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En 2024 podríamos ver 2 cometas desde México: ¿Qué debe pasar para que sea posible?
En 2024 podríamos ver 2 cometas desde México: ¿Qué debe pasar para que sea posible?
Si el cometa pasa más cerca de la Tierra, lo vamos a ver grande y brillante
6 minutos de lectura

En 2024 podríamos ver 2 cometas desde México: ¿Qué debe pasar para que sea posible?

En México es posible que veamos el paso de 2 cometas en 2024. Aquí te contamos qué debe pasar pasara que esto ocurra.
23 de febrero, 2024
Por: Verónica Santamaría
@VeroSantamariaC 

En el 2024 pasarán 2 cometas en el cielo de México, pero aún no se sabe si podremos verlos o no, ya que dependemos de su encuentro con el Sol para saber si serán visibles.

Uno de esos cometas es el Tsuchinshan-ATLAS, que se posiciona como uno de los más impresionantes en las últimas décadas. Este cuerpo celeste fue descubierto apenas en el 2023.

De sobrevivir a su encuentro con el Sol durante los meses de agosto y septiembre, el cometa Tsuchinshan-ATLAS podrá ser observado en México cuando llegue octubre, siendo el día 15 su punto más cercano a la Tierra.

Los especialistas de Astrofísicos en Acción, una cuenta de astronomía en México, señalan que podremos ver este cometa a simple vista durante los primeros momentos del atardecer, es decir, nada de necesitar telescopio.

Por otro lado, el segundo cometa que podría ser visible es el 12P/Pons-Brooks, el cual llegará en abril.

A continuación te decimos lo que debes saber para presenciar este fenómeno astronómico.

Antes que nada: ¿Qué son los cometas?

Los cometas son grandes pedazos de roca que pueden tener elementos rocosos, hielo y polvo. Una aglomeración de los 3 en diferentes porcentajes que provienen de 3 secciones en el Sistema Solar.

Mario de Leo Wincler, doctor en astrofísica y director de comunicación del conocimiento en la Universidad Autónoma Metropolitana, explica a Animal MX cómo es que estás rocas que orbitan en el Sistema Solar se convierten en cometas.

El astrofísico afirma que cualquier roca puede caer al Sol, pero el efecto de sublimación -es decir, que pasen de un estado sólido a gaseoso- las vuelve cometas, y dependiendo de su composición y acercamiento a nuestra estrella, esa sublimación puede sobrevivir al calor del astro.

“Conforme se acercan al Sol se van sublimando, en el sentido de que no se evaporan ni se desintegran. Pasan de estado sólido a gaseoso, sin pasar por el líquido, porque la roca está en sólido, el hielo está en sólido y el polvo estaría en sólido y al acercarse se calienta tanto que se sublima y se hace un cometa”, menciona Mario De Leo-Winkler.

Para nombrar un cometa, generalmente se utiliza el nombre de la persona -o grupo de personas- que lo descubrió, aunque también puede ser bautizado en honor al telescopio robotizado, que se encarga de hacer un censo periódico del cielo.

Cuando estos telescopios detectan algo en una órbita en particular que va incrementando su brillo, es cuando los astrónomos lo clasifican como cometa.

cometas 2024
Si todo sale bien, en México podremos ver 2 cometas este año. Unsplash: Matt Wang.

Los cometas que llegarán en 2024

Como les contamos arriba, en el 2024 hay potencial de observar 2 cometas que, de acuerdo con astrónomos, tienen buena magnitud para ser vistos con nuestros propios ojos. 

El primer cometa que veremos es 12P/Pons-Brooks, nombrado así por ser 2 personas las que lo descubrieron. De alcanzar el brillo estimado para el límite visual, será posible verlo en el mes de abril en el horizonte del atardecer hacia el este-noroeste.

“Es un cometa que tenemos muy cercano al horizonte, entonces, tendríamos que estar en un espacio despejado fuera de la ciudad con buena oscuridad y muy limpio el cielo”.

A este cometa lo han llamado “el cometa diablo”, porque en las primeras fotografías que le tomaron, pareciera que su cola toma la forma de unos “cuernos”.

“Esa cola puede ir cambiando a lo largo del tiempo porque puede ser que se sublimó una parte del núcleo y otra no. Hay muchos fenómenos en juego”, señala De Leo-Winkler.

cometas 2024
El cometa 12P/Pons-Brooks sería visible en abril. Foto: Comet Chasers Education and Outreach Project.

El segundo cometa que será visible es C/2023A3 o Tsuchinshan-ATLAS. Este apunta para ser uno de los más importantes, ya que si sobrevive su encuentro con el Sol, para el mes de septiembre, tendrá un brillo extraordinario que lo hará completamente visible en octubre, sin la necesidad de usar instrumentos.

