Roberto Gómez Bolaños es una de las figuras del entretenimiento mexicano más grandes del mundo y recientemente en Max se estrenó Chespirito: Sin querer queriendo, una serie que nos adentra en la vida del icónico artista que a lo largo de su vida interpretó numerosos papeles que quedaron marcados en la historia.
En Animal MX tuvimos la oportunidad asistir al Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), donde hablamos con la hija de Chespirito, Paulina Gómez Fernández, quien además es productora ejecutiva y guionista de la serie; al actor Pablo Cruz, quien interpreta a Roberto Gómez Bolaños; a Paulina Dávila, quien le da vida a Graciela Fernández; y con Rodrigo Santos, co-director de la serie. Ellos nos platicaron a detalle la importancia de este proyecto y cómo continuar el legado de Chespirito.
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Pablo Cruz, a quien hemos visto previamente en proyectos como Luis Miguel: la serie o Papá a toda madre, fue el elegido para ser Roberto Gómez Bolaños y está consciente de la magnitud de la persona que le tocó interpretar.
“Sabía que la historia está muy cerca del corazón de muchos millones de personas. Yo cuando escucho que semanalmente lo veían más de 300 millones de personas, pienso cómo hoy en día no estamos cerca de llegar esas cifras, porque cuando de repente hay un gran estreno de una serie, tienen a veces 60 o 70 millones de espectadores, y pensar que ellos tenían 300 millones semanales realmente me hace ver que entonces no es coincidencia que 50 años después estemos aquí haciendo una serie de su vida”, relata el protagonista.
Para Paulina Gómez Fernández, el legado de su padre es algo que no solo le pertenece a la familia, sino que es algo de todas las personas que ven y admiran su trabajo.
“Hay esa conciencia, aunque sea nuestro padre, y me atrevo a hablar por mis hermanos también, Chespirito es alguien que le pertenece a todos. Hay una sensación muy agradable de empezar a formar un equipo que está ayudando a fortalecer el legado y de darle otras perspectivas al trabajo que hizo Roberto, que es algo que le compete a todos, no solo a los mexicanos, a todos los hispanoamericanos, brasileños, europeos…”, menciona Paulina Gómez.
En cuanto al director, Rodrigo Santos revela que se inspiró mucho en los recuerdos que tenía de niño y veía los programas de Chespirito.
“Yo nací en los 70, entonces tengo muchos recuerdos de Chespirito. Fue bonito como no solamente hacer un ejercicio de recreación, sino un ejercicio de memoria personal de quién era este personaje para mí cuando yo era niño. Pero también Chespirito sentimos que nos pertenece a todos, igual con la salvedad de que Paulina y sus hermanos son hijos de él, entonces fue crear una versión basada en los recuerdos de todas las personas”, agrega Santos.
Paulina Gómez admite que ver a Pablo Cruz por primera vez caracterizado y personificando a su padre fue “un viaje inexplicable”.
“Para mí, haber encontrado a Pablo fue una cosa súper enriquecedora porque nos pudimos dar cuenta que no necesitábamos una persona de unos 60 años que tuviera la nariz del de la misma forma y que fuera un comediante como lo era Roberto, necesitábamos a alguien con la ternura, con el carisma, con la mirada, con la sensibilidad y con el timing. Posiblemente si hubiera llegado el doble de de de Roberto, a lo mejor nos habríamos perdido de encontrar esa esencia maravillosa que encontramos en Pablo y un poco así también pasó con el resto”, relata la productora.
En el caso de Paulina Dávila, quien le da vida la primera esposa de Chespirito, ella se preparó para su papel platicando mucho con la familia de Graciela.
“Para mí lo más valioso es que estuve rodeada de la familia. Estaban ahí a mi disposición con toda generosidad y apertura para responder cualquier pregunta que tuviera. Las hijas de Graciela escribieron unas cartas en donde describían a su mamá a través del punto de vista de cada una, entonces, fue como armar un rompecabezas”, explica la actriz.
¿Y cómo supo Rodrigo Santos que tenía al elenco perfecto? El director recuerda el momento en el que se dio cuenta.
“El casting fue uno de los procesos más difíciles. El casting de cualquier proyecto siempre es difícil, pero este fue especialmente difícil y al mismo tiempo muy satisfactorio”, explica.
