Ya estamos cada vez más cerca del Día Internacional de la Mujer y en todo México las mujeres nos movilizaremos para exigir justicia y un alto a la violencia en nuestro país, donde en promedio hay 10 feminicidios a diario.
No importa si es tu primera vez en la marcha o ya has ido varias veces. Te dejamos esta guía con consejos para marchar el 8M de forma segura.
Recuerda que no hay una forma correcta de protestar. Cada quién tiene motivos y circunstancias propias para marchar o no, para ponerse algo verde/morado o no. Respeta las distintas luchas.
¡No solo es el 8M! Actividades en el marco del Día de la Mujer en CDMX
Es importante que conozcas todos los detalles de la marcha: ruta, horarios de encuentro y de inicio. En esta nota puedes ver todo sobre la Marcha 8M en CDMX y en esta otra encuentras convocatorias en distintos estados.
Te recomendamos NO ir sola a marchar el 8M y menos si es tu primera vez. Organízate con tus amix, o únete a algún colectivo. Igual infórmate sobre el punto de reunión del colectivo, horarios y más.
Informa a tu familia o personas de confianza que asistirás y, de ser posible, comparte tu ubicación con ellas o con al menos una persona.
Calzado y ropa cómoda; preferentemente de algodón y evita las telas sintéticas.
Una mochila ligera con agua y alimento como barras o semillas (pasarás al menos un par de horas marchando). Recuerda incluir bloqueador solar, lentes oscuros y una gorra o paliacate para protegerte del sol.
También guarda una identificación con tus datos, una tarjeta con contactos de emergencia y señala tu tipo de sangre.
Lleva dinero en efectivo o tus tarjetas para transporte público. También puedes llevar un pequeño botiquín de primeros auxilios (con agua oxigenada, alcohol, gasas, microporo, curitas, diclofenaco, aspirinas, etc).
Asegúrate que tu celular esté cargado al 100%, que tengas datos y/o crédito y carga una batería portátil por cualquier emergencia.
Ubica a las organizadoras de tu colectiva para que te den toda la información pertinente y presta atención a tus alrededores. En caso de que veas a alguien que no pertenece a tu grupo, comunícaselo a las organizadoras.
Recuerda que tú también eres responsable de tu seguridad, no hagas nada con lo que no te sientas cómoda y no dejes que nadie tome decisiones sobre tu situación.
Procura activar el modo ahorro de batería en tu celular y no tomes o subas fotos/videos que puedan poner en riesgo a las demás (no las etiquetes en redes).
En ocasiones anteriores, hemos visto que durante la marcha del #8M algunas mujeres son agredidas y detenidas por las autoridades. Por eso, si planeas asistir por primera vez —o aunque ya seas veterana de las marchas— te traemos algunas recomendaciones para que vayas segura.
Alex Guzmán, defensora de derechos humanos e integrante de la Círcula Feminista, aconseja realizar un acordonamiento con nuestro colectivo o grupo. Usando cuerdas o piolas de colores, todas las integrantes del contingente deberán estar dentro del acordonamiento para ser visibles ante los elementos de la fuerza pública y así enviar el mensaje de que están marchando pacíficamente.
Adicionalmente, recomienda llevar una manta que señale la intención pacífica de tu contingente.
Recuerda que las fuerzas públicas no pueden usar armamento letal durante las manifestaciones, no pueden tomarte fotos ni grabarte, deben mantener visible sus identificaciones oficiales, insignias y equipo, y deben mantener su distancia de los contingentes durante la manifestación (no pueden encapsularlas).
Esta táctica policial consiste en cercar a un grupo de personas para aislarlas de la movilización. Su objetivo es generar un ambiente hostil y de desesperación ante el miedo de una detención; por eso es importante siempre mantener la calma.
Otro punto a considerar es documentar lo que sucede. Tanto si estás dentro o fuera del encapsulamiento, visibiliza en redes sociales lo que sucede mencionando: hora, lugar y descripción del momento.
Evita confrontar a la policía; entendemos el coraje, pero lo mejor es evitar insultarles o violentarles. Es mejor que muestres cooperación y así buscar una negociación para que la policía deshaga el encapsulamiento.
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La especialista Alex Guzmán recomienda primero mantener la calma en el momento. Identifícate con la autoridad y pide que te informen sobre los motivos de la detención.
Es muy importante que evites confrontar a la policía (procura no insultarles ni resistirte). Es mejor que muestres cooperación; levanta la manos para prevenir cualquier tipo de agresión.