“Este cometa, además, se encontrará muy alto en el cielo en dirección oeste al iniciar la noche. Por muy alto en el cielo me refiero a que, mucho más alto que las montañas sí va a estar, como cuando sale la Luna detrás de las montañas y eso lo hace muy fácil para ver por gente de la ciudad. Esta magnitud la vemos incluso con la contaminación de la ciudad”, confirmó el especialista.

Se predice que cuando este cometa se aleje del Sol, disminuirá su brillo. Entonces, según el especialista, durante un mes -de octubre a noviembre- podríamos verlo a simple vista si todas las predicciones se cumplen.

Lee también: Calendario de eventos astronómicos del 2024 con todo y eclipse total

Eso sí, si lo quieres ver un poco más detallado puedes usar binoculares, pero no son necesarios.

¿Cuáles son las partes de un cometa?

Los cometas tienen un núcleo que es donde está la roca, el polvo y el hielo. Pero cuando ese núcleo se sublima, forma una atmósfera que De Leo-Winkler describe como “un escudo protector” a manera de nube esférica que se llama ‘coma’.

Esa ‘coma’ es mucho más grande que el núcleo y hace que el cometa se vea mucho más grande.

“Cuando vemos un cometa o vemos las fotos de un cometa, no vemos nunca el núcleo porque es demasiado chiquito para verlo por un telescopio, estamos viendo la coma que es la parte sublimada del cometa”, explicó.

Dentro del Sistema Solar, el cometa interactuó con el Sol gracias al “viento solar”, que son partículas que salen de esa gran estrella “y pareciera que está soplando”.

“Lo que el viento solar hará a esa coma o nube protectora alrededor del núcleo es que lo va a extender dando lugar a la cola del cometa”, señaló el astrofísico.

De acuerdo con el especialista, la cola de un cometa puede ser de dos tipos:

  • Cola de polvo: Esta se forma de la sublimación y hace que sea de color blanca o amarilla. “Es la que ubicamos muy bien las fotografías de un cometa”.
  • Cola de iones: Hay cometas que tienen una segunda cola y es de las más difícil de ver. Su color es azul y siempre va a ir de forma contraria del viento solar, es decir, que apunta en dirección contraria al Sol porque ese elemento sí interactúa con el viento solar.

¿Cómo saber si veremos un cometa?

Si el cometa pasa más cerca de la Tierra, lo vamos a ver más grande y más brillante, pero hay muchos factores que intervienen para saber si sobrevive o no a su paso con el Sol.

El astrofísico, Mario De Leo-Winkler explica que para saber si un cometa será visible, es importante conocer su composición, su tamaño, si contiene suficiente hielo y que logre vencer la fuerza de gravedad de nuestra estrella.

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Para ver un cometa desde la Tierra, se necesita tener una posición muy específica en relación con su trayectoria con el Sol. 

“Conforme un cometa se acerca al Sol y se sublima, más brillante es. Pero si nosotros volteamos a ver al Sol, este nos va a deslumbrar y no lo alcanzaremos a ver”, explica el especialista.

“Lo que necesitamos hacer desde la Tierra, es que el Sol esté por salir y arriba de él esté el cometa en durante amanecer o que el Sol ya se haya metido en el atardecer para observar arriba de él el cometa, de esta forma el Sol no genera luz y sí alcancemos a ver el cuerpo celeste encima del horizonte”, describió.

Aunque faltan algunos meses para saber si alguno de los 2 cometas sobrevivirán su paso por el Sol, hay esperanza de que este año nos toque verlos.

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Imagen BBC
Así es la vida de los astronautas que están atrapados en el espacio hasta 2025
8 minutos de lectura

La estación cuya construcción comenzó en 1998 aloja a dos nuevos huéspedes desde el pasado junio.

17 de septiembre, 2024
Por: BBC News Mundo
0

Dos astronautas estadounidenses dejaron la Tierra en junio esperando pasar ocho días en la Estación Espacial Internacional (EEI).

Pero tras los temores de que su nave espacial Boeing Starliner no fuera segura para retornar, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de EE.UU. (NASA) retrasó la vuelta de Suni Williams y Butch Wilmore hasta 2025.

Ambos comparten ahora un espacio del tamaño de una casa de seis habitaciones con otras nueve personas.

Williams lo llama su “lugar feliz” y Wilmore dice que está “agradecido” de estar ahí.

¿Pero cómo se siente realmente estar a 400 kilómetros sobre la Tierra? ¿Cómo se lidia con compañeros de tripulación complicados? ¿Cómo se hace ejercicio y se lava la ropa? ¿Qué se come y, más importante, cuál es el olor del espacio?

