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Cómo se despide el año en el mundo: rituales para cerrar y volver a empezar
Cómo se despide el año en el mundo: rituales para cerrar y volver a empezar
Foto: Pexels.
3 minutos de lectura

Cómo se despide el año en el mundo: rituales para cerrar y volver a empezar

A lo largo del mundo los rituales de fin de año combinan memoria, fe y simbolismo, recordándonos que, más allá de las diferencias culturales, despedir el año es también una forma universal de volver a empezar. Te contamos algunos de ellos.
27 de diciembre, 2025
Por: Animal MX.

Aunque el calendario marque la misma fecha en todo el mundo, la forma de despedir el año cambia según la cultura, la historia y las creencias de cada lugar.

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El simbolismo del cierre y el inicio

Desde quemar muñecos para soltar lo vivido hasta comer alimentos cargados de simbolismo, los rituales de fin de año revelan una necesidad compartida: cerrar ciclos y empezar de nuevo con esperanza.

Estas tradiciones, transmitidas de generación en generación, muestran cómo distintas sociedades transforman el paso del tiempo en actos colectivos de renovación. Te contamos de algunos rituales alrededor del mundo.

Rituales de fin de año
Foto: Pexels.

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¿Cómo celebran el cierre de año en el mundo?

Te contamos de algunas tradiciones por si quieres sumarle algo más a tu fiesta de año nuevo:

  • Las 12 uvas de la suerte: En España miles de personas comen 12 uvas, una por cada segundo que marca el inicio del año nuevo. Cada uva representa un deseo o propósito para los meses que vienen.
  • Derretir plomo para adivinar el futuro: En Alemania esta este ritual llamado BleigieBen que consiste en derretir una pequeña figura de plomo (hoy sustituida por cera) y verterla en agua fría. La forma que adopta se interpreta como una predicción simbólica del año que comienza.
  • Deseos y cenizas: En Rusia la tradición es escribir en un papel los deseos que tienes para el nuevo año, quemarlo y arrojarlas sobre un copa de champán que beberás.
  • Quemar el año viejo: En algunos departamentos de Colombia la tradición es elaborar muñecos de tamaño real rellenos de aserrín, papel o ropa vieja, que representan al año que termina o a personajes que marcaron los últimos meses, desde figuras políticas hasta escenas cotidianas. A la medianoche del 31 de diciembre, los muñecos se queman como un acto simbólico de purificación: el fuego se lleva lo malo, los errores y las cargas emocionales, para dar paso a un nuevo comienzo. En muchos casos, dentro del muñeco se colocan mensajes o “testamentos” donde se deja constancia de lo que se quiere soltar.
  • Agua para limpiar: En Puerto Rico el 31 de diciembre la gente suele arrojar cubos de agua por la ventana. De esta manera, las familias creen librarse de los problemas acarreados durante el año que se acaba.

La importancia de los rituales

Sea cual sea tu cierre de año, ya sea con fuego, baile, agua o comida, tener un ritual es sumamente valioso para reconocer lo vivido, agradecer, soltar y abrir espacio a lo que viene. Marcar un cierre y un inicio, aunque sea de forma simbólica, nos permite darle sentido al tiempo, reconciliarnos con el pasado y comenzar de nuevo con mayor conciencia.

¿Y tú cómo cierras tu año?

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Imagen BBC
El “tren del amor” en el que mujeres ucranianas visitan a sus esposos que combaten contra Rusia
6 minutos de lectura

“El camino de ida puede ser largo, pero está lleno de esperanza. Sin embargo, el regreso es más difícil”, cuenta Sasha.

25 de diciembre, 2025
Por: BBC News Mundo
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Sasha viaja en un tren nocturno que se adentra en una zona de guerra. La joven de 22 años va en el llamado “tren del amor”, que parte desde la capital ucraniana, Kyiv, para encontrarse con el hombre que ama en Kramatorsk, una ciudad en la región de Donetsk, en el este del país. El reencuentro será muy esperado, pero también breve.

Mientras toma su café de la mañana, Sasha le dice a BBC News: “No me preocupo por mí misma, sino por mi esposo. En este momento, él está saliendo de su posición”.

El viaje es agotador y muy peligroso, pero para Sasha, vale la pena el esfuerzo. “El camino de ida puede ser largo, pero está lleno de esperanza. Sin embargo, el regreso es más difícil”, comenta.

Desde el 5 de noviembre de 2025, Ferrocarriles Ucranianos ha suspendido los servicios de tren en Donetsk debido a la intensificación de los ataques contra la infraestructura ferroviaria. Ahora, el tren no se detiene en la propia Kramatorsk, sino en un pequeño pueblo que se encuentra a dos horas en autobús de la ciudad.

“Y durante ese transbordo, cualquier cosa puede pasar”, dice Sasha. “Pero es bueno que los trenes sigan funcionando, porque eso da esperanza”, añade.

Una posible mudanza a Kramatorsk

Sasha se casó en agosto de 2025.

“Dmytro me lo dijo de inmediato: serás mi esposa. No le creí. No tenía planeado casarme antes de los 25 años”, dice ella con una sonrisa.

Su esposo es militar de carrera. Siete de sus 26 años de vida los ha pasado en las fuerzas armadas de Ucrania. Sasha también tiene vínculos con el ejército. “Todos los hombres de mi familia sirven. Mi padre es policía, pero después de jubilarse también se unió a las fuerzas armadas. Mi hermano mayor también está en el ejército”, explica.

Sasha viaja a Kramatorsk casi todos los meses. Desearía poder hacerlo con más frecuencia, pero para Dmytro es difícil conseguir permisos.