Además, si te van a llevar, grita tu nombre completo para que tus compañeras lo escuchen. Grita los datos que se vean desde la patrulla, la dirección a donde te van a llevar, gritar las calles donde te detienen y la hora. Si estás presenciando una detención, trata de documentar con esos datos.
Alex Guzmán nos recuerda que “se puede detener a las personas por Conductas contempladas en una ley de cultura cívica, que ameritaría una detención por alta administrativa, o un acto u omisión que sancionen las leyes penales. Conducta tipificada en códigos penales de los estados y sancionada por un tribunal en materia penal”.
“Las faltas administrativas contravienen un consenso de orden público y no son consideradas faltas graves. Ante expresiones de arte con pintas, ameritaría una detención, pero la autoridad competente tendría que diligenciar a las personas a un juzgado cívico, no a un juzgado penal“, agrega la especialista.
Si ya estás detenida, evita mentir y contradecirte porque eso pueden usarlo en tu contra. Recuerda que tienes derecho a guardar silencio.
Guzmán resalta que no debes decir nada en lo que te detienen y trasladan a un juzgado cívico o Ministerio público.
No caigas en las provocaciones de la autoridad –aunque sea bastante violenta– y si te piden declarar o firmar algún papel, no lo hagas hasta no tener a un abogado de confianza que te pueda asesorar.
Además, enfatiza que tienes derecho a conocer la razón por la que se propició la detención, derecho a mantenerte comunicada (lleva un número memorizado en caso de no tener acceso a dispositivo). Además, puedes contactar con abogada pública o privada.
Ante el juzgado o MP, tienes derecho a una revisión médica porque las autoridades que te detuvieron no tienen pueden agredirte.
Por otro lado, comunícate con tu contacto de emergencia para que le informes quiénes te aprehendieron, al lugar al que te están llevando y el delito que te imputan.
Y, de ser posible, presta atención a las horas a la que ocurren los hechos, recuerda los nombres de las personas con las que tratas e intenta transmitir y/o documentar lo que sucede.
Para documentar y transmitir, lo recomendable es que desactives tu geolocalización por tu seguridad y que no te asuste grabar a funcionarios públicos, porque estás en tu derecho de hacerlo.
Por otro lado, también deberás prestar atención a esto luego de que pasen 48 horas de la detención.
“Cuando pasen 48 horas de la detención, el ministerio público tuvo que haber formulado o no la imputación a partir de la conformación de un expediente y de ahí se pasa al juzgado de control, donde la persona juzgadora evaluará el momento de la detención. Ahí importa que tengas representación legal, porque si hubo maltrato o hubo vicios o fallas durante la detención, la defensa puede alegar que no ameritan, en caso de ser solicitadas, medidas cautelares”, resalta Guzmán.
Aunque usualmente la marcha del 8M es pacífica, existe la posibilidad de que las fuerzas públicas utilicen gas lacrimógeno. En caso de que suceda, lo primero es mantener la calma y moverte en dirección contraria a donde avance el gas.
Si te cae, NO te frotes ni eches agua (por más que te arda). Sabemos que arde, así que pestañea, lagrimea y escupe. Evita respirar por la nariz; hazlo por la boca entrecerrada.
Para limpiarte deberás hacerlo con tu pañuelo o paliacate y mójalo con refresco de cola, vinagre, agua mineralizada o agua mezclada con Pepto-Bismol o rocía directamente en la zona afectada.
Una vez que termine la marcha o termines tu participación, no te salgas sola —ni dejes que nadie se vaya sola—. Acompáñense al menos hasta el punto de recolección del transporte público (se recomienda buscar rutas alternas para salir del perímetro de la marcha).
Notifica a tus contactos de emergencia que ya vas de regreso. Por cuestiones de seguridad, es recomendable que ocultes o te quites cualquier distintivo (pañuelos, carteles, listones, etc) para evitar cualquier posibilidad de agresión en el camino a casa.
Por último, una vez en casa, reflexiona si pones en riesgo a alguna de las personas antes de publicar cualquier tipo de material (fotos, videos) en tus redes sociales o alguna otra plataforma.
Cuantas más opciones, más difícil se hace elegir, y el resultado de nuestra elección nunca es demasiado satisfactorio. ¿Cómo lidiar con el exceso de opciones?
¿Alguna vez te ha costado más escoger una película o una serie en una plataforma de streaming que ver directamente algo? ¿O has dado muchas vueltas antes de comprar un producto online solo para seguir dudando después? En una sociedad con más posibilidades que nunca, elegir se ha convertido en una fuente de ansiedad: lo que en principio parecía una ventaja puede acabar siendo una carga.
