Amix, una de las relaciones más privadas y estables del mundo del espectáculo llegó a su fin: así es, hablamos de que Taylor Swift y Joe Alwyn terminaron después de seis años juntas.
El corazoncito se rompió un poquito porque las últimas semanas hemos visto a la poderosísima cantante de regreso a los escenarios con el impactante show del ‘The Eras Tour’ que inició el 17 de marzo y que es impactante (la producción increíble que acompaña las 44 canciones de todos sus álbumes dura más de tres horas).
Y bueno, tanto Entertainment Tonight como la revista People confirmaron la información de que la cantautora y el actor finalizaron su relación y fue una “separación amistosa” y “nada dramática”. Y bueno… ahora sabemos por qué el actor no ha asistido a ninguno de los conciertos de la gira de Tay Tay.
A ver, sobre la ruptura ni Taylor y Joe se han pronunciado y la verdad es que eso no es naaada extraño, porque desde un inicio han sido súper discretas con su relación que se ha mantenido en completa privacidad.
Lo poquito que se sabe es que iniciaron en 2016 y los detalles alrededor de su noviazgo se han podido conocer por las canciones de Taylor Swift le ha dedicado a Alwyn en seis años.
Y, como ya sabes, Taylor es súper buena en dejar un montón de easter eggs sobre sus relaciones, situaciones, reflexiones en sus canciones y sus fans —las famosísimas ‘swifties’— son buenazas para cachar todo (y después la cantante lo confirma con likes en publicaciones de redes sociales y, algunas -pocas- veces también en entrevistas).
Pero bueno, vayamos a lo que nos interesa: en la canción “Dress”, del álbum ‘Reputation’ -lanzado en 2017-, Taylor Swift relata la historia de dos personas que llevan su relación en secreto.
Our secret moments in your crowded room (Nuestros momentos secretos en una habitación llena de gente).
They got no idea about me and you (No tienen ni idea de ti y de mí).Flashback when you met me, your buzzcut and my hair bleached (El recuerdo de cuando me conociste, tú con el cabello rapado, yo de rubia platino).
Even in my worst times you could see the best of me (Incluso en mis peores momentos, puedes ver lo mejor de mí).Con esas pistas, las swifties supieron que la pareja se pudo haber conocido en la Met Gala de 2016, cuando TayTay llevaba su cabello rubio platino y donde el actor también estuvo.
En 2018, dos años después de que iniciaron su relación, Joe Alwyn fue quien confirmó abiertamente su relación con Taylor y dijo que buscaban tener privacidad.
En una entrevista con Vogue, el actor dijo que “hemos mantenido todo en privado con éxito y las personas ya lo asimilaron” y aunque para entonces ya se sabía que la rola “Gorgeous” habla de él, Alwyn dijo que “prefiere hablar de trabajo”.
Taylor, tan fiel a su estilo, ha hablado sobre su relación a través de sus canciones.
Por ejemplo, en ‘Reputation’, la rola “Delicate” habla sobre cómo le confiesa sus sentimientos al actor.
Más adelante, “Lover” (del álbum del mismo nombre); luego tanto en ‘Folklore’ como en ‘Evermore’ hay colaboraciones de ambas en algunas canciones (Joe las firmó bajo el seudónimo William Bowery), como en “Betty”, “Exile”, “Champagne problems”, “Coney island” y “Evermore”.
Y nomás por no dejar: el nombre completo del actor es Joseph Matthew Alwyn y nació el 21 de febrero de 1991 en Kent, Reino Unido.
Además de actuación, también le ha hecho a escribir y componer canciones (como te contábamos).
Estudió en la escuela de teatro del Royal Central School of Speech and Drama de Kent y ha aparecido en la película ‘The favourite’ de 2018 y que protagonizan Olivia Colman, Emma Stone y y Rachel Weisz.
También en ‘Harriet’, película de 2019, y uno de sus últimos trabajos es de 2022 en ‘Catherine Called Birdy’, dirigida por Lena Dunham.
Muchas personas no son conscientes de los riesgos, limitaciones y engaños publicitarios detrás de los suplementos que prometen curarlo todo.
Desde colágeno en polvo hasta gomitas para la inmunidad, los suplementos están en todas partes: en nuestros mensajes de Instagram, en los estantes de los supermercados y llenando el botiquín de nuestros baños. Se comercian como curas rápidas contra los males de la saludo modernos, con la promesa de darnos mejor sueño, piel reluciente, mayor concentración y hasta más longevidad.
Como nutricionista, frecuentemente me preguntan si los suplementos valen su costo, y la respuesta es: depende. Basado en lo que afirman online, creerías que pueden curar casi todo.
Mientras que algunos suplementos sí cumplen un papel valioso bajo ciertas circunstancias, suelen ser malentendidos y frecuentemente sobre promocionados. Sin embargo, muchas personas no están conscientes de los riesgos, limitaciones y trucos publicitarios detrás de las marcas.
Aquí planteo 5 cosas que me gustaría que la gente supiera antes de comprar suplementos.
Si puedes obtener un nutriente de tu dieta, eso casi siempre es la mejor opción.
La Agencia de Normas Alimentarias de Reino Unido define un suplemento alimenticio como un producto “destinado a corregir deficiencias nutricionales, mantener una ingesta adecuada de ciertos nutrientes, o apoyar funciones fisiológicas específicas”.