Después de la boda, Sasha llegó a considerar mudarse a Kramatorsk. “Hablamos de ello a principios de septiembre. Y hace un mes, volvimos a hablarlo. Y hace una semana. Hablamos de eso todo el tiempo, pero obviamente ahora no es posible porque Kramatorsk es peligrosa”, explica.

Una mujer con gafas mira por la ventana de un tren.
Matthew Goddard/BBC
A pesar del peligro, Sasha emprende ansiosa el viaje que la llevará de Kyiv a Kramatorsk.

Dmytro elige zonas relativamente tranquilas y seguras para sus breves reencuentros, pero aún así, la ciudad sigue siendo “muy ruidosa” y hay “muchos ataques”. “Cuando él duerme a mi lado, no tengo miedo a nada”, añade Sasha.

El tren que toma desde Kyiv es de alta velocidad. Pero ese día, tiene un retraso de al menos dos horas.

“Va rápido hasta Poltava, pero una vez que llegamos a la región de Járkiv, tenemos que dar rodeos debido a los bombardeos a la infraestructura. Nunca se puede estar seguro de cuándo llegaremos. La gente se va enterando sobre la marcha”, explica el inspector del tren.

Personas con uniforme militar en una estación de ferrocarril envuelta en la niebla.
Matthew Goddard/BBC
Los soldados en las estaciones que atraviesa el tren son un recordatorio de que el país está en guerra.

A veces el viaje se complica aún más después de que el tren llega al final del trayecto en la ciudad de Barvinkove. En una ocasión, el autobús estaba estacionado lejos de la estación y, finalmente, se marchó sin ella.

“Vi a una taxista”, recuerda Sasha. “Simplemente la convencí para que me llevara a Kramatorsk. Condujimos a través de la niebla durante unas tres horas. La carretera estaba llena de baches”.

Un edificio visto por el hueco aparentmente causado en un muro por una explosión.
Matthew Goddard/BBC
Así quedó una de las estaciones en el camino a Kramatorsk tras un ataque con drones ruso.

“Lo único que me ayuda a seguir adelante es el sentido común: que todavía estamos vivos, hay comunicación, transporte y podemos vernos”, dice Sasha con una sonrisa.

Y después de cada encuentro, comienza a prepararse para el siguiente.

Parejas de un lado, evacuados del otro

En el andén de Barvinkove, la gente desembarca con cautela. La niebla del atardecer añade atmósfera y, para algunos, una sensación de calma. “Cuando hay niebla, vuelan menos drones”, se susurran las abuelas entre sí.

En la oscuridad, quienes bajan del tren no están muy seguros de hacia dónde ir. La única opción es seguir a la multitud, compuesta en su mayoría por personas vestidas de camuflaje.

Un hombre con barba abraza suavemente a una chica con una chaqueta blanca. Me acerco a la pareja para charlar.

“Tomé valeriana para no llorar. La última vez lloré todo el tiempo y no pudimos despedirnos adecuadamente”, dice Polina, quien conoció a Andriy en un autobús hace cuatro meses. Él se dirigía a alistarse en el ejército. Ella regresaba a casa desde la costa.

Un hombre con uniforme militar abraza a una mujer en una estación de tren. A su lado, pasan otros militares cargados con mochilas y otros bultos.
Matthew Goddard/BBC
Polina y Andriy se conocieron hace unos meses y el poco tiempo que pueden pasar juntos es de lo más valioso para ellos.

Polina tiene 24 años y esta es su primera visita a Kramatorsk. Antes Andriy solía viajar a Kyiv los fines de semana.

“No llevamos mucho tiempo juntos y realmente ansiamos este tiempo a solas. En un momento dado, le dije a Andriy que ya no me importaba: vendría aunque fuera por medio día, solo para tomar un café juntos”, comenta ella.

Finalmente, a Andriy le dieron un pase de fin de semana, y Polina compró un billete de tren.

Personas caminan junto a un tren por un andén cubierto de niebla.
Matthew Goddard/BBC
Los cortes de electricidad hacen que los trenes con frecuencia lleguen tarde.

“Las relaciones a larga distancia son difíciles”, admite Polina. “Cuando Andriy no responde, empiezo a preocuparme de inmediato… pero puede que simplemente se esté duchando o algo así. Además, cada vez que nos vemos, siento que tenemos que volver a acostumbrarnos a la presencia física del otro, porque no nos conocemos desde hace tanto tiempo”.

El peligro es constante. Temprano por la mañana, cuando el tren de Polina llegó de vuelta a Kyiv, escuchó explosiones en el andén. Esa noche, la capital había soportado una de sus alertas de ataque aéreo más largas: más de 10 horas. Más tarde se confirmó que hubo decenas de heridos y dos muertos.

Una mujer con una guerrera de camuflaje y un ramo de flores, sentada en lo alto de un vehículo.
BBC
Polina cree que las relaciones a larga distancia son difíciles por muchas razones.

Mientras tanto, los trenes que llevan a las parejas a las ciudades de primera línea también alejan a las familias de ellas. Las autoridades locales instan regularmente a la población a marcharse por seguridad. El frente de batalla está a solo 20 km de las ciudades de Kramatorsk y Sloviansk. Ambas están bajo constantes bombardeos y también al alcance de los drones.

Cada día, unas 200 personas llegan al centro de evacuación en el límite de las regiones de Járkiv y Donetsk en busca de seguridad.

Algunos viajan en sus propios vehículos con un plan claro para su vida futura. Otros esperan el tren de evacuación de los Ferrocarriles Ucranianos, aunque con retraso debido a los constantes ataques rusos acabará por llegar.

“Ya estoy deseando que llegue el próximo encuentro”, dice Sasha con nostalgia. “Simplemente no hay tiempo para las lágrimas ni para la desesperación”.

Con reportería adicional del equipo de periodismo global de la BBC.

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