“Hay una anécdota rápida, cuando hicimos pruebas de cámara grabamos al reparto en su vestuario y luego hicimos una pruebita de la vecindad con paneles incompletos, nada más para probar los colores y cómo se veían ellos. Y el crew, cuando empezaron a salir todos de sus camerinos, empezó a sonreír y a cantar, y ahí fue cuando yo me di cuenta que nuestro casting estaba bien y que a la gente le iba a gustar”, señala Santos.
Al continuar platicando sobre sus anécdotas y memorias favoritas en el set, Pablo y Paulina Dávila señalaron que las amistades que se formaron durante la producción de la serie es algo que se llevan en el corazón.
“La semana en Acapulco yo me la pasé muy bien. De 10 semanas que tuvimos de producción, nueve fueron en la Ciudad de México, una en Acapulco y ahí yo veía que todos estábamos integrados, nos veíamos para o comer o para cenar. A mí, en lo personal, me da mucha alegría salir de la Ciudad de México con con un elenco completo porque se genera amistad, se estrechan las relaciones y eso creo que invariablemente tiene efectos positivos en la escena”, relata Pablo.
Y porque las pequeñas cosas también son importantes, Paulina admite que disfrutaba mucho arrancarle la nariz falsa a Pablo.
“Yo disfruté mucho el proceso de caracterización de los personajes como los vestuarios, el maquillaje, arrancarle el prostético de la nariz a Pablo. Fue una de mis cosas favoritas. Y también entrar en esta dimensión estética tan distinta, tan bien cuidada, en este caso, para mí es un lujo y es como un juego y es como habitar otra época por un momento en donde además nos comportábamos diferente. Entonces fue eso, viajar en el tiempo fue algo muy divertido”, finaliza la actriz colombiana.
Hasta ahorita se han estrenado los primeros dos capítulos de 8 totales que tendrá la serie y cada jueves llega un nuevo episodio de la serie en Max.
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La combinación entre geografía y falta de medios habría contribuido a que Texas, en EU, registre hoy una de las peores tragedias naturales del último siglo.
Más de 80 muertos, entre ellos 28 niñas y adolescentes.
Este es, hasta el momento, el saldo que han dejado las torrenciales lluvias y súbitas inundaciones que azotaron a Texas y enlutaron las celebraciones del 4 de Julio, el día de la Independencia de Estados Unidos.
Las operaciones de rescate siguen en marcha en los alrededores del río Guadalupe, epicentro de la tragedia, pues todavía hay más 40 personas desaparecidas.
Mientras algunas familias se preparan para enterrar a sus seres queridos y otras esperan noticias de sus desaparecidos, han comenzado a surgir dudas respecto a cómo ocurrió este suceso y por qué dejó tantas víctimas.
“Texas, en general, lidera el país en muertes por inundaciones, y por un amplio margen”, aseguró el profesor de Ingeniera Civil y Medio Ambiental de la Universidad de Texas, Hatim Sharif, en un artículo publicado en The Conversation.
Tras revisar datos desde 1959 a 2019, el experto encontró que 1.069 personas murieron en esta clase de tragedias en el estado durante ese período y muchos de esos decesos se produjeron en el área escenario de la actual tragedia.
La zona, por donde pasa el río Guadalupe, es conocida como el Flash Flood Alley (Callejón de las inundaciones repentinas), escribió Sharif.
Se trata de una franja de tierra en forma de media luna que va desde las cercanías de Dallas, pasa por Austin y San Antonio, y luego dobla al oeste hacia la frontera con México.
El callejón reúne unas condiciones que lo hacen ideal para inundaciones súbitas.
“Las colinas son escarpadas y el agua se mueve rápidamente cuando llueve. Además, es una zona semiárida, cuyos suelos que no absorben mucha agua, por lo que el agua se desliza rápidamente y los arroyos poco profundos crecen con rapidez”, explicó Sharif.
“Cuando esos arroyos crecidos convergen en un río, pueden formar masas de aguas capaces de arrasar con casas, autos y, por desgracia, a cualquier persona que se encuentre en su camino”, agregó.
En similares términos se pronunció Russ Schumacher, profesor de Ciencias Atmosféricas de la Universidad Estatal de Colorado (EE.UU.), quien aseguró al diario The New York Times que la zona puede registrar “inundaciones devastadoras en un santiamén”.
