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Muere la actriz Brigitte Bardot a los 91 años
Muere la actriz Brigitte Bardot a los 91 años
Foto: AFP
4 minutos de lectura

Muere la actriz Brigitte Bardot a los 91 años

La actriz Brigitte Bardot murió a los 91, fue conocida por ser un icono del cine y ser defensora de los animales.
28 de diciembre, 2025
Por: Animal MX
@animalmx 

La legendaria actriz francesa Brigitte Bardot, icono del cine, defensora de la causa animal y conocida por sus comentarios polémicos, murió este domingo a los 91 años, tras décadas alejada del estrellato.

La protagonista de Y Dios creó a la mujer y El desprecio rodó medio centenar de películas, impuso un estilo de vestir simple y sensual, y forjó la leyenda de Saint-Tropez, en Francia, y de Buzios, en Brasil.

“La Fundación Brigitte Bardot anuncia con inmensa tristeza el fallecimiento de su fundadora y presidenta”, indicó la institución en un comunicado, precisando que murió este domingo por la mañana en su residencia de “La Madrague”, en Saint-Tropez.

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Fuera de su residencia en Saint-Tropez, en la Costa Azul, un puñado de fans depositaron flores.

“Lloramos la pérdida de una leyenda del siglo”, reaccionó en X el presidente francés, Emmanuel Macron.

Marine Le Pen, líder del partido de ultraderecha Agrupación Nacional (RN), con el que Brigitte Bardot no ocultaba su cercanía, rindió homenaje a una mujer “increíblemente francesa: libre, indomable, íntegra”.

En los últimos años, la actriz que encarnó la liberación de las tradiciones en la Francia de los años 1950 causó controversia con sus declaraciones sobre política, migración o el mundo de la caza. Algunas le valieron condenas por difamación.

“La libertad es ser uno mismo, incluso cuando incomoda”, escribió en el epílogo de un libro titulado “Mon BBcédaire”, publicado en Francia en octubre.

La Marilyn Monroe francesa

Antes de que se hablara de sus posiciones políticas o sociales, B.B., por sus iniciales, era simplemente un mito: la de una mujer liberada de la moral, de la forma de vestir, del amor, de los códigos sexuales.

“Brigitte Bardot, Bardot/Brigitte besó, besó/y dentro del cine/todo el mundo enloqueció” cantaba el brasileño Jorge Veiga en los años 1960, una composición a ritmo de samba testigo de la fascinación planetaria por esta mujer de mirada insolente.

Era una mujer que “no necesita a nadie”, como ella misma cantaba en el título compuesto por Serge Gainsbourg en 1967.

Muchos consideraron a Bardot como una Marilyn Monroe “à la française”, también rubia y de una belleza impresionante, perseguida por los paparazzi día y noche, y con una tumultuosa vida privada.

A mediados de los años 1970, antes de cumplir 40, y tras medio centenar de películas, tomó la decisión fulminante de abandonar el mundo del celuloide.

Dos escenas habían ya pasado a la historia del cine: un mambo febril (e improvisado) en un restaurante de Saint-Tropez (“Y Dios creó a la mujer”) y un monólogo, pronunciado desnuda, donde enumera las partes de su anatomía (“El desprecio”).

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Orígenes burgueses

Nada predestinaba a la joven Brigitte a esa fama: nacida en el seno de una familia burguesa en 1934, era una apasionada de la danza y probó suerte en el modelaje.

Se casó con su primer amor, Roger Vadim, quien le confió el papel de Juliette en “Y Dios creó a la mujer”, con la que se inició la leyenda de sex symbol.

Tras el éxito del filme, Bardot no paró de rodar, desatando pasiones.

En 1960, en el apogeo de su gloria, dio a luz a un niño, Nicolas, su único hijo, bajo la mirada inquisitiva de la prensa.

Una experiencia traumática. Bardot dijo que le faltaba instinto maternal y dejó la crianza del niño en manos de su nuevo esposo, Jacques Charrier.

Después de Vadim y Charrier, se casó con el playboy y millonario alemán Gunter Sachs y luego con el industrial Bernard d’Ormale, cercano al Frente Nacional (el actual RN).

“Un ángel para los animales”

Entró entonces en escena otra Brigitte Bardot, dedicada a la causa animal.

El momento clave se produjo durante el rodaje de la que fue su última película, “L’histoire très bonne et très joyeuse de Colinot Trousse-Chemise”, en 1973.