En otras palabras, los suplementos están ahí para ayudar tu dieta, no reemplazar los alimentos reales.
Los alimentos integrales proporcionan mucho más que nutrientes aislados. Por ejemplo, pescado graso como el salmón no solamente provee grasas omega-3, sino también proteína, vitamina D, selenio o otros compuestos beneficiosos. Estos interactúan de maneras que no entendemos completamente y sus efectos combinados son difíciles, si no imposibles, de replicar con suplementos.
Los científicos han tratado de aislar los “ingredientes activos” de frutas y vegetales para recrear sus beneficios en pastillas, pero sin éxito. Las ventajas parecen venir del alimento completo, no de un solo compuesto.
Dicho eso, hay circunstancias en las que los suplementos son necesarios. Por ejemplo, el ácido fólico se recomienda antes y después del embarazo para reducir el riesgo de defectos en los tubos neurales del feto.
La vitamina D se recomienda durante los meses de invierno cuando la luz del sol es limitada. Las personas que siguen una dieta vegana podrían necesitar vitamina B12, que es la que más se encuentra en productos animales.
Es mucho más fácil tomar demasiado de un suplemento que sobrepasarse con la comida. A corto plazo, eso puede generar efectos secundarios como náusea o diarrea. Pero a largo plazo, el sobreconsumo puede tener consecuencias severas.
Muchas personas toman suplementos durante años sin saber si los necesitan o cuántos son demasiado. Vitaminas solubles en grasa como la A, D, E y K se almacenan en el cuerpo en lugar de ser excretadas.
Demasiada vitamina D, por ejemplo, puede producir una acumulación de calcio, que puede dañar los riñones y el corazón, así como debilitar los huesos. Dosis altas de vitamina A pueden causar daños al hígado, defectos de nacimiento durante el embarazo y una disminución de la densidad ósea.
Incluso las vitaminas solubles en agua pueden causar problemas, ya que se ha vinculado el sobreuso a largo plazo de la vitamina B6 con daños a los nervios.
Como la mayoría de las personas no revisan regularmente sus niveles de nutrientes en la sangre, muchas veces no se dan cuenta de que algo anda mal hasta que aparecen los síntomas.
Si pasas unos minutos online probablemente verás suplementos promocionados como “fortalecedores del sistema inmune”, “naturales”, o “desintoxicantes”. Estas palabras pueden sonar convincentes, pero no tienen ninguna definición científica. Son términos de mercadeo.
La agencia que controla las normas de la publicidad en Reino Unido (ASA, por sus siglas en ingles) tiene reglas sobre cuántas atribuciones de la salud pueden hacer, incluyendo en las redes sociales. Pero hacerlas cumplir es difícil, especialmente con el mercadeo de influenciadores y programas afiliados.
Las estrategias de mercadotecnia conocidas como marketing multinivel (MLM) añaden más complejidad. Los vendedores, que suelen no tener capacitación médica ni científica, promueven los productos en base a anécdotas personales en lugar de evidencia.
Aunque ASA provee guías específicas de cómo los vendedores de MLM pueden promocionar los suplementos, estas reglas son frecuentemente ignoradas, y raramente impuestas y suelen escurrirse entre brechas reguladoras, lo que da lugar a unas atribuciones verdaderamente extraordinarias.
El mercado global de suplementos está avaluado en más de US$100.000 millones. Como cualquier gran industria, sus metas son crecimiento y ganancias. Eso influye en cómo los productos son desarrollados y comerciados. Si un suplemento realmente funcionara, sería recomendado por médicos, no influenciadores.
Algunos suplementos están respaldados con evidencia, pero estos tienden a ser menos llamativos que otros, como el hierro o la vitamina D.
Muchos otros son publicitados con afirmaciones que van mucho más allá de lo que los estudios demuestran y frecuentemente son promovidos por personas que no tienen capacitación formal en nutrición o cuidado de la salud.
Que estén disponibles sin receta médica no significa que un suplemento es seguro. Aún cuando los productos estén etiquetados como “naturales” pueden reaccionar con medicamentos o causar daño.
La hierba de San Juan, usada algunas veces para levantar el ánimo, puede tener efectos secundarios peligrosos si se toma con algunos antidepresivos, anticonceptivos o fármacos para la presión arterial.
La vitamina K puede interferir con anticoagulantes como la Warfarina. El hierro de dosis alta puede producir problemas digestivos y afectar cómo algunos antibióticos son absorbidos.
Muchos suplementos no han sido puestos a prueba en términos de seguridad para personas embarazadas. Se sabe que otros, como la vitamina A de dosis alta, puede ser perjudicial durante el embarazo y ser traspasada a través de la leche materna.
Si estás embarazada, lactando, tomando medicamentos o lidiando con una condición de salud, habla con un farmacéutico, médico general o dietista antes de empezar a tomar un nuevo suplemento.
Los suplementos pueden ayudar a la salud cuando hay una necesidad específica, pero no son un remedio universal. Antes de gastar dinero en un producto que promete mucho, hazte esta pregunta: ¿Realmente lo necesito o no sería mejor gastar el dinero en comida saludable?
*Rachel Woods es catedrática senior de la Universidad de Lincoln. Su artículo original fue publicado en The Conversation, cuya versión en inglés puedes leer aquí
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