
¡Agárrense, muchachas! El regreso de Beatriz Pinzón ya está aquí y no estamos listas con el drama y todo el chisme que se avecina y lo mejor es que veremos a casi todo el elenco de Betty la fea original.
Esta famosa telenovela colombiana se estrenó en 1999 y emitió su último episodio en 2001. Han pasado 23 años desde entonces y por supuesto que las cosas han cambiado y mucho.
Este 19 de julio se estrena la esperada secuela Betty la fea, la historia continúa que se desarrolla 20 años después del “final feliz”.
Betty no obtuvo su felices por siempre como imaginamos, pues al inicio de la serie la veremos separada de Armando, enfrentando la crisis de su empresa y haciendo todo lo posible por reconstruir la relación con su hija Mila.
En esta nota te contamos más de esta secuela.
Aunque hay nuevas caras en esta secuela, la verdad es que nos morimos de curiosidad por ver qué fue de todos nuestros personajes favoritos.
Así que ahí te va un antes y después del elenco de Betty, la fea.
Las cosas con Armando no están chidas. Ahora sí que traen “unos pedillos”, pero a pesar de todo ella sigue luchando por ese amor y, sobre todo, por mejorar su relación con su hija María.

Ay, don Armando… nuevamente tiene un caos en Ecomoda, así que se esfuerza por sacar adelante su empresa… y su matrimonio, pues no podría estar en peor estado.

La mano derecha y mejor amigo de Betty sigue solando con Patricia… o al menos ya con encontrar el amor con alguien similar.

En el elenco de Betty la fea, también tenemos de regreso a Marcela Valencia, la mujer que más ama Ecomoda y al parecer la más resentida, porque 20 años después todavía busca venganza.

Nuestra famosa peliteñida que hizo seis semestres de finanzas en la San Marino al fin se casó con un hombre mayor pero ha pasado años de una relación sin amor y ¡aburrida! Y pues sí, parece que su historia con Nicolás seguirá dando de qué hablar.

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El viejo amigo de Armando Mendoza también regresa con un montón de astucia y carisma. ¿Será el mismo canalla que nos dio tantos dolores?

El famoso Hugo sigue siendo un diseñador exitoso que lucha por mantenerse relevante en la industria del diseño, la moda y los chismes.

Claro que no podíamos hablar del elenco de Betty la fea, la historia continúa sin mencionar al Cuartel de las Feas. Entre las que regresan está Sandra, también conocida como “la jirafa”.

Otra del Cuartel que está de regreso es Berthita, quien sigue recibiendo buenos chismes, porque recuerda que llegan solos a ella.

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Quizás es de los personajes en el elenco de Betty, la fea que más ha cambiado. Pero la verdad es que Aura María sigue siendo tan alegre y sensual como siempre.

¡Perdóneme, pero discúlpeme! Su inagotable sentido del humor será su arma más fuerte para los nuevos desafíos en el amor y en el trabajo, pues recibe un ascenso inesperado.

¿Qué esperas de Betty la fea, la historia continúa? Recuerda que tooodos los episodios anteriores también están en Prime Video, o puedes ver este divertido resumen que lanzó la plataforma.