Sharif, por su parte, recordó que en 1987 otras lluvias en el oeste del condado de Kerr hicieron que el río Guadalupe se desbordara rápidamente, provocando hechos similares a los de los últimos días.
“Diez adolescentes que estaban siendo evacuados de un campamento murieron en esa crecida”, rememoró.
La geografía también explica por qué la región es propensa a precipitaciones torrenciales.
En esta parte de Texas se encuentra la llamada Escarpa de los Balcones, una línea de acantilados y colinas empinadas creada por una falla geológica. Y cuando el aire cálido del Golfo de México asciende por la escarpa, se condensa y puede desatar chaparrones focalizados, pero intensos, las cuales llenan los arroyos y ríos.
Al aumentar la temperatura la atmósfera más cálida retiene más humedad y también se incrementa el riesgo de lluvias torrenciales e inundaciones. Lo cual explica por qué este suceso ocurrió en pleno verano.
Entre el jueves y viernes, en la zona afectada, cayó una cantidad de lluvia equivalente a varios meses, de acuerdo con los meteorólogos.
En 45 minutos, el río Guadalupe creció ocho metros, lo cual provocó su desbordamiento.
Las crecidas de este río no son algo inusual. Se han registrado por lo menos una en cada década del siglo XX, de acuerdo con datos recopilados por la Universidad de Houston (EE.UU).
Otra duda que ha comenzado a circular es si los sistemas de alerta funcionaron y ofrecieron a los vecinos y veraneantes el tiempo suficiente para buscar refugio.
El miércoles, la División de Manejo de Emergencias de Texas (TDEM, por sus siglas en inglés) activó los recursos estatales de respuesta a emergencias debido al aumento de la amenaza de inundaciones en partes del oeste y centro de Texas.
El jueves por la tarde, el Servicio Meteorológico Nacional (NWS, por sus siglas en inglés) emitió una alerta de inundación que señalaba al condado de Kerr como un lugar con alto riesgo de anegaciones durante la noche.
En la madrugada del viernes, las autoridades regionales emitieron sendas alertas para el condado de Kerr, con varias horas de diferencia, tras constatar que el río Guadalupe se estaba desbordando, informó la BBC.
¿Qué pasó entonces? ¿Qué falló? El gobernador de Texas, Greg Abott, lo achacó a la magnitud del desastre.
“Nadie esperaba una pared de agua de casi nueve metros de altura”, dijo.
Por su parte, el director del TDEM, Nim Kidd, admitió que no todos los pobladores y visitantes recibieron los mensajes advirtiéndoles sobre lo que se venía.
“Hay zonas en las que no hay cobertura de telefonía celular, así que no importa a cuántos sistemas de alerta te apuntes, no vas a recibir un mensaje”, dijo en una rueda de prensa.
No obstante, el funcionario dejó entrever que los reportes del NSW no fueron acertados y eso no ayudó a tomar medidas más rápido.
Sin embargo, Rob Kelly, juez del condado de Kerr, reconoció que el municipio, uno de los más golpeados por el desastre, carece de sistemas de alerta contra inundaciones.
El funcionario, en declaraciones a la cadena CBS, afirmó que hace seis años el condado estudió instalar un sistema de alerta de inundaciones a lo largo del río Guadalupe, similar a las sirenas que anuncian tornados. ¿Qué pasó entonces? El sistema nunca se implementó debido a su costo, explicó.
“Sabemos que se están haciendo preguntas sobre el sistema de notificación y, aunque no es el momento para especular, estamos comprometidos a hacer una revisión exhaustiva de los sistemas actuales”, anunció este domingo una de las autoridades municipales de la ciudad de Kerryville, Dalton Rice.
“En su momento anunciaremos medidas para prepararnos mejor para eventos futuros, le debemos esto a quienes perdieron a un ser querido y a todos los miembros de nuestra comunidad”, aseguró el funcionario en una rueda de prensa.
Mientras las labores para dar con las 40 personas desaparecidas tras la crecida del río Guadalupe siguen, la prensa estadounidense ha comenzado a especular sobre el impacto que los recortes presupuestarios y de personal aplicados por el gobierno de Donald Trump han tenido en la tragedia.