En conversación con la BBC, tres exastronautas revelan los secretos para sobrevivir en órbita.

Estación Espacial Internacional
BBC

Cada cinco minutos del día de los astronautas los organiza la misión de control en la Tierra.

Se despiertan temprano. Cerca de las 6.30 -hora de Greenwich (GMT)-, los astronautas emergen desde los dormitorios, del tamaño de una cabina telefónica, en el módulo Harmony de la EEI.

“Tiene el mejor saco de dormir del mundo”, dice Nicole Stott, una astronauta estadounidense de la NASA que pasó 104 días en el espacio en el marco de dos misiones, una en 2009 y otra en 2011.

Los compartimentos tienen computadoras portátiles para que la tripulación pueda estar en contacto con su familia y un rincón para objetos personales como fotografías y libros.

Estación Espacial Internacional
BBC

Los astronautas pueden luego usar el baño, un compartimento pequeño con un sistema de succión. Normalmente el sudor y la orina son reciclados como agua apta para beber, pero una falla en los sistemas de la EEI ha obligado a la tripulación a almacenar la orina.

Posteriormente, los astronautas van a trabajar. Labores de mantenimiento o experimentos científicos les llevan la mayor parte del tiempo en la EEI, estación que es aproximadamente del tamaño del Palacio de Buckingham o de una cancha de fútbol americano.

“Por dentro son como muchos autobuses concatenados. En medio día puede que no veas a nadie más”, explica el astronauta canadiense Chris Hadfield, comandante de la Expedición 35 en 2012-2013.

“La gente no va deprisa por la estación. Es grande y tranquila”, dice.

Estación Espacial Internacional
BBC

La EEI tiene seis laboratorios dedicados a experimentos y los astronautas usan monitores cerebrales, cardíacos o sanguíneos para medir su respuesta a un ambiente que es físicamente desafiante.

“Somos como ratas de laboratorio”, dice Stott. “El espacio acelera el proceso de envejecimiento de huesos y músculos y los científicos pueden aprender de ello”.

Si los astronautas pueden, trabajan más rápido de lo que la misión de control puede prever.

Hadfield explica: “Tu reto consiste en encontrar cinco minutos libres. Yo me acercaba a la ventana para ver pasar algo. O componía música, hacía fotografías o escribía a mis hijos”.

Estación Espacial Internacional
NASA
Las obras para construir la Estación Espacial Internacional comenzaron en 1998.

A unos pocos afortunados se les pide hacer una caminata espacial, cambiando la EEI por el vacío espacial exterior.

Hadfield ha hecho dos. “Esas 15 horas afuera, con nada más entre el universo y yo que mi visor de plástico, fueron tan estimulantes y de otro mundo como cualquier otra experiencia de 15 horas en mi vida”.

Pero ese paseo también puede introducir algo novedoso a la estación espacial: el “olor espacial” metálico.

“En la Tierra tenemos montones de olores diferentes, como la ropa recién salida de la lavadora o el aire fresco. Pero en el espacio sólo hay un olor y nos acostumbramos a él rápidamente”, explica Helen Sharman, la primera astronauta británica, quien pasó ocho días en la estación espacial soviética Mir en 1991.

Los objetos que van al exterior, como un traje espacial o un kit científico, se ven afectados por la fuerte radiación del espacio.

“La radiación forma radicales libres en la superficie y ellos reaccionan con el oxígeno que hay en el interior de la estación, generando un olor metálico”, dice.

Cuando volvió a la Tierra, ella valoró mucho más sus experiencias sensoriales. “No hay clima en el espacio, no hay lluvia cayendo sobre tu cara o viento en tu pelo. Ahora valoro esas experiencias mucho más”, señala 33 años después.

Estación Espacial Internacional
BBC

Entre las jornadas de trabajo, los astronautas que pasan largas temporadas en el espacio deben hacer dos horas de ejercicio diarias. Tres máquinas diferentes ayudan a contrarrestar el efecto de la gravedad cero, el que reduce la densidad ósea.

El Dispositivo Avanzado de Ejercicio Resistivo (ARED, por sus siglas en inglés) es bueno para hacer sentadillas, peso muerto y remo, ejercicios que trabajan todos los grupos musculares, dice Stott.

Los tripulantes usan dos cintas de correr, a las que deben atarse para no salir flotando, y un ergómetro de bicicleta para entrenamiento de resistencia.

Estación Espacial Internacional
BBC

“Un par de pantalones para tres meses”

Pero todo ese ejercicio genera un montón de sudor, advierte Stott, lo que lleva a una cuestión muy importante: el lavado.

“No tenemos lavandería, solo agua que se forma en gotas y algo de jabón”.