En el rodaje había una cabra, y para evitar que acabara transformada en plato de comida, Bardot la compró y la instaló en su habitación de hotel.

Rápidamente se convirtió en defensora de animales salvajes y domésticos.

Hizo campaña contra la tauromaquia, contra la caza de elefantes, exigió que los franceses dejaran de comer carne de caballo…

“Un ángel para los animales que luchó y acudió a los tribunales para protegerlos a todos”, afirmó el domingo Ingrid Newkirk, fundadora del grupo de defensa de los derechos de los animales PETA.

En esta segunda etapa de su vida, pasó su tiempo entre su casa de “La Madrague” y otra residencia más discreta, “La Garrigue”, también en el sur, donde se dedicaba a recoger animales en peligro y gestionaba su fundación, creada en 1986.

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Imagen BBC
El “tren del amor” en el que mujeres ucranianas visitan a sus esposos que combaten contra Rusia
6 minutos de lectura

“El camino de ida puede ser largo, pero está lleno de esperanza. Sin embargo, el regreso es más difícil”, cuenta Sasha.

25 de diciembre, 2025
Por: BBC News Mundo
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Sasha viaja en un tren nocturno que se adentra en una zona de guerra. La joven de 22 años va en el llamado “tren del amor”, que parte desde la capital ucraniana, Kyiv, para encontrarse con el hombre que ama en Kramatorsk, una ciudad en la región de Donetsk, en el este del país. El reencuentro será muy esperado, pero también breve.

Mientras toma su café de la mañana, Sasha le dice a BBC News: “No me preocupo por mí misma, sino por mi esposo. En este momento, él está saliendo de su posición”.

El viaje es agotador y muy peligroso, pero para Sasha, vale la pena el esfuerzo. “El camino de ida puede ser largo, pero está lleno de esperanza. Sin embargo, el regreso es más difícil”, comenta.

Desde el 5 de noviembre de 2025, Ferrocarriles Ucranianos ha suspendido los servicios de tren en Donetsk debido a la intensificación de los ataques contra la infraestructura ferroviaria. Ahora, el tren no se detiene en la propia Kramatorsk, sino en un pequeño pueblo que se encuentra a dos horas en autobús de la ciudad.

“Y durante ese transbordo, cualquier cosa puede pasar”, dice Sasha. “Pero es bueno que los trenes sigan funcionando, porque eso da esperanza”, añade.

Una posible mudanza a Kramatorsk

Sasha se casó en agosto de 2025.

“Dmytro me lo dijo de inmediato: serás mi esposa. No le creí. No tenía planeado casarme antes de los 25 años”, dice ella con una sonrisa.

Su esposo es militar de carrera. Siete de sus 26 años de vida los ha pasado en las fuerzas armadas de Ucrania. Sasha también tiene vínculos con el ejército. “Todos los hombres de mi familia sirven. Mi padre es policía, pero después de jubilarse también se unió a las fuerzas armadas. Mi hermano mayor también está en el ejército”, explica.

Sasha viaja a Kramatorsk casi todos los meses. Desearía poder hacerlo con más frecuencia, pero para Dmytro es difícil conseguir permisos.

Después de la boda, Sasha llegó a considerar mudarse a Kramatorsk. “Hablamos de ello a principios de septiembre. Y hace un mes, volvimos a hablarlo. Y hace una semana. Hablamos de eso todo el tiempo, pero obviamente ahora no es posible porque Kramatorsk es peligrosa”, explica.

Una mujer con gafas mira por la ventana de un tren.
Matthew Goddard/BBC
A pesar del peligro, Sasha emprende ansiosa el viaje que la llevará de Kyiv a Kramatorsk.

Dmytro elige zonas relativamente tranquilas y seguras para sus breves reencuentros, pero aún así, la ciudad sigue siendo “muy ruidosa” y hay “muchos ataques”. “Cuando él duerme a mi lado, no tengo miedo a nada”, añade Sasha.

El tren que toma desde Kyiv es de alta velocidad. Pero ese día, tiene un retraso de al menos dos horas.

“Va rápido hasta Poltava, pero una vez que llegamos a la región de Járkiv, tenemos que dar rodeos debido a los bombardeos a la infraestructura. Nunca se puede estar seguro de cuándo llegaremos. La gente se va enterando sobre la marcha”, explica el inspector del tren.

Personas con uniforme militar en una estación de ferrocarril envuelta en la niebla.
Matthew Goddard/BBC
Los soldados en las estaciones que atraviesa el tren son un recordatorio de que el país está en guerra.