El diario The New York Times reveló que varias oficinas del Servicio Meteorológico Nacional (NSW) en Texas carecían de hidrólogos o meteorólogos, fundamentales para poder desempeñar su labor de vigilancia y alerta climática.
Tom Fahy, director de la Organización de Empleados del NSW, aseguró que en al menos dos oficinas de Texas las vacantes se habían duplicado desde enero, cuando Trump regresó a la Casa Blanca.
“La reducción de personal pone en peligro vidas”, afirmó al diario John Sokich, quien hasta enero fue director para asuntos legislativos del NSW. El exfuncionario explicó la falta de personal dificultaba la coordinación con las autoridades locales en caso de emergencia.
Desde el gobierno, por su parte, negaron estos señalamientos.
“Los pronósticos y alertas oportunos y precisos para Texas este fin de semana demuestran que el NWS sigue siendo plenamente capaz de llevar a cabo su crucial misión”, indicaron desde el Departamento de Comercio, del cual depende el organismo meteorológico.
Sin embargo, bajo la administración Trump, el NSW, al igual que otras agencias federales, se ha visto obligado a reducir su plantilla.
Hasta la pasada primavera, el Servicio Meteorológico había perdido a casi 600 funcionarios de los casi 4.000 con los que contaba, debido a los despidos y jubilaciones puestas en marcha por el Departamento de Eficiencia que dirigió el multimillonario Elon Musk, aseguró The New York Times.
Las lluvias torrenciales que han azotado al centro de Texas desde finales de la semana pasada se han cobrado hasta ahora la vida de 81 personas. La atención mediática se ha centrado en el condado de Kerr, donde estaba el campamento cristiano Mystic, el cual fue devastado por las aguas.
En el centro dirigido por la misma familia desde la década de 1930, que se presenta como un lugar para que las niñas crezcan espiritualmente en un ambiente cristiano sano, se registraron al menos 27 niñas y adolescentes murieron, mientras otras 10 siguen desaparecidas.
Las crecidas habrían sorprendido a las niñas y a sus monitores durmiendo en sus camas, de acuerdo con las primeras investigaciones y testimonios.
“Todas nos pusimos histéricas y rezamos muchísimo”, relató a la NBC Stella Thompson, de 13 años, a quien el ruido de los helicópteros la despertó en la mañana del viernes.
La niña salió ilesa porque su cabaña estaba en un terreno elevado, pero otras compañeras como Renee Smajastrla, de 8 años, no tuvieron tanta suerte.
“Encontraron a Renee y, aunque no fue el resultado que esperábamos, la difusión en redes sociales probablemente ayudó a los servicios de emergencia a identificarla rápidamente”, escribió en Facebook su tío, Shawn Salta.
“Estamos agradecidos de que estuviera con sus amigas y lo estuviera pasando de maravilla, como lo demuestra esta foto de ayer”, agregó.
Otras de las víctimas identificadas fueron las hermanas Blair y Brooke Harber, de 13 y 11 años, respectivamente.
El padre de las niñas, RJ Harber, confirmó a la cadena CNN la muerte de sus hijas, y describió a Blair como “una estudiante talentosa y que tenía un corazón generoso”.
Mientras que de Brooke dijo que “era como una luz en cualquier habitación; la gente se sentía atraída por ella y los hacía reír y disfrutar del momento”.
El director del campamento, Richard “Dick” Eastland, también figura entre los fallecidos, mientras que un monitor sigue desaparecido.
Más allá del campamento se registraron otras tragedias como la de Julian Ryan, un joven de 27 años, quien perdió la vida ayudando a su familia a salvarse.
Ryan rompió la ventana de la caravana donde vivía junto a su novia, sus hijos y su madre, cerca del condado de Texas Hill, para que éstos pudieran escapar de la crecida del río.
Sin embargo, al hacerlo se cortó y se desangró antes de que llegara la ayuda, reportaron medios locales.
“Murió como un héroe, y eso nunca pasará desapercibido”, declaró Connie Salas, hermana de Ryan, a una estación local.
La cantidad de desaparecidos y el hecho de que las lluvias no cesan hacen que crezcan los temores de que el número de muertos siga aumentando.
*Con información de Gary O’Donoghue, Rachel Hagan y Ana Faguy
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