Los integrantes del grupo musical Los Alegres del Barranco, su promotor y su representante fueron vinculados a proceso por su presunta responsabilidad en apología del delito, esto tras proyectar imágenes e interpretar canciones alusivas a Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho” e identificado como líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), en un concierto en Zapopan.
“Quienes integran la agrupación musical que proyectó imágenes e interpretó melodías alusivas a un personaje del crimen organizado en un concierto en Zapopan el 29 de marzo, así como su promotor y representante, han sido vinculados a proceso por presunta apología del delito”, informó la Fiscalía del Estado.
En la audiencia, a Los Alegres del Barranco, a su representante y a su promotor se les dictó como medida cautelar presentarse cada semana a firmar en el juzgado y se mantuvo la garantía económica de 300 mil pesos a cada uno, esto es 1 millón 800 mil pesos en total.
El juez dio tres meses para la investigación complementaria y les concedió permiso de salir a conciertos a otros estados y regresar al terminar, ya que sino se estaría violando el derecho al libre ejercicio profesional, mencionó Alexis Figueroa, representante legal del municipio de Zapopan.
“Les concedió permiso para que puedan salir solamente en sus presentaciones que son tres fechas próximas: 30 de mayo y 6 y 27 de junio, y tienen que regresar a Jalisco”, confirmó el funcionario municipal.
Cada salida que vaya a realizar la agrupación debe ser solicitada y aprobada por un juez, detalló la fiscalía.
Al término de la audiencia, Luis Alvarado, quien se presentó como vocero de la agrupación, defendió el derecho a la libertad de expresión y dijo que “todos (…) ya sea con un lápiz o con un acordeón, tienen derecho a contar sus historias”, además reconoció que el proceso legal será largo pero dijo que se mantienen fuertes.
Los Alegres del Barranco enfrentan diversos procesos en Jalisco por presunta apología del delito: uno es con relación al concierto en Zapopan, otro por una presentación en Villa Purificación, y dos más por shows en Cihuatlán y Tequila, en donde, bajo la modalidad de karaoke, proyectaron las letras de canciones alusivas a líderes criminales para que la gente cantara mientras ellos tocaban.
La Fiscalía de Jalisco hizo un llamado a la sociedad a “no normalizar la violencia” y recordó que con éste ya son tres casos en los que proceden por apología del delito. Los otros fueron la difusión de un video en 2016 de un cantante de corridos en el que se presentaba una agresión a una mujer y en 2018 contra un rapero, quien además habría participado en la desaparición de un grupo de estudiantes de cine.
Durante décadas, el PKK ha luchado con Turquía para ganar territorio para los kurdos de Medio Oriente.
El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) ha decidido disolverse y deponer las armas, marcando el fin de un conflicto de más de cuatro décadas con Turquía que dejó más de 40.000 muertos.
La decisión se produjo tres meses después de que su líder, Abdullah Ocalan, preso desde 1999, hiciera un llamado a la disolución del grupo.
Turquía aún no ha hecho ningún anuncio oficial, pero la disolución representaría una gran victoria para el presidente Recep Tayyip Erdogan.
También tendrá importantes repercusiones en la región, especialmente en la vecina Siria.
El grupo, de raíces izquierdistas, fue formado a finales de los años 70 y lanzó una lucha armada contra el gobierno turco en 1984, reclamando un Estado kurdo independiente dentro de Turquía.
Los kurdos son uno de los pueblos originarios de las montañas y llanuras de Mesopotamia, una región que se extiende por el sureste de Turquía, noreste de Siria, norte de Irak, noroeste de Irán y suroeste de Armenia.
Se estima que entre 25 y 35 millones de kurdos viven en esta zona. Son el cuarto grupo étnico más numeroso de Medio Oriente (después de árabes, persas y turcos), pero no tienen un Estado-nación propio.
Durante siglos, los kurdos vivieron bajo el dominio del Imperio Otomano. Cuando este colapsó al final de la Primera Guerra Mundial, muchos kurdos comenzaron a considerar la creación de una patria propia, usualmente denominada “Kurdistán”. Los aliados occidentales vencedores contemplaron esa posibilidad en el Tratado de Sèvres de 1920.