La psicología lo define como la “paradoja de la elección”: cuantas más opciones hay, más difícil es decidir… y menos satisfacción genera la decisión tomada.
Este fenómeno fue descrito por el psicólogo Barry Schwartz, quien propuso que el exceso de libertad puede tener efectos adversos sobre el bienestar. En lugar de hacernos más felices, una abundancia de opciones tiende a bloquear, frustrar y provocar la sensación persistente de que se podría haber elegido mejor.
Un estudio clásico de Sheena Iyengar y Mark Lepper demostró que ante una variedad de 24 sabores de mermelada frente a solo 6, los consumidores eran menos propensos a comprar. La sobrecarga de alternativas no solo complica la decisión, también reduce la satisfacción con lo elegido.
Este patrón no se limita al consumo. También se observa en decisiones vitales, desde la elección de estudios hasta relaciones personales. En contextos universitarios y profesionales, el exceso de opciones puede generar una sensación de parálisis, dudas constantes y miedo a equivocarse.
La psicología ha identificado diferentes estilos de afrontamiento ante la toma de decisiones. Entre ellos, los dos más estudiados son el perfil del maximizer y el del satisficer.
Esta distinción fue formalizada en un influyente estudio publicado en Journal of Personality and Social Psychology.
Las personas con un estilo maximizer tienden a buscar siempre la mejor opción posible. Evalúan muchas alternativas, comparan exhaustivamente, investigan a fondo y posponen decisiones en busca de una elección óptima. Aunque este comportamiento puede parecer racional o ambicioso, en la práctica suele asociarse a consecuencias negativas para el bienestar emocional.
El estudio citado mostró que los maximizers:
Además, otras investigaciones han asociado este perfil a síntomas depresivos, especialmente cuando las decisiones se toman en contextos complejos o inciertos.
En contraste, el estilo satisficer se basa en elegir una opción que cumpla criterios personales mínimos o razonables, sin necesidad de compararla con todas las demás. Estas personas no buscan lo perfecto, sino algo que encaje con sus necesidades o valores.
Según la misma investigación, los satisficers:
Tienen una mayor estabilidad emocional tras la toma de decisiones.
El estilo satisficer no implica conformismo, sino un enfoque más funcional y adaptativo. Como señalan otras investigaciones, estas personas tienden a conservar recursos cognitivos y emocionales, lo que les permite enfrentar mejor la incertidumbre y reducir la fatiga a la hora de tomar decisiones.
La diferencia entre ambos perfiles no solo influye en cómo se decide, sino en cómo se vive el proceso y sus consecuencias. El estilo maximizer puede ser útil en contextos técnicos o decisiones de alto riesgo, pero su aplicación constante en la vida diaria –donde muchas veces no existe una opción claramente “mejor”– puede deteriorar el bienestar psicológico.
Por el contrario, adoptar una actitud satisficer permite tomar decisiones con más tranquilidad, asumiendo que ninguna será perfecta, pero muchas pueden ser válidas. En tiempos de sobreabundancia de opciones, este enfoque parece más sostenible emocionalmente.
La paradoja de la elección se manifiesta en múltiples aspectos de la vida cotidiana:
Elegir entre muchas alternativas exige recursos cognitivos y emocionales. A mayor número de opciones, mayor probabilidad de experimentar ansiedad anticipatoria, dudas persistentes, arrepentimiento posterior a la decisión, disminución del placer con lo elegido y fatiga mental.
Además, en contextos de presión social o autoexigencia elevada, esta dificultad se agrava. La sensación de que “todo depende de una elección correcta” puede derivar en estrés crónico o evitación.
El fenómeno de la fatiga decisional ha sido descrito también en el ámbito clínico. Algunos estudios muestran cómo el esfuerzo mental acumulado por tomar muchas decisiones reduce la capacidad de autocontrol y aumenta la vulnerabilidad al estrés.
Desde la psicología aplicada, se han propuesto diversas estrategias para reducir el impacto negativo de la sobreabundancia de opciones:
En un contexto cultural que asocia libertad con cantidad, puede parecer contradictorio que reducir opciones aumente el bienestar. Sin embargo, numerosos estudios lo confirman: un exceso de alternativas genera ruido, fatiga y frustración.
Apostar por una toma de decisiones más simple, más conectada con lo personal y menos centrada en encontrar lo “óptimo” puede ayudar a mejorar la salud mental y la calidad de vida. En este sentido, elegir menos no es conformarse, sino decidir con más sentido.
*Oliver Serrano León es director y profesor del Máster de Psicología General Sanitaria de la Universidad Europea de Canarias, Universidad Europea
*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia creative commons. Haz clic aquí para leer la versión original.
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