A veces el viaje se complica aún más después de que el tren llega al final del trayecto en la ciudad de Barvinkove. En una ocasión, el autobús estaba estacionado lejos de la estación y, finalmente, se marchó sin ella.

“Vi a una taxista”, recuerda Sasha. “Simplemente la convencí para que me llevara a Kramatorsk. Condujimos a través de la niebla durante unas tres horas. La carretera estaba llena de baches”.

Un edificio visto por el hueco aparentmente causado en un muro por una explosión.
Matthew Goddard/BBC
Así quedó una de las estaciones en el camino a Kramatorsk tras un ataque con drones ruso.

“Lo único que me ayuda a seguir adelante es el sentido común: que todavía estamos vivos, hay comunicación, transporte y podemos vernos”, dice Sasha con una sonrisa.

Y después de cada encuentro, comienza a prepararse para el siguiente.

Parejas de un lado, evacuados del otro

En el andén de Barvinkove, la gente desembarca con cautela. La niebla del atardecer añade atmósfera y, para algunos, una sensación de calma. “Cuando hay niebla, vuelan menos drones”, se susurran las abuelas entre sí.

En la oscuridad, quienes bajan del tren no están muy seguros de hacia dónde ir. La única opción es seguir a la multitud, compuesta en su mayoría por personas vestidas de camuflaje.

Un hombre con barba abraza suavemente a una chica con una chaqueta blanca. Me acerco a la pareja para charlar.

“Tomé valeriana para no llorar. La última vez lloré todo el tiempo y no pudimos despedirnos adecuadamente”, dice Polina, quien conoció a Andriy en un autobús hace cuatro meses. Él se dirigía a alistarse en el ejército. Ella regresaba a casa desde la costa.

Un hombre con uniforme militar abraza a una mujer en una estación de tren. A su lado, pasan otros militares cargados con mochilas y otros bultos.
Matthew Goddard/BBC
Polina y Andriy se conocieron hace unos meses y el poco tiempo que pueden pasar juntos es de lo más valioso para ellos.

Polina tiene 24 años y esta es su primera visita a Kramatorsk. Antes Andriy solía viajar a Kyiv los fines de semana.

“No llevamos mucho tiempo juntos y realmente ansiamos este tiempo a solas. En un momento dado, le dije a Andriy que ya no me importaba: vendría aunque fuera por medio día, solo para tomar un café juntos”, comenta ella.

Finalmente, a Andriy le dieron un pase de fin de semana, y Polina compró un billete de tren.

Personas caminan junto a un tren por un andén cubierto de niebla.
Matthew Goddard/BBC
Los cortes de electricidad hacen que los trenes con frecuencia lleguen tarde.

“Las relaciones a larga distancia son difíciles”, admite Polina. “Cuando Andriy no responde, empiezo a preocuparme de inmediato… pero puede que simplemente se esté duchando o algo así. Además, cada vez que nos vemos, siento que tenemos que volver a acostumbrarnos a la presencia física del otro, porque no nos conocemos desde hace tanto tiempo”.

El peligro es constante. Temprano por la mañana, cuando el tren de Polina llegó de vuelta a Kyiv, escuchó explosiones en el andén. Esa noche, la capital había soportado una de sus alertas de ataque aéreo más largas: más de 10 horas. Más tarde se confirmó que hubo decenas de heridos y dos muertos.

Una mujer con una guerrera de camuflaje y un ramo de flores, sentada en lo alto de un vehículo.
BBC
Polina cree que las relaciones a larga distancia son difíciles por muchas razones.

Mientras tanto, los trenes que llevan a las parejas a las ciudades de primera línea también alejan a las familias de ellas. Las autoridades locales instan regularmente a la población a marcharse por seguridad. El frente de batalla está a solo 20 km de las ciudades de Kramatorsk y Sloviansk. Ambas están bajo constantes bombardeos y también al alcance de los drones.

Cada día, unas 200 personas llegan al centro de evacuación en el límite de las regiones de Járkiv y Donetsk en busca de seguridad.

Algunos viajan en sus propios vehículos con un plan claro para su vida futura. Otros esperan el tren de evacuación de los Ferrocarriles Ucranianos, aunque con retraso debido a los constantes ataques rusos acabará por llegar.

“Ya estoy deseando que llegue el próximo encuentro”, dice Sasha con nostalgia. “Simplemente no hay tiempo para las lágrimas ni para la desesperación”.

Con reportería adicional del equipo de periodismo global de la BBC.

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