Sin embargo, este fue reemplazado en 1923 por el Tratado de Lausana, que fijó las fronteras de la Turquía moderna y no incluyó ninguna disposición para un Estado kurdo.
Los kurdos quedaron como minoría en todos los países donde habitaban. Durante los siguientes 80 años, todos los intentos kurdos por establecer un país independiente fueron reprimidos.
Los kurdos representan entre el 15 % y el 20 % de la población de Turquía.
En respuesta a los levantamientos ocurridos en las décadas de 1920 y 1930 en Turquía, muchos kurdos fueron reubicados, se prohibieron los nombres y vestimentas kurdas, se restringió el uso del idioma kurdo, e incluso se negó la existencia de una identidad étnica kurda, denominando a estas personas como “turcos de las montañas”.
En 1978, Abdullah Ocalan -un activista político de izquierda originario del sureste de Turquía- fundó el PKK, que abogaba por la creación de un Estado independiente dentro de Turquía. En 1984, el grupo inició una lucha armada.
Desde entonces, aproximadamente 40.000 personas han muerto en Turquía y en zonas de Siria e Irak cercanas a la frontera turca, como consecuencia del conflicto entre el PKK y las fuerzas de seguridad turcas. Cientos de miles de personas han sido desplazadas dentro de Turquía.
El PKK ha sido calificado como grupo terrorista en Turquía, Estados Unidos, Reino Unido y países de la Unión Europea.
En la década de 1990, el PKK dio marcha atrás en sus demandas de un Estado independiente, y comenzó -en cambio- a pedir una mayor autonomía para los kurdos.
En una entrevista con la BBC en 2016, el líder militar del PKK, Cemil Bayik, declaró:
“No queremos separarnos de Turquía y formar un Estado. Queremos vivir dentro de las fronteras de Turquía, en nuestra propia tierra, con libertad”.
“La lucha continuará hasta que se reconozcan los derechos innatos de los kurdos”, añadió.
Sin embargo, Turquía sostiene que el PKK “intenta crear un Estado separado dentro de Turquía”.
A mediados de los años noventa, se produjeron intensos combates entre las fuerzas de seguridad turcas y el PKK. Miles de aldeas fueron destruidas en el sureste y este de Turquía -zonas de mayoría kurda-, lo que obligó a cientos de miles de kurdos a huir hacia ciudades en otras partes del país.
El grupo pidió participar en la vida política de Turquía, mayor reconocimiento de los derechos culturales de la población kurda del país y la liberación de sus miembros encarcelados.
Turquía se negó a negociar con el PKK y ofreció únicamente una amnistía limitada a sus miembros.
Entre 2009 y 2011, el PKK y el gobierno turco mantuvieron conversaciones secretas en Noruega, pero estas fracasaron.
En marzo de 2013, Ocalan anunció un nuevo alto el fuego tras mantener diálogos con el gobierno, y pidió a las fuerzas del PKK que se retiraran de Turquía. Sin embargo, ese alto el fuego se rompió en julio de 2015.
Desde 2015, más de 7.000 personas han muerto en enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad turcas y los combatientes del PKK en Turquía e Irak, según la organización de investigación Crisis Group.
Los combates fueron especialmente intensos en 2015 y 2016, y ocurrieron principalmente en el sureste de Turquía.
Para 2019, las fuerzas de seguridad turcas habían expulsado a muchos militantes del PKK fuera del país, y la mayor parte de los enfrentamientos se ha trasladado desde entonces a la región autónoma del Kurdistán, en el norte de Irak, y al norte de Siria.
En Siria, las tropas turcas (junto con una milicia aliada llamada Ejército Nacional Sirio) también han estado combatiendo a las Unidades de Defensa del Pueblo (YPG), lideradas por kurdos, a las que Turquía considera la rama siria del PKK.
Pero desde octubre de 2024, el gobierno turco -junto con Devlet Bahceli, líder del ultraderechista Partido del Movimiento Nacionalista- ha estado manteniendo conversaciones con el PKK, que han incluido visitas a Ocalan en la prisión de la isla de Imrali, una cárcel de alta seguridad en el mar de Mármara.
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