciencia normal.
¿Podemos usar el estado hipnagógico para potenciar nuestra creatividad? Ciertamente es posible permanecer en él, como probablemente sepas de las noches de los domingos.
Sin embargo, una de las dificultades es captar las ideas que surgen. En la somnolencia, puede que no sintamos el impulso de recordarlas. Es tentador decirnos antes de volver a dormirnos: “Esta idea es tan buena que se me quedará grabada”. Pero cuando nos despertamos un rato después, la idea se ha ido.
No obstante, mediante el entrenamiento mental, no hay razón por la que no podamos adquirir el hábito de registrar nuestras ideas hipnagógicas.
Lo mejor es tener un bolígrafo y papel en la mesita de noche. O, para una variante más moderna, tener el teléfono junto a la cama con la aplicación de grabación abierta.
De hecho, esta es una práctica que Paul McCartney siempre ha seguido. Incluso se entrenó para escribir en la oscuridad con este fin.
También podemos usar la técnica de la “siesta consciente” para generar ideas. Siempre que el gran inventor Thomas Edison se quedaba atascado en una solución o una idea nueva, se dejaba llevar por la inconsciencia mientras sostenía una bola de metal.
Al quedarse dormido, la bola caía al suelo y lo despertaba, momento en el que a menudo descubría que había surgido una nueva perspectiva.
En términos más generales, deberíamos usar la inactividad como una forma de cultivar la creatividad.
No pienses que la siesta o el relax son una pérdida de tiempo. Lejos de ser improductivos, pueden conducir a las ideas y percepciones más inspiradoras.
*El texto original fue publicado en inglés en The Conversation. Puedes leerlo aquí.
**Steve Taylor es profesor de Psicología de la Universidad de Leeds Beckett (Reino Unido) y es autor de varios libros sobre psicología y espiritualidad.
Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.
Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.