Aunque se ha dicho muchas veces que es mejor consumir la fruta entera y no su jugo por el aporte de fibras, no faltan estudios que le encuentran virtudes. interesantes a esta bebida.
En concreto, una investigación reciente ha demostrado que el consumo regular de jugo de naranja puede influir en la actividad de miles de genes dentro de nuestras células inmunitarias.
Muchos de estos genes ayudan a controlar la presión arterial, calmar la inflamación y regular la forma en que el cuerpo procesa el azúcar, lo que contribuye a mejorar la salud cardíaca a largo plazo.
Los investigadores realizaron un seguimiento a adultos que bebieron 500 ml de jugo de naranja pasteurizado puro cada día durante dos meses. Después de 60 días, muchos genes asociados con la inflamación y la hipertensión arterial se habían vuelto menos activos.
Entre ellos, NAMPT, IL6, IL1B y NLRP3, que suelen ponerse en marcha cuando el cuerpo está sometido a estrés.
Otro gen conocido como SGK1, que afecta a la capacidad de los riñones para retener sodio (sal), también redujo su actividad.
Estos cambios coinciden con hallazgos previos que indican que beber jugo de naranja a diario puede reducir la presión arterial en adultos jóvenes.
El hallazgo ofrece una posible explicación a por qué el jugo de naranja se ha relacionado con una mejor salud cardíaca en varios ensayos.
El nuevo trabajo muestra que, a la vez que eleva el azúcar en sangre, esta bebida cítrica desencadena pequeños cambios en los sistemas reguladores del cuerpo que reducen la inflamación y ayudan a relajar los vasos sanguíneos.
Tiene sentido si pensamos que los compuestos naturales de las naranjas, en particular la hesperidina, un flavonoide cítrico conocido por sus efectos antioxidantes y antiinflamatorios, pueden influir en los procesos relacionados con la hipertensión arterial, el equilibrio del colesterol y la forma en que el cuerpo procesa el azúcar.
La respuesta varió en función del tamaño corporal: las personas con más peso tendían a mostrar mayores cambios en los genes implicados en el metabolismo de las grasas, mientras que los voluntarios más delgados mostraban efectos más fuertes sobre la inflamación.
Una revisión sistemática de ensayos controlados en la que participaron 639 personas de 15 estudios descubrió que el consumo regular de jugo de naranja reducía la resistencia a la insulina y los niveles de colesterol en sangre. La resistencia a la insulina es una característica clave de la prediabetes, y el colesterol alto es un factor de riesgo establecido para las enfermedades cardíacas.
Otro análisis centrado en adultos con sobrepeso y obesidad encontró pequeñas reducciones en la presión arterial sistólica y aumentos en las lipoproteínas de alta densidad (HDL), a menudo denominadas colesterol bueno, tras varias semanas de consumo diario de jugo de naranja.
Aunque estos cambios son modestos, incluso las mejoras leves en la presión arterial y el colesterol pueden marcar una diferencia significativa si se mantienen durante años.
A esto se le suma que, según una revisión reciente, el jugo de naranja influye en las vías relacionadas con el uso de energía, la comunicación entre las células y la inflamación. También puede afectar a la microbiota intestinal, que cada vez se considera más importante para la salud cardíaca.
Si nos decantamos por jugo de naranja sanguina, basta consumirlo durante un mes para que aumente el número de bacterias intestinales que producen ácidos grasos de cadena corta. Estos compuestos ayudan a mantener una presión arterial saludable y a reducir la inflamación.
Las personas con síndrome metabólico son las que más pueden salir ganando. Una investigacion con 68 participantes obesos demostró que el consumo diario de jugo de naranja mejoraba el funcionamiento del revestimiento de los vasos sanguíneos (función endotelial), esto es, la capacidad de los vasos sanguíneos para relajarse y dilatarse.
Y eso se asocia directamente con un menor riesgo de ataques cardíacos.
Otro estudio, realizado con 129 trabajadores de una fábrica de jugo de naranja en Brasil, reveló concentraciones sanguíneas más bajas de apolipoproteína B, o apo-B, un marcador que refleja el número de partículas portadoras de colesterol relacionadas con el riesgo de sufrir un infarto.
Sin embargo, un análisis más amplio de las concentraciones de grasas en sangre reveló que, aunque los niveles de lipoproteínas de baja densidad (LDL) –colesterol malo– suelen descender, otras mediciones lipídicas, como los triglicéridos y el HDL, no varían significativamente.
En cualquier caso, parece que beber jugo de naranja no solo aporta azúcar: aunque la fruta entera sigue siendo la mejor opción debido a su fibra, un vaso diario de jugo de naranja puro podría tener efectos beneficiosos para la salud que se acumulan con el tiempo.
Estos incluyen aliviar la inflamación, favorecer un flujo sanguíneo más saludable y mejorar varios marcadores sanguíneos relacionados con la salud cardíaca a largo plazo.
*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia creative commons. Haz clic aquí para leer la versión original.
*David C. Gaze es profesor de Patología Química de la Universidad de Westminster, en Reino Unido.