Sin gravedad que haga correr el sudor del cuerpo, los astronautas quedan cubiertos en una capa de sudor, “mucho más que en la Tierra”, explica.

“Sentía que el sudor crecía en mi cuero cabelludo. Tenía que pasarme un hisopo por la cabeza. No querrías sacudirlo porque saldría volando por todas partes”.

Astronautas en la Estación Espacial Internacional
NASA
Nicole Stott estuvo 104 días en la Estación Espacial Internacional.

Esas ropas se ensucian tanto que tienen que ser desechadas en un vehículo de carga que se quema en la atmósfera.

Pero sus ropas de uso cotidiano se mantienen limpias, señala.

“En gravedad cero, la ropa flota sobre el cuerpo, así es que los aceites corporales y todo lo demás no le afectan. Tuve un solo pantalón durante tres meses”, expone.

En cambio, la comida era el mayor peligro. “Alguien abría una lata, por ejemplo, de carne y salsa”, relata, “y todo el mundo estaba alerta porque salían pequeñas bolas de grasa”.

“La gente flotaba hacia atrás, como en la película Matrix, para esquivar las bolas de jugo de carne”.

Estación Espacial Internacional
BBC

En cierto punto, otra nave puede llegar con nuevos tripulantes o suministros de alimentos, ropa y equipamiento. La Nasa manda algunas al año. Llegar a la estación espacial desde la Tierra es “asombroso”, dice Hadfield.

“Es un momento que te cambia la vida cuando miras la EEI en la eternidad del universo; ves esta pequeña burbuja de vida, un microcosmos de creatividad humana en la oscuridad”, afirma.

Estación Espacial Internacional
BBC

Después de un duro día de trabajo es tiempo de cenar. La comida es mayormente reconstituida y se encuentra en paquetes que se separan en diferentes compartimentos por nación.

“Era como comida de camping o raciones militares. Era buena, pero podría ser más sana”, dice Stott.

“Mi favorito era el curry japonés o los cereales y sopas rusas”, agrega.

Las familias envían a sus seres queridos paquetes de comida extra. “Mi marido y mi hijo eligieron pequeños caprichos, como jengibre cubierto de chocolate”, explica.

La tripulación comparte la comida la mayor parte del tiempo.

Los astronautas son preseleccionados por atributos personales -tolerantes, relajados, tranquilos- y entrenados para trabajar como un equipo. Eso reduce la probabilidad de conflicto, explica Sharman.

“No se trata sólo de aguantar el mal comportamiento de alguien, sino de denunciarlo. Y siempre nos damos metafóricas palmaditas en la espalda para apoyarnos mutuamente”, afirma.

 Butch Wilmore y Suni Williams
Getty Images
Los astronautas de la Nasa Butch Wilmore (izquierda) y Suni Williams salen del Edificio de Operaciones y Control Neil Armstrong en el Centro Espacial Kennedy.

Ubicación, ubicación, ubicación

Y al final, la cama nuevamente, y tiempo para descansar después de un día en un ambiente ruidoso (los ventiladores funcionan constantemente para dispersar las bolsas de dióxido de carbono para que los astronautas puedan respirar, por lo que es tan estridente como una oficina muy ruidosa).

“Podemos dormir ocho horas, pero la mayoría de la gente se queda pegada a la ventana mirando a la Tierra”, afirma Stott.

Los tres astronautas hablaron acerca del impacto psicológico de ver su planeta a 400 km en órbita.

“Me sentí muy insignificante en la inmensidad del espacio”, dice Sharman. “Ver la Tierra con tanta claridad, los remolinos de nubes y los océanos, me hizo pensar en las fronteras geopolíticas que construimos y en cómo en realidad estamos completamente interconectados”.

Stott dice que le encantó vivir con seis personas de diferentes países “haciendo este trabajo en nombre de toda la vida en la Tierra, trabajando juntos, averiguando cómo hacer frente a los problemas”.

“¿Por qué no puede ocurrir lo mismo en nuestra nave espacial planetaria?”, se pregunta.

Eventualmente todos los astronautas deben dejar la EEI, pero estos tres dicen que volverían sin pensarlo.

No entienden por qué la gente piensa que los astronautas de la Nasa Suni Williams y Butch Wilmore están “atrapados”.

“Soñamos, trabajamos y nos entrenamos toda la vida esperando una estancia prolongada en el espacio”, dice Hadfield. “El mayor regalo que se le puede hacer a un astronauta profesional es permitirle quedarse más tiempo”.

Y Stott dice que al abandonar la estación pensó: “Van a tener que tirar mis manos arañando de la escotilla. No sé si voy a poder volver”.

Línea Gris
BBC

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Gráficos de Katherine Gaynor y Camilla